El terremoto y maremoto de 2011 en Japón causó un accidente nuclear en la planta de Fukushima I. La ola desactivó el suministro eléctrico de la planta, haciendo que las bombas de agua dejen de funcionar y el reactor se sobrecaliente y explote, liberando material radioactivo. El accidente alcanzó nivel 7 en la escala internacional, y sus consecuencias incluyeron exámenes de radiactividad a pobladores y anomalías encontradas en mariposas de la zona.