Durante el reinado de Isabel II se produjo la revolución liberal en España, que transformó las estructuras económicas, sociales y políticas del país. Se liberalizó la economía y se pasó de una monarquía absoluta a una constitucional y parlamentaria. Sin embargo, el poder seguía controlado por minorías y hubo alternancias constantes entre facciones moderadas y progresistas debido a pronunciamientos militares. Esto llevó a una descomposición del sistema isabelino entre 1856 y 1868.