Artículo publicado en la edición Nº9 de la revista Gobierno Digital, editada durante cinco años por la Asociación Civil Actuar. En los últimos quince años hemos asistido a declaraciones rimbombantes, experiencias de todo tipo y mucha palabrería entorno de la aplicación de mecanismos electrónicos de votación en la Argentina. Pero, a diferencia de países vecinos como Brasil y Venezuela, poco se ha avanzado en concreto hacia la modernización del sistema electoral. ¿Cuáles son las razones de este letargo?¿Cuáles las soluciones?
1. N º 9 / 2 0 07
Una evidente necesidad
Voto electrónico
GOBIERNO DIGITAL
N º 9 / 2 0 07
En los últimos años hemos asistido a experiencias y
opiniones de todo tipo en torno de la aplicación de
mecanismos electrónicos de votación en la Argentina.
Pero, a diferencia de países vecinos, poco se ha avanzado
en concreto hacia la modernización del sistema electoral.
MENDOZA
Es una publicación de
RED PÚBLICA
Modernización
del Estado
e-Gobierno más
allá de Internet
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2. tema central
e-Democracia
¿Botando el
voto electrónico?
Por
Equipo de Investigación sobre Voto
Electrónico de Actuar Asociación Civil
Trabajo coordinado por Esteban Wood y Leandra Caramanico
En los últimos quince años
hemos asistido a declaraciones
rimbombantes, experiencias de todo
tipo y mucha palabrería entorno
de la aplicación de mecanismos
electrónicos de votación en la
Argentina. Pero, a diferencia
de países vecinos como Brasil y
Venezuela, poco se ha avanzado en
concreto hacia la modernización del
sistema electoral. ¿Cuáles son las
razones de este letargo? ¿Cuáles las
soluciones?
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3. mapa del artículo
l Introducción
l La inexistente existencia
de causales
D
pág. 21
l De tecnocracias
y tecnomiedos
ques básicos en los que se explicaba
cada tipo de sistema de votación
electrónica, las ventajas objetivas, los
motivos y trabas para implementarlo,
los beneficios filantrópicos y el mundo
color de rosa pintado en declaraciones
políticas, y presentar un breve abanico
de evidencias neutrales y hasta contradictorias que, en definitiva, pueden ser
las que hoy ponen freno o bien motorizarían el voto electrónico en Argentina.
pág. 21
l En búsqueda de velocidad
y de eficiencia
esde hace no menos de quince
años el voto electrónico es objeto
de debate. Cuando en 2003 la ciudad
de Ushuaia se convirtió en la primera
en instrumentar una elección vinculante
mediante este sistema, las voces de
tecnólogos, politólogos, legisladores,
periodistas y hasta neófitos ciudadanos se alzaron aventurando un futuro
promisorio de transparencia, eficiencia
y velocidad para el sistema electoral
argentino.
Desde aquella experiencia hasta la
fecha, mucha agua ha corrido bajo el
puente. Pasaron presidentes, gobernadores e intendentes. Diputados y
senadores dejaron sus bancas para
el recambio en el Congreso, y nuevos
proyectos de ley asomaron reclamando
la modernización de los comicios.
Los especialistas en el tema se
especializaron aún más. Se publicaron
libros, revistas temáticas y también
algún que otro artículo oportunista. Se
diseñaron prototipos electrónicos para
probar y elegir el mejor sistema posible
y no caer en dependencias. Nuevas
empresas irrumpieron en el mercado
ofreciendo sus soluciones, y muchas
de ellas se animaron a montar pruebas
y demostraciones en lugares donde
tenían más para perder que para ganar.
En cada instancia de campaña, los
candidatos de turno incluyeron en sus
discursos algunas frases marketineras
referidas a las ventajas del voto electrónico.
Buenos Aires, Ushuaia, Mendoza,
Quequén, Villa Mailín, Huanguelén,
Junín, Berisso, Batán, Rosario, San
Antonio Oeste... Entre pruebas,
demostraciones y actividades de concienciación se pueden contabilizar
no menos de quince experiencias de
sufragio tecnológico.
La acumulación de material teórico
y práctico ya es lo suficientemente
amplio como para abandonar los enfo-
pág. 20
pág. 21
l Proselitismo y
conveniencias reales
pág. 21
l La cuestión económica
pág. 21
l El evangelio según
las empresas
pág. 21
l Principio y fin del ovillo
pág. 21
La inexistente
existencia de causales
El director nacional electoral,
Alejandro Tullio, afirmó que “a nivel de
todo un país, el voto electrónico se
aplica solamente en India, Venezuela y
Brasil. En estos últimos dos lugares, la
modificación se debió a la existencia
de fraudes”. En esa oportunidad decía
que “en la Argentina, no tenemos ni las
causas ni la estrategia diseñada para
ello”.
En sintonía con la afirmación de
Tullio, Élida I. Rodríguez, coordinadora
de la Unidad de Reforma del Estado de
Mendoza, interpreta que el voto electrónico es apenas una nota marginal en
la agenda política “porque en Argentina
su implementación no responde a
razones de corrupción estructural.
Las razones apuntan a la eficiencia,
celeridad y naturalmente, también
transparencia, pero no es la causa fundamental”.
Venezuela y Brasil tuvieron históricamente una alta tasa de fraude
electoral y un reclamo unificado de
transparencia. Pero en el vecino país
también existió un grave inconveniente:
el recuento de los sufragios y el anuncio público de los resultados definitivos
demoraban en forma excesiva por la
dispersión poblacional, las distancias
y las complicaciones geográficas. La
lentitud es un tema en común.
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4. tema central
e-Democracia
sin una lógica única. Para Jorge Srur,
actual director nacional de Educación
Técnico Profesional y Ocupacional del
INET y miembro del equipo de Beliz en
aquella campaña, “no estábamos ante
un fraude organizado, sino frente a un
sistema obsoleto”.
Esa obsolescencia, evidenciada en
esta anécdota pero percibida por la
ciudadanía en cada instancia electoral
y resurgida luego de lo sucedido en
los comicios provinciales en Córdoba,
puede ser planteada desde dos enfoques complementarios. Por un lado,
la necesidad de agilizar el conteo de
votos y los resultados del escrutinio
provisorio. Por el otro, la necesidad
de modernizar la logística de la elección, el acto de emisión del voto en sí
mismo, y de todo el contexto que lo
rodea.
En búsqueda de velocidad
y de eficiencia
Para su ejercicio
comercial de este
año en lo referido
a elecciones, el
Correo Oficial de la
República Argentina
SA presupuestó
ingresos anuales por
$43.806.000. En
el primer semestre
del año ya había
acumulado la mitad.
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El otro factor de debate es el de
ineficiencia y complejidad del recuento
manual de los votos, y de la permanente posibilidad del error humano
(voluntario e involuntario). No hace falta
remontarse a los confines del país para
detectar incongruencias, demoras e
irregularidades. En las elecciones del
14 de octubre de 2001, en la mismísima Capital Federal, Alfredo Bravo
obtuvo más votos que Gustavo Beliz
pero a través de dos listas distintas
que no habían oficializado una alianza.
La disputa por la tercera banca de
senador porteño terminó en junio de
2003, dos años después y gastos judiciales mediante, cuando la Justicia instruyó una reapertura masiva de urnas.
En una de cada cinco urnas abiertas
para el recuento de sufragios, las cifras
del escrutinio manual firmadas por los
presidentes de mesa y fiscales de los
distintos partidos no coincidían con el
número de votos extraídos tras quitar
el sello a cada urna. Las diferencias de
22.000 votos mal contados favorecían
y desfavorecían a un partido u otro,
Salvador Cavadini, de la Facultad de
Matemática Aplicada de la Universidad
Católica de Santiago del Estero,
manifiesta que se le imputa lentitud
al actual sistema de votación pues el
resultado definitivo de las elecciones se
conoce luego de horas de haber sido
cerradas las mesas de votantes. “Un
sistema que permita la automatización
del proceso de recuento de votos y la
recolección de los resultados de cada
mesa de votación será capaz de brindar cifras definitivas más rápidamente”,
dice.
Es cierto que los sistemas de votación con recuento electrónico podrían
rebajar a la mitad el tiempo en el que
se acceden a las tendencias finales. A
cambio de esta aceleración de resultados, tan reclamada a veces por la
avidez de los medios de comunicación por obtener primicias y datos de
impacto periodístico, los costos de
los procesos electorales podrían verse
incrementados a raíz de las nuevas
urnas electrónicas, software, mantenimiento de los equipos, redes de
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5. transmisión de datos, etc. ¿La calidad
democrática de un país se mide en
términos de disponer de los resultados electorales dos horas antes que la
media actual, situada generalmente a
la medianoche?
Otra reflexión: en estos últimos años
se ha multiplicado las voces en contra
de la posibilidad de implementación del
voto electrónico, o bien aquellas que
ponen reparos desde lo tecnológico,
desde lo jurídico o desde lo cultural.
Pero nadie hasta el momento ha cuestionado la paulatina informatización
del proceso electoral en su etapa más
importante: la del recuento y procesamiento de la voluntad popular. En
cada instancia electoral, el Ministerio
del Interior a nivel nacional y ministerios
equivalentes en lo provincial, requieren
la contratación del servicio de carga,
procesamiento y difusión del escrutinio provisional para las elecciones de
autoridades y representantes. Basta un
repaso por ciertas bases y condiciones
particulares del pliego de Licitación
Pública N°18/2007 para confirmar que
se propicia la aplicación de tecnología en esta etapa crucial. Apelando al
mismo argumento utilizado para cuestionar el voto electrónico, ¿cuántos ciudadanos, fiscales de partido, candidatos, funcionarios, legisladores, jueces y
otros actores están capacitados para
fiscalizar una de las etapas cada vez
más informatizada?
En 2000, una publicación del Tribunal Supremo Electoral
reconoció que debido a la migración del voto manual
hacia el voto electrónico el costo del voto por elector
había aumentado más del 20%.
Cavadini aporta un concepto interesante: “A pesar de que los promotores
del voto electrónico en la Argentina lo
presenten como una ventaja, el peligro
más grande que implica la adopción
de urnas electrónicas es la delegación
de la fiscalización del acto electoral en
una elite muy reducida de tecnólogos,
en desmedro del poder de fiscalización
que hoy posee el ciudadano común”.
Para algunos, la sombra del megafraude planea sobre el voto electrónico. Para la legisladora porteña María
Eugenia Estenssoro (ARI), es evidente
que esas cosas pueden ocurrir, “pero
no sin un costo político tan alto que
resulta difícil imaginarlo. Estaríamos
ante un plan orquestado en todos los
niveles de ejecución y control.”
En esta misma línea, el especialista
Alejandro Prince sostiene que, “salvo
De tecnocracias
y tecnomiedos
Muchos sostienen que el mecanismo
de auditar completamente el funcionamiento de una urna electrónica o
de los sistemas de recuento y procesamiento de datos es impracticable.
Si a esto se le suma la utilización de
software propietario, de nada serviría
entonces un esquema digital de votación y de recuento si para entender
y poder fiscalizar con conocimiento
hay que ser ingeniero, programador o
especialista.
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6. tema central
e-Democracia
va a facilitar mecanismos de decisión
amparados en argumentos de incapacidad es un típico argumento totalitario,
usado por muchos gobiernos argentinos a lo largo de nuestra historia. La
solución no es postergar el sistema,
sino acelerar la capacitación”, afirma la
legisladora.
Proselitismo
y conveniencias reales
Más del 50% de
los argentinos
estaría a favor de
la instrumentación
del voto electrónico
porque lo asocia a
la posibilidad de un
recuento de votos más
rápido.
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la creencia en una gran conspiración
de fraude total, la emisión del voto por
medios electrónicos presenciales no
parece tener mayores problemas. Más
irregularidades tenemos hoy con los
pasos previos a la emisión del voto”.
Al margen de la posibilidad del
megafraude, otro planteo muy escuchado es el del excesivo apego cultural
al papel. La necesidad de palpar el
voto es aún tan fuerte que pareciera
difícil confiar el voto ciudadano a una
máquina. Para Prince, en esta etapa
“ya no se trata de ser tecnofóbicos
ni tecnofílicos, integrados naif ni apocalípticos conspirativistas. Se trata
de analizar y discutir el uso posible y
deseable de las TIC con los recaudos
politológicos, económico-sociales y,
por supuesto, tecnológicos y de seguridad que correspondan. A diferencia
de cuando se impuso el voto universal
a una población mayormente analfabeta, las presuntas barreras de la brecha
digital no ofrecen problema”.
En palabras de Estenssoro, la barrera
cultural existe en la medida en que nos
propongamos mantenerla. “La negati-
Innumerables veces se ha leído en
boca de candidatos y políticos que el
voto electrónico sirve para tener un
sistema electoral más austero, eficaz,
que permitiría mejorar la calidad institucional y mejorar la representatividad
del sistema democrático. Pero para
muchos de esos políticos, las mismas
promesas del voto electrónico no son
deseables.
Si una de las principales ventajas la
da una seguridad de no manipulación
del voto, ¿para qué atentar contra
herramientas tan reivindicativas de los
sistemas militantes? ¿Cuántos realmente pretenden mayor amplitud del
sistema político? ¿El voto electrónico
es políticamente marketinero?
“Absolutamente”, Sergio Angelini,
gerente de la empresa Magic Software
Argentina. “El voto electrónico es a los
políticos lo que el sexo es a los adolescentes. Ambos gustan hablar del tema y
darse corte de expertos, aunque ninguno sabe muy bien de qué se trata…”.
Para Prince, el tema del e-voto no
debería ser tratado como “un temita para que algunos candidatos se
muestren modernos y partidarios de
la transparencia. Ninguna aplicación
suelta del llamado e-gov cambiará, de
un día al otro, la cultura política ni de
gobernados ni de gobernantes. Lo más
importante es estar y ser en red”.
Élida Rodríguez también cree que
el voto electrónico es “políticamente
marketinero porque da una imagen de
innovación, de actualización”.
Como legislador, Cristian Ritondo
(PRO) interpreta que la Argentina venía
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7. constituida de un bipartidismo, y que
antes que modificar la Constitución
habría que modificar por lo menos
muchos sistemas de la vida partidaria.
Frente a esta disyuntiva, Ritondo está
convencido de que las causales de la
no instrumentación del sistema de voto
electrónico tienen su origen en el sistema partidario vigente: “Al momento de
una elección sólo dos partidos pueden
cubrir con fiscales y supervisar la totalidad de las mesas”.
Desde el sector privado, las empresas prestadoras sostienen que cualquier sistema de voto electrónico
podría hasta dejar de lado al Correo, a
los presidentes de mesa y a los fiscales. Pero la tan promocionada ventaja
de que los partidos minoritarios no
necesitarán reunir un gran número de
fiscales para tener representación equitativa en las mesas electorales choca
contra una pregunta: ¿esos mismos
partidos tendrán la capacidad de contratar suficientes auditores informáticos
para cubrir las necesidades impuestas
por el sistema tecnológico?
TRADICIÓN VERSUS MODERNIDAD
La gráfica muestra tres momentos (A, B, C) que tienen los costos de
la administración electoral con dos tipos de tecnologías aplicadas, el voto
electrónico (e) y los procedimientos tradicionales (t) a lo largo de diversos
procesos electorales (i, ii…n). Inicialmente (momento A), los costos del voto
electrónico son mucho más elevados respecto al voto tradicional, pues toda
instrumentación de nuevas tecnologías implica un costo superior respecto de
la anterior por motivos diversos.
Una vez superados los escollos iniciales, la dinámica de la reutilización
de los sistemas de votación electrónica significarían una reducción de los
costos totales en los subsecuentes procesos electorales, llegando a un
momento (B) en el que los costos decrecen comparativamente respecto de
los costos constantes de la tecnología tradicional. Éstos últimos son constantes en la medida en que prácticamente no cambian las modalidades de
un proceso a otro y son costos elásticos a los cambios de precios de los
insumos de un proceso a otro.
Las nuevas tecnologías aplicadas en los procesos electorales tienden a ser
inelásticas respecto a las tradicionales porque, al ser reutilizables, el cambio
de los insumos es menor de un proceso a otro (momento C).
Curvas de costos de la tecnología en los procesos electorales
Costos de los procesos
electorales bajo procedimientos tradicionales
La cuestión económica
Sin dudas, un gran elemento de propaganda es el ahorro de costos que
implica la votación electrónica. Algunos
funcionarios entienden esto es una
probada falsedad, si se toma en cuenta que la inversión total costaría entre
400 y 500 millones de dólares.
Aunque pertenezca a los impulsores del e-voto, Prince dice no poder
dejar de atender que “desde el renacer
de la democracia ninguna elección
nacional ha sido percibida por la gente
como fraudulenta. Los argentinos legitimamos los resultados y el método
actual, sabiendo que hay errores. Más
defectos percibe la gente en la salud,
la seguridad, etc. ¿Es el momento de
gastar esa plata?”
Es cierto también que existe alguna tendencia a pensar que todo lo
nuevo es más caro, por definición.
Pero también sería bueno incluir en la
Costos de los procesos
electorales con procedimientos electrónicos
e
t
i
ii
iii
iv
v
n
tabla comparativa lo que cuesta una
elección por el método tradicional. Y
cuánto más se complejiza el debate si
se aprovechan estos tiempos de renovado activismo ecologista para introducir en el análisis de costos la variable
del desarrollo sostenible. Porque si se
introduce en la ecuación el impacto
ecológico de los medios materiales
necesarios para la impresión de todo
el material electoral (padrones, boletas, sobres, urnas, tintas, sellos, etc.),
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8. tema central
e-Democracia
El voto electrónico
no puede ser aplicado
en el actual contexto
jurídico, pues salvo
algunas excepciones,
en todo el país tiene
vigencia el Código
Electoral Nacional
(Ley 19.945 y sus
modificaciones) que
no prevé ningún
mecanismo de voto
electrónico y por lo
tanto inhabilita esta
posibilidad.
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ba”, asegura el directivo. Por ser costos no reutilizables, según Angelini “la
verdadera inversión hay que hacerla en
conectividad y equipamiento para las
escuelas”, que puedan ser utilizadas
por los alumnos durante sus clases, y
que en cada instancia electoral se destinen a la votación.
El evangelio
según las empresas
posiblemente el costo electoral actual
aumente todavía más. Por ejemplo en
Brasil, en cada convocatoria electoral
se distribuían cerca de ocho mil toneladas de papel para las papeletas de
voto, que requerían el derribo de dieciséis millones de árboles.
Por otro lado, hay que tener en
cuenta que los equipos necesarios
para el voto electrónico son reutilizables. El argumento del elevado costo
de montar un sistema electrónico para
llevar adelante una votación de este
tipo sólo tiene relevancia si se toma en
cuenta un único acto eleccionario.
Desde la empresa Transistemas aseguran que la adquisición de hardware
y de software para un padrón como el
de nuestro país costaría algo similar al
presupuesto actual de una elección y
que dados los ahorros que se producirían, el retorno de la inversión estaría
en el orden de dos elecciones.
Frente al supuesto de la amortización
de costos, Angelini ubica el planteo en
torno a la obsolescencia tecnológica.
“El tiempo de vida útil de una urna
electrónica no da tiempo a amortizar
el gasto. Además esas urnas hay que
guardarlas en lugares especiales, con
estrictas condiciones de temperatura.
Es una inversión millonaria a utilizar
únicamente cada dos años, tiempo en
el cual la tecnología te pasa por arri-
Los países que ya instrumentan
el voto electrónico de manera plena
recurrieron a diferentes métodos para
incorporar esta tecnología. En Brasil,
por ejemplo, el uso del voto automático está extendido y el mismo Estado
fue el que encaró el diseño y la producción de los equipos. Venezuela
adquirió años atrás algunos de estos
equipos brasileños y luego, compró otros más nuevos a la empresa
Smartmatic.
En Argentina, hasta ahora las
experiencias de voto electrónico se
realizaron con la colaboración de las
empresas. Cuando se habla de que las
empresas apoyan o acompañan, no
queda del todo claro en qué consiste
ese acompañamiento. ¿Cobrar costos
operativos únicamente?
En el caso de la elección electrónica
en Batán, una de las experiencias más
exitosas, la cooperativa local proveyó
las conexiones a Internet y las conexiones telefónicas. El centro de totalización fue instalado en el Centro Cultural.
Movistar proveyó en forma gratuita
celulares para hacer la comunicación
entre algunos centros de votación y
el centro de totalización. La empresa Transistemas prestó los equipos
Smartmatic y sólo cobró los gastos
operativos.
“Cuando se habla de que las empresas apoyan o acompañan las experiencias, el mensaje tiene mucho que ver
con un espíritu evangelizador para todo
aquel que esté interesado en el tema.
En nuestro caso, estamos dispuestos a
seguir adelante con las pruebas hasta
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