El documento discute cómo la información implícita juega un papel importante en la comunicación entre personas. Cuando el contexto es muy conocido, la comunicación se reduce a la expresión mínima e implícita, como un gesto. Sin embargo, cualquier cambio en el contexto requiere ser más explícito. La mayoría de los problemas comunicativos surgen de las presuposiciones e información implícita que asumen el emisor y el destinatario.
Comunicación implícita y explícita en contextos conocidos
1.
2. Si yo te digo "abre la ventana", el mensaje lleva implícita la información de que la ventana
está cerrada; si te digo "abre más la ventana", lo implícito es que está abierta pero no del
todo.
3. Cuando transmitimos información a otros, el proceso de transmisión tiende a la
simplificación y a la sencillez en relación inversa a la cantidad de información nueva
que debemos expresar, de tal manera que cuanto más esperable es una información
en relación a un contexto más sencilla e implícita resulta la comunicación. En
situaciones y contextos muy conocidos, cuando se repiten todos los elementos de una
situación conocida, la comunicación se reduce a la mínima expresión, hasta el punto
de que un gesto o la mera presencia de una persona pueden ser desencadenantes de
un mensaje claro y preciso, y toda la información está implícita en el gesto o en la
mera presencia. Así, el cliente que llega todos los días a la cafetería a la misma hora y
pide siempre un café con leche corto de café con sacarina y leche templada, a fuerza
de repetirse la situación con el mismo camarero, acaba por llegar y esperar a que le
traigan su café sin decir nada. Si es excepcionalmente puntual, es posible que el café
tarde pocos segundos en serle servido.
4. A partir de la anterior situación, cualquier cambio en uno o más elementos del
contexto llevará consigo la necesidad de ser más explícito en la comunicación. Por
ejemplo, si el cliente cambia de bar, o le cambian a los camareros, o si un día llega
más temprano o quiere el café muy caliente o no quiere café sino té, volveríamos
a un mensaje explícito del tipo “por favor tráigame un té con limón”, o del tipo “hoy
tráigame un té que tengo mal el estómago” o como “hoy quiero el café con la leche
muy caliente”, etc.
5. Fíjense en que en el mensaje “quiero un café con leche” hay mucha información que
se deduce del contexto o de las costumbres de los sitios. Esa información está
implícita en el mensaje y se infieren, según los casos, una serie de datos que no
aparecen en él, es decir, que están implícitos por razón de costumbres. Así, el
camarero podría preguntarnos sobre el tamaño de la taza e, implícitamente, sobre la
cantidad de producto, sobre la cantidad de café respecto a la leche, sobre la
temperatura de la leche (llevando implícito que el café es caliente) sobre el tipo de
café o de leche (descafeinado, desnatada), etc.
6. La mayoría de los problemas comunicativos entre las personas suelen
proceder precisamente de las presuposiciones que hace o da por sabidas
el emisor y de la información implícita que deduce el destinatario.