La electricidad llegó a México por primera vez en 1879 con la instalación de un generador en León, Guanajuato. En las décadas siguientes, la electricidad se expandió rápidamente a otras ciudades, incluyendo la primera planta hidroeléctrica en Chihuahua en 1889 y el sistema de alumbrado público en la Ciudad de México en 1881. En 1938, el Congreso aprobó la Ley de Servicio Público de Electricidad para regular la industria eléctrica.