“La Iglesia siempre procura mantenernos por el camino del bien donde principalmente esta presente el trabajo.”
FUNDAMENTOS
El hombre, desde siempre, en cualquier cultura y ambiente, ha tenido que trabajar para poder lograr su propia supervivencia en el transcurso de la vida.
Con el trabajo, el hombre ejerce la función transformadora de las cosas, al mismo tiempo que las innova.
El trabajo es una realidad muy propia del hombre; aparte de todo eso, el hombre se convierte, mediante el trabajo, en el dominador de la naturaleza por excelencia; he ahí la eminente labor que ejerce el hombre en su actividad diaria.
Hay que trabajar dignamente para ganarse el sustento diario realizando con la naturaleza lo que el creador nos encomendó. Esa debe ser una satisfacción para toda persona ya que al trabajar servimos al prójimo y cumplimos un mandato divino y al cumplir ese mandato divino nos santificamos.
2. ORÍGENES
El libro del Génesis (2,15), que narra el comienzo de
todas las cosas, nos dice que Dios creó al hombre
para que trabajase. En esta breve frase está el
fundamento de la dignidad de la persona.
No es el trabajo un castigo por el pecado original,
como algunos todavía creen, sino que es el medio
por el cual el hombre adquiere dignidad y se realiza
como ser humano.
3. El trabajo dignifica a la persona porque la hace
sentir capaz, útil, necesaria, autosuficiente y
perteneciente a una sociedad activamente
económica. Ganar algo por tu propio esfuerzo,
sin que nadie te regale nada, es parte del proceso
de realización personal.
4. El Papa Juan Pablo II nos decía que el trabajo es
"para la persona y no para el producto",
haciéndonos ver que no estamos tratando con
"máquinas", olvidándonos de la dimensión
humana.
El trabajo es una fuente de dignificación de la
persona. Dios nos puso en este lugar para llevar
su reino a la evolución.
5. FUNDAMENTOS
El hombre, desde siempre, en cualquier cultura
y ambiente, ha tenido que trabajar para poder
lograr su propia supervivencia en el transcurso
de la vida.
Con el trabajo, el hombre ejerce la
función transformadora de las cosas, al mismo
tiempo que las innova.
6. El trabajo es una realidad muy propia del
hombre; aparte de todo eso, el hombre se
convierte, mediante el trabajo, en el dominador
de la naturaleza por excelencia; he ahí la
eminente labor que ejerce el hombre en su
actividad diaria.
7. Hay que trabajar dignamente para ganarse el
sustento diario realizando con la naturaleza lo
que el creador nos encomendó. Esa debe ser una
satisfacción para toda persona ya que al trabajar
servimos al prójimo y cumplimos un mandato
divino y al cumplir ese mandato divino nos
santificamos.
8. EXPLICACIÓN
Trabajador y trabajo nos remontan al Dios del paraíso y
al taller de Nazaret, y en esos dos lugares, tan
santificados por la presencia de Dios, es donde se
descubre tanto la dignidad de la persona que trabaja
como el poder santificador del trabajo.
9. Nos dice la Biblia que el hombre ha nacido para el
trabajo como el pájaro para volar.
¿Qué diríamos de un pájaro que estuviese tendido
en tierra sin poder alzar el vuelo? Pues diríamos
esto: que es un pájaro que está enfermo y que nunca
se va a desarrollar como los demás compañeros
suyos, que gozan surcando el cielo.
10. Así también, el hombre que no trabaja no
desarrolla sus facultades, indica que algo
anormal hay en sus adentros, y que nunca
llegará a la perfección exigida por su naturaleza.
El trabajo hace vivir con dignidad, porque lo que
se come no es fruto del trabajo ajeno ni del, sino
de un esfuerzo noble y generoso.
11.
12. APORTES DE LA LABOREM
EXCERCENS
Es deber de la Iglesia: recordar siempre la dignidad
y los derechos de los hombres del trabajo; denunciar
las violaciones de esos derechos y orientar las
nuevas situaciones.
El trabajo, en cuanto problema humano, es el punto
central y la clave esencial de la cuestión social.
El trabajo está en función del hombre, no el hombre
en función del trabajo”.
13. Mediante el trabajo el hombre “no sólo
transforma la naturaleza humana, adaptándola a
sus necesidades, sino que se realiza a sí mismo
como hombre”.
La encíclica se refiere a que el trabajo es la vía
concreta para acceder a los bienes que están
destinados a un uso común.
La Iglesia considera un deber suyo la formación
de una espiritualidad del trabajo para que, a
través de él, los hombres se acerquen a Dios,
Creador y Redentor.
14.
15. “La Iglesia siempre procura mantenernos por el
camino del bien donde principalmente esta
presente el trabajo.”