El poema describe la nostalgia del poeta por un jardín cerrado de su juventud, con magnolios, limoneros y el encanto de sus aguas, donde podía oír trinos y hojas susurrantes y ver un cielo hondo y una torre esbelta como flor de luz. Al volver a este jardín, el poeta siente la aguda espina del deseo y la juventud pasada vuelve a él como un sueño de un dios sin tiempo.