El documento analiza las acusaciones de traición contra el presidente Juan Manuel Santos. Argumenta que Santos basó su campaña en continuar las políticas de seguridad democrática del expresidente Álvaro Uribe, pero luego abandonó esas políticas una vez en el poder. También critica que Santos haya estrechado lazos con el presidente venezolano Hugo Chávez y que haya insultado a Uribe públicamente. Concluye que Santos engañó a los electores y merece ser considerado un traidor.
1. EL PODER Y LA TRAICION
La dignidad es una condición natural que enaltece el perfil humano cuando se asocia a la
exigencia de la verdadera identidad del don de gentes. A partir de esta realidad objetiva, cada
individuo es autor de su actuación ante el escenario social que lo rodea, y de la cual obtiene, o
sus merecimientos, o elige equivocadamente su propio sendero por donde transitan conductas
que se contraponen a la virtud de obrar bien.
La política, vista desde su contenido filosófico del pensamiento racional sobre lo que es en
esencia la responsabilidad del poder, no admite comportamientos que contradigan los
compromisos adquiridos por un gobernante ante la sociedad que gobierna, pues es evidente que
esto se convierte en una realidad de engaño ciudadano que lesiona la voluntad popular.
El por qué califican a Santos de traidor
IMAGENES DE LA DESLEALTAD
Pareciera imagen descriptiva de un judas que acecha.
¿Santos podrá negar que quien lo puso en la presidencia fue Uribe? Pues si no se atreve a
negarlo, tampoco podrá negar su condición de desleal con quien le heredó el poder.
Antecedentes: Juan Manuel Santos (candidato) estructuró una campaña presidencial cimentada
en la figura del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, pues en todas sus intervenciones
políticas utilizó la alta popularidad y el capital político de Uribe diciendo que iba a continuar con
2. las políticas de su gobierno, es decir, con la Seguridad Democrática, con la Confianza
Inversionista, y con la Cohesión Social. Por esta promesa, y por el guiño de buena fe que Uribe le
dio, 9 millones de colombianos lo eligieron presidente. Valga decir que el capital político propio
de Santos era inexistente, razón por la cual carecía de todos los medios políticos para llegar a ser
presidente con su propio programa.
De lo anterior se concluye en la verdad absoluta de que quien puso en la presidencia de la
república a Santos fue Uribe. Aquí empieza entonces el desengaño de los electores, pues tan
pronto asumió el poder, resolvió de tajo olvidarse del compromiso de gobernar con las políticas
que había prometido, lo cual constituyó un pecado social grave que consistió en engañar al
pueblo.
No significa que un gobernante no pueda actuar con sus propias políticas de gobierno, claro que
esto es legítimo si se hace elegir con sus propias ideas; solo que en este caso, y por las razones
expuestas, hipotecó esa independencia con tal de ser elegido presidente, y resulta que cuando se
compromete la palabra con el electorado, pues no hay alternativa diferente a cumplirle, si se es
coherente y respetuoso de la voluntad popular.
Lo ocurrido desde el inicio del gobierno Santos
En materia de seguridad, se abandonó la Seguridad Democrática con la cual se tenía derrotado al
terrorismo, y se optó entonces por el mecanismo del apaciguamiento, lo que contribuyó a
envalentonar a los terroristas que estaban en desbandada y les facilitó el regreso a los sitios de
donde habían sido desterrados, con la consecuencia del incremento nuevamente de los actos
terroristas y el secuestro. De ese envalentonamiento nació la debilidad del gobierno de invitarlos
a dialogar y a ‘negociar’ la paz, de lo cual están hablando en Cuba, pero partiendo del hecho
exigido por las FARC de plena impunidad para ellos, es decir que no van a pagar ni un día de
cárcel por sus crímenes de lesa humanidad. Esto es apenas el abrebocas, falta ver qué mas
concesiones exigirán y si el gobierno esté dispuesto a concederlas. Lo que se puede colegir es que
si se hubiera cumplido con la promesa de continuar con la Seguridad Democrática, pues
seguramente no se estuviera en la instancia de negociar la ley con el terrorismo.
Lo anterior significa que se cambió el rumbo que le había dado al país el programa de la
Seguridad Democrática en cuanto al avance fundamental en el orden público, y por consiguiente
en progreso. A través de esta política de Seguridad fue como se desvertebró el secretariado de
las FARC que nunca había sido tocado por la autoridad, y se dejaron planeadas y en marcha las
operaciones de seguimiento militar que muy al principio del gobierno Santos terminaron dando
de baja a los alias “Mono Jojoy” y “Alfoso Cano”. Además hay una verdad evidente que consiste
en que de la SEGURIDAD depende ‘la confianza inversionista’ y la ‘cohesión social’.
3. Se sabe plenamente del apoyo que Chávez le da a las FARC en Venezuela, lo que significa que
este individuo conspira contra Colombia, lo cual, en un acto de patriotismo y en defensa de la
soberanía colombiana, le fue puesto al descubierto en la OEA por orden de Uribe y con plenas
pruebas. Esta fue la razón para que Chávez se dedicara a vociferar en forma por demás oprobiosa
contra el presidente Uribe. Pues quién lo creyera, pero a la semana siguiente a la posesión,
Santos se fue a Santa Marta a abrazarse con Chávez y a expresarle que lo consideraba el “nuevo
mejor amigo”. De este encuentro resultó, que seguramente cumpliendo exigencias de Chávez, el
gobierno de Santos se olvidó del tema de las FARC en Venezuela (lo cual indica complicidad con
desestabilización a nuestra democracia), y también del convenio que Uribe tenía con EE.UU.
para apoyar a Colombia con asesoramiento especializado y tecnología para las bases militares
colombianas para la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, y el mercado negro de armas para
los grupos armados ilegales, aspectos estos en que están involucrados los amigos de Chávez: Las
FARC y el ELN.
Y por si fuera poco, el ungido presidente, a cambio de tener por lo menos una deuda de gratitud
con quien le heredó el poder, pues en respuesta a críticas de Uribe por los vacíos de gobierno,
Santos no confrontó el debate con ideas, sino que ha decidido ofender de manera grave a su gran
benefactor político, como por ejemplo, decirle “Rufián”, expresión excesivamente irrespetuosa y
calumniosa para con el ex-presidente, pues el significado en el diccionario, dice: “Traficante de
mujeres públicas, hombre vicioso y despreciable”. Como dice el dicho popular: ‘así paga el diablo
a quien bien le sirve’.
Parecen entonces suficientes los motivos para que los engañados electores califiquen a Santos de
traidor.
Jaime Castro Ramírez
Febrero 3 de 2013