2. CAPÍTULO XI
De lo que le sucedió a don Quijote con unos cabreros
• —Dichosa edad y siglos
dichosos23 aquellos a quien los
antiguos pusieron nombre de
dorados24, en el que las doncellas y
la honestidad andaban, como tengo
dicho, por dondequiera, sola y
señeraIX, sin temor que la ajena
desenvoltura y lascivo intento
leX menoscabasen42, y su perdición
nacíaXI de su gusto y propria
voluntad. Y agora, en estos nuestros
detestables siglos, no está segura
ninguna, aunque la oculte y cierre
otro nuevo laberinto como el de
Creta43
Miguel de Cervantes Saavedra