El documento presenta la leyenda del Silbón, un niño caprichoso que mató a su padre cortándolo por la mitad y le sacó las tripas para dárselas de comer a su madre. Cuando la madre se dio cuenta, llamó al abuelo, quien amarró al niño a un árbol y le pegó latigazos con ají y limón en las heridas. Según la leyenda, ahora el Silbón ronda las casas silbando y si alguien se da cuenta al día siguiente aparece un familiar muerto.