Denuncia en la Justicia Federal por la salud en La Rioja
No más gobiernos-de_rodillas_jvm
1. No más gobiernos de rodillas
Por Josefina Vázquez Mota
Durante años los mexicanos percibimos que en muchos lugares del país
campeaban en los gobiernos, lacras terribles como la corrupción, la
complicidad o el contubernio con la delincuencia, la impunidad y la
irresponsabilidad, que provocaban que en lugares específicos del
territorio operaran sin restricción alguna prostíbulos, distribuidores de
contrabando o drogas; mafias de intermediarios o caciques y demás
actividades ilegales que en ocasiones perturbaban la tranquilidad de
nuestros pueblos y ciudades.
Y la pregunta era: ¿Por qué si todo mundo sabe dónde están los
delincuentes y dónde operan, el gobierno no hace nada? ¿Por qué se
tolera que esta gente realice sus actividades ilegales sin que nadie la
moleste? El ex gobernador de Nuevo León y ex diputado federal del PRI,
Sócrates Rizzo, dejó al descubierto la realidad del México de antaño:
“Durante los regímenes priístas, el Presidente tenía un fuerte control de
las rutas del narcotráfico, lo que impedía que hubiera ataques a la
población y la violencia que hoy vive México…”. Reconoció que: “De
alguna manera se tenía resuelto el conflicto del tránsito de drogas; yo no
sé como lo hayan resuelto otros gobiernos, pero había un control y había
un estado fuerte y un presidente fuerte y una Procuraduría fuerte y había
un control férreo del Ejército y entonces de alguna manera decían ‘tú
pasas por aquí, tú por aquí, pero no me toques aquí estos lugares’”.
Al respecto, no hay más que decir que a confesión de parte, relevo de
prueba.
Esta confesión del ex gobernador Rizzo no sólo es clara y contundente,
expresada con conocimiento de causa y en pleno uso de sus facultades
mentales. Esto, porque cuando se va revelando en voz de algunos
priístas la verdad de la inmoralidad y la corrupción existente durante sus
gobiernos, de inmediato algunos otros de su mismo partido ponen en
duda las capacidades mentales de aquellos que en su momento fueron
“los mejores hombres del partido”, como le ocurrió al ex Presidente,
Miguel de la Madrid, quien aseveró que durante el sexenio del ex
Presidente Salinas hubo corrupción del mandatario y nexos con el
narcotráfico de su hermano Raúl.
Lo que queda claro es que el crimen organizado fue adquiriendo cada
vez mayor poder en nuestro país, porque las autoridades pactaron con
los criminales operar al margen de la ley a cambio de mantener una
supuesta, costosa y corrupta y al final de cuentas inexistente
tranquilidad.
2. Durante el gobierno estatal de Fernando Canales Clariond, del PAN,
entre 1997 y 2003, se tuvo por primera vez un combate directo contra el
narcotráfico. De entonces para acá, con los gobiernos del PRI se volvió a
la tolerancia que finalmente colapsó, con la era de los narcobloqueos, los
enfrentamientos violentos y el desafío a la autoridad por grupos de
jóvenes movilizados por el crimen organizado.
Rechazar tajantemente la mera sugerencia de pactar con la delincuencia
a cambio de una ficticia paz, es condición obligada para fortalecer el
Estado de Derecho y evitar que una vez más los gobiernos se pongan de
rodillas ante el interés perverso de individuos dispuestos a matar o
envenenar a nuestros niños y jóvenes con fines de lucro.
Necesitamos respaldar por completo la visión del Estado respecto a su
papel en este asunto, donde la seguridad depende de la acción eficaz de
los cuerpos policiales y de procuración de justicia y no de mantener
“apaciguados” a los delincuentes.
No es negociable el apoyo a la estrategia de combate frontal al crimen
organizado. No podemos permitirnos la tentación de volver a la
imperdonable negligencia y a la complicidad de antaño denunciada por
Sócrates Rizzo y dar paso a la simulación de una discursiva “paz social”
que esconde en realidad que los gobiernos o las policías actúan como
parte de la delincuencia.
Para los gobiernos de Acción Nacional es irrenunciable enfrentar al
crimen organizado y restituir con ello el estado de Derecho y la
salvaguarda y seguridad para todos los ciudadanos.
A la complicidad denunciada por Sócrates Rizzo se sumaba ya desde
entonces un sistema de justicia con debilidades y espacios de
discrecionalidad que terminaron por fortalecer la impunidad y el avance
del crimen organizado. La debilidad de instituciones, del sistema de
impartición de justicia y leyes ausentes o ajenas para enfrentar a la
delincuencia, terminaron por colocarnos en las circunstancias que hoy
conocemos. Tan graves las afirmaciones de que el Presidente en turno
acordaba las rutas que cada grupo del narcotráfico debía tomar dentro
del país, como afirmar que justo por eso había un Presidente fuerte, un
Estado fuerte.
No podemos permitir otra vez el engaño de quienes alardean de sus
experiencias en el gobierno, pero que en realidad pretenden restaurar
tiempos de la corrupción, entreguismo y la rendición de gobiernos ante el
poder de los criminales.