La segunda revolución industrial se caracterizó por tres cambios principales: 1) El crecimiento de la población europea entre 1870 y 1914, lo que provocó un aumento en las ciudades y la emigración; 2) Las transformaciones técnicas habilitadas por nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo, incluyendo avances en la electricidad, la organización del trabajo y los sectores industriales; 3) Cambios en el comercio, transporte, comunicaciones y organización financiera que impulsaron el "gran capitalismo".