La Ley de Dios sirve como norma de fe, permanencia y acción en la educación cristiana según la Biblia. Funciona como un testigo que reprende el corazón y hace que la gente se examine a sí misma. También es una norma de permanencia porque permanecer en el amor de Dios significa obedecer los mandamientos como Jesús. Además, la Ley guía la acción de los creyentes al llamarlos a tener una actitud firme y reflexiva para hacer lo que Dios manda.