Erich Fromm analiza en este capítulo la ilusión de la individualidad en la sociedad moderna y la diferencia entre libertad negativa y positiva. Argumenta que a pesar de que los individuos se han liberado de ataduras externas, carecen de pensamientos y sentimientos propios debido a la influencia de la opinión pública. Esto genera inseguridad e infelicidad. La verdadera libertad positiva implica espontaneidad y el ejercicio de la voluntad propia, lo que fortalece la identidad individual. Para que triunfe la democ
1. Instituto Teológico
Antropología Filosófica
Informe de Lectura
Libertad y Democracia
Erich Fromm
Capítulo VIII
1.- La ilusión de la individualidad
2.- Libertad y espontaneidad
Profesor: Doctor David Solís Nova
Alumno: Pedro Aedo Vielma
2. Desarrollo
1. La ilusión de la individualidad.
En este capítulo, Fromm nos dice que el derecho de expresar nuestros
pensamientos, tiene significado si somos capaces de tener pensamientos propios.
De la misma manera, Fromm dice que dentro de nuestra cultura, la educación
conduce con demasiada frecuencia a la eliminación de lo espontáneo y a la sustitución de
los actos psíquicos originados por emociones, pensamientos y deseos impuestos desde
afuera.
Se refiere también a la carencia de originalidad en el pensamiento, la emoción y la
voluntad, debido a que el hombre moderno está dispuesto a enfrentar peligros para lograr
los propósitos que se supone sean “suyos”, pero teme asumir el riesgo y la responsabilidad
de forjarse sus propios fines.
Que en nuestra época, la conciencia ha sido sustituida por la “autoridad anónima del
sentido común y la opinión pública”, en su carácter de instrumentos que nos dejan
conformes. Nos hemos transformados en autómatas que viven bajo la ilusión de ser
individuos dotados de libre albedrío. El yo del individuo se ha debilitado, de manera que se
siente impotente e inseguro. El hombre piensa, siente y quiere lo que él cree que los demás
suponen que él deba pensar, sentir y querer, en este proceso pierde su “yo”, que debería
constituir el fundamento de toda su genuina seguridad del individuo libre. La pérdida del yo
ha aumentado la necesidad de conformismo, dado que origina una duda profunda acerca de
la propia identidad.
De la misma manera, argumenta Erich Fromm, que el hombre moderno es infeliz, al
borde de la desesperación, porque se aferra desesperadamente a la noción de
individualidad. Se ha liberado de los vínculos exteriores que le hubieran impedido obrar y
pensar de acuerdo con lo que había considerado adecuado; y que ahora sería libre de actuar
si supiera lo que quiere, piensa y siente, pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de
autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece.
3. 2. Libertad y espontaneidad
Aquí, Fromm se refiere a la libertad positiva que contempla como la actividad
espontánea de la personalidad total integrada. La actividad espontánea no es compulsiva,
pero sí consecuencia del aislamiento e impotencia del individuo; tampoco es la actividad
del autómata. Es libre actividad del yo (ejercicio de la libre voluntad). La libertad positiva
implica también el principio de que no existe poder superior al del yo individual, y se
identifica con la realización plena de las potencialidades del individuo, así como con su
capacidad para vivir activa y espontáneamente.
La incapacidad para obrar con espontaneidad, para expresar lo que verdaderamente
uno siente y piensa, y la necesidad consecuente de mostrar a los otros y a uno mismo un
“seudoyó”, constituyen la raíz de los sentimientos de inferioridad y debilidad.
También señala que si el individuo logra superar la duda básica respecto a sí mismo
y de su lugar en la vida, si está relacionado con el mundo comprendiéndolo en el acto de
vivir espontáneo, entonces aumenta su fuerza como individuo, así como su seguridad.
Asimismo, Fromm sostiene que la libertad posee un doble significado para el
hombre moderno:
a.- Éste se ha liberado de las autoridades tradicionales y ha llegado a ser un individuo;
b.- Pero al mismo tiempo se ha vuelto aislado e impotente, tornándose el instrumento de
propósitos que no le pertenecen, extrañándose de sí mismo y de los demás.
El futuro de la democracia depende de la realización del individualismo. La victoria
de la libertad es solamente posible si la democracia llega a constituir una sociedad en la que
el individuo, su desarrollo y felicidad constituyan el fin y el propósito de la cultura. El
carácter irracional y caótico de la sociedad debe ser remplazado por una economía
planificada que represente el esfuerzo dirigido y armónico de la sociedad como tal.