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El periodo de la Primera Republica
(1844-1861)
Decisiones de la Junta Gubernativa
En la madruga del 28 de enero del 1844 se reunieron los trinitarios y los conservadores en el
baluarte del conde para formar una Junta gubernativa provisional, y estaba prevista en la
“Manifestación” del 16 de enero. Estaba presidida, primero por Sánchez y luego por Mella.
Esta Junta negocio con el comandante, general Desgrotte, la capitulación de las tropas haitianas que
se hizo con la medición del recién llegado Cónsul francés en Santo Domingo, Saint-Denys testigo
ocular de aquellos acontecimientos. Fue bajo la suprema autoridad de mella que se produjo la
rendición de los haitianos la tarde del 28 de febrero.
En los días siguientes los pueblos del interior se adherían a la proclamación de nuestra
independencia nacional. Algunas comunidades se anticiparon a los emisarios que a la Junta
provisional había designado para atizar nuevas adherencia. Incluso las villas de San José de los
Llanos y la de Santa Cruz del Seibó se pronunciaron horas antes del memorable trabucazo. En
apenas quince días todos los pueblos organizaron su pronunciamiento en respaldo a la nueva
republica; ideada y fundada por Juan Pablo Duarte y sus discípulos.
El primero de marzo se reestructuro la Junta provisional y se definió la definitiva. Ahora la presiden
Tomas Bobadilla y lo integran; Manuel Jiménez, Manuel María Valverde, Francisco Javier Abreu,
Félix Mercenario, Carlos Moreno, Francisco del Rosario Sánchez José María Camionero, Ramón
Matías Mella, Manuel Echavarría y Silvano Pujol Secretaria de la Junta Gubernativa. Fue este el
primer gobierno dominicano, de carácter colegiado, integrado por once miembros, donde los
trinitarios quedaron en evidente minoría, perdiendo así el control político de la Junta.
Du primera disposición fue la emisión de un descrito donde se establecía que
“la esclavitud ha desaparecido para siempre del territorio de la Republica Dominicana y el que
propagase esta noticia será considerado como delincuente y castigado si hubiere lugar”
En realidad la esclavitud había desaparecido desde el principio de la ocupación haitiana de Boyer,
pero existía el temor entre los antiguos esclavos dominicanos de que “los colombianos” como
llamaban la propaganda haitiana a los trinitarios, la restablecerían, tan pronto se proclamaba la
independencia nacional.
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Debido a la presiones de los trinitarios, la Junta designo una comisión para viajar a Curazao y
trajera al país los exiliados Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez y Pedro Alejandro Pina. Los tres
volvieron el 15 de marzo por el puerto de Santo Domingo. Allí se les tributó un caluroso
recibimiento. Fue el arzobispo portes e infante quien saludó a Duarte con las siguientes palabras
“Salve padre de la patria”.
Otra importante decisión de la Junta Gubernativa fue el nombramiento de Pedro Santana como
general y jefe del ejército expedicionario que se dirigía al sur, para defender la frontera de la nueva
invasión haitiana que se aproximaba. Santana era propietario de hatos en la región Este del país. El
se había comprometido a última hora para contribuir con la acción separatista poniendo como
condición su jefatura en el nuevo ejército.
Batalla de Azua y Santiago
En los primeros días de marzo, Santana se encontraba en la capital, con un ejército de tres mil
hombres, compuestos por peones y lanceros de sus hatos, todos obedientes a sus órdenes. Con ellos
se dirigió al sus a resistir la quinta invasión de los haitianos que están dirigidos por Herard, buscaba
dejar sin efecto la independencia dominicana.
El ejército dominicano atravesó la amplia zona fronteriza dividiendo sus tropas en dos grades
columnas, una entro por el sur dirigida por Herard y la otra por el Noroeste, encabezada por Juan
Luis Pierrot, con el plan de tomar a Santo Domingo. Y mientras Santana partía al Sur, la Junta
nombraba a Mella para que organizara la defensa de Santiago. Fue el 19 de marzo cuando se
produjo la primera batalla entre las tropas de Santana y las de Herard, en Azua. El combate duro
dos horas y mitras los haitianos recogían sus muertos y heridos, Santana y sus tropas se retiraron a
Bani. Al día siguiente, Azua quedo ocupada por Herard quien reforzaba su ejército con nuevas
tropas llegadas allí, comandada por el general Soufront.
La retirada de Santana y sus soldados a Bani, donde permanecieron casi dos meses que ha sido
interpretado de diversas formas por los historiadores dominicanos. En realidad las tropas de Herard
no fue derrotada en Azua, sino en su marcha arrolladora hacia la capital dominicana, merito que en
justicia le corresponde al general Antonio Duverge, quien en diferentes puntos estratégicos ubicado
entre Azua y Bani, le cerraba el paso a los invasores que intentaban avanzar.
La situación de las tropas comandada por Santana empezaba a preocupar a la Junta Gubernativa.
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En ese sentido, la Junt5a dispuso que Juan Pablo Duarte, que había regresado el 15 de marzo, y
nombrado de inmediato miembro del mismo con el grado de General, presentara sus servicios
auxiliares al ejército del Sur, disposición que acato y de inmediato se dirigía a Bani con sus tropas,
en donde encontró y se puso en contacto con el General Santana, y en virtud de las ordenes que
llevaba trato de concentrar con un plan de ataque al enemigo acantonado en Azua.
El primero d abril el General Duarte le escribía a la Junta desde Bani, solicitándole que le permitiera
actuar solo con su división. Duarte se quejaba porque llevaba ocho días en Bani “Y en vano he
solicitado al General santana que formemos un plan de campaña para atacar al enemigo”. Unos
días después la Junta solicitud de Duarte fue ordénale que regresaran a Santo Domingo “Solo con
los oficiales del Estrado Mayor” frustrándose así sus empeños de entrar en acción contra la
desmoralizada tropas de Herard.
Las razones de la inmovilidad de Santana y el ejercito de Bani, secretas de Tomas Bobadilla que
había sostenido con el cónsul francés en Santo Domingo Saint-Denys, quien vino en enero del 1844
para seguir atizando entre los dominicanos el llamado Plan de Levasseur. Tanto Bobadilla como
Santana decidieron entregarse por completo a los planes de Denys. Ellos esperaban con ansiedad
una supuesta ayudad militar y económica de parte de Francia pero nunca llego. Después del 27 de
febrero ellos son los nuevos líderes afrancesados. Uno controlaba el poder político y el otro el
poder militar. Ellos al igual que Báez, no creen posible sostener la independencia nacional frente a
los haitianos sin la intervención de Francia. Por eso se han asociado contra los trinitarios, que
aspiran a una patria e independiente sin ataduras extranjeras.
Precisamente una de las quejas de Santana era diferente, pues los Cibaeños conocían que las tropas
que comandaba el General Pierrot se presentarían allí en cualquier momento. Las tropas invasoras
se presentaron en Santiago el 30 de marzo cuando se disponían a tomar la ciudad por asalto,
encontraron una fuerte y bien organizada resistencia, en la que se destacaron el general José María
Imbert, héroe de la batalla, batallo dirigido por Fernando Valerio y el fuego de la artillería de los
oficiales José María López y los hermanos Silvio y Dionisio Mieses. Después de seis horas de
combate, los haitianos quedaron derrotados, con cientos de muertos y heridos.
Mella, quien fue enviado a organizar la defensa del Cibao, no se encontraba en Santiago el 30 de
marzo, debido a que se día partía hacia San José de las Matas en busca de gentes y recursos. Antes
de partir había tomado todas las presiones de lugar, dejando un plan de ataque y designado al
general Imbert encargado del mando en Santiago mientras durada su ausencia.
El desconcierto fue tan grande entre los haitianos, que el general Pierrot se vio obligado a solicitar
una tregua, ocasión que aprovecho un grupos de oficiales dominicanos para comunicarle la falsa
noticia de que el presidente Herard había muerto en el ataque de Azua, y como supuesta prueba
mostraron una hoja imprenta que había sido preparada `por la Junta de Santo Domingo.
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Dice un testigo de aquella histórica jornada que esa inesperada noticia “no solo lleno de temor al
general Pierrot sino que parece que despertó su ambición de mando, pues desde luego tuvo la idea
de hacerse presidente de Haití, seguidamente pensó en la retirada, la que efectuó esa misma noche
dejando en el campo de batalla todo sus muertos y heridos”
Con la gente que Mella recluto en la Sierra pudo perseguir y acelerar la desastrosa retirada de los
invasores hacia la frontera.
Cuando Pierrot regresó a Cabo Haitiano se entero que Herard permanecía en pie de guerra en Azua.
En esos días, el poder político de Herard se había debilitado enormemente a la agitación que
realizaba en Puerto Principe los antiguos seguidores de Boyer. Pierrot al sentir que había
traicionado a su jefe, decidió a unirse a los adversarios de Herard, quienes ejecutaron un golpe de
estado el 2 de mayo llevando al poder al anciano general Felipe Guerrier.
Después de permanece casi dos meses en Azua, desmoralizado por la continua de sus tropas, Herard
decidió retirarse y regresar a su país para tratara de recuper el poder. Antes de partir decidió
incendiar a Azua pero fue perseguido por cuadrilla dominicanas. Cuando regreso a Puerto Principe,
comprendió que era imposible recuperar el poder y decidió embarcarse para el exilio.
Trinitarios contras afrancesados
La supuesta ayuda francesa, los socorros de ultramar, jamás llego al país, pero la petición hecha
atreves del cónsul Saint Denys se convirtió en la primera fuente de conflicto al interior del gobierno
colegiado. El segundo punto de conflicto entre los trinitarios y los conservadores, fue el desacato
del general Santiago a la presidencia de Duarte en Bani a finales de marzo.
La alianza entre liberales y conservadores que hizo posible la expulsión y derrota de los haitianos
llegaba a su fin.
En mayo la junta gubernativa decidió negar la solicitud de Duarte de ir al Cibao para atacar por la
reta guardia a las tropas haitianas, tras considerar que sus servicios eran más útiles en santo
domingo. El 26 de mayo la junta, convoco una asamblea abierta, en esta sesión Bobadilla pretendió
inducir a los asistentes a aceptar como conveniencia para la republica. El protectorado de Francia.
Impugnado por Duarte quien logro el apoyo de los asistentes, la propuesta de Bobadilla fue
rechazada. pero el cónsul francés amenazo con retirarse del país con sus compatriotas y los buques
de guerra estacionados en santo domingo , este documento fue aceptado por la junta y firmado por
sus miembros , a excepción del general Juan Pablo Duarte quien dimitió como miembro de la junta
y del comando de la provincia de santo domingo.
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Golpe de estado revolucionario
Aquella asamblea hizo comprender a Duarte que los trinitarios debían buscar el control de la junta
por la vía armada. Un grupo de 55 oficiales le enviaron una comunicación a la junta solicitándole
ascensos militares para los generales Duarte, Sánchez, Mella villa nueva y José Joaquín Puello. La
junta solo ascendió al coronel Puello al rango de general de brigada.
El 9 de julio los principales oficiales trinitarios, con Duarte y Puello a la cabeza, decidieron dar un
golpe militar, eliminando de la junta a los elementos afrancesados, dirigidos por Bobadilla,
caminero Abreu y Ruiz. Esos tenían como divisa alienar la parte del territorio dominicano.
A partir del golpe revolucionario se inicia el periodo nacionalista de la junta, ahora controlada por
los trinitarios y presida por Sánchez. Una de las primeras decisiones de la nueva junta ratificar a
Duarte como comandante militar de santo domingo. Contradicciones políticas en la capital se
reflejaban en el Cibao; Mella permeancia allí en sus labores políticas y militares. Él le había
informado a la junto acerca de ese antagonismo político, la cual tomo la decisión de nombrar el 18
de junio al general Duarte como su delegado en el cibao para que intervenga en las discordias y
restablezca la paz. En otra carta que Mella le envió a Sánchez, le expresa que los pueblos del cibao
habían acabado sus trastornos con la llegada de Duarte.
Las actividades políticas de Mella daban la sensación de que había surgido un gobierno al de santo
domingo en el Cibao este se relaciono con la gente de armas de toda la región, donde permaneció
hasta julio sembrando las ideas independentistas.
Contra golpe de Santana
Mella tuvo un buen plan ante el creciente auge de Santana; oponerle un hombre de las cualidades de
Juan Pablo Duarte. pero el plan de Mella no fue apoyado en la capital . Sánchez, presidente de la
junta, le advertía a Mella en la carta del 5 de julio que las exaltaciones tumultuarias en aquella
región eran el preludia de la anarquia.la actitud contemplativa de Sánchez y Puello, engatusados por
las habilidades y las intrigas de saint-denys ,quien llego a amenazar con retirarse del país si Santana
era decidido a cañonazos esto le permitió entrar a la capital el 12 de julio sin dificultades. Al día
siguiente sus soldados ocuparon militarmente a santo domingo. Santana asumió la presidencia de la
junta y el 16 de julio expulso del seno a los trinitarios.
Duarte y Mella desconocían el contragolpe militar de Santana, quien los destituyo de sus funciones
en el Cibao. Mella regreso a santo domingo para aclarar su situación y al llegar a la cuidad fue
apresado, junto a otros trinitarios. En esos días, Duarte se encontraba en puerto plata recibiendo las
manifestaciones de apoyo a su proclamación. El 22 de julio la junta, controlada por Santana, declaro
traidores e infieles a la patria a Duarte, Sánchez y Mella, Pina, Pérez, Gregorio del valle, entre otros
y ordenaba que todos fueran desterrados del país para siempre.
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Dictadura de Santana
Durante el período de la primera República, que empieza en 1844 y termina con la anexión a
España en 1861, la principal figura política y militar lo fue el general Pedro Santana, personaje muy
controversial en la historia dominicana. Él era propietario de grandes hatos en la región Este del
país, donde trabajaban cientos de peones, dedicados a la crianza y cacería de animales.
En los días previos al 27 de Febrero, decidió contribuir con la causa separatista. Fue nombrado
general del ejército que se dirigió al Sur para resistir la invasión haitiana que buscaba dejar sin
efecto la población de la independencia dominicana. Estando en Bani, donde permaneció a la
defensiva después de la batalla de 19 de marzo, decidió regresar con su ejército a Santo Domingo el
12 de julio para dar un contragolpe militar, poniéndole fin al control político que, durante un mes,
alcanzaron los trinitarios sobre la Junta Gubernativa. Desde entonces, Santana surge como la figura
que concentra el poder político y el poder militar. Bajo su poderosa influencia se convocó y sesiono
la primera constituyente, de donde nace su dictadura constitucional.
Establecido en el poder, como primer Presidente constitucional, el general Santana dispuso la
organización de un ejército más profesional, con sus divisiones y sus comandancias regionales y
locales. Aquel ejército de milicianos, que en sus primeros años tenía entre 8 mil y 10 mil miembros,
era completamente sumiso al déspota. En sus primeros años absorbía más del 80 por ciento de los
gastos corrientes del gobierno. Había que invertirlo todo en las actividades militares para prevenir
conspiraciones internas y nuevas invasiones haitianas. Nadie podía viajar de un lugar a otro sin
pasaporte que era dado por un jefe militar. Todos los hombres, entre los 13 y 60 años, debían
realizar el servicio militar obligatorio. Ninguna posada podía alojar a personas sin avisar primero a
la policía. Las sentencias de los tribunales militares no tenían apelación.
El primer aniversario de la independencia nacional fue celebrado por Santana fusilando a María
Trinidad Sánchez y sus compañeros, acusados por la justicia militar de organizar una conspiración
para derrocar al gobierno y facilitar el retorno al país a los desterrados líderes trinitarios.
El primer gobierno de Santana se enfrentó también con la iglesia católica que aspiraba recuperar sus
propiedades y privilegios, perdidos desde los primeros años del gobierno de Boyer. Mediante dos
leyes dictadas entre junio y julio de 1845, el gobierno había declarado bienes nacionales todas las
propiedades confiscadas por los haitianos en 1824. Parte de esas propiedades habían sido
acumuladas por la iglesia desde los tiempos de la colonia. Ahora que los haitianos ya no
gobernaban en Santo Domingo, la iglesia pensaba que era el momento para recuperar sus bienes y
privilegios, declarados bienes nacionales.
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Para reclamar sus propiedades la iglesia escogió como vocero a uno de sus miembros más
destacados, el sacerdote José María Bobadilla, hermano del influyente funcionario Tomas
Bobadilla. El cura tuvo una polémica pública con el ministro de Hacienda Manuel María Valencia,
quien defendía la posición del gobierno que se negaba a devolver los bienes eclesiásticos.
El debate degenero en un problema político. Las amenazas de Santana contra algunos miembros de
la iglesia, llevo al presbítero Bobadilla a salir del país, para evitar problemas. Tales contradicciones
mantuvieron a la iglesia siempre adversa al gobierno y dieron cabida también, meses después, al
rompimiento de las relaciones entre Santana y su socio Tomas Bobadilla.
Tomas Bobadilla se dedicó a su profesión de abogado y meses después fue electo miembro de la
cámara de diputados, denominada entonces como el tribunado, asumiendo un papel de opositor y
duro crítico a la política económica del gobierno. Las denuncias de Bobadilla en el Congreso llevo a
los más altos oficiales del ejército, manipulados por Santana, a solicitar su destitución en un plazo
de 24 horas. El congreso quiso resistir las presiones, pero el viejo zorro de la política, que conocía
muy bien las iras del dictador, prefirió renunciar y en junio de 1847 abandono el país, junto a su
familia.
Las próximas víctimas de la dictadura de santana fueron los hermanos José Joaquín y Gabino
Puello. Ambos patriotas de la independencia fueron acusados injustamente de conspirar contra
Santana. El creciente prestigio alcanzado por José Joaquín Puello preocupaba a algunos miembros
prominentes del gobierno. El Ministro de Guerra, general Manuel Jiménez, los acuso de una
supuesta conspiración, en unión de otras personas, y Santana, que veía crecer su descredito, ordeno
que ambos fueran ejecutados en diciembre de 1847.
Las grandes dificultades financieras con que se desenvolvía el gobierno, la crisis económica del
país, las exclusiones y las ejecuciones de opositores políticos, la resistencia de algunas instancias
militares en acatar las presiones de Santana, la creciente oposición de Congreso, que la salida de
Bobadilla no pudo eliminar, influyeron en el ánimo del déspota, y como se encontraba enfermo y
deprimido, prefirió renunciar en agosto de 1848, ante el consejo de secretarios de estado, organismo
que asumió las funciones del Poder Ejecutivo hasta que el Congreso, reunido el 8 de Septiembre,
designo al ministro de Guerra Manuel Jiménez segundo presidente del país.