1. LA PERSONALIDAD<br />La etimología del término persona, del que deriva personalidad, no está muy clara: puede provenir del griego prosopon (quot;
máscara teatralquot;
), del etrusco persum (quot;
cabeza o caraquot;
) o del latín per se una, que designa la unidad substantiva. <br />La personalidad es el resultado de la articulación dinámica de los aspectos psicológicos (intelectuales, afectivos, cognitivos y pulsionales) y biológicos (fisiológicos y morfológicos) característicos de cada persona y que le distinguen de las demás.<br />Durante un largo período de tiempo, se consideró que la personalidad era inmodificable. Una de las características de la máscara en el teatro antiguo era su permanencia, su fijeza, por eso probablemente se adoptó el término personalidad para designar los rasgos característicos de una persona. En la actualidad esta idea está totalmente descartada.<br />Definiciones<br />La personalidad se puede enmarcar dentro de un conjunto de procesos y de sistemas comportamentales estrechamente relacionados entre sí, pero existe un gran desacuerdo a la hora de definirla. Sin embargo, en una revisión de las distintas acepciones, hay una serie de aspectos que hay que tener en cuenta para poner orden en estas definiciones y buscar los aspectos que las unifican:<br />- La personalidad es algo propio de cada individuo. El fundamento de esta unicidad varía según las escuelas, pero de algún modo en la personalidad se funda lo propio de cada cual.<br />- Los individuos reaccionan de distintas formas en situaciones parecidas.<br />- Existe cierta regularidad y estabilidad de la persona en situaciones concretas y parecidas.<br />- Hay una unidad de la conducta del sujeto en diferentes actividades.<br />- El estudio de la personalidad se basa en la búsqueda de indicadores para poder predecir conductas.<br />La personalidad representa la estructura intermedia que la psicología necesita interponer entre la estimulación del medio y la conducta con que los sujetos responden a ella, para dar razón del modo individualizado en que lo hacen. Como ya se ha dicho, la manera de dar razón a esa estructura varía de unas escuelas a otras.<br />Base biológica<br />Los factores biológicos se reúnen, por lo general, bajo el término de temperamento. En el temperamento se distinguen aspectos estáticos y dinámicos: los primeros se refieren la morfología, mientras que los segundos hacen alusión a la fisiología. El sexo, la edad, el sistema endocrino, etc., afectan a la personalidad, aunque es difícil precisar sus mecanismos. Con todo, son, sin duda, elementos que configuran una situación social, que a su vez condiciona la estructuración psíquica de la persona.<br />Los factores sociales<br />Se refieren a una serie de estructuras que van desde el medio familiar o el grupo social al que pertenece la familia hasta la cultura a la que pertenece este grupo social.<br /> Conflictos, características neurofisiológicas, sistemas de rasgos y condiciones sociales, constituyen las fuentes principales de donde los diferentes psicólogos pretenden extraer, con métodos muy diversos, los correspondientes indicadores de personalidad. Las grandes alternativas que pueden adoptarse en torno al concepto de personalidad dependen del énfasis que se ponga en los factores psicodinámicos, en los rasgos y tipos, en los parámetros de estimulación social o en sus respectivas formas de integración.<br />La descripción de la personalidad<br />Se puede abordar desde diferentes perspectivas:<br /> <br />- Descripción de la personalidad en términos de niveles o instancias.<br /> <br />- Descripción de la personalidad en términos de rasgos.<br /> <br />- Descripciones tipológicas de la personalidad. <br /> <br />Modelos jerárquicos<br />La idea de que nuestra personalidad está estructurada de forma jerárquica se remonta a los filósofos de la Antigüedad, que concebían la existencia de tres niveles: alma vegetativa, alma animal y alma racional, según expuso Aristóteles; valor, voluntad y razón, según Platón. Está jerarquización fue adoptada por San Agustín y, posteriormente, por el mundo medieval.<br />Freud desarrolló dos teorías de la personalidad: en la primera distingue tres niveles en orden jerárquico, consciente, preconsciente e inconsciente; el origen de algunas de las anomalías de la personalidad se encuentra en los conflictos entre consciente e inconsciente. En la segunda teoría, Freud expone la existencia de tres instancias, el Superyó, el Yo y el Ello; el esquema jerárquico psicoanalítico es puramente psicológico y no hace ninguna referencia biológica.<br />Dentro de una orientación también puramente psicológica se encuentran un grupo de teorías que se denominan de los estratos. Algunos de sus representantes son Klages, que opone el espíritu al alma, o Stransky, quien por encima de la zona de la afectividad coloca la zona de los procesos intelectuales.<br />Modelos basados en los rasgos<br />La noción de rasgo es equiparable a la de disposición psicológica. En el sentido etimológico del término, un rasgo es un carácter distintivo de algo; sin embargo, el rasgo no se puede tomar en su sentido etimológico sino como una nota regulativa o representativa de muchas otras notas conductuales. El rasgo se puede definir como un atributo funcional relativamente persistente que inclina al individuo, por hacerlas más fáciles, hacia cierto tipo de respuestas o hacia cierta clase de situaciones. Los psicólogos descriptivos han desarrollado una serie de procedimientos de medida para clasificar a los individuos en torno a unos rasgos.<br />En la medida en que la personalidad tiene aspectos cognitivos, afectivos, fisiológicos y morfológicos se hace necesario precisar los rasgos en cada uno de estos aspectos. Para la evaluación de los dos primeros aspectos se han desarrollado una serie de cuestionarios o tests que permiten, tras su valoración cuantitativa, hacer una descripción de la personalidad en base a unos rasgos establecidos.<br />Las descripciones de la personalidad basadas en rasgos han recibido muchas críticas. La primera surge a partir de los psicólogos del aprendizaje, que defienden que el modo habitual de reacción de un individuo ante una situación no se puede predecir a partir de disposiciones como los rasgos: la única descripción posible es la que se refiere a la respuesta que da un sujeto ante una determinada situación. Otras críticas provienen de múltiples psicólogos, entre los que se encuentran Allport y los fenomenologistas, que defienden que cada persona es única y niegan toda posibilidad de clasificación: la personalidad consiste en el propio comportamiento de cada cual.<br />Tipologías<br />Recibe el nombre de tipo el conjunto de rasgos que imprimen un estilo general al comportamiento del sujeto. Para definir rasgos y tipos se utilizan adjetivos; así, se habla, por ejemplo, de personalidad extravertida o introvertida, controlada o impulsiva, etc.<br />El tipo se corresponde en psicopatología con el concepto de síndrome.<br />Según el aspecto que se valore, las tipologías pueden ser: morfológicas, fisiológicas, psicológicas o mixtas. La mayor parte de las tipologías existentes tienen tendencia a considerar, a la hora de establecer sus clasificaciones, únicamente aspectos parciales de la personalidad; sin embargo, una verdadera tipología debería tener en cuenta todos los componentes (morfológicos, fisiológicos y psicológicos).<br />Bajo el influjo de las teorías psicoanalíticas y constitucionales de los temperamentos, se ha tendido a identificar la personalidad con un sistema de procesos afectivos y motivacionales, dejando en un segundo plano el cometido que ejerce en la regulación de la conducta la estructura cognoscitiva. Los estilos cognoscitivos, los hábitos perceptivos y las preferencias de la imaginación tienen tanta importancia en el estudio de la personalidad como el resto de las conductas de tipo afectivo o temperamental. La afectividad y el conocimiento son dos realidades estrechamente conectadas y ambas forman parte de la estructura de la personalidad.<br />IRG.<br />Múltiple personalidad<br />Desorden disociativo en el que dos o más sistemas de personalidad independientes y completos se manifiestan en un solo individuo. Cada uno de estos sistemas de personalidad tiene procesos emocionales y cognitivos distintos y bien desarrollados. Las distintas personalidades pueden tener nombres, tipos de escritura y encefalogramas diferentes, así como cada una puede producir tests de personalidad distintos. Generalmente suele haber una personalidad dominante, y de una a cien secundarias, con su temperamento, distintas maneras de actuar,lenguaje corporal propio, etc. La personalidad dominante tiende a ignorar a las restantes, mientras que éstas saben de su existencia y de la de ellas entre sí. Los pacientes pueden pasar de una personalidad a otra en cuestión de minutos o de años. Muchos investigadores consideran este desorden disociativo como una forma de ansiedad post-traumática.<br />El desarrollo de las distintas personalidades tiene la función de servir de adaptación en aquellos casos, por ejemplo, de niños que han sufrido abusos y que escapan con ello del conflicto interno provocado por el trauma. En este desorden, padecido mucho más las mujeres que los hombres en una proporción de nueve a uno, el tratamiento suele incluir la integración de las personalidades fragmentadas en una personalidad unificada, mediante hipnoterapia y psicoterapia, de manera que se consigue que la personalidad dominante llegue gradualmente a conocer la existencia de las demás personalidades y el trauma original se lleve poco a poco al nivel consciente.<br />Personalidad antisocial.<br />Grave desorden de la personalidad, caracterizado por la continua violación de los derechos de otros mediante comportamiento agresivo y antisocial, sin remordimiento y sin manifestar lealtad a nadie. Los individuos con personalidad antisocial o sociópatas son extraordinariamente inteligentes y agradables socialmente. Los síntomas más comunes son mentiras, muestras dramáticas (pero vacías) de remordimiento y promesas convincentes de buen comportamiento. El desorden se caracteriza por: intolerancia a la rutina y el aburrimiento, impulsividad y búsqueda de estímulos constantes, falta total de remordimiento, comportamiento manipulativo, inhabilidad para demostrar empatía o aceptar responsabilidad, moralidad confundida, inhabilidad para determinar el bien y el mal e inhabilidad para aprender de experiencias pasadas. Los factores que provocan la enfermedad no están aún muy claros: existen diferentes <br />