Este documento presenta un libro titulado "El Salvador en 100 palabras" que contiene relatos y poemas cortos sobre la ciudad de El Salvador. El libro fue creado como una iniciativa del Liceo Diego de Almeida que buscó emular un concurso similar realizado en Santiago. El director ejecutivo de la Fundación Educacional El Salvador y la rectora del Liceo Diego de Almeida presentan el libro, destacando cómo recopila las historias y cultura de la ciudad a través de breves narraciones. Finalmente, el director de
4. PRESENTACION
E n sus manos tiene un resultado concreto del es-
fuerzo que realizamos como Fundación en pro
de “mantener comunicación y difusión de iniciativas
y logros de la red de establecimientos de la FEES”,
cuestión que nos llena de orgullo y satisfacción.
F ue en el Liceo Diego de Almeida donde se fraguó
la idea de replicar lo hecho por el Metro de San-
tiago, luego de tres años de trabajo que permitieron
compilar los relatos del concurso “El Salvador en
100 palabras”.
E stoy convencido de que no solo hemos dado una
pincelada a la memoria de nuestra ciudad en su
aniversario número cincuenta, sino que también
hemos dado un paso más hacia nuestro objetivo de
formar ciudadanos comprometidos, esta vez, litera-
riamente.
Sebastián Howard Montaner
Director Ejecutivo
Fundación Educacional El Salvador
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5. PRESENTACION
“
El Salvador en 100 palabras” es una
iniciativa del Liceo Diego de Almeida,
que intentó emular al ya clásico concurso
que nuestra capital Santiago creó. ¿Por
qué solamente nuestra metrópoli era digna
de breves narraciones?, ¿No se merecía
también un espacio literario el último cam-
pamento minero?
E sta expresión narrativa propia de la ac-
tualidad nos impacta por la capacidad
de síntesis que exige y la tensión interna
que genera en tan pocas palabras, mezcla
de narrativa y lírica nos participa de acon-
tecimientos y lugares comunes que permi-
ten a sus habitantes reconocer rincones,
experiencias, vivencias, pero lo mejor es
que permite a aquellos que no nos cono-
cen, imaginarnos.
Elizabeth Ciaffaroni Morales
Rectora Liceo Diego de Almeida
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6. PRESENTACION
M ás que palabras, más que historias, es-
tos cuentos y poemas son portadores de
la esencia de El Salvador, ligada al desierto,
el cobre y la voluntad de formar un hogar en
medio de uno de los ambientes más duros
del planeta. Y es precisamente ese temple el
que ha mantenido esta ciudad por ya medio
siglo, que nos ha entregado estas historias,
estos testimonios que sumados a los de tan-
tos otros, terminan conformando la cultura
de estas tierras y su gente, la misma que ha
acompañado a Codelco desde su creación y
que hoy, como tantas otras veces, permitirá
que caminen juntos hacia nuevos desafíos y,
sin duda, nuevas historias.
Historias de El Salvador.
Rodrigo Vargas Vargas
Director de Asuntos
Externos y Comunicaciones
CODELCO División Salvador
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7. Indice
GANADORES 2009 8 Homenaje a El Salvador 35
Una Ciudad más Allá del Cielo 9 Indio Muerto 36
El Salvador 10 Irrepetible Ciudad 37
Un Día de Nieve 11 El Salvador Vivirá por Siempre 38
Mi Abuelo 39
GANADORES 2008 12 Niños del Desierto 40
Ojos del Corazón 13 Pasos de Duendes 41
Déjà-No-Vu 14 Plasmar tu Esencia 42
No Pedí Llegar a El Salvador 15 El Salvador Será por Siempre 43
Raices de Cobre 44
GANADORES 2007 16 Recien llegado 45
Perros 17 Salvador 46
¿A Quién le Importa? 18 Tarde 47
El Cielo en la Soledad 19 El Entierro 48
Visión 20 Un Hombre 49
Sueño 21 El Encuentro 50
Mi Burbuja Romana 22 Una Postal 51
Vikingo 52
MICROCUENTOS 2009 23
Ganadores POESIA 2009 53
El Indio 25 A mi Querido Salvador 54
Cuidemos el Postre 26 Campamento Minero 55
Que no Sea mi Papá 27 El Hallazgo Salvador 56
Menciones Honrosas En El Salvador 57
Luna de Turquesas 28 Esperanza 58
Un Breve Paseo Salvadoreño 29 Sin Miedo a Terminar 59
Un “Salvador “de Otros 30
El Niño de Cobre 31
El Recorrido 32
En Ti Nací 33
Forjando Sueños 34
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9. 1ER LUGAR 2009
Una Ciudad Más Allá
Del Cielo
M ientras nevaba fuertemente, una pre-
gunta rondó mis pensamientos “¿exis-
tirá una ciudad más allá del cielo?”, no le
tomé mucha importancia, sólo seguí contem-
plando la nieve que caía lentamente en El
Salvador. Minutos más tarde, ya todo estaba
de blanco, los enormes pinos que adornaban
la ciudad se habían convertido en gigantes-
cas pirámides de hielo, las piedras se habían
transformado en pequeños trozos de cristal
que hacían lucir una brillante ciudad. Estaba
confundido, no podía entender el tan repen-
tino cambio, lo único que entendía es que sí
existe una ciudad más allá del cielo.
WILSON ASTUDILLO ROZAS
4º LEONARDO DA VINCI. 2009 9
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10. 2DO LUGAR 2009
El Salvador
E sta tierra que me vio nacer, pequeña ciu-
dad de calles largas que cobijó mis prime-
ros pasos, aventuras de niños exploradores,
los primeros llantos y también tristezas.
E sta tierra de mil aventuras, tiene historias,
maldiciones, leyendas que cuentan los vie-
jos, aquellos que se van y lloran por volver, de
los que llegan y muy pronto se quieren ir, pero
luego se enamoran de los cerros de colores,
las puestas de sol, los amigos, los amores. Sé
que un día también me iré, pero mientras tanto
voy a recorrer cada rincón, para no olvidar ja-
más este oasis en la montaña.
JAVIERA GONZÁLEZ MORALEDA
10 3º JULIO CORTAZAR. 2009
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11. 3ER LUGAR 2009
Un Día de Nieve
E l día que nevó en El Salvador, fue el más bonito,
todo se veía hermoso, los cerros blancos, la ciu-
dad sonreía, no importaba el frío que hacía, los dedos
se entumecían de tan sólo tocar la nieve, hasta que
empezó a derretirse desde los techos a la calle.
A l caer la noche las familias reunidas en la cali-
dez de sus casas hablaron de lo bien que lo
pasaron. Fue especial, nunca había visto tan-
ta nieve y gente feliz por esta causa. Lásti-
ma que sólo es una vez en el año y dura
un par de días.
FERNANDA GONZÁLEZ MORALEDA
3º JULIO CORTAZAR. 2009 11
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12. Ganadores 2008
Categoría Estudiantes
Liceo Diego de Almeida
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13. 1ER LUGAR 2008
Ojos Del Corazón
H oy despierto, vivo sin ver nada más que polvo
viento y concreto. Miedo e intriga me envuel-
ven. El sol como lluvia de flechas ardiendo cae
sobre mi hombro, sin noción de tiempo alguna,
cae la fría noche, siento como la dama oscura
se apodera de mi ser, congelándolo lentamen-
te. Deambulando en mis pensamientos, bajo la
destellante luz de mi única acompañante, me en-
cuentro conmigo en una especie de ilusión. Me
digo, aún no aprendes... esta utopía de polvo y
viento llamada El Salvador, no se ve, ni vive con
los ojos, sino con tu corazón.
DIEGO ROJAS GONZÁLEZ
4º CLAUDIO ARRAU. 2008 13
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14. 2DO LUGAR 2008
Déjà-No-Vu
C ada día es igual: Despierto. Ducha. Desayuno. Salgo apu-
rada. Timbre. Clases. Recreo. Clases. Recreo. Clases. Al-
muerzo. Clases. Regreso a casa. Pasa el tiempo. Duermo.
H oy, al fin, fue distinto: Desperté. Me duché. Desayuné. Salí
apurada. Timbre. Clases. Recreo. Clases. Recreo. Clases.
Almorcé. Clases. Recreo. Clases. Caminé a casa, vi a dos niñas
correr; mi mente, inconscientemente, viajó en el tiempo: yo era
una de esas niñas corriendo, junto a mis amigos, aquellos que
ya se han ido. Sonreí.
“ Quizás mañana me tocará a mí comenzar el viaje”, -pensé-
“abandonar mi mundo, vivir en otro”. Dejé de reír.
JAVIERA CASTILLO NAVARRO
14 3º PITÁGORAS. 2008
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15. 3ER LUGAR 2008
No Pedí Llegar a
El Salvador
S in querer llegué hasta aquí y comprendí tu
manera de vivir. Entre tus vientos nací, entre
tus cerros crecí, entre tu luz quise vivir y con
mucho dolor me tendré que ir.
YESSENIA LEDEZMA M
4º CLAUDIO ARRAU. 2008 15
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16. Ganadores 2007
Categoría Estudiantes
Liceo Diego de Almeida
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17. 1ER LUGAR 2007
Perros
E n la plaza, en la misma banca de siempre, vien-
do las mismas personas, me quedo sentada
viendo los perros y dándome cuenta que son más
perros que personas que habitan el campamento
de El Salvador.
CATEGORÍA PRIMER NIVEL DE ENSEÑANZA MEDIA
GUISELLA VICENCIO VICENCIO - 2º C. 2007 17
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18. 2DO LUGAR 2007
¿A Quién le Importa?
M e levanto tarde, llego tarde, y nuevamente al único que
le importa es al inspector del Liceo Diego de Almeida,
que eufóricamente grita: “Apurarse jóvenes”.
CATEGORÍA PRIMER NIVEL DE ENSEÑANZA MEDIA.
18 CATALINA GONZÁLEZ CORNEJO - 2ºC 2007
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19. 1ER LUGAR 2007
El Cielo en la Soledad
S e dice que aquí podemos tocar el cielo, pero que
también soportamos el calor del infierno. Yo vivo
acá, investigando este curioso lugar, donde coexisten
diferentes tribus, las cuales se comunican con dife-
rentes sonidos y comportamientos. Éstas, también a
la hora sin sombra, corren a sus guaridas a descansar.
En general, poseen una gran adicción al color cobrizo.
En la oscura y fría noche, luego de los bellos fuegos del
atardecer, no se divisa vida alguna. El lugar que inves-
tigo tú lo conoces, es tu hogar, tu hábitat, tu Salvador.
CATEGORÍA SEGUNDO NIVEL EDUCACIÓN MEDIA
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DIEGO ROJAS GONZÁLEZ - 3º B. 2007
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20. 2DO LUGAR 2007
Visión
H
ay gente que dice que El Salvador es
una burbuja, pero cómo saberlo si aún
no veo la luz.
CATEGORÍA SEGUNDO NIVEL DE EDUCACIÓN MEDIA
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FELIPE ROBLEDO GONZÁLEZ - 3º B. 2007
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21. MENCIÓN HONROSA 2007
Sueño
M e despierto con sueño, me visto con sueño,
camino hacia el colegio con sueño, salgo
a la plaza de El Salvador con sueño, vivo con
sueño, pero aún así tienen la osadía de decirme
¡Flojo!
CATEGORIA PRIMER NIVEL DE ENSEÑANZA MEDIA
ENRIQUE MOLINA AHUMADA - 2ºC 2007 21
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22. MENCIÓN HONROSA 2007
Mi Burbuja Romana
V oy por esa burbuja pequeña y aislada de la quejumbrosa
realidad, la que odio tanto, pero que quiero de igual forma.
E res especial ya que te distingues de las otras por esa pe-
culiar forma de casco romano.
A ñoro el día de tener que alejarme y marchar pronto de esta
burbuja que me envolvió y limitó a vivir por largo tiempo
las excentricidades de la vida. Pero sé que en la lejanía la re-
cordaré con gran aprecio y alucinaré con volver algún día. Es
que es imposible echar al olvido dieciocho años vividos en “mi
burbuja romana”…
CATEGORIA SEGUNDO NIVEL DE EDUCACIÓN MEDIA
22 ESTEFANY MARDONES GONZÁLEZ - 4ºB. 2007
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23. Microcuentos 2009
En los 50 años de El Salvador
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25. 1ER LUGAR
El Indio
E l hombre supo que había muerto cuando a su mujer
dos lágrimas le brotaron de sus ojos y se escurrieron
por los surcos de su piel curtida por sol, tierra y años.
A la usanza ancestral su cuerpo fue lavado, colocado en
posición fetal y cubierto por pieles. Para su funeral lo
llevaron hasta el cerro más alto, lo depositaron en el suelo
duro y árido y lo cubrieron con rocas de colores.
Su sueño de siglos fue perturbado por voces que no en-
tendía pero que denotaban alegría. El cerro escondía un
tesoro. Gracias por guardarlo, Indio Muerto.
RENÉ CARVAJAL LLANEZA
MARCA DOS 25
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26. 2DO LUGAR
Cuidemos el Postre
N i los Vega, ni los Herrera pueden quedarse con
la nieve de nuestros muros, debemos cuidarla
no dejar que se ensucie, siempre debe
estar inmácula dispuesta para que
doña Clara le agregue leche con-
densada y Nescafé, batirla con
cuidado y luego después que
se haya derretido en las calles
y sólo quede la escarcha como
único recuerdo de esa fies-
ta blanca, por un par de días
nuestro postre sería helado
de nieve, esa nieve que
jamás he vuelto a ver,
sentir ni probar, blanca
y sabrosa nieve salva-
doreña.
26 ROGER CHIRINO HONORES
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27. 3ER LUGAR
Que no Sea mi Papá
E l inquietante sonido de las sirenas
nos despierta, El Salvador se sacu-
de y abre los ojos. Escucho a mi ma-
dre decir, ¡es un incendio!, mientras
involuntariamente toca el otro lado
de la cama, el espacio frío le recuerda
que Rigoberto está de nochero. 30
años trabajando por turnos, carrilano
experto, su misión es mantener las
vías del ferrocarril, pero siempre
se descarrilan, ¡es que la mina se
mueve, me dijo un día!
Suena el teléfono... accidente en la
mina, no hay más datos, dice la ve-
cina que siempre sabe todo. Ojalá
no sea mi papá.
OMAR LORCA ARREDONDO
PACHO 27
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28. MENCIÓN HONROSA 2009
Luna de Turquesas
D e muchos soles y lunas incas, salió la fuerza con
que te engendramos, “luna de turquesas”. Cuando
el corazón de la “Mina Vieja” ya parecía estéril, entre
las manos resecas y tozudas de mineros que mordían
su rabia entre llantos secos; al otro extremo de cur-
vilíneos cerros, una tarde fría de julio, en 1954, el
Alicanto se posó en los pies de Mister Swayne, vestido
esta vez, con su plumaje de cobre. La tierra generosa
pintó una “salvadora” historia para el hombre un 28 de
noviembre de 1959. Trashumantes vencieron desti-
nos, en la fértil, vastedad del desierto.
CYNTHIA VEGA MARAMBIO
28 HIDRA
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29. MENCIÓN HONROSA 2009
Un Breve Paseo Salvadoreño
E sa noche llegué a un lugar extraño, en medio de
áridas rocas encontré un valle en el desierto. El
silbido de un viento sur me saluda, bajo un cielo infini-
tamente estrellado y yo, en un ávido paseo nocturno,
recorro este laberinto de semicírculos constantes. Es
casi media noche y he llegado al seno de una civiliza-
ción de minerales nobles y sulfatos diseminados. Jus-
to en este lugar mis pensamientos se remontan a una
época pasada, en donde el Inca sepultará su huella y
clamor pasajero. Mi paseo prontamente culmina en un
Cine Inca, donde me pregunto ¿cuándo será el próxi-
mo estreno?
PATRICIO ÁLVAREZ FUENTES 29
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30. MENCIÓN HONROSA 2009
Un “Salvador” de Otros
S in cuenta de los años que llevo en El Salvador,
soy una condenada a cadena perpetua, rea de los
cerros carmelitas, rodeada de formas selenitas, donde
el agua es un espejismo que solamente existe en mi
memoria.
Soy una gaviota transformada en Alicanto, prisionera
del cobre, que planea agobiada por el sol y el frío de la
noche, que hoy presencia los cincuenta años de El Sal-
vador, un “Salvador” de otros porque a mi, me condenó
a caer en las redes de tu amor.
ELIZABETH CIAFFARONI MORALES
30 GATO PATRIMONIAL
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31. El Niño de Cobre
S imón, un niño de once años vivía en El Salvador.
Su simpatía y generosidad eran valores que lo
destacaban. Con sus compañeros de curso se fue de
excursión al cerro, pero se apartó del grupo, pues un
resplandor le llamó la atención. Era el Alicanto que
con su brillo lo cegaba y al verse descubierto convir-
tió a Simón en cobre.
La familia de Simón lo buscó por todos lados, pero
nunca pudo hallarlo.
Así nació la leyenda del niño de Cobre; a él los mi-
neros se encomiendan cuando necesitan: trabajo,
seguridad y cobre para El Salvador.
SCARLETT LAGOS RIFFO
SCAR 31
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32. El Recorrido
U n cálido día de noviembre, María regresó a El Salva-
dor, la añorada ciudad que la acogió en su juventud.
Recorrió serena las calles que supieron de sus sueños y
esperanzas…
Visitó su hogar, en la Avenida Diego Portales, cerca de
la Escuela N° 1.
Caminó recordando sus propios pasos, dados hace ya
tanto tiempo…
Esperó frente a la oficina de su padre, deseosa que éste
saliera a su encuentro, pero entonces las lágrimas co-
menzaron a rodar por sus mejillas… su viejo hace años
ya había partido.
Miró al cielo y estuvo segura que habían hecho juntos el
recorrido.
32 MARÍA ELENA VEGA MUÑOZ
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33. En Ti Nací
E n ti nací ciudad de mis amores, con cada atar-
decer sobrevolado por el Alicanto me siento
resucitado. Tus calles gastadas me dan esperan-
za que podemos llegar a más años extrayendo la
riqueza de tus tierras, que en tanto tiempo me han
visto crecer y ser un trabajador más, que vive de ti.
Junto al cobre tantas leyendas han pasado por tus
alrededores y me siento cada día más apegado a
ti. Son en tus bellas noches bajo cielos estrellados,
cuando esperando otro turno en los paraderos, gas-
to sueños, resucito a la vieja Damiana para seguir
avanzando haciendo historia.
RICARDO MUÑOZ CONTRERAS
RAM 33
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34. Forjando Sueños
E n medio del desierto, entre cerros, incrustado
está El Salvador. Llegué gastando caminos cuan-
do era un muchacho; mis padres nunca entendieron
mis ansias locas de estar en el Norte, sin tener nadie
cercano por esos rumbos. Reconozco que el nom-
bre de la ciudad siempre me atrajo y más saber que
tenía forma de casco romano. Aprendí rápido el oficio
soñado de ser minero, el pasar entre polvo y roca me
daba vida.
En casi dos meses era experto minero, ahora son 35
años en esta tierra querida.
Fue en Salvador donde forjé mis sueños y formé una
familia.
YORKA RIFFO PÉREZ
34 CRISTAL
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35. Homenaje a El Salvador
U na vez trabajando en Potrerillos al tiempo yo vi nacer,
este bello campamento acogedor con la alegría de
un nuevo amanecer, se alzó hacia el futuro entre cerros
nuestro querido Salvador.
Se construyeron casas, escuelas, clubes, estadios, y pla-
za, engrandeciendo esta ciudad cordillerana.
Jardines florecidos que engalanan las mañanas y la ale-
gría de su gente, con cariño se desplaza.
Al cumplir cincuenta años de existencia hacia el futuro
hoy brindan homenaje, con alegría y emoción, por el co-
bre que extraen los mineros limpio y puro.
Te saludo Salvador con todo el corazón, juntos jefes, auto-
ridades, obreros y familiares.
JOSÈ MIRANDA MIRANDA
CAPRICORNIO 35
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36. Indio Muerto
N ativo, anaranjado, rugoso, con formas diversas,
te recuerdo en un imponente cuadro colgado en
el recién inaugurado cine de la ciudad. Ese eras tú,
el sustento de nuestro hogar, de nuestra ciudad, el
sueldo de nuestro país. Provenías de la profundidad
de la tierra, con la forma de un indio muerto que en
los arreboles de invierno mi padre me enseñó a reco-
nocerte. Qué cosas tiene la vida, paradojas diría la
profesora de castellano, un indio muerto dando vida a
El Salvador.
36 ROGER CHIRINO
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37. Irrepetible Ciudad
Q ue una ciudad sea la culpable de la continuación
de la vida de otra me parece admirable, más aún
que su preciso nacimiento haya permitido avivar la ago-
nizante esperanza a un puñado de familias, me parece
francamente hermoso.
En la cordillera, solitaria como la luna existe esta
ciudad silenciosamente importante, fecunda en cobre
y almas capaces de dar la lucha en beneficio de una
patria.
La ilusión allí es conmovedora, en su pequeña superfi-
cie se apuesta a la esperanza, una larga vida se huele
en los rincones, y yo me permito preguntar: Salvador
¿a ti quién te salvará?
FRANKLIN CORTÈS RODRÌGUEZ
FRANK 37
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38. E ntre cerros y montañas nace una joya en el desierto chi-
leno. Norteamericanos y Collas forjaron el gran Salvador
para extraer la riqueza del cobre en beneficio del país.
De gente esforzada y solidaria, una ciudad de una tranquili-
dad impagable.
Hombres, mujeres y niños luchando con la inclemencia del
clima para forjar un bienestar y futuro mejor.
Conocida mundialmente por la figura del casco romano,
por la calidad de su gente, por la pureza de su cobre y por
Cobresal.
Collas y amigos de otras culturas somos la gran familia sal-
vadoreña.
El Salvador vivirá por siempre.
JORGE ARAYA AHUMADA
38 AGUSTÍN
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39. Mi Abuelo
M e cuenta mi abuelo que, al tiempo de llegar de Po-
trerillos y viviendo en Montandón, altura de los 13,
año 77, su mujer de compras, sus hijas en la Escuela 1,
afeitándose en el baño, presiente que alguien le lanza
algo desde arriba del botiquín, en su rostro brisa helada,
saltó hacia atrás, cayendo al piso, a sus pies, un objeto,
imaginó un libro grueso, pesado, con un sonido seco, la
casa en silencio, observa el botiquín, nada, nervioso, un
frío intenso recorre su cuerpo.
No le contó a su mujer, se asustaría cuando quedara
sola.
GUILLERMO ALCAYAGA ZAMUDIO 39
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40. Niños del Desierto
S e hundía tranquilo el sol entre los cerros encendiendo
con la más arrobadora gama de colores las nubes y la
tierra, corrían casi entre sueños los dos niños, hijos del
rigor de la pampa y de la seguridad del campamento, sin
miedo por el desierto de El Salvador en su aventura de
poderosos y antiguos guerreros de la tierra.
Cuando les cayó la más clara de las noches -llena de ful-
gurantes astros vivos y expectantes- el Alicanto se posó
deslumbrante ante ellos mostrándoles el futuro. Agrade-
cieron emocionados los pequeños su niñez, y la magia del
lugar en que nacieron.
FREDDY ARAYA VALENZUELA
40 HARÙN
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41. Pasos de Duendes
U na mañana del verano de 1978, Montandón, altura
de los 13, siento llegar a mi mujer, abrir la puerta de
calle, entra al living, piso de madera, pasos caminando
hasta la cocina, deja sus compras y desaparece todo rui-
do, silencio total, yo, de turno “B”, acostado todavía, 11 de
la mañana, segundo piso, grito: ¡amor, por favor tráeme el
desayuno!, varias veces, nada, bajo las escaleras, reviso
toda la casa, pero no encuentro a nadie.
Cada cierto tiempo se repetía el mismo cuento.
Dos duendecillos juegan en el living, subiendo y bajando
las escaleras, hasta hoy.
JULIO ZAMUDIO SOLORZA 41
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42. Plasmar tu Esencia
A llá a lo lejos, tan lejos de la creación existen grandes
cerros calcinados por el sol, de inerte existencia,
pero de fértil producción que dan vida a esta tierra lla-
mada El Salvador.
Se habla de noches eternas iluminadas, estrelladas, que
obligan al silencio de tan sólo presenciarlas.
Pimientos que adornan las calles vacías, que cubren de
sol y de las noches frías.
Remolinos de tierra de discreta presencia parecen
borrar el tiempo y sacudir la ausencia del pasado de la
inocencia.
Ciudad indómita de gentil existencia, tu belleza intransi-
gente y tu cálida esencia nos hará recordarte eterna y
sentirte desierta.
LESLYE CORTÉS VALENZUELA
42 STELLA
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43. A l borde del Camino del Inca, entre cerros y montañas
nace una joya del desierto.
Ciudad cosmopolita, hombres y mujeres han formado gran-
des familias durante cincuenta años.
Hermosos recuerdos de este mineral, bella infancia de un
pasar tranquilo.
Obreros y profesionales que día a día extraen el cobre para
beneficio familiar y del país.
Personas de lucha abnegada, esforzada y solidaria.
Hombres, mujeres y niños con un sólo objetivo: luchar por
un futuro mejor.
Enfrentando al rigor del clima atacameño, Collas y amigos
de otras culturas somos la gran familia salvadoreña.
El Salvador será por siempre.
JORGE ARAYA AHUMADA
AGUSTÍN 43
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44. Raíces de Cobre
L lego a casa, mi hijo Pablo se acerca y tiernamente
me pregunta:
-Mamá ¿Dónde naciste tú?
Acongojada por mis recuerdos le respondo:
-En un lugar que es un milagro. Está en medio
del desierto inmenso y eterno, allí viven las manos que
despojan de sus entrañas el cobre puro, ¡incandescen-
te! Sus calles son amplias, amigables y solidaria es la
gente, sublimes las estrellas que alumbran todos los re-
covecos, el Camino del Inca, las chozas de los Collas, el
Cerro Indio Muerto, incluso el Estadio El Cobre, palacio
de Cobresal. Ese es mi pueblo, ese es El Salvador.
F
44 ALEJANDRA ROJAS ZUÑIGA H
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45. Recién Llegado
M e confundo, son todas las casas iguales. Ayer,
después de la entrevista de trabajo como operador,
caminaba a la casa de mis primos y cuando entré estaba
en una casa distinta. Un señor de canas y su mujer se
miraban con ojos llenos de amor, emoción y orgullo sin
notar mi presencia, “que personas más confiadas las de
este pueblo” pensé.
Frente a ellos sobre una mesa un bello reloj de oro me
decía que algo importante sucedía. Ella de pronto abrió
mucho los ojos, rodó una lágrima por su mejilla y abra-
zándolo le dijo: “no quiero irme”.
FREDDY ARAYA VALENZUELA
A HARÚN 45
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46. Salvador
...El sol se escondía tras el brillo de las estrellas. –Bienvenidos- a
doradas paredes donde el sol se dibujaba y un pueblo danzaba
entre recovecos un cotidiano vivir.
Yo, uno más de ellos. Pero un día casquetes de dolor resonaron en
cada peldaño de la ciudad y con manos ensangrentadas rasgaron
las paredes olvidando estandartes y su cruz y a la vez nuestro prós-
pero despertar.
Un largo camino Incas trazaron, junto a ellos me disfracé de cielo y
caliche en la pampa sembré, lágrimas doradas crearon llagas en la
cordillera, la nieve protegió, mis alas suturadas con hilos de plata…
De pronto, el hombre viejo se sienta a descansar, me presentó con
las estrellas, me habló de sol, cobre, quinua, agua sal, cariñosa-
mente me llamó El Salvador, justo cuando sus ojos rasgados se
convierten en horizonte, rojo fuego, mirando en dirección al mar.
Su silencio junto al mío se hicieron desierto, su mujer a través del
viento una poesía triste, canta en lamento al gran indio muerto se
hace de noche, la luna ya estalló y como todo ha de expirar, así me
despido yo. Mirad hacia el suelo, mi silueta buril de acero dibujada
con tus ojos se reencontrarán, recordarás este viejo cuento rajo
¿me llamarás?
MILENKO VILLALOBOS ROJAS
46 IBRED
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47. Tarde
N uevamente cae la tarde sobre mi cara, todo está en
tonalidades rojas, rojo marciano. Llevo media hora
corriendo. Volver, es como abrir un telón. En ese instante
quedan las montañas en perspectiva imponente, a punto
de venírseme encima, pinceladas de rojo cobrizo y ama-
rillo azufre, contra un cielo azul oscuro y sólido. Hoy una
sorpresa, la luna llena ya ha aparecido, me sorprende
puesta ahí, entre esos cerros momentáneamente colori-
dos.
En el cielo que parece acero templado, la luna se me an-
toja etérea, como un túnel, socavón que puede llevarme
a correr en ese bosquecillo, de cuarenta años atrás.
ALEX DURÁN ESPEJO
ROMÁN 47
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48. El Entierro
S ector Mina, año 78, el Chascón Núñez, de Oficina
de Tiempo y Hugo Mattos, de Control Tráfico, en su
ratos libres, se dedicaban a recorrer los cerros aledaños
a los túneles 2600 y 2660, con la idea de encontrar algún
entierro dejado, ya olvidado por los contrabandistas de
la época.
Un buen día llegaron con una caja de madera de diez
botellas de aguardiente con señales de óxidos alrededor
de las añosas tapas.
En la etiqueta se lograba leer: Fábrica de Alcoholes San
Javier de Loncomilla, aguardiente, 90°.
Dicha fábrica se había cerrado en 1950.
48 JULIO ZAMUDIO SOLORZA
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49. Un Hombre
S alió de su casa acompañado por los ladridos y corre-
rías de su fiel amigo. Bajo un pequeño refugio espera,
mientras el cielo se derrama generoso sobre la tierra
donde sólo florecen metales.
Durante la acompasada danza de hombres y máquinas,
el suelo abrupto le hace perder cadencia, disonar, caer.
En el instante en que algunos celebran el nacimiento de
otra tonelada, la tierra bebe la vida que a él se le escapa.
A la hora de la alegría, pocos saben la noticia. Nosotros
encumbramos nuestro andar montaña arriba, mientras el
viento pasea su estampa por fantasmales calles.
ERNESTO PINTO CASTILLO 49
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50. El Encuentro
A manece en El Salvador, es un día especial,
juega Cobresal, inicio mis faenas pensando
sólo en la salida, asistiré al fútbol junto a mi padre,
con quien comparto el mismo tablón por más de
30 años, salgo presuroso, faltan cinco minutos y él
ya está ahí, esperándome con su eterna sonrisa,
celebramos y discutimos cada jugada, al final el
resultado es una anécdota, nos miramos y despe-
dimos en forma especial, pues hoy se cumplen 30
años de aquel día en que un derrumbe en la Mina le
arrebató la vida, la misma Mina que hoy alberga mi
trabajo.
50 EDUARDO FERRADA
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51. Una Postal
H abiendo crecido en la ciudad de El Salvador, sabía
que dentro de mi memoria había una imagen que
fuera común para todos, con la que todo salvadoreño se
pudiera identificar. Mi respuesta, fue una sola. Una de las
cosas que suceden de manera especial en El Salvador
solamente, un apagón.
El Salvador a oscuras simplemente desaparece, como
el pequeño oasis de la humanidad que es. Y cuando esto
sucede, desaparecemos todos juntos; y nos reflejamos en
la luz de la luna que brilla de una forma que sólo el cielo
de El Salvador conoce.
Todo salvadoreño sabe lo que es desaparecer.
CARLOS LAU MORALES
CARLZ DASH 51
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52. Vikingo
U n niño recuerda la comparsa de la fiesta de
la primavera. Un gran dinosaurio, un dragón
echando humo por su hocico, pero sin duda el me-
jor de todos fue un gran barco vikingo con enormes
velas y potentes remos a sus costados y en cubier-
ta muchos y grandes vikingos, pero de todos los
vikingos a uno pudo reconocer, no sabe por qué,
no se parecía al de las revistas que hojeaba con
su papá, pero cuando lo saludó desde ese inmen-
so barco reconoció la sonrisa, no era una sonrisa
vikinga sino una sonrisa paternal.
52
ROGER CHIRINO HONORES
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53. Poesía 2009
en los 50 años de El Salvador
53
S
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54. A mi Querido Salvador
Reinaldo Araus Mancilla
No te vi nacer
Pero… si crecer
No estuve en tu nacimiento.
Llegué como todos
Por un tiempito no más
Hoy sumo varios años
Y dichosos nos vamos ya.
Llegamos ansiosos de ambiciones
De diferentes lugares y rincones
A tentar suerte y aportar lo suyo
Y nos adueñamos de lo tuyo.
Muchos ya no están
A sus tierras regresaron
Con sus recuerdos vivirán
Nunca, nunca te olvidaron.
De nuevas generaciones
Esos niños hoy son trabajadores,
Ellos lucharán para que no mueras
y que tu existencia sea duradera.
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55. Campamento Minero
Víctor Zambra Elgueta
En la oscura y estrellada noche
De nuestro Salvador.
El silencio nos parece ocultar
Una verdad que sin decirla nos da señales
para interpretarla.
A lo lejos envuelto en una nube de polvo
Nos mantienen despierto el sonar de algu-
nos motores
Aquí no hay rocío, tampoco golondrina y
príncipe
Sólo lo acompaña la noche y el silencio
Con una positiva y esperanzadora verdad
Sin querer revelarla
Ayer fue tu nombre EL SALVADOR
Quien entregó un trozo de futuro
De esta hermosa y oscura noche
Queremos despertarnos con un nuevo
Y próspero SALVADOR
Para que mi campamento minero
TENGA VIDA PARA RATO
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56. El Hallazgo Salvador
Yasna Miranda Garay
Hace muchos años llegó a estas tierras,
un extranjero en busca de sueños y aventuras
y su porfía sondeando estas sierras,
descubrió el yacimiento de cobre que anhelaba
y se fundara en la nada,
la pionera ciudad con calles tipo americanas.
Hombres llegaron atraídos por la fe de mejor suerte:
muchos encontraron éxitos y también la muerte.
Son miles los que habitan en sus casas;
hay hoteles, escuelas, hospital, estadios y plaza.
El Salvador dicen que se llama,
por salvar a la vieja mina
y a la compañía americana,
donde viven felices las familias
que ahí trabajan.
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57. En El Salvador
Yessenia Ledezma Moreno
Caminas entre ese viento,
viento que sopla sin parar.
Caminas entre ese desierto,
desierto que no se detiene a descansar.
Caminas entre los cerros,
cerros de un lejano mineral.
Caminas entre esa luz,
luz que embellece nuestro despertar.
Caminas entre la gente,
gente que pasa sin hablar.
Caminas entre ese silencio,
silencio que se escucha en toda la ciudad.
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58. Esperanza
Yasna Miranda Garay
Tiempo después de fundada la ciudad de El Salvador,
una pequeña niña de hermoso turquesa vistió,
sus cabellos de óxido reflejaban el sol,
todo aquel que venía, su afecto entregó
y sus labios de sutil rojo metal cubrió.
Con sus pies recorrió sus calles polvorientas
y en asfalto transformó.
Esperanza con el tiempo creció,
y en los corazones de los mineros se quedó.
El cerro a la niña un tributo le entregó
y sus pómulos de rojo intenso se tornó.
Muchos con ella trabajaron, dando vida
a la ciudad de El Salvador,
quienes extraen el cobre, generación tras generación...
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59. Sin Miedo a Terminar
Yessenia Ledezma Moreno
En este frío y templado desierto,
La luz del sol ilumina la cuidad.
Sin temor guías a tu gente; y
A esos trabajadores del esforzado mineral.
Luchas día a día,
Velando por tu paz.
Alcanzas a tocar el cielo,
Día y noche sin parar;
Orgulloso de tus años,
Ríes y celebras sin miedo a terminar.
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