La evolución histórica de la información comenzó con los primeros mensajes permanentes a través de objetos y dibujos en el Paleolítico. Los ideogramas evolucionaron a los fonogramas que asignaban sonidos a los dibujos. En el siglo I a.C., Julio César ordenó publicar diariamente el Acta Diurna, el primer periódico conocido. En los siglos siguientes, la escritura cuneiforme permitió registrar historias en tablillas de arcilla y el alfabeto cananeo contenía solo consonantes