El documento discute el concepto bíblico de "prójimo" según Jesús. 1) Jesús expandió el concepto más allá de solo incluir a amigos y compañeros judíos, sino a cualquier persona necesitada. 2) Ser prójimo de alguien significa comprometerse con esa persona y sus necesidades, no solo compartir una religión. 3) La parábola del buen samaritano muestra que el sacerdote y el levita no ayudaron al hombre herido, mientras que el samaritano sí se comprometió como prójimo al curar
2. Ha hecho del
amor al
prójimo el
signo de la
identidad
cristiana y la
prueba
decisiva de su
seguimiento
Lc 10,27; Jn 15,12
3. Jesús iba más allá del concepto veterotestamentario, en que el
prójimo (el hermano) era el amigo, el que participaba de la
religión y la nacionalidad judía.
4. Mi prójimo es aquel que tiene
derecho a esperar algo de mí.
5. Prójimo, real e
históricamente es
el que yo
encuentro en mi
vida pues sólo en
este caso hay
derecho al acto del
amor fraterno.
6. En la parábola del samaritano el necesitado es un
judío expoliado y herido. En la parábola del juicio
final (Mt 25,31ss) es el hambriento, el sediento, el
enfermo, el exiliado, el encarcelado. En forma muy
especial, el prójimo es el pobre, en el cual Jesús se
revela como necesitado. «Lo que hicieron con
algunos de estos mis hermanos más pequeños, lo
hicieron conmigo» (Mt 25,40).
7. El pecado del sacerdote y del levita no fue el no tener
sentimientos de compasión.
Habitualmente, todo hombre los tiene. Fue el haber
evitado el encuentro con el necesitado, poniéndose
en situación de no tener que comprometerse («... al
verlo pasó por el otro lado de la carretera y siguió de
largo...», Lc 10,31). Esta actitud les impidió hacerse
hermanos (prójimos) del judío herido.
8. Quiere decir que los tres no fueron
hermanos del herido. Podrían
haberlo sido, pero de hecho lo fue
«el que se mostró compasivo con
él» (Lc 10,37). El sacerdote no es
hermano del judío herido, y
tampoco el levita. El samaritano, sí.
Para Jesús, el ser hermano de los
demás no es algo «automático»,
como un derecho adquirido. No
somos hermanos de los otros
mientras no actuemos como tales.
9. Mi prójimo no es el que comparte
mi religión, mi patria, mi familia
o mis ideas. Mi prójimo es aquel
con el cual yo me comprometo.
Nos hacemos hermanos cuando
nos comprometemos con los que
tienen necesidad de nosotros, y
tanto más cuanto más total es el
compromiso. El samaritano no se
contentó con «salir del paso» a
medias. Lo curó, lo vendó, lo
cargó, lo llevó a una posada y
pagó todo lo necesario (Lc 10,3-35).
10. La opción por el pobre que nos ordena el Evangelio es servir a
ese prójimo no sólo como personas, sino como situaciones
sociales.
11. murió el pobre
(Lázaro) y fue llevado
por los ángeles…
murió también el rico
(Epulón) y … en el
infierno entre
tormentos… Lc 16, 22-
23
12. qué difícil es que los que tienen
riquezas entren en el Reino de Dios Mc
10,23
13. Lc 4, 14-21: “El Espíritu
del Señor está sobre mí
porque él me ha ungido
para que dé la buena
noticia a los pobres. Me
ha enviado para
anunciar la libertad a los
cautivos y la vista a los
ciegos, para poner en
libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de
gracia del Señor” (Is.
61, 1-2).
15. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas.
Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: “Os
digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más
que todos los que echan en el arca del Tesoro... (Mc 12,
43)