San Tirso de Abres tiene restos del Paleolítico y evidencia de la influencia romana en la minería. En el siglo XIII, el monasterio de Meira otorgó una carta puebla a los pobladores, considerada el documento fundacional del pueblo. Más tarde, se construyó un ferrocarril para transportar mineral y San Tirso tenía una estación. Hoy en día, el pueblo conserva casonas y palacios históricos.