En el siglo XIX, los trabajadores en Estados Unidos luchaban por una jornada laboral de 8 horas. El 1 de mayo de 1886, miles de trabajadores en Chicago iniciaron una huelga general por este derecho, pero la policía reprimió violentamente las protestas, matando a varios manifestantes. Como resultado de los enfrentamientos, ocho líderes sindicales fueron juzgados injustamente y condenados a muerte, siendo ejecutados a pesar de no haber evidencia de su culpabilidad. Sus nombres fueron August Spies, Michael Schwab