1. Libro “Felicidad abundante”
Asociación publicadora interamericana
White
Damiana Izaguirre
Matricula: 1060376
Comunicación Visual en el Diseño
5to semestre
La naturaleza y la revelación a un dan testimonio del amor incomparable de
nuestro Dios. Nuestro padre celestial es la fuente de vida, sabiduría y gozo.
Mira las maravillas y bellezas de la naturaleza. Piensa en su prodigiosa adaptación
a las necesidades y a la felicidad, no solamente del hombre, si no de todos los
eres vivientes. El sol y la lluvia que alegran y refrescan la tierra, lo montes, los
mares y los valles, todo nos habla del amor del creador. Dios es el que suple las
necesidades diarias de todas sus criaturas, tal como lo dice el salmista en estas
bellas palabras:
“Los ojos de todos esperan en ti,
y tú les das su comida a su tiempo
abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.”
Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz; y al salir de la mano del creador,
la hermosa tierra no tenia ni una mancha de decadencia, ni una sombra de
maldición, las transgresión de la ley de Dios, de la ley del amor, fue lo que trajo
consigo dolor y muerte. Sin embargo, aun en medio del sufrimiento producido por
el pecado se manifiesta el amor de Dios.
La Biblia nos dice que Dios maldijo la tierra por causas del hombre, los cardos y
espinas, las dificultades y pruebas que colman a su vida de afán y cuidado, le
fueron asignados para su bien, como parte de a preparación necesaria, según en
plan de Dios, para levantarlo de la ruina y degradación que el pecado había
causado. El mundo aunque caído no e todo tristeza y miseria. En la naturaleza
misma hay mensajes de esperanza y consuelo. Hay flores en los cardos, y en las
espinas están cubiertas de rosas.
Dios es amor esta escrito en cada capullo de flor que se abre en cada tallo de la
naciente hierba. Los hermosos pájaros que con sus preciosos cantos llenan el aire
de melodías, las flores exquisitamente matizadas en su perfección lo perfuman,
los elevados arboles del bosque que con su rico follaje de viviente verdor, todos
atestiguan el tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y su deseo por hacer
felices a sus hijos.
2. Solo por intermedio de Cristo podemos estar en armonía con Dios y experimentar
la sanidad, El arrepentimiento comprende de tristeza por el pecado y abandono
del mismo.
No renunciamos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad. Mientras no
lo repudiamos de Corazón, no habrá cambio real en nuestra vida.
Muchos no entienden la naturaleza verdadera del arrepentimiento. Muchas
personas se entristecen por haver pecado, y aun se reforman exteriormente, por
que temen que su mala vida les acarree sufrimiento. Pero esto no es
arrepentimiento en el sentido bíblico. Pero cuando el corazón cede a la influencia
del Espíritu Santo de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de
la profundidad y la santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno
en los cielos y en la tierra. “aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre”,
ilumina los caminos secretos del alma, y quedan reveladas las cosas ocultas.
El pecador reconoce entonces la justificación de Jehová, y siente terror de
aprender en su iniquidad e impureza delante de Dios, la belleza de la santidad y el
gozo de la pureza, ansia ser purificado y restituido por la comunión del cielo.
No todos los pecados son de igual magnitud delante de Dios, hay diferencia de
pecados a su juicio de los hombres. Sin embargo aunque este acto malo pueda
parecer trivial a los ojos de los hombres, ningún pecado es pequeño a la vita de
Dios. Dios ve todas las cosas como son realmente. Si percibe tu condición
pecaminosa, no aguardes hasta hacerte mejor por tu cuenta. Únicamente en Dios
hay ayuda para nosotros. Debemos ir a Cristo tales como somos.
Cuando comprendas la enormidad del pecado, cuando te veas como eres en
realidad, no te entregues a la desesperación, pues a los pecadores es a quienes
Cristo vino a salvar. No tenemos que reconciliar a Dios con nosotros, por su tierno
amor esta atrayendo así a os corazones de sus hijos errantes. Ningún padre
terrenal podría ser tan paciente con las faltas y los yerros de sus hijos como lo es
Dios con aquellos a quieres trata de salvar.
Reconoce tu pecado, pero di al enemigo “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a
los pecadores”, y que puede ser salvo por su incomparable amor.
Vivir sin remordimientos
El que encubre sus pecados no prosperara mas el que los confiesa y se aparta
alcanzara misericordia. Las condiciones indicadas para obtener la misericordia de
Dios son sencillas, justas y razonables. El apóstol dice:
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros para que seáis
sanados”.
Dios es el único que puede perdonarlos, y vuestras faltas unos a otros. Si has
dado motivo de ofensa a tu amigo o vecino, debes reconocer tu falta, y es su
deber perdonarte con buena voluntad. Debes entonces buscar el perdón de Dios
3. porque el hermano al que ofendiste pertenece a Dios, y al perjudicarle pecaste
contra su creador y redentor. La confesión no es aceptable ante Dios si no va
acompañada de un arrepentimiento sincero y una reforma, debe haber cambios
desidiosos en la vida, todo lo que ofende a Dios debe dejarse.
Tener paz interior
A medida que tu conciencia ha sido vivificada por el Espíritu Santo, has visto algo
de la perversidad del pecado, de su poder, su culpa, su miseria y lo miras con
aborrecimiento. Sientes que el pecado te separo de Dios y que estas bajo la
servidumbre del poder del mal. Cuanto mas luchas por escaparte, tanto mejor
comprenderás tu falta de fuerza. Tus motivos son impuros; tu corazón,
corrompido. Vez que tu vida ha estado colmada de egoísmo y pecado. Ansias ser
perdonado, limpiado y liberado. Lo que necesitas es paz, tener en el alma el
perdón, la paz y el amor del cielo. No se los puede comprar con dinero; la
inteligencia y la sabiduría no pueden alcanzarlos ni puedes esperar conseguirlos
por tu propio esfuerzo. Pero Dios te los ofrece como un don, sin dinero y sin
precio. Son tuyos, con tal que extiendas la mano para tomarlos.
El señor dice:
“Si nuestros pecados fueran como la grana, como la nieve serán enloquecidos; si
fueran rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.
“Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros”
Ahora bien, ya que te has consagrado al Señor Jesús, no vuelvas atrás, no te
separes de el, mas repite todos los días:
“Soy de Cristo; le pertenezco; pídele que te de su espíritu y que te guarde por su
gracia”.
Así como consagrándote a Dios y creyendo en el llegaste hacer su hijo, así
también debes vivir en el. Algunos parecen creer que deben estar a prueba y que
deben demostrar al Señor que se han reformado, antes de poder contar con su
bendición. Sin embargo, ahora mismo pueden pedirle a Dios. Deben tener su
gracia, el espíritu de Cristo, para que les ayude en sus flaquezas; de otra manera
no podrían resistir al mal. Podemos ir con toda nuestra debilidad, insensatez y
maldad, y caer arrepentidos a sus pies. En su gloria estrecharnos en los brazos de
su amor, limpiar nuestras heridas y límpianos de toda impureza.
Miles se equivocan en esto: no creen que el Senior jesus los perdone
individualmente. No creen al pie de la letra lo que Dios dice. Es privilegio de todos
los que llenan las condiciones saber por si mismos que el perdón de todo pecado
es gratuito.
El secreto del crecimiento
En la escrituras se llama nacimiento al cambio de corazón por el cual somos
hechos hijos de Dios. También se le comprara con la germinación de la buena
semilla sembrada por el labrado. De igual modo se habla de los recién convertidos
a Cristo como de niños recién nacidos, que deben ir creciendo hasta llegar a la
4. estatura de hombres en Cristo Jesús. Como la buena simiente en el campo, tiene
que crecer o dar fruto. Isaías dice que serán “llamados arboles de justicia, planeo
de Jehová, para gloria suya”. Se sacan así ilustraciones del mundo natural para
ayudarnos a entender mejor las verdades misteriosas de la vida espiritual. Toda la
sabiduría e inteligencia de los hombres no puede dar vida al objeto mas diminuto
de la naturaleza. Solamente por la vida que Dios mismo les a dado pueden vivir
las plantas y los animales. Así mismo es solo mediante la vida de Dios como se
engendra la vida espiritual en el corazón de los hombres. Si el hombre no naciere
de nuevo no puede ser hecho participante de la vida que Cristo vino a dar.