"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
HUMILDAD.pptx
1. UNA ACTITUD PARA
SER LIBRE
LA
HUMILDAD
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2.
3. La humildad
es como un
Jardín Japonés.
.
Un espacio
pacifico y
tranquilo
dentro de
nuestra casa…
Un oasis, en el
cuál descansar
4. No es fácil hablar de humildad
Muchas personas creen que es una actitud que nos
borra del mapa, nos humilla hasta perder la dignidad…
Si la humildad tiene que ver con lo pasivo y autoborrable
entonces estas no son cualidades que llamemos sanas e
inteligentes.
¿Entonces como entender la humildad?
5. La presencia de Dios
Para la Regla de san Benito la presencia de Di
os, en nuestra vida es algo que demanda una
respuesta total en nuestra vida.
Si realmente creo que Dios, está presente aquí
y ahora es una realidad
de la cuál no puedo escapar.
6. Humus
Esencial para comprender la humildad benedictina es captar que ésta se funda en el
autoconocimiento en la presencia de Dios: reconocerse criatura, creada a imagen y semeja
nza de Dios, con fortaleza y debilidad, salvada y redimida por Dios.
Es decir, está íntimamente ligada a la verdad: es una actitud que proviene de un
reconocimiento de la verdad del hombre sobre sí mismo, criatura, frente a Dios, su Creador.
Es la actitud de una mujer que vive de acuerdo a su naturaleza, a su constitución a partir del
humus, formado a partir del polvo de la tierra, que le permite reconocer sinceramente lo que
es y asumir la verdad que del polvo venimos y en polvo nos convertiremos.
La persona sin reconocer su miseria, cae en la soberbia; sin reconocer su grandeza, cae en
la
desesperación; convive con la grandeza de su vocación y la miseria de su condición y su
encuentro con la misericordia de Dios lo lleva a no desesperar jamás en este camino, “segu
ro con la esperanza de la recompensa divina
7. La humildad, por tanto, consiste en reconocer nuestra necesidad radical de Dios. En
palabras de San Agustín: “reconoce que eres hombre, toda tu humildad consiste en
reconocer lo que eres”,
y de santa Teresa: “Dios es suma verdad, y la humildad es andar en verdad”.
Esta relación entre humildad y verdad la expresa admirablemente Juan Pablo II al definir
la humildad como “sumisión creativa a la fuerza de la verdad y el amor”.
Una sumisión, pero creativa, un andar, es decir, la humildad implica moverse, caminar,
obrar.
La humildad se entiende como un camino por el cual la persona se hace cada vez más
dependiente de Dios, que avanza cada vez más a una sumisión alegre y sin reservas a la
voluntad de Dios.
8. Este camino empieza y se desarrolla en el claustro interior de l
apersona, en su corazón, donde, como el hijo pródigo, descub
re su miseria y decide volver a la casa y el amor de su Padre:
“si quieres conocerte a ti misma y educarte, entra dentro de ti
misma y no te busques fuera de ti... Entra en ti misma, pecado
ra,
entra allá donde tú eres, en tu corazón... El persona que entra
dentro de sí mismo ¿no se descubrirá lejos, como
el hijo pródigo, en una región diferente, en una tierra extranjer
a, donde se sienta y llora al acordarse de su padre y de su patr
ia? (Lc 15,17)...”.
Este camino de vuelta al Padre es un recorrido que abarca to
da la vida, un programa de vida, un camino que para san Benit
o,
conduce a la persona desde el temor al amor, es la “escala de
l amor perfecto”
9.
10. Y si su meta es el amor perfecto, su maestro es el Amor
mismo: Jesucristo.
La humildad tiene como presupuesto el encuentro con
Cristo, que impulsa a la conversión, a vivir el Bautismo
sumergidos en Cristo para resucitar con Él.
El camino del corazón humillado es el camino de la fe en
Jesús.
Por lo tanto, la humildad no es otra cosa sino la imitación
de Cristo, es un camino en que se aprende mirando al
Maestro, escuchando su Palabra.
Como nos dice san Benito: “la divina Escritura,
hermanos, nos grita: todo el que se ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado”, es decir,
nos invita a un camino de humillación basado en la
Sagrada Escritura.
11.
12. Qué es el Orgullo
El Orgullo que es lo opuesto a la humildad no es la alegría o la emoción de saber que
se está haciendo bien algo. O el orgullo de disfrutar mis logros…
El Orgullo en la espiritualidad benedictina, es esa tendencia a ocupar el lugar de Dios,
y juzgar a las personas.
El orgullo es querer orientar a las personas y las cosas hacia mis propios fines.
La tendencia tan extendidas, de querer que las otras personas se amolden a mis crit
erios y que yo permanezca cómoda.
Es la soberbia descarada de que Dios debe hacer lo mismo.
Es Negarse a creer que eres buena, bella, verdadera, imagen y semejanza divina
El Orgullo es no creer que Dios pueda perdonar nuestras faltas.