Colombia sufre los efectos del cambio climático como olas de calor e inundaciones, pero el gobierno promueve una política medioambiental positiva en el extranjero que los ecologistas critican por contradecir la realidad nacional. Aunque el gobierno apoya combustibles renovables, sigue apostando por la minería de carbón y la exploración petrolera, amenazando ecosistemas frágiles.
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Colombia enfrenta el cambio climático y críticas por política ambiental
1. El país vulnerable: El cambio climático obsequia a Colombia con calor
extremo e inundaciones a partes iguales. El gobierno hace propaganda de
su política medioambiental en el extranjero. Un autobombo fuera de lugar,
según los ecologistas.
La situación resultó paradójica: en diciembre de 2010, el nuevo presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, pretendía viajar a México para debatir los
pasos a seguir contra el cambio climático en la Conferencia del Clima de la ONU
en Cancún. Pero justamente fue el cambio climático el que le impidió viajar
hasta la ciudad mexicana. Santos tuvo que quedarse en Colombia y decretar el
estado de emergencia. En su país había llovido con una intensidad no vista
desde hacía cuarenta años. Con terribles consecuencias en forma de crecidas
de los ríos y corrimientos de tierra que arrastraron consigo a seres humanos
hacia la muerte. La culpa la tuvo, según los meteorólogos, un episodio
especialmente fuerte, largo y persistente del fenómeno climático de El Niño en
el Pacífico ecuatorial. A principios de 2010, Colombia padeció una ola de calor
que desembocó en una aguda escasez de agua y desencadenó incendios
forestales.
Páramos amenazados
El gobierno colombiano prevé que, en algunos lugares, las temperaturas
asciendan en los próximos diez años entre dos y cuatro grados. Una amenaza, la
del calentamiento, especialmente grave para los "páramos", pantanos altos con
un delicado ecosistema. "Estimamos que el 75% de los páramos desaparecerán
si las temperaturas siguen en ascenso", explica Gustavo Ampugnani,
coordinador de Greenpeace para Latinoamérica. Temperaturas en ascenso que
ya han provocado que los glaciares andinos del país hayan menguado de forma
considerable.
La escasez de agua y la sequía tienen consecuencias para el suministro de agua
y la producción de electricidad del país: unos pocos ríos abastecen de agua al
70% de la población. Y Colombia genera hasta un 85% de la electricidad a
partir de energía hidráulica. Para la costa del Océano Pacífico, en cambio, el
gobierno espera un aumento de las precipitaciones y un ascenso del nivel del
mar de 40 centímetros hasta el año 2060.
¿Colombia, potencia medioambiental?
2. Contra ello, el gobierno colombiano ha dado pasos en materia medioambiental
de los que se jacta en el extranjero. En el marco de la Conferencia del Clima de
Copenhague de 2009, Álvaro Uribe, presidente entre 2002 y 2010, llegó
incluso a describir a Colombia como paraíso del medio ambiente, un país con
ideas inteligentes. En el marco del programa de protección forestal
"Guardabosques", por ejemplo, 66.000 familias recibieron dinero por no talar
el bosque para destinar el terreno a plantaciones de coca. Según los datos del
gobierno, cada año desaparecen 200.000 hectáreas de bosque que son víctimas
de las plantaciones de coca. Las grandes urbes, afectadas por los atascos y el
esmog (niebla mezclada con humo y partículas en suspensión), apuestan por
conceptos de movilidad inteligentes: Bogotá ha ampliado el servicio de
autobuses y ahorra con ello 300.000 toneladas de CO2 anuales. También Cali,
Pereira y Medellín cuentan con nuevas estrategias para sus servicios de
autobús y metro. En Medellín, además, seis líneas de teleférico tienen como
objetivo permitir un acceso más rápido al metro a los habitantes de las
barriadas ubicadas en la parte alta del Valle de Aburrá.
Pero el gran argumento del gobierno en materia de política medioambiental lo
constituyen los combustibles agrícolas, cuyo desarrollo sigue impulsando Juan
Manuel Santos, candidato y hombre de confianza de Uribe. Colombia apuesta
por carburante ecológico a partir de aceite de palma, así como etanol de caña
de azúcar, del cual Brasil se ha convertido en el mayor productor de
Latinoamérica. El gobierno reitera, una y otra vez, que no se talará selva ni se
destinará superficie de cultivo a los combustibles agrícolas. Un certificado
propio debe ser el encargado de dar fe de ello.
Críticas de los grupos ecologistas
Pero los ecologistas colombianos critican con dureza a su gobierno: mientras
Colombia se muestra como país ejemplar en materia medioambiental de cara al
exterior, de puertas para adentro no cumple con sus pretensiones. "Existen
graves contradicciones entre el discurso y la realidad nacional", explica en un
análisis Tatiana Roa, de la organización Censat. "La cuestión medioambiental
apenas sí juega un papel a nivel público", añade Hilmar Ruminski, experta en
Colombia de la Fundación Friedrich Ebert.
Es sabido que se tala bosque para destinar la superficie a los combustibles
agrícolas. El Grupo de Trabajo Suiza-Colombia (ASK, por las siglas en alemán)
habla de la plantación de "diversos miles de hectáreas de palmas aceiteras
3. contra la voluntad declarada de los legítimos propietarios de la tierra" y de "la
deforestación asociada de grandes superficies". Censat informa, asimismo, de
talas vinculadas al continuo surgimiento de nuevos pastos para el ganado y
superficies de cultivo.
Carbón y petróleo para el futuro
Pero las críticas van más allá. Porque, pese al declarado compromiso con la
protección del medio ambiente, Colombia sigue apostando con fuerza por los
combustibles fósiles como el carbón o el petróleo. Tras Rusia, Colombia es el
segundo proveedor más importante para las centrales térmicas de carbón
alemanas. Además, en Cerrejón, al norte del país, se encuentra la mayor mina
de carbón a cielo abierto del mundo. Los yacimientos siguen siendo explotados
y, según Censat, todo ello acompañado de la deforestación de grandes
superficies. Además, hay planes para realizar perforaciones petrolíferas en el
Caribe y en el área del Amazonas, entre otros lugares.
Una doble amenaza se cierne actualmente sobre la naturaleza en Colombia: la
amenaza climática y la política. "La política medioambiental no ha
experimentado ningún tipo de mejora bajo el mandato de Santos", resume
Ruminski, quien añade: "quizás aún está por llegar, dado que en otras áreas
como los derechos humanos Santos ha mostrado saber enfocar bien el
problema. Sin embargo, desde el punto de vista político, hasta ahora no es
posible vislumbrar una Colombia 'verde'".
Autor: Torsten Schäfer
Redacción: Emili Vinagre
Tomado de: http://www.dw-world.de/dw/article/0,,6424441,00.html