MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
Jasselis ramirez
1. LUDOPATIA
La ludopatía consiste en un trastorno en el que la persona se ve obligada, por una
urgencia psicológicamente incontrolable, a jugar, de forma persistente y progresiva,
afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y vocacional. Aunque en
anteriores ediciones del manual diagnóstico DSM había sido clasificado como un
trastorno del control de los impulsos, ha sido conceptualizado y tratado como una
adicción sin sustancia, hasta que en el DSM-V ha sido incluido finalmente dentro de la
categoría de "Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos".
El juego patológico se clasifica en el DSM-IV-R en trastornos del control de los
impulsos, que también incluyen la cleptomanía, piromanía y tricotilomanía, en los que
estaría implicada la impulsividad, pero no presenta comorbilidad con dichos trastornos.
Si bien el sistema DSM (III, III-R y IV1) y la CIE-102 incluye este trastorno entre las
alteraciones debidas a un bajo control de los impulsos, lo cierto es que los criterios
diagnósticos operativos DSM tienen exactamente el mismo diseño que el de las
adicciones a sustancias, lo que muestra la concepción subyacente para la enfermedad
en ese sistema: se trata de un problema adictivo "sin sustancia" incluido en un apartado
que no es el suyo.3 4Ludopatía
La vida es juego, pero hasta el más inocente de los bingos caseros con habichuelas,
mal enfocado, puede desembocar en una adicción. En Business Insider alertan de ocho
síntomas que deben ponernos en guardia contra este peligro. Aquí añado dos, para
redondear. En España hay asociaciones para tratar a los ludópatas, pero sigue
pendiente, que yo sepa, el estudio encargado por el Ministerio de Economía y
Hacienda (que de entrada no parece el más adecuado) a la Comisión Nacional del
Juego. Luego están los ludópatas bursátiles, que muestran otros síntomas, pero ese
relato se lo dejo a Enric González, que lo hace mil veces mejor.
2. Máquinas tragaperras en un hotel de Las Vegas En Estados Unidos, se calcula que el
uno por ciento de la población adulta, unos dos millones de personas tienen problemas
con el juego. Como hemos visto en este mismo blog, hay hasta monjas ludópatas y de
las adicciones, de todo tipo, tampoco se libran los profesionales. Otro grupo de
población más grande, de cuatro a seis millones de ciudadanos, presentan algunos
síntomas que convendría vigilar. De no tratarse a tiempo, podrían desembocar en
casos mucho más graves, financieros, familiares, de salud, hasta llegar a poner en
peligro la vida de la víctima.
Estos son los ocho síntomas:
1. No puedes parar: además del dinero, el jugador adicto es incapaz de dejar de
dilapidar su tiempo. No se trata de elegir entre una y otra forma de ocio, sino de ser
incapaz de levantarse de la mesa, virtual o real. Si tienes dudas, ponte a prueba a ti
mismo y marca un límite, que puede ser una hora determinada o una cantidad de
dinero. Si no puedes cumplir tus propias propuestas, mala señal.
2. Juegas con dinero que no puedes permitirte perder. Otra clave para el juego sano es
apostar solo el dinero que tengas previsto gastar en esa actividad de ocio. Si empiezas
a preocuparte porque una hipotética pérdida te causaría problemas, vas por el mal
camino. El caso extremo es jugar con dinero prestado o romper el cerdito de tu hijo.
3. No disfrutas con las apuestas. Pensar en gastarse unos euros en el juego debería
ser igual que hacerlo en el cine, en un concierto, o en coleccionar maquetas de trenes.
Si el juego es una vía de escape a tu vida miserable o a otros problemas, si tu
actuación es compulsiva y no de ocio, también deberías recapitular.
4. Sigues jugando para recuperar lo perdido. Es una de las peores opciones que
existen, aunque es muy fácil incurrir en este error. ¿Por qué crees que va a cambiar tu
suerte? Lo más fácil es caer en tilt, como dicen los jugadores de póquer, y empezar a
cometer errores cada vez mayores que casi con toda seguridad aumentarán tus
pérdidas aún más. Una de las señales de un gran jugador es saber levantarse a tiempo
de una partida que no nos conviene.
5. Cada vez juegas más dinero. No es el caso de los jugadores racionales (también los
hay), quienes después de superar un nivel durante un tiempo pasan al siguiente,
3. siempre con un respetuoso control de banca. Si la adrenalina que genera el juego te
impulsa a jugar cada vez más dinero para seguir sintiendo lo mismo.
6. Haces cualquier cosa para conseguir dinero para el juego. No hay que ser muy listo
para saber que este es un síntoma extremo. Más allá de consideraciones morales y
penales, robar, engañar y recurrir a cualquier tipo de crímenes para acabar jugándote
el dinero no solo es una estupidez, sino que entrarás en un camino de muy difícil
retorno.
7. Antepones el juego a otras cosas importantes. El autoengaño puede alcanzar la
maestría en algunos casos, pero si te pierdes la función escolar o incluso la boda de tu
hija por hacer algo que está abierto las 24 horas del día está claro que tienes un
problema grave. Peor aún es jugarse a la mujer, que aunque parezca una exageración
lo hemos visto no hace mucho.
8. El juego afecta a tu carácter. Se pueden conseguir experiencias muy agradables con
el juego, incluso sin necesidad de ganar. Un profesor de matemáticas me enseñó de
joven que no hay que fiarse demasiado de alguien que no juega a nada (al tenis, al
ajedrez, a apalabrados… a lo que sea). Saber disfrutar de ello te mejora por dentro y
por fuera y te enseña a relacionarte, pero si ves que te estás convirtiendo en peor
4. persona (los otros se darán cuenta mucho antes), deberías reconocer este síntoma lo
antes posible y tomar medidas.
9. La negación. La mayor dificultad para distinguir esta señal es que un no adicto
también negará que lo es, al igual que el inocente tampoco reconoce el crimen que no
ha cometido. En todo casi, casi nunca se le dice a alguien que es un ludópata cuando
está lejos de llegar a serlo. Como suele decirse con el alcohol, si alguna vez te
preguntas si estás bebiendo demasiado, probablemente es porque lo estás haciendo.
10. Tendencias suicidas, escaso apego por la vida. Es quizá el último escalón y suele ir
acompañado de fuertes deudas, por lo que nadie debería llegar tan lejos. La adicción al
juego puede parecer menos grave que el alcoholismo o la drogodependencia, pero es
las más relacionadas con los intentos de quitarse la vida.
Clasificación de la APA.
El juego patológico fue reconocido oficialmente como entidad nosológica de salud
mental en el año 1980 cuando la Sociedad Americana de Psiquiatría (APA) lo incluye
por primera vez como trastorno en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales, en su tercera edición (DSM-III).
De acuerdo con el DSM-IV, el juego patológico se define actualmente de manera
separada a la de un episodio maniaco. Sólo cuando el juego se da de forma
independiente de otros trastornos impulsivos, del pensamiento o del estado de ánimo
se considera como una patología aparte. Para recibir el diagnóstico, el individuo debe
cumplir al menos cinco de los siguientes síntomas:
Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias
relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía.
Tolerancia. Como en el caso de la tolerancia a las drogas, el sujeto requiere apuestas
mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción.
Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir el
juego.
Evasión. El sujeto juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los
problemas.
Revancha. El sujeto intenta recuperar las pérdidas del juego con más juego.
Mentiras. El sujeto intenta ocultar las cantidades destinadas al juego mintiendo a su
familia, amigos o terapeutas.
5. Pérdida del control. La persona ha intentado sin éxito reducir el juego.
Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para el juego o
recuperar las pérdidas.
Arriesgar relaciones significativas. La persona continúa jugando a pesar de que ello
suponga arriesgar o perder una relación, empleo u otra oportunidad significativa.
Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener
asistencia financiera como consecuencia del juego.
Base biológica
De acuerdo con el Illinois Institute for Addiction Recovery, las últimas evidencias
indican que el juego patológico es una adicción similar a las químicas. Se ha visto que
algunos jugadores patológicos tienen menores niveles de norepinefrina que los
jugadores normales.
De acuerdo con un estudio dirigido por Alec Roy, M.D. , antiguo miembro del National
Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, la norepinefrina se secreta en condiciones
de estrés o amenaza, de modo que los jugadores patológicos juegan para elevar sus
niveles.
Abundando en esto, de acuerdo con un informe de la Harvard Medical School Division
on Addictions se generó un experimento en el que a los sujetos se les presentaban
situaciones en las que podían ganar o perder en un entorno que simulaba un casino.
Las reacciones de los sujetos se medían utilizando RMNf, una técnica de neuroimagen
muy similar a la Resonancia magnética nuclear. Y de acuerdo con el doctor Hans
Breiter, codirector del Centro de neurociencia de la motivación y la emoción del
Hospital General de Massachusetts, las "recompensas en metálico en un ambiente que
reproduce un ambiente de juego produce una activación cerebral muy similar a la que
se observa en un adicto a la cocaína recibiendo una dosis."
Las deficiencias de serotonina también pueden contribuir a una conducta compulsiva,
lo cual incluye una adicción al juego.
Relación con otros problemas
A medida que se acumulan las deudas los afectados pueden recurrir a "soluciones"
desesperadas para conseguir dinero para "recuperar" a través del juego, como
pequeños hurtos, o pedir nuevos créditos para tapar las deudas más difíciles de
6. ocultar. La existencia del hecho delictivo depende de las circunstancias facilitadoras del
medio para cometerlo y de la personalidad base del afectado.
Como consecuencia de la enfermedad, el afectado puede tener depresión,5 ansiedad,
ataques cardíacos (consecuencia del estrés), puede tener ideaciones suicidas por
desesperación si no recibe tratamiento.6
Por otro lado un número considerable de afectados tiene TDAH.
También se sabe que algunos antiparkinsonianos pueden provocar ludopatía.
En un estudio de 1991 sobre relaciones en varones estadounidenses se encontró que
el 10% de los jugadores compulsivos se habían casado tres veces o más. Sólo el 2%
de los no jugadores se habían casado más de dos veces. 7
Prevalencia
La prevalencia del juego patológico se ha situado en torno al 2% de la población,
aunque los estudios epidemiológicos al respecto son escasos, especialmente en
España.
Un estudio de la Comisión para el juego del Reino Unido, el "British Gambling
Prevalence Survey 2007", concluyó que aproximadamente el 0.6% de la población
adulta tenía problemas con el juego, el mismo porcentaje que en 1999. La mayor
prevalencia de la ludopatía se encontró entre los participantes en apuestas por
diferencias (14.7%), Terminales de apuestas fijas e intercambio de apuestas (11.2%)8
En el meta-análisis de Shaffer y Hall en 1996 sobre la prevalencia del juego patológico
entre adolescentes (de 13 a 20 años) la media estimada para el juego patológico o para
graves problemas con el juego oscilaba entre el 4.4% y el 7.4%.9
El conocimiento científico disponible parece indicar que la ludopatía es una tendencia
interna y que los ludópatas tienden a arriesgar dinero en cualquier juego disponible,
más que en uno en particular, generando ludopatía en otros individuos que, de otro
modo, serían "normales". No obstante, las investigaciones también indican que los
ludópatas en juegos de desarrollo rápido. Por ello es mucho más probable que pierdan
dinero en la ruleta o en una máquina tragaperras, en el que los ciclos terminan rápido y
existe una constante tentación de jugar una y otra vez o aumentar las apuestas, en
oposición a las loterías nacionales, en las que el jugador debe esperar hasta el próximo
sorteo para ver los resultados.
7. Henry Lesieur, un psicólogo del programa de tramiento para jugadores del Hospital de
Rhode Island afirma que el 30 por ciento de los beneficios de las máquinas de juego
proceden de ludópatas.10 En un estudio reciente en Cataluña, en 2007, se ha estimado
que 76,35% de usuarios de máquinas tragaperras de los bares y restaurantes tenían
una problable ludopatia o afectación en el control.
Se ha implicado a los agonistas de la dopamina, en particular el pramipexol (Mirapex)
en el desarrollo del juego compulsivo y de otros patrones de conducta con excesos.11
Evaluación
El instrumento más habitual para detectar una "probable conducta de juego patológico"
es el South Oaks Gambling Screen (SOGS) desarrollado por Lesieur y Blume (1987) en
el South Oaks Hospital de New York City. Este test es sin duda el instrumento más
citado en la literatura científica psicológica.12 En estos últimos años el uso del SOGS
ha decaído debido a las crecientes críticas, entre las que se encuentran las que afirman
que sobreestima los falsos positivos.
Los criterios diagnósticosdsf del DSM-IV son una alternativa al SOGS, y se centran en
las motivaciones psicológicas subyacentes al problema del juego, y fueron
desarrolladas por la American Psychiatric Association. Se compone de diez criterios
diagnósticos. Una prueba basada en los criterios del DSM-IV criteria es el National
Opinion Research Center DSM Screen for Gambling Problems (NODS). Esta medición
es utilizada con bastante frecuencia. El Canadian Problem Gambling Severity Index
(PGSI) es otro instrumento de evaluación PGSI se centra en los daños y
consecuencias asociadas con la ludopatía.
Tratamiento del juego patológico
Existen una gran variedad de tratamientos para el juego patológico que incluyen el
consejo, los grupos de autoayuda y la medicación psiquiátrica. Sin embargo, no se
considera que ninguno de estos tratamientos sea el más eficaz, y no se ha aprobado
ninguna medicación por parte de la FDA para el tratamiento del juego patológico.
Jugadores anónimos es un tratamiento comúnmente utilizado para la ludopatía.
Modelado con base en el tratamiento de Alcohólicos Anónimos, utiliza un modelo en 12
pasos que hace hincapié en un enfoque de ayuda mutua.
Se ha visto que un enfoque, la terapia cognitivo-conductual reduce los síntomas y las
urgencias relacionadas con el juego. Este tipo de terapia se centra en la identificación
8. de los procesos mentales relacionados con el juego, las distorsiones cognitivas y del
ánimo que incrementan la vulnerabilidad al juego incontrolado. Además, esta terapia
utilizan técnicas de adquisición de competencias orientadas a la prevención de las
recaídas, asertividad y rechazo del juego, resolución de problemas y refuerzo de las
actividades e intereses inconsistentes con el juego. Algunas páginas web como
www.ludopatia.org o www.ludopatia.cat dan consejos a jugadores y familiares
afectados por ludopatía.
Existen evidencias de que la paroxetina es eficiente en el tratamiento del juego
patológico.13 Además, para pacientes que sufren la comorbididad del trastorno bipolar
y el juego patológico, la administración continuada de litio se ha mostrado eficaz en
ensayos preliminares.14 El fármaco antagonista de los opiáceos conocido como
malmefeno también ha resultado exitoso en los ensayos para el tratamiento del juego
compulsivo.
Ludopatía en la cultura y la ficción
En la ficción, Dostoievski escribió la obra El jugador, en parte autobiográfica. En el
psicoanálisis, Sigmund Freud escribió un ensayo basado en esta obra.
En el arte, Michelangelo Merisi da Caravaggio en 1594 realizó su obra Jugadores de
cartas.
En la serie de televisión estadounidense How I Met Your Mother se comenta
numerosas veces la ludopatía de uno de sus protagonistas principales, Barney Stinson.
En la serie de televisión estadounidense Los Simpson el personaje de Marge Simpson
sufre de algunas enfermedades, entre ellas la más destacada es la ludopatía que se ve
claramente en el capítulo Springfield (Or, How I Learned to Stop Worrying and Love
Legalized Gambling) (temporada 5), cuando el Sr. Burns abre un casino en Springfield.
En la octava temporada de la serie de televisión española Cuéntame cómo pasó, el
personaje Antonio Alcántara queda atrapado en el juego del póker y, como
consecuencia, llega a deber la cantidad aproximada de 300.000 pesetas de la época.
Para zanjar la deuda, recurrirá a su hermano Miguel, quien le dará un dinero ganado
por la venta de unas tierras del pueblo. Finalmente salda la deuda en el capítulo 139
pero, aun así, la relación con su mujer Mercedes queda afectada
9. Base biológica
De acuerdo con el Illinois Institute for Addiction Recovery, las últimas evidencias
indican que el juego patológico es una adicción similar a las químicas. Se ha visto
que algunos jugadores patológicos tienen menores niveles de norepinefrina que los
jugadores normales.
De acuerdo con un estudio dirigido por Alec Roy, M.D. , antiguo miembro del
National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, la norepinefrina se secreta en
condiciones de estrés o amenaza, de modo que los jugadores patológicos juegan
para elevar sus niveles.
Abundando en esto, de acuerdo con un informe de la Harvard Medical School
Division on Addictions se generó un experimento en el que a los sujetos se les
presentaban situaciones en las que podían ganar o perder en un entorno que
simulaba un casino. Las reacciones de los sujetos se medían utilizando RMNf, una
técnica de neuroimagen muy similar a la Resonancia magnética nuclear. Y de
acuerdo con el doctor Hans Breiter, codirector del Centro de neurociencia de la
motivación y la emoción del Hospital General de Massachusetts, las "recompensas
en metálico en un ambiente que reproduce un ambiente de juego produce una
10. activación cerebral muy similar a la que se observa en un adicto a la cocaína
recibiendo una dosis."
Las deficiencias de serotonina también pueden contribuir a una conducta
compulsiva, lo cual incluye una adicción al juego.