La papa es originaria de América del Sur y fue cultivada por los Incas en Perú, para quienes la agricultura era sagrada. Los españoles descubrieron la papa en 1537 y llegó a España en 1550, aunque no fue bien recibida al principio. Más tarde, cuando un prisionero francés sobrevivió a base de papas, el Rey Luis XVI promovió su cultivo en Francia para combatir las hambrunas, convirtiéndose la papa en un alimento popular en Europa después de dos siglos.