Después de la Segunda Guerra Mundial, Honduras experimentó cambios políticos y económicos para modernizarse e institucionalizarse. Hubo reformas del estado, la iglesia y la gestión pública. Sin embargo, el país sufrió de inestabilidad política e intervención extranjera. El General Osvaldo López Arellano gobernó por 20 años mediante conservadurismo autoritario y reformismo limitado, convocando una asamblea constituyente para legitimar su presidencia en 1965.