El documento describe cómo era el viejo Valledupar, Colombia, donde las casas eran de bareque y había grandes matorrales con insectos. Los niños jugaban en las calles de barro y las abuelas esperaban con ansias los bollos calientes de la vecina Efrocina. Por las noches, los jóvenes jugaban a la ronda y los abuelos contaban cuentos para entretener a los niños antes de dormir. Con el tiempo, Valledupar creció y las pequeñas calles y casas de bareque se convirtieron en grandes