La Constitución de 1833 estableció un régimen autoritario y presidencialista que buscaba asegurar el orden y la obediencia de los ciudadanos. El documento describe las características de este régimen conservador, incluyendo un sistema de sufragio censitario que restringía el derecho al voto, amplios poderes para el Presidente, y la religión católica como religión oficial del Estado. El objetivo era construir un Estado-nación estable imponiendo la hegemonía política conservadora.