El documento discute los principios del buen gobierno y la importancia de la responsabilidad del Estado. Critica las negociaciones de paz con las FARC por concederles la impunidad y legalizar sus delitos de despojo de tierras. También critica al presidente Santos por regalar casas para promover su reelección en violación a la constitución, en lugar de crear empleos para que la gente pueda comprar sus propias casas con su trabajo.
Proyecto de reforma por los Derechos Políticos y Régimen Electoral
Arte de gobernar con visión y responsabilidad
1. ARTE DE GOBERNAR
La cultura política es una herramienta esencial de apoyo que aporta las condiciones cívicas
de educación requeridas para que luego la ciencia política encuentre el ambiente
ciudadano adecuado para implementar y fortalecer un sistema democrático. Si esta es
una necesidad en la formación del ciudadano del común, con mayor veraz lo es para la
denominada clase política dirigente que aspira a gobernar; pues pasa a ser de sentido
común que un gobernante debe conocer con absoluta claridad cuál es el rumbo de visión
futurista que debe darle al país y a su democracia.
El sentido del progreso es medible desde el punto de vista de la planeación estratégica del
desarrollo sostenible. Para esto se requiere el conocimiento de cómo orientar la política
del fortalecimiento democrático y económico, y para que este escenario sea viable es
condición la responsabilidad filosófico-política de estadista de quien dirige los destinos
nacionales.
Bien decía Churchill: “El político se convierte en estadista cuando piensa en las próximas
generaciones y no en las próximas elecciones”.
Responsabilidad de país versus fantasía política
En una sociedad democrática, quien ejerce el arte de gobernar debe ser un estratega que
haya sido formado en la visión de cómo ejercer el poder. Pero además debe tener la
condición de sensatez como pensador y ejecutor de las ideas políticas para poder
mantener el equilibrio republicano. El país requiere la garantía de la conservación de la
institucionalidad y por consiguiente el respeto a la constitución y la ley como baluartes del
Estado de derecho. Esto significa responsabilidad con el país, lo cual es vinculante con las
obligaciones adquiridas en el cumplimiento de las funciones propias del acto de gobernar.
Gobernar no es la fantasía de hacer exhibición de anuncios de ficción al mejor estilo del
populismo clásico socialista, pues esta práctica solo persigue el hecho de conquistar
voluntades incautas para convertirlas en incondicionales apoyos políticos electorales. La
realidad de gobernar debe convertirse es en a la obligación de ejecutar obras de beneficio
social, sin incluirle la extravagancia individualista del agregado de cálculos políticos.
Colombia y el proceso de paz
El gobierno no puede patrocinar saltos que resulten traumáticos para las instituciones y
las estructuras democráticas. De este estilo puede ser por ejemplo el presunto “acuerdo
de paz” que se cocina en Cuba, si se aceptan condiciones que lesionan el orden legal a
través de la impunidad que ‘beneficie´ a delincuentes que han cometido crímenes de lesa
2. humanidad, pues lo que se observa es que las FARC exigen no pagar cárcel por su historia
criminal, de tal manera que si esto ocurre, esa no puede ser una paz duradera, sino que
por el contrario, puede convertirse en un engaño duradero de continuidad de violencia
para el país. Los elementos esenciales como soportes para que pueda consolidarse la paz,
tienen que ser, sin lugar a duda, la existencia de la verdad, la justicia, y la reparación a las
víctimas por parte de sus victimarios.
No es entendible, que con la anuencia del gobierno, unos de los mayores usurpadores de
la tierra en Colombia, ahora se presentan en la Habana como benefactores del
campesinado, y hablando de la redistribución de la tierra. Es fácil entender que en esa
‘redistribución’ lo que persiguen es legalizar su delito de despojo de la tierra a los
campesinos. Pareciera que solo el gobierno no se da cuenta de la trama de esta maniobra
de las FARC. De igual manera, cualquier otra audacia del gobierno que comprometa la
democracia colombiana, constituirá un muy mal precedente para la finalidad de obtener
el beneficio de la paz.
En son de discusión, podría pensarse que “incautamente”, el gobierno Santos tampoco ha
entendido que un amigo protector de las FARC, como lo es Hugo Chávez, ofrece su
‘intermediación’ (aceptada por Santos) en el proceso de diálogos de negociación de paz
con el fin de buscarles el poder a sus camaradas. Bueno, también es posible que Santos lo
tenga bien claro…
Hay que reiterar que la paz la queremos todos los colombianos, pero no a cualquier precio
para la institucionalidad y la democracia colombianas. De tal manera que aquí no es válido
hablar de ‘manos negras’ enemigos de la paz.
El premio Nóbel de paz no se logra con un remedo de paz. Con este argumento tampoco
se logra una postulación fundamentada para lograr honores internacionales, como por
ejemplo, aspirar a la dignidad de ejercer la secretaría general de la ONU.
Baja política de mercadeo electoral
Un gobernante no puede olvidar que su obligación como representante de la sociedad es
trabajar durante ‘todo’ el periodo de gobierno realizando obras de beneficio social para
todos; pero de ninguna manera buscando la oportunidad para convertir la gestión de
gobierno en resultado de beneficio personal a través del cálculo político, y menos
haciendo propicia la ocasión para hacer política electoral a nombre propio, utilizando la
modalidad de los “regalos”, que por demás están prohibidos en la Constitución Nacional
en su artículo 355, que textualmente dice: ARTÍCULO 355. “ Ninguna de las ramas u
3. órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones en favor de personas
naturales o jurídicas de derecho privado”.
Casas regaladas
Hablando de regalos, y contrariando la prohibición constitucional al respecto, el típico
saso es el de las 100 mil “casas gratis” que el presidente Santos está promocionando
políticamente, y en forma explícita, poniéndolas al servicio de su reelección, pues así lo
interpretó cuando refiriéndose a este tema dijo: “Vamos por los votos”. También hay que
recordarle al presidente que el artículo 38 de la ley 996 de 2005, o ley de garantías
electorales, le prohíbe la participación en política a todos los funcionarios del Estado.
Consecuencia funesta
Si hacer política con la gestión de gobierno es censurable (y prohibido), qué decir de la
trascendencia negativa para un Estado que se convierte en benefactor, es decir que
subsidia a la gente regalándole “casas y cosas”. Esta es la peor práctica porque
simplemente es el hilo conductor hacia la vida sin esfuerzo, fomentando la ociosidad, y
haciendo dependiente a un sector de la población del otro sector que paga impuestos.
Este sistema, implantado por los regímenes socialistas, ha fracasado en todas partes del
mundo porque se desincentiva el trabajo, los medios de producción se hacen débiles, y
por consiguiente se fomenta el fracaso económico y social.
Estas no son pautas sensatas en el rigor del arte de gobernar. A la gente lo que hay que
darle es empleo para que con el producto de su trabajo consiga las “casas y las cosas”, y
además contribuya al crecimiento económico de la economía colombiana.
CONCLUSION: Con la posible paz a cualquier precio, y haciendo politiquería directa con las
casas regaladas, estos no pueden ser argumentos válidos que justifiquen una reelección
presidencial.
Jaime Castro Ramírez
Enero 27 de 2013