El relieve terrestre se ve afectado por diversos factores geológicos y climáticos a lo largo del tiempo. Los procesos internos como la tectónica de placas y la actividad volcánica moldean la superficie terrestre mediante la elevación y hundimiento de las zonas. Por otro lado, la erosión del agua, el viento y los glaciares alteran el relieve mediante la remoción y el transporte de materiales, dando lugar a formas características del paisaje.