El estilo Biedermeier se desarrolló en Europa Central entre 1815-1848 como respuesta a las demandas de la creciente burguesía. Se caracteriza por la simplicidad, sobriedad y funcionalidad. Los muebles siguen líneas limpias y neoclásicas pero con ornamentación mínima, primando la practicidad y confort sobre lo ostentoso. La arquitectura también se distingue por la simplicidad y elegancia clásica buscando viviendas prácticas y duraderas.