Rómulo y Remo, nietos del rey Numitor de Alba Longa, fueron abandonados en el río Tíber por su tía para que murieran. Sin embargo, fueron amamantados por una loba y criados por un pastor. Cuando crecieron, derrocaron a Amulio, restauraron a Numitor como rey y fundaron la ciudad de Roma en las orillas del Tíber, aunque una disputa entre los hermanos llevó a Rómulo a matar a Remo.