San Pablo experimentó que la salvación proviene de la muerte de Cristo en la cruz, no de los méritos humanos. Hizo de la cruz el centro de su teología y predicación, a pesar de que para los judíos y griegos era escándalo y necedad. La cruz revela el verdadero poder de Dios como amor gratuito, no la sabiduría humana. Siguiendo el ejemplo de Pablo, los cristianos deben vivir entregados al ministerio de la reconciliación a través de la humildad y renuncia