La Constitución española de 1978 estableció un Estado autonómico descentralizado. Dividió el poder entre el gobierno central y las 17 comunidades autónomas, cada una con su propio estatuto y competencias. Castilla-La Mancha se formó como comunidad autónoma en 1982 a partir de las provincias de Cuenca, Guadalajara, Toledo y Albacete, excepto Madrid. El PSOE ha gobernado la región la mayor parte del tiempo desde entonces.