La pobreza afecta a un tercio de la población mundial que carece de capital humano, inversión e infraestructura. Aunque las personas tienen el potencial para trabajar en lugar de pedir limosna, los países a menudo tienen pocas oportunidades de empleo; el gobierno debe proporcionar educación a las familias pobres y la sociedad no debe discriminar a estas personas sino brindarles empleo cuando sea posible.