El torito de la piel brillante vivía con una joven pareja y siempre acompañaba al hombre. Un día en la orilla de un lago, el torito se encontró con un toro negro que lo retó a pelear. Al día siguiente en la playa del lago, el torito y el toro pelearon hasta que este último arrojó al torito al agua, hundiéndose ambos. El dueño presenció la pelea y lloró la pérdida de su querido torito.