1. VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA
Y LA LUZ DEL MUNDO.
(Mt. 5, 13 – 16).
Queridos amigos: Hoy, el Señor nos recuerda algo que se nos suele olvidar en
nuestro actuar de la vida: “Lo que nos “religa a Dios= religión”, es la
misericordia, la limosna, la hospitalidad, la justicia, la solidaridad, la oración y la
mortificación.
El profeta Isaías, 58, 7 – 10., nos lo dice claramente: “Parte tu pan con el
hambriento, hospeda a los pobres…, viste al que va desnudo y no te cierres a
tu propia carne”.
El salmista, nos recuerda lo mismo: “Dichoso el que se apiada y presta, el que
es justo, clemente y compasivo”. (Sal. 111, 4 – 5).
Quien predica a Jesucristo – nos dice San Pablo – no se apoya en sus cualidades
o recursos, sino” en el poder del Espíritu”. (1ª.Cor. 2, 1 – 5).
Y Jesús, en el pasaje evangélico, utiliza dos metáforas para decir a sus discípulos
y a nosotros, qué es lo que espera de nosotros:
• “Vosotros sois la sal de la tierra”.
¿Cómo?
- Si nos dejamos llenar de la energía del Espíritu del Señor.
- Preservándonos de la corrupción.
- Dando buen sabor a la vida con amor y alegría; con diálogo y oración; con
caridad y humildad, con interés y preocupación por los demás.
Son inmensas las necesidades que están insípidas, paralizadas, desoídas o no
atendidas porque les falta “la sal de la vida”.
•
“Vosotros sois la luz del mundo”.
La luz es símbolo de vida, de verdad, de belleza, de autenticidad, de bondad y de
alegría.
Son muchas las noches, o mejor las tinieblas que necesitan de luz: injusticias,
odios, engaños, torturas, esclavitudes, discriminaciones, venganzas…
Seamos transmisores de luz, “acompañando como hijos de la luz”. (Efs. 5, 8), y
“partiendo nuestro pan” (Isa. 58, 7).
“Sed sal de la tierra y luz del mundo”. (Mt. 5, 13 – 16).
Así contribuiremos a erradicar el hambre, haciendo fructificar “Un mundo
nuevo, proyecto común”
Gabriel.
5º. Domingo Ordinario. Ciclo. A. Madrid. 9 de Febrero de 2014.