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LLLAAASSSRRROOOJJJAAASSSNNNOOOTTTAAASSSDDDEEELLLOOOTTTOOOÑÑÑOOO
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
Antología de Poesía y Cuentos
Las Rojas Notas del Otoño
2
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
3
Las Rojas Notas del Otoño
Antología de poesía y cuento
Las Rojas Notas del Otoño
4
Las rojas Notas del Otoño
Compilado de Poesía y cuentos. Perteneciente a la Sociedad
Secreta de Asuntos sin importancia.
Los derechos de todos y cada unos de los escritos aquí
presentes pertenecen a sus autores y está prohibida su
reproducción total o parcial con fines de lucro.
Las imágenes insertas en la publicación son de libre distribución
y sus derechos pertenecen a sus autores.
La distribución de este compilado es Gratuita y se prohíbe
lucrar con él.
La impresión de este compilado para uso colectivo ya sea para
enseñanza o recreación, debe ser autorizada por sus autores.
Editado por:
Carlos Carrillanca Reyes
Osorno
Chile
carloscarrillanca@gmail.com
Osorno; Junio de 2015
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
5
Vivimos en la corteza de la
realidad y rara vez alcanzamos
su núcleo, lo secreto habita en el
corazón de la apariencia, lo
conocidos es solo un aspecto
aparente de lo desconocido.
A.M.S
Las Rojas Notas del Otoño
6
Dedicatoria:
Para todos Ustedes, que
hicieron posible que este
proyecto se terminara,
que sacaron tiempo de
donde no tenían, que me
soportaron hostigándolos
por no entregar los
escritos, para todos Uds.,
miembros de esta
sociedad, que creyeron en
mi, regálense a sí mismos
un aplauso, una pequeña
chispa de alegría, una
sonrisa en los labios pues
sin Uds., este libro no
existiría.
Su pequeño dictador
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
7
Índice
Otoño (poesía en prosa libre). Joe Aguilar Pag 8
Hasta Siempre (Microcuento). Mariel Corzo Pag 12
Amor de Otoño. Millaray Macías Pag 14
Yo soy Otoño. Romina Alfonso Pag 19
La academia. Odin Ragnarok Pag 24
Locura en Otoño. Candy Celis Pag 30
Naranja y Rojo. Lorena Santillana Pag 34
Amantes Oscuros. Guadalupe Martínez Pag 39
Segundo Acorde; Ensayo bajo las hojas.
Karryman. Pag 44
Las Rojas Notas del Otoño
8
OOOTTTOOOÑÑÑOOO (((PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA EEENNN PPPRRROOOSSSAAA LLLIIIBBBRRREEE)))
Por Joe Aguilar.
José F. Aguirre-Aguilar.
Ciudad Juárez-El Paso-Las Cruces.
U.S.A.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
9
Otoño.
l viento exhala en mi rostro, presagiando el equinoccio donde abordan
plateados destellos de mi adultez. Hojas se desploman de mis ojos al
ver con asombro las fisuras que se forman en mi solitario semblante.
No sé si es por arrebato, o si es por nostalgia. Siento que la transición ha entrado
en mi existencia y me transporta a una paciente aventura por lugares que no
pensaba llegar.
“Rendido por el inmenso andar, me abrigo en una esquina y me recojo con
otros recuerdos acumulados por las arboledas, que hacía poco lucían de rubores y
matices sobre el malecón del descomunal gigante de acero. Permanezco estático,
al igual que los demás, hasta que el viento advierte nuestra presencia y nos invita a
un revolotear sobre frías avenidas llenas de lágrimas de estaciones presentes”.
Observo señales de un prolongado andar, trastornos en mi persona anuncian
con empeño que otra estación está por tocar. Es el otoño de mi vida, a lo lejos,
quedan los exaltados pájaros que estremeciendo con sus cánticos, alegraban
algunas tardes con mi amada madre. Era la primera flor, que con su esencia,
aprisionaba a pequeñas mariposas aleteando sin fin. Mientras, pequeños grillos
regocijantes entonaban su canto en el jardín. En los muros de la casa quedaban
plasmados vestigios de una evolución. Vendavales vaticinando que la primavera
aún estaba presente.
“Me despertó la cínica mañana de una primavera perpetua, envuelto de
maravillosos colores que me invitaban a jugar sin detenerme a razonar. Por las
tardes, la candente cara de una estrella, empapaba mi rostro de seducción
impetuosa, para abrigarme entre sus inciensos de un verano peligroso. Al
crepúsculo, una brisa acaricia mi mejilla atrayéndome con otoñales siluetas de
recuerdos aun presentes”.
Inesperadamente, me sacude la sombría velada, exhalando un fresco
recuerdo. A lo lejos, va permaneciendo montones de hojas con historias y
anécdotas que se revolotean con la fría noche. Fría y oscura, así permanece por un
instante mi mente, presagiando noches sombrías donde solo me acompaña una
pequeña corona de adviento en la pared. A lo lejos, se escucha el alboroto de los
gatos jugar en la azotea, vislumbrando un anillo cuajado, esperando para devorarle
en medio de la oscuridad.
“Así cómo el árbol, que permite anidar entre sus brazos a las criaturas de
naturaleza y las cobija entre sus hojas; la tempestad apresa el declive de una ilusión
perdida que oprime el ánimo y somete el espíritu. Sólo la ráfaga de el sublime
temporal, absorbe el llanto que escurre en esas mejillas y las envuelve en su
resuello.”
Al día siguiente, me levanto con la torpeza que aturde mis sentidos,
pequeños ensambles advierten la presencia de hojas secas sobre mi cama. Son los
recuerdos de una enamorada que por las tardes bajaba a la orilla del rio. En ese
entonces, se le notaba cansada y desolada.
E
Las Rojas Notas del Otoño
10
Portaba un morral en el cual guardaba celosamente un triste camino de
amargura. Sin embargo, sonreía, sería el disimulo ante la mirada de los moradores
del inmenso bosque que aguardaban su presencia para cortejarla antes de acabar
el día.
“Un día de otoño, me encontré a un corazón naufragando, estaba ahogado
de pena y dolor. Como era muy frágil, lo tome con ternura y lo curé con amor. Al
paso del tiempo el corazón fortaleció, no dijo nada y su paso siguió. Sigo vagando
por el río de amargura y desolación, esperando encontrarme al corazón que me
ahogó”.
Un gesto absurdo irrumpe en mi sentimiento dejando de lado los sobresaltos
del pasado lacerado por ironías casuales. Al voltear a la ventana, observo que los
arboles han marchitado, dejando desnudos sus brazos que son violentados por
ráfagas de viento helado. A mi lado permanece mi madre, como un roble resistiendo
los temporales que acarrean cada época. Mientras yo le escolto, como una apegada
rama que cuelga de ella.
Al observarle, me doy cuenta que pertenezco a la misma raíz, que me he
convertido en parte del mismo tronco. Entonces, veo que todo es un ciclo, que algún
día llegara un invierno a mí y que este admirable otoño solo me está adiestrando
para sobrellevar el despiadado invierno que algún día se avecinará.
“Tal vez me sienta impresionado por todas esas muestras de amor a lo largo
de mi vida. Tal vez me sienta añorado por ese primer amor que me hizo sentir que
tocaba el cielo. Tal vez me sienta sobrecogido, por esas personas que me dieron lo
más valioso para mí; mis hijas. Tal vez me sienta desconcertado, por ese amor que
un día se fue buscando consuelo en otros brazos. Tal vez me sienta conmovido por
esa muestra de amor que algún día me expresaron, y que solo fueran palabras que
se desvanecieron con el tiempo. Tal vez sea tarde, para darme cuenta. Pero al final,
aun me siento asombrado por ello.”
Las horas me acompañan, firmes, como un lastre vaticinando el despiadado
paso del tiempo. El crepúsculo ha caído, haciendo una noche hermosa. La brisa
acaricia a los grillos disfrazados de ánimas en pena. Sus alabanzas alborotan el
vecindario, es una demanda de ser nutridos por dulces manjares para saciar sus
frenesíes de pequeñas energías burlonas.
“La obscuridad nos apresa con su silencioso andar. Sigilosa en las
penumbras va envolviendo los sueños que van derivando del pensamiento más
profundo. La obscuridad nos apresa con su manto negro y nos cobija con sutileza.
Invita a poseerla y nos precisa a ceder ante su penumbre encanto”.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
11
José F. Aguirre-Aguilar (Joe Aguilar)
Es un escritor independiente y fundador
de la revista Joe’s Magazine, dedicada
especialmente para la comunidad rocanrolera de
habla hispana de la zona fronteriza de Estados
Unidos de América, México y Latinoamérica.
Nacido en El Paso, Texas, actualmente
radica en el área metropolitana de Cd. Juárez-El
Paso-Las Cruces, ha trabajado como consultor,
manejador, entrenador, capacitador, empresario
y actualmente escritor.
Cuenta con una licenciatura en Manejo
Empresarial y Administrativo y cuatro
certificaciones en Psicología Aplicada. Joe
Aguilar ha sido galardonado en varias ocasiones por su ardua labor dentro de sus
actividades profesionales, deportivas, académicas y altruistas.
Actualmente, trabaja asistiendo moral y psicológicamente a personas de
edad avanzada. Se encuentra dedicado a su revista quincenal - Joe’s Magazine- y a
su afición a la poesía libre.
Las Rojas Notas del Otoño
12
Por Mariel Corzo.
Ciudad de Coatepeque.
Guatemala.
HHHAAASSSTTTAAA SSSIIIEEEMMMPPPRRREEE (((MMMIIICCCRRROOO CCCUUUEEENNNTTTOOO)))
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
13
Hasta siempre.
odas las primaveras se fueron alejando, llegaron a otoño con la piel
curtida, las manos temblorosas y toda una vida realizada. El cerró los
ojos, ella le tomo la mano rígida y pudo descubrir que se había ido.
Su funeral estaba preparado, llegaron a traerlo en camioneta, lo regresaron
en un féretro en medio de la sala; sus hijos lo acomodaron, abrieron el féretro,
adornaron con flores. Llego toda la aldea a despedirlo, ella quien había perdido la
mitad de su alma, ella fue llevada al lado de él, colocando su catre con sabanas
coloridas al lado, ella casi transparente tendida en el catre, el a la par en su lecho,
entre lagrimas lo despidió y tres días después ella y él se reunieron.
FIN.
Mariel Victoria Corzo Alvarado.
Nacida el 15 de Diciembre de 1989,
Ciudad de Coatepeque, Quetzaltenango
Guatemala.
T
Las Rojas Notas del Otoño
14
Por Millaray Macías.
Ciudad de México. DF.
México.
AAAMMMOOORRR DDDEEE OOOTTTOOOÑÑÑOOO...
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
15
Amor de Otoño.
a veía todos los días al pasar hacia la escuela, era una linda chica,
suponía que tendría unos quince años más o menos, porque aún vestía el
uniforme del colegio y su cara de niña la delataba aún más.
La había visto por primera vez a principios del otoño, que maravillosa visión, la
cascada de rizos castaños, los ojos color caramelo, el rostro arrebolado, toda esa
belleza enmarcada entre hojas rojas, naranjas y marrones, que perfecto escenario,
había pensado.
Desde entonces, la esperaba siempre a la misma hora, sabía que pasaría por
allí, era su camino al colegio. Estaban a la mitad del otoño y no se animaba a
hablarle, era tan bella, tan inocente, tan pura, la imaginaba como un ángel.
De pronto le embargó un sentimiento de angustia, y si ella no era real, y si era
una creación de su imaginación, su madre siempre le había dicho que tenía
demasiada imaginación, que eso no traería nada bueno, de pequeño había tenido
un par de amigos imaginarios, pero qué niño no los había tenido alguna vez y más
siendo un niño solitario, sin hermanos, amigos ni primos con los que jugar, en la
escuela los demás niños se burlaban de él, porque siempre veía algo más que ellos
no veían, le decían raro, loco, pero él veía ángeles, hadas y a veces también
monstruos, los monstruos salían de los espejos, por eso los cubría.
¿Y si ella era una visión más? Debía averiguarlo, estar seguro de que era real,
pero ¿cómo podría asegurarse? El viento del otoño soplaba, frío, sobre su cara y
entonces la idea llegó, la seguiría. Si se trataba de una visión, no llegaría a ninguna
parte, porque un producto de su imaginación no podía tener una casa, ni acudir a
una escuela, ni tener amigas, claro, esa era la forma de asegurarse que esa
muchacha era un ser humano real.
Al otro día por la mañana, en cuanto la vio aparecer en el camino de tierra del
parque, cubierto de hojas con colores de tierra, se ocultó apresuradamente tras
unos árboles y esperó a que pasara, ella caminaba lenta y despreocupadamente,
parecía no tener prisa, disfrutaba ir pisando las hojas secas, el ruidito que hacen al
pisarlas le parecía parte de la magia del otoño. Hacía frío, por lo que llevaba un
grueso abrigo gris, él pensó que era un abrigo de invierno, no de otoño, un abrigo
de otoño debía ser color tierra, ocre, rojo sangre…, sangre no, sácate la sangre de
la cabeza, la sangre duele, la sangre huele, la sangre es vida derramada, ella era
vida y no podía derramar su sangre, como antes había pasado, tanta sangre. Pero
ahora era otoño y en otoño no había sangre, la sangre había brotado en primavera,
L
Las Rojas Notas del Otoño
16
porque la primavera es la vida nueva, ¡demonios!, tenía que dejar de pensar en eso,
olvidar, debía olvidar.
Cuando volvió de su ensimismamiento, se dio cuenta que la chica ya había
pasado y se estaba alejando, lo suficiente para poder seguirla sin que ella se diese
cuenta, no quería asustarla, sólo quería asegurarse de que era real antes de
presentarse y declararle su amor, suavemente, dulcemente, así como caen las
hojas de los árboles en el otoño, como bailando en el aire, haciendo cabriolas,
danzarinas, juguetonas, recordó el poema de E.E. Cummings y pensó que estaba
hecho especialmente para esa ocasión, no, reflexionó, porque ya no estaría solo,
serían dos hojas cayendo al unísono, juntas para siempre, para morir juntas y no en
soledad.
Comenzó a seguirla, ocultándose entre los grandes árboles que bordeaban el
camino, atravesaron el parque y llegaron a la calle principal, la vio cruzar la calle, no
podía seguirla, se descubriría, no había donde ocultarse, tenía la esperanza que
entrara en la escuela que estaba cruzando la calle, y se estremeció de felicidad al
ver concedido su deseo, ahí estudiaba, justo en la escuela que estaba frente al
parque. La vio sonriendo entre un grupo de niñas, ninguna tan linda como la suya,
porque era suya, desde el momento en que se había metido en sus sueños y en sus
desvelos, en sus noches y amaneceres, se pertenecían uno al otro, estaban
destinados a encontrarse, a convertirse en un amor surgido del otoño. Por fin
escuchó sonar la campana y todos los estudiantes entraron, la calle quedó en
silencio, únicamente se escuchaba el latido de su corazón, emocionado, ella era
real, la había visto entrar a la escuela, la había escuchado reír con risa cantarina
con otras estudiantes, era real, y estaba decidido a hablar con ella ese mismo día.
Esperó a que sonara la campana que disponía la salida de los estudiantes y la
buscó ansioso cuando salían en tropel los estudiantes, pero ella destacaba entre la
multitud de seres ordinarios, tenía un brillo especial, un aura diría su madre,
emanaba luz. La vio despedirse del grupo de jóvenes con los que salía y dirigirse
hacia el camino del parque, sería el momento, tenía que tomar valor, no podía
perder esa oportunidad única que la vida le brindaba. Además el parque era el
escenario perfecto, ahí la había conocido, ahí debía empezar la historia de amor, la
historia de sus vidas, pensaba en que ella le contaría a sus nietos cómo al verlo
había sentido esa conexión inmediata, el flechazo de Cupido, como había
descubierto en ese instante en que sus ojos se encontraron que no habría nadie
más.
La siguió de cerca hasta la mitad del parque, a esa hora no había gente por ese
terraplén, sabía que ella lo intuía y apuró el paso hasta ponerse justo a su lado. Ella
se volvió un poco sobresaltada, pero inmediatamente la tranquilizó, le dijo lo
hermosa que era, que llevaba semanas tratando de hablar con ella, pero que le
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
17
había faltado valor, hasta ese día, le dijo todo lo que sentía, todo lo que su corazón
contenía. Ella se detuvo, estaba tan serena, parecía un ángel, tenía la mirada fija en
él, era tan bella, y sería suya y solo suya para siempre.
La tomó en sus brazos y se adentró en el bosquecillo del parque, la llevó a un
claro cercano y ahí se sentaron ambos, a hablar por horas y horas, hasta que ella
se durmió. No se cansaba de verla, tan plácida, tan quieta, aunque se preocupó
porque el aire era frío y ella se ponía cada vez más fría y pálida, la cubrió con el
abrigo gris, no tenía corazón para despertarla, así que la dejó, ahí cubierta con el
abrigo gris.
Esa tarde, un corredor descubrió el cuerpo inerte de una colegiala en el parque,
cubierto con un abrigo gris. Había sido asfixiada, dijeron en las noticias de la noche,
tenía quince años, se llamaba Mariana y estudiaba en la escuela que estaba frente
al parque, al parecer se trataba del mismo asesino que en la primavera pasada
había asesinado a otra adolescente, aunque la policía aún investigaba, ya que en el
anterior homicidio la muchacha había sido desangrada...
Y él pensaba que ella era suya por siempre, a partir de aquel otoño nunca más
se separarían….
FIN.
Las Rojas Notas del Otoño
18
Millaray Macías Freitas.
Nació en Santiago de Chile en Febrero de
1973, hija de padre mexicano y madre chilena;
signo Piscis (medio voluble dicen por ahí.)
De muy pequeñita se traslado a México
(más bien me trajeron, dice ella), y desde
entonces reside en este lindo país. Regresó a
su tierra de origen cuando tenía 15 años,
quedándose 4 años, mientras cursaba la
Educación Media Superior (preparatoria). Cursó
además un año en la universidad, estudiando
Literatura Inglesa, (una de sus grandes pasiones
y una carrera que juró que algún día terminaría,
aunque sea por puro orgullo).
De profesión abogada (otra de sus pasiones), aunque las leyes estén tan
manoseadas y violadas hoy en día, no pierde la esperanza de que algún futuro
cercano, la justicia prevalezca sobre los intereses económicos y políticos, y de ahí
su pasión.
En lo personal; tiene dos hermosos hijos y un marido estupendo con quienes
comparte su vida, sus sueños y esperanzas.
Le gusta leer, sobre todo novelas, son parte de su terapia anti estrés; gusta
de la comida sabrosa y picosita, bien mexicana, aunque no rechaza los nuevos
sabores. Se divierte armando rompecabezas, crucigramas y los sudokus (otra de
sus terapias anti estrés confiesa).
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
19
YYYOOO SSSOOOYYY OOOTTTOOOÑÑÑOOO...
Por Romina Alfonso.
Ciudad de Benavidez.
Argentina.
Las Rojas Notas del Otoño
20
“Yo soy otoño.
Intermitente, raro, sin brillos.
Yo soy otoño de hojas secas,
Hielos finos, aves dormidas.
Yo soy otoño, solo para que
Me recuerdes en tus tristezas.”
Néstor Venialgo.
Yo soy Otoño.
as últimas luces del día jugueteaban entre las nubes logrando
ruborizarlas.
Un cierto aroma ácido comenzaba a sentirse en el aire por las hojas
caídas de los árboles.
Otoño. Hacía ya algunas semanas había comenzado, pero el frío no quería
aparecer. La humedad era insoportable.
Y ahí estaba yo, mirando las nubes sonrojadas por el sol que se despedía de
ellas susurrándoles vaya a saber qué cosas.
Algún pájaro buscando rama donde pasar la noche daba vueltas aún entre
los robles.
La calidez de la brisa en pleno junio se tornaba muy extraña ya, pero en
realidad no era raro, el clima estaba cambiando gracias a la mano del hombre.
Habíamos quedado en encontrarnos en ese lugar, y aunque yo sabía que
alguna cosa iba a impedir el encuentro, fui igual. Siempre pasaba algo, y siempre lo
presentía aunque tuviera la esperanza de que no me cancelara. Pero no fue esa
vez la excepción.
Frustrada, algo triste, algo confusa también, los pensamientos no dejaban
que los ordenara. Las imágenes se presentaban y me generaban más rabia, pero
conmigo misma. Uno siempre termina enojándose con su cabeza, su corazón y su
estupidez cuando se encuentra dando tanto para nada. Pero al recordar las tantas
veces que me hizo sentir así, inevitablemente llegaron también los recuerdos de
L
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
21
tantos momentos lindos. Y otra vez la frustración de saber lo difícil que este amor es
para mí.
Y se adueñó de mi la idea de que para eso estoy en este mundo, para ser de
alguna manera quien acompaña en las dificultades, para ser quien suavice las
heridas momentáneamente, la que ayuda a ordenar pensamientos ajenos, la que
ayuda a no pensar también, a correr por un instante los problemas.
¿Qué tan egoísta puede ser un sentimiento?
A veces maldigo la facilidad de ponerme en la piel de los demás, y la bendigo
a la vez, porque aunque a veces me duela, sé que no es fácil vivir ciertas cosas, y si
para eso estoy en este mundo, bendigo el día de haberlo conocido.
El ruido del tren me sustrajo de mis pensamientos. Estaba oscureciendo y
tenía que irme. Sentimientos encontrados me invadían, quería llorar, pero a la vez
no, porque entendía. Quería escribirle y decirle que estaba harta, pero cuantas
veces ya lo había hecho y al volver a verlo se me iba todo el enojo al diablo, solo
bastaba que me bese o me abrace para que me olvidara del mundo. Y después de
todo me seguía buscando.
Metí la mano en el bolsillo del saco, agarré el celular. No quería sacarlo. No
quería responder su mensaje que me avisaba que no iba a ir a verme porque se le
complicó, una vez más.
Sentía el corazón escarchado a pesar de los 18 grados centígrados que
reinaban en la atmósfera. Siempre sentía frío cuando estaba triste. Siempre era
otoño para mí.
Dicen que el otoño es una estación del año. Comienza el frío, los colores de
los árboles dan un toque especial a las calles, las hojas van cayendo en una danza
fúnebre, desprendidas de la vida al cumplirse su ciclo.
Pero no estoy segura de que realmente sea una estación, porque se supone
que en una estación hay que detenerse, pero en este otoño gris nada se detuvo.
Porque la vida no se detiene por más estaciones que le pongamos, y mientras acá
es otoño en otro lugar es primavera. Y yo quería sentir la primavera, ya no más este
otoño húmedo, raro y gris.
Y mientras el grisáceo día se marchaba entre las tinieblas de la noche, me
animé y le contesté su mensaje.
- ¿Qué es el otoño?
- ¿Eh?
Las Rojas Notas del Otoño
22
-Quiero saber qué es el otoño.
-Una estación del año. Otoño, invierno, verano, primavera.
- Gracias.
-¿Qué pasa?
-Quiero saber qué es el otoño. Ya me dijiste. Me sirve.
-Sos muy inteligente como para hacerme esa pregunta.
Le resultó rara mi pregunta, es que no sabía que el otoño se me hacía eterno
cuando lo tenía lejos, y que la primavera asomaba a mis ojos cuando lo veía llegar,
mientras el verano se presentaba inminente cuando dormía a su lado. Que el
invierno sería perderlo, porque realmente lo amo.
-Gracias. Nos vemos en algún momento. Besos.-
Y con la angustia metida en los bolsillos me fui junto con las hojas secas que
se dejaban arrastrar por el viento, como una hoja seca más que buscaba un lugar
en la tierra para terminar su ciclo y volver a resurgir con la primavera.
¿Qué es el otoño? Yo soy otoño.
Yo soy otoño de hojas secas, de colores hermosos mezclados entre el gris
del cielo.
Yo soy otoño de brisas suaves que se bailan en tu pelo, llevándote caricias
que no puedo darte.
Yo soy otoño de labios húmedos, de besos ansiosos, de abrazos cálidos.
Yo soy otoño de tristezas compartidas, de café con leche a la mañana, de
helados a destiempo.
Yo soy otoño, porque el otoño se me quedó en la piel, con tus besos, con tu
amor.
Soy otoño de lluvia en el corazón cuando no estás conmigo.
Soy otoño: gris, rara y sombría.
FIN.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
23
Romina Alfonso
Nació el 3 de agosto de 1980, oriunda de
Benavidez, Buenos Aires, Argentina.
Técnico mecánico electricista, egresado
de la escuela de educación técnica número tres
de Benavidez.
Aficionada a la lectura y la escritura.
Madre de dos hijos.
Las Rojas Notas del Otoño
24
LLLAAA AAACCCAAADDDEEEMMMIIIAAA...
Por Odín Ragnarok.
Ciudad desconocida.
México.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
25
Prefacio:
Este es un pequeño proyecto que manejamos haces varios años, compañeros de las noches de
reuniones sociales, escritores aficionados; trabajábamos 3 en grupo, teníamos la idea de hacer un
escrito de Ciencia Ficción, ellos hicieron su parte; yo trabaje en el mío aparte, pero lo leía en las
reuniones para dar a conocer mis avances, tengo varios borradores del trabajo, este fragmento lo
acabo de crear pensando en el que tengo de aquellas reuniones como continuación, mi idea es la de
una civilización de recolectores de vida de otras estrellas, para la preservación de las especies
altamente desarrolladas, con su estrella hogar y todos sus planetas terraformormados
In Memoriam
Arturo
Nosotros que transitamos por estos senderos.
La Academia.
somaban ya los primeros rayos del amanecer; amarillos, lustrosos
algunas nubes se interponían en su camino formando largos haces
que se estrellaban contra los picos más altos de la cadena
montañosa, si estabas en la cima podías ver como se iban retirando las sombras
mientras la luz se esparcía por el valle, un espectáculo que te llenaba de asombro,
tu desde tu posición, la luz ya te había alcanzado y abajo; la obscuridad se iba
retirando poco a poco. El entrenamiento de sobrevivencia incluía pasar unos días
explorando los picos que rodeaban el valle, podías ver a lo lejos la mole de los
edificios de la academia de formación de recolectores y preservadores de las
especies del cumulo, como se iluminaban mientras avanzaba la mañana.
Ahora se encontraba en el fondo del valle su zancada era amplia y
controlada, había recorrido diferentes caminos alrededor de las instalaciones,
senderos de animales, u otros ollados por los cadetes del colegio; en este momento
recorría una amplia carretera apisonada cubierta de hojas amarillas que los añejos
arboles dejaban caer en miríadas incontables formando una alfombra esponjosa y
mullida, el cambio de estación era el anuncio de una nueva cara para la naturaleza,
la carretera discurría a la orilla de un lago azul; “Gerak la gema del mundo”, que
competía con un cielo esmeralda brillante, muchas veces desde sus habitaciones
en las instalaciones miraba este espectáculo antes de iniciar su rutina diaria, un
rayo de sol aparecía de repente y tocaba la punta del pico más alto nevado
provocando un juego de luces alucinante, apuro el paso, un techo de ramas
entrelazadas otoñales estaba a punto de cernirse sobre su cabeza, en ese
momento ocurrió algo maravilloso mientras se internaba en este techo natural; las
hojas caían a su lado y rompió la mañana, inundando con una luz dorada el paso
A
Las Rojas Notas del Otoño
26
por el que se adentraba, tuvo que levantar la mano para interponerla entre la luz y
su rostro, el destello era enceguecedor.
Se desvió hacia la derecha por un tramo un poco más escarpado alejándose
del camino principal, un traje ajustado lo protegía de la humedad del ambiente, la
temperatura era fría pero no invernal al calor de su cuerpo transpiraba mucha
humedad, después de un largo trecho inclinado llego a un sendero que recorría la
falda de la montaña que se internaba en el bosque, este era un sendero transitado
por animales del bosque – pensó – más adelante un poco por encima de donde el
pasaba, logro ver a un ciervo de gran cornamenta que lo observaba atentamente
mientras se alimentaba, atento a cualquier movimiento que lo alertara, el animal se
perdió entre los arbustos para mantener una prudente distancia, sabía que los
hombres en ocasiones los perseguían para darles cacería.
Haciendo caso omiso; Kidarus aspirante a recolector de fragata, siguió su
camino dejando en paz al mamífero, descendió nuevamente hacia el lago con paso
firme, el terreno no era tan escarpado y sinuoso como otros, esta vez no quiso
escalar la pared de roca para llegar más rápido a la academia se dirigió a la calzada
principal que ya había transitado acelerando el paso, un chapoteo en el lago le hizo
girar por un momento la cabeza una aleta parecida a una vela cortaba el agua con
rapidez; la serpiente anda en pos de sus presa, eran habitantes comunes del lago
extremadamente peligrosos, sabia de historias de cadetes novatos sorprendidos por
esta bestia que habían desaparecido sin dejar rastro, en muchas ocasiones se las
encontraba tomando el sol de la mañana, su cuerpo de escamas plateadas se
tornaba iridiscente al chocar la luz contra ellas, la muerte arcoíris la llaman; furtiva y
mortal, casi nunca la podías ver cuando se cernía sobre ti, una aleta dorsal que se
podía desplegar como una vela le cubría un tercio de cuerpo alargado que
terminaba con una aleta en forma ala delta, le daba un poderoso impulso una masa
musculosa, la respaldaban aletas laterales más pequeñas, que le daban la
estabilidad necesaria para su nadada, cabeza chata estilizada para ofrecer la menor
resistencia al agua, con un hocico amplio y una doble fila de colmillos como
cuchillas remataban a esta bestia, que podía alcanzar longitudes muy grandes
cuando la comida era abundante, se las había visto persiguiendo las grandes naves
Aero deslizantes del mar Sarod; eran muy veloces, pero no competían con los
deslizadores.
El camino apisonado se tornó un poco más elaborado, una escalera tallada
en la roca le decía que estaba cerca de la gran mole de edificios que formaban las
instalaciones de la academia, el recorrido fue media capacidad, se sabia entrenado
para dar más, pero esta vez decidió darse un respiro, subió la escalinata para
alejarse un poco de la orilla de Gerak, podía ver las torreta de acceso al colegio; un
último esfuerzo, de pronto un dron se acercó a toda velocidad, una luz azul recorrió
todo su cuerpo el robot lo reconoció como el aspirante de primera; Kidarus Drakran
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
27
del satélite Malcron, no le impidió el paso, el aspirante acelero entonces paso a gran
velocidad, con una zancada más amplia, los guardias lo vieron acercarse,
inmediatamente levantaron la valla permitiéndole el paso una amplia avenida
transitada ahora por vehículos pesados y otros más ligeros, en una actividad
frenética era así, casi siempre la actividad del colegio, provisiones, maquinaria
pesada, motores para la naves, escuadrones realizando sus prácticas matutinas, el
casi siempre salía antes que la actividad empezara a menos que hubiese toque de
queda, estaba nervioso pues había sido convocado por el consejo militar a una
reunión, solicitaban su presencia, tenía que ducharse para presentarse ante las
autoridades de la academia – otro reporte por enfrentar, la última pelea en la ciudad
fortaleza no había sido tan escandalosa, no quería ser un busca pleitos, pero
siempre encontraba gente desagradable que lo buscaba –estaba a punto de
concluir su preparación una nota más en su historial no era nada bueno.
Cruzo la amplia explanada de las instalaciones por un lado para dirigirse a
los dormitorios, un edificio muy grande que albergaba a la población de aspirantes
contaba con tres niveles los dormitorios eran comunales solo los oficiales tenían
habitaciones privadas, los oficiales de alto rango disfrutaban del beneficio de un
edificio exclusivo para ellos, entro en su dormitorio asignado grupos de cadetes se
afanaba en diferentes cosas, se preparó para darse una ducha el agua fría, fue un
relajante para la sesión de esa mañana – buen día, aspirante que tal tu recorrido ,
no pasaste por mi o es que te dolió que no pudiste estar a mi nivel – Keptron
compañero de dormitorio y amigo cercano lo interrogaba – Kidarus, sonrió – no te
confíes mucho de tu posición, aun no me has vencido en el muro, la última vez
salve tu trasero cuando quedaste colgando de la cuerda, me debes una ronda –
Keptron soltó una carcajada de complicidad y le palmeo la espalda – es cierto, pero
recuerda aquel oso, que nos quería como plato principal así que la cuenta esta
saldada.
Sus atuendos de aspirante estaban sobre la cama del dormitorio se vistió
ajustando su chaquetin blanco de cuello redondo azul cielo, con las insignias de su
rango, botonadura de cristal ambarina, cinturón azul con hebilla dorada, pantalón
blanco con raya a los lados de color azul, zapato negro bien lustrado, tanto que se
veía su reflejo en ellos, un corto puñal de metal pulido brillante con empuñadura de
escamas de serpiente mariana, y pomo azul, se dirigió hacia los edificios de
administración, recordando los comentarios en broma de sus compañeros – para
que tanta elegancia si te van a dar una patada en el trasero – decía uno - otro al
pasar lo abordo; era Keptron – no te rindas amigo lo más que puede pasar es que
vayas a aislamiento, por faltarle a un oficial, recuerdas la chica que estabas
cortejando, ella estaba con él, un recolector en jefe de la sección de exploración del
sector exterior del cumulo, es un sujeto bastante grande e intimidante, más te
hubiera valido salir sin ocasionar mucho alboroto, amigo, no pude evadirlo –
Las Rojas Notas del Otoño
28
respondió, Kidarus - vi de reojo una mole gigantesca que se abalanzaba sobre mí,
no hice más que defenderme, además tenía una buena dosis del licor naranja en el
sistema – Kidarus recordó el nombre de la chica, Rusda – dijo entre dientes – si ella
quería sacarlo de sus casillas, tú fuiste el arma que uso en su contra, lo golpeaste
muy duro lo enviaste empaquetado y listo a la enfermería, aún sigue ahí con varias
costillas rotas – concluyo, su amigo – bien te deseo suerte, te voy a extrañar – a
modo de broma – si es posible bésales el trasero a todos, es la mejor forma de que
seas liberado – el aspirante sonrió moviendo la cabeza, en negación con un dedo
en los labios indicando que guardara silencio – se ajustó el traje cruzo las puertas
del edificio administrativo subió la escalinata de mármol negro, llego ante una
enorme puerta de roble negro con herrería negra brillante, y la cruzo cerrándola tras
de sí.
FIN.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
29
Odín Ragnarok.
Escritor aficionado, identidad desconocida,
amante de la Ciencia Ficción.
Deportista por convicción.
No se conocen otros datos…
Las Rojas Notas del Otoño
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Por Candy Celis.
Ciudad de San Juan de Girón.
Colombia.
LLLOOOCCCUUURRRAAA EEENNN OOOTTTOOOÑÑÑOOO
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
31
Locura en otoño.
ería en otoño, sí.
Otoño era su estación favorita y pensó que sería un fino detalle
regalarle una dulce muerte al compás de las hojas que caían secas
de los árboles, secas como ella, como su corazón.
Amarla tanto había hecho que se tardara un poco en tomar la decisión, pero
siempre supo que tendría que hacerlo. Si ella continuaba con su vida lejos, él
moriría de tristeza por el abandono. No, prefería llevarle flores a una tumba que
saberla feliz en brazos de otro.
Era una verdadera pena privarla de las cosas en las que tanto placer
encontraba; el aroma de las flores, el canto de los pájaros, las hojas secas que
vestían el camino a casa con hermosos tonos tierra. Tierra, ¿seguiría siendo
hermosa aún bajo ella? La imagen le pareció tan desagradable que sacudió la
cabeza como para intentar deshacerse de ella.
Una cosa si se prometió, dejaría su tumba cubierta con tantas hojas como
fuese posible para que nunca olvidara el otoño.
No le dolía su traición, lo que no podía perdonar era la mentira. Tal vez si
aquella tarde en que, motivado por las dudas, se animó a preguntarle por sus
sentimientos hacia él ella hubiese sido sincera podría perdonarle la vida, pero la
muy desgraciada se valió de sus encantos para hacerle olvidar el tema y aunque
muy en el fondo sabía que cuando lo acariciaba lo hacía pensando en otro, que
cuando se entregaba al placer de sus besos y de sus caricias era a otro a quien
deseaba, se conformó y recibió de buen agrado las migajas de pasión que caían de
su lecho, y cuando en sus ojos divisó una chispa lastimera, se engañó diciéndose a
sí mismo que era la llama de la pasión la que encontró en su mirada, y aunque bien
sabía que ya no le pertenecían aquellas emociones, decidió desbordar su pasión
en aquel cuerpo de alma ausente y sentimientos inertes hacia él.
Ya no sintió humedecer su ser al contacto con su lengua, no la vio volar en
infinita magnificencia de pasión y lujuria encendida ni sintió estremecer su cuerpo al
momento del clímax, no hubo ese beso final, tampoco ese abrazo que le daba y en
el cual le entregaba su alma como recompensa por el maravilloso placer de saberse
amada, no, todas esas sensaciones y esos momentos ya no eran para él, le
pertenecían a otro, pero él se encargaría de que las ultimas caricias que se llevase
a la tumba fueran las suyas.
S
Las Rojas Notas del Otoño
32
La espero en el más absoluto silencio, se cobijó bajo el manto de la
oscuridad que le proporcionaba aquel gigantesco dormitorio en donde tantos
amaneceres había sido feliz contemplándola bajo la tenue luz del sol que se filtraba
por la ventana y que le daba un aspecto casi angelical, sintió que sus intenciones se
esfumaban como el humo del cigarrillo que en ese momento sostenía entre sus
labios, se recordó una y otra vez las razones que tenía para matarla, la principal, el
amor.
La amaba tanto y de tal manera que la sola idea de perderla había sido
suficiente para hacerle perder la cordura. Sí, debía morir y sería esa misma noche y
en ese mismo lecho en el que tantas veces hicieron el amor, porque él también
tendría que vivir por el resto de su vida cargando esa pena y cada vez que se
recostara en su cama recordaría a la mujer que tanto amó ya la que tanto le
entregó, pero también le recordaría su infamia, su traición y las consecuencias de
su engaño.
Sintió los pasos subiendo la escalera y su corazón rodó por el piso, era
mejor dejarlo caer, sería más fácil.
Se abrió la puerta y una silueta se dibujó a contraluz, pero no era ella.
No era su aroma, no era su cabello, tampoco fueron sus manos las que con
ternura tomaron las suyas y le hicieron dejar sobre la cama el arma con la cual la
mataría, no.
No fueron sus labios los que lo cubrieron de besos ni sus lágrimas las que
rodaban mojando sus cabellos. Se sintió mareado, por un momento no supo en
donde se encontraba, dirigió una mirada rápida a su alrededor pero la penumbra no
le permitía distinguir formas, todo era oscuridad, solo sabía que no era ella quien lo
guiaba hacia la puerta como un lazarillo guía a su amo y aunque un impulso lo
animaba a huir de aquel lugar que ahora le parecía tan desconocido, tan frío, tan
sombrío, necesitaba estar allí porque sabía que en cualquier momento ella llegaría y
sería entonces cuando él tendría su venganza, tendría que ser en otoño, porque era
su estación favorita, por eso para él, desde aquel momento, otoño se instaló en su
habitación.
FIN.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
33
CANDY CELIS B.
Nacionalidad colombiana,
Nacida el 10 de julio de 1977, amante de la
música y los libros.
Esposa y Madre por amor, convicción y
devoción.
Las Rojas Notas del Otoño
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NNNAAARRRAAANNNJJJAAA YYY RRROOOJJJOOO
Por Lorena Santillana.
Ciudad de Mejicanos.
El Salvador.
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NARANJA Y ROJO.
ue la primera vez – y quizá la única – que recibió algo por correo.
Llegó una semana después de su cumpleaños, el 11 de noviembre.
Cuando su papá gritó “Manuelitoooooo, hay algo para vooooooooos”,
sintió que sus piernas se movían solas, en carrera hípica hacia la casa. Y allí estaba
el paquetito que su tío Paco le mandaba por sus importantes siete años: dos
camisas de “Las pistas de Blue”, una gorra de “Los Dodgers”, la foto de su tío en
medio de un volcán rojo y naranja de enormes hojas y ¡La postal!
Era un camino, en un bosque, pero sus colores eran algo que nunca había
visto…o no eran hojas verdes o café seco; sino, de un brillante naranja y rojo, de
todos las variantes de naranja y rojo posibles y puntos amarillos y un sol se ponía al
fondo haciéndolo más fulgurante y…y…y…¡Qué hermoso! Su papá le contó que se
llamaba Otoño, que era una estación que en su país no se veía igual porque solo
llovía o no. Que precisamente ahora estaban en ella y por eso su tío, que era
jardinero, estaba en la foto rodeado de esos bonitos colores en una pila de hojas.
Y desde ese día, Manuel buscaba todas las fotografías posibles donde el
Otoño hiciese de las suyas, Su tío Paco le dijo, por teléfono, que un día lo llevaría
con él a Fairfax, Virginia para que viera los bosques y jardines. Pero su tío Paco
volvió, deportado y con él; la esperanza de contemplar el espectáculo de luces
naranja y rojo, también.
Y no fue esa la única esperanza que se fue…
Ese año falleció su padre y, puesto que su madre murió para darle la vida,
quedó solo, con una maletita donde llevaba unas cuantas mudadas de ropa, las
pocas fotos de sus familiares y la postal. Se prometió a sí mismo que conocería el
otoño. Aunque sea eso tendría en su vida.
No quiso ir a parar a un orfanato y escapó de casa después del entierro. Solo
tenía a su tío Paco y, por lo que sabía, no tenía trabajo, ni casa fija…pero, a lo
F
Las Rojas Notas del Otoño
36
mejor, él le ayudaba a irse de mojado o le explicaba cómo hacerlo. Y el tío no
apareció por ningún lado. Estaba solo, pues. Con su maleta llena de recuerdos y del
amor de un padre que yacía tres metros bajo tierra.
Pernoctó dos o tres días en un dormitorio público; mas, la mirada extraña de
un hombre viejo le causó tanto miedo que prefirió pasar en el parque Central. Al fin
y al cabo las noches eran un poco tibias y no se iba a morir de frío. Conocía de un
lugar donde regalaban chocolate y pan a los indigentes, a veces hasta panes con
queso o frijoles. Ya buscaría la forma de que alguien lo llevara a donde el sueño se
realizara. Algunos querían dinero, carros, lujo; él solamente aspiraba ver, en vivo, la
imagen de la postal.
Cuando, dos meses después, conoció al coyote, un tal Pepe, percibió una
mezcla de sensaciones. La primera, esperanza ¡Al fin cumpliría su anhelado
deseo! Luego un poco de temor ¿Cómo iba a pagarle? No tenía casi nada de
dinero; apenas unos centavos ganados lavando tumbas, acarreando agua,
cargando bultos… y la peor de todas…y ¿Si era un hombre malo? ¿De esos que
mataban niños para vender el hígado o violarlos? No había manera de saberlo más
que arriesgándose; los demás decían que nunca habían escuchado nada malo de
Pepe, que confiara, que se fuera si se lo permitía.
Y se animó. Preguntó a Pepe quien respondió que por unos dos mil dólares
lo llevaba (seguro, sano y salvo) al otro lado.
¿Dos mil? Y ¿De dónde diablos iba a sacar dos mil dólares? ¿De dónde?
Esa noche lloró, lloró y lloró…por su padre, por la vida, por la postal…Nunca supo
que Pepe dejó perdidos a todos sus ”turistas” en el desierto y ninguno sobrevivió.
Nunca supo que la siguiente vez, Pepe violó a dos niñas y un niño. Nunca supo que
la vida, por una vez, le jugó bonito.
Logró sobrevivir un año en las calles sin drogas, sin venderse, sin ser violado
hasta que un día lo llevaron al correccional de menores por hurtar una cartera. En
verdad, no lo hizo, pero no supo correr a tiempo y él fue el chivo expiatorio. Tenía
dos opciones: entrar a la correccional o vivir en una casa de huérfanos que
trabajaban la tierra. Lógico. Sería la segunda y fue su mejor opción. Aprendió a
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
37
trabajar y a ser un joven fuerte, sano, disciplinado. Pobre y honrado. Estudiaba por
las tardes, trabajaba por las mañanas y miraba las plantas a todas horas. Tanto se
esforzó que logró estudiar un buen bachillerato y graduarse con buenas notas.
Quería estudiar agronomía o biología…algo donde pudiera conocer a las plantas
más íntimamente, observarlas, analizarlas, cuidarlas… La postal yacía en el fondo
se su gaveta, casi rota, casi olvidada, casi…
El 1 de noviembre llegó la carta. La directora del Centro donde aún vivía,
cuidando a otros chicos huérfanos como él, lo había recomendado. En silencio
como se hacen las buenas obras. En silencio para no poner esperanzas que podían
romperse. En silencio para que la alegría fuera mayor. La UV – University of
Virginia – le daba una beca para una especialización de dos años. Se iría esa
misma semana.
Es 11 de noviembre, hoy cumple 22 años y está sentado en un parque
hermoso con la foto de sus padres en una mano, la sonrisa en los labios y en sus
ojos, además de lágrimas, el fulgor de las hojas de otoño…naranja y rojo.
FIN.
Las Rojas Notas del Otoño
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Lorena Guadalupe Santillana.
Graduada en Letras e Historia.
Docente desde hace más de 25 años en
Bachillerato.
Madre, esposa y lectora empedernida.
“Buscando hacer algo para hacer de esta, una
mejor vida”.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
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Por Guadalupe Martínez.
Ciudad de México. DF.
México.
AAAMMMAAANNNTTTEEESSS OOOSSSCCCUUURRROOOSSS
Las Rojas Notas del Otoño
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Amantes Oscuros.
CUANDO MÁS SOLA ME ENCONTRABA, APARECISTE TÚ EN MI OSCURO CAMINO.
EN LA DESESPERACIÓN DE LA PÉRDIDA DEL AMOR DE MI VIDA.
ASÍ FUE COMO EMPEZASTE A SER IMPORTANTE EN MI VIDA.
AÚN RECUERDO CUANDO ME DIJISTE ESE PRIMER HOLA.
AUN RECUERDO LAS CONVERSACIONES INTERMINABLES,
LAS NOCHES A TU LADO, LOS ABRAZOS QUE ME DABAS AL DORMIR,
SÍ FUE COMO TODO COMENZÓ…
En mi vida y en mi mundo estaba sola; el amor de mi vida se fue de
mí y tú llegaste. Un extraño con mirada profunda, un hombre
diferente. Un alma errante por el mundo. Un Ángel negro con las
alas rotas y los sentimientos oscuros.
Llegaste a mí y miraste no solo mi cuerpo sino también mi alma. Miraste a
través de mi máscara, más allá de mis ojos, con tus ojos miraste las tinieblas de mi
alma. Tú me hablaste como nadie nunca me había hablado.
Miles de noches sin dormir, platicando contigo. Miles de abrazos que me
diste en mi cama. Recuerdo cada beso, cada palabra que me dijiste al oído, cada
noche que dormiste a mi lado. Aún anhelo esas noches, escuchando tu voz al
dormir diciéndome te amo.
Mi ángel negro. Recuerdo esos días a tu lado, esas risas, los malos
entendidos que siempre terminaban con un beso de amor pero nunca una pelea.
Recuerdo cuando me quité la máscara. Te mostré mi verdadero rostro frío y
lleno de cicatrices, un monstruo convertido en mujer.
Y así te enamoraste de mí. De mi verdadero rostro, de la verdadera mujer
que soy. Oscura, fría, calculadora, despiadada y cruel. Mi alma putrefacta te
pertenece a ti.
Ser de la oscuridad.
Tú y yo amándonos en la oscura noche, deambulando por el mundo para
encontrar almas buenas y puras con las cuales alimentarnos. Yo buscando presas
para ti; bellas doncellas para satisfacer tus instintos bajos y sucios, corrompiendo
sus almas inocentes. Tú siendo mi cómplice en mis fantasías, mis más grandes
A
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
41
sueños eróticos hechos realidad. Tú y solo tú podías ser mi cómplice porque me
amas, me conoces, me comprendes y sabes de mis deseos, de mi alma libre.
Y así vivimos nuestro amor. Largos años de romance apasionado, de
complicidad mutua, saliendo a cazar presas por las madrugadas, alimentándonos
de las almas de los vivos, de esos seres de luz que llegaban a nuestras vidas para
refugiarse en nosotros. Bueno, la mayor parte de esas personas se refugiaban en ti.
Tú mi ángel negro, gran encantador de hermosas doncellas llenas de sueños
rotos… tú las ayudabas a encaminar el rumbo, y siempre regresaban a su mundo
llenas de vida pero amándote, porque en el camino se enamoraban de ti, así como
yo me enamore de ti. Mi bello ángel de la noche.
Y así fue como la conociste a ella, una entre tantas doncellas que
enamorabas con tus poemas de amor oscuro; ella entró en tu mundo y tú entraste
en el suyo. Cadenas, látigos, vestimentas de piel, y mucho dolor mezclado con
amor son las principales armas de seducción en el que ahora era tu mundo.
Mientras yo deseando un poco de tu atención, de tus cuidados, de tu amor,
de esas noches sin dormir haciendo el amor hasta el amanecer y ver el sol en la
mañana abrazada a ti después de habernos amado toda noche, de esas largas
pláticas que duraban horas, de esas risas, de esas lágrimas que derramé en tu
hombro, tu piel firme y tibia abrazándome llenándome de besos, esos bellos labios
que aun siento en mi piel como fuego ardiendo en mi alma. Dándome consejos y
palabras de aliento, así como le dabas palabras de aliento a ella, así como la
besabas a ella y como seguramente le hacías el amor.
Y yo alma gemela quedé en el olvido. Te aburriste de mí, ya no era de interés
el mundo que habíamos creado. Me dejaste sola con mis fantasmas internos, sola
con mis fantasías, sola con mi oscuridad.
Así que llena de celos y por culpa de esa mujer que me robó tu compañía,
decidí alejarme de ti definitivamente y abandonar el mundo que tú y yo creamos
para vivir nuestro amor.
Fue cuando mi mundo de inmundicia se volvió más tenebroso que nunca; yo
deambulaba por los escombros de mi alma rota, sin rumbo, sin nadie que me
acompañara en mi viaje. Lloré hasta no tener más lagrimas dentro de mí, me quede
seca y vacía sin tu amor y sin tu compañía; después de haberte perdido ya nada me
importaba. Así pase los últimos meses de mi vida, sin razón para vivirla pensé en la
muerte como única alternativa.
Pero yo te seguía amando a ti, seguía deseando tenerte entre mis brazos y
amarte a través de las fronteras del tiempo como siempre habíamos soñado.
… Por el árido sendero de hojas muertas, justo cuando pensé que todo había
terminado para mi reapareciste en mi vida, llenaste mi vida de oscuridad, de tu
amor putrefacto, de tu perversidad, de ese amor que inunda mi vida de felicidad,
con tu pasión volviste a nuestro mundo, solo tú y yo ángel negro.
Las Rojas Notas del Otoño
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Desde nuestra cama después de amarnos toda la noche contemplamos el
amanecer y los lamentos del aire al arrancar las últimas notas rojas del otoño.
Tuya por la eternidad alma gemela bello ángel de la oscuridad.
Solo tuya!!!
Siempre tuya…
FIN.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
43
GUADALUPE MARTÍNEZ ALVARADO.
24 años, originaria de Contepec,
Michoacán. México. Donde curso la primaria y
secundaria. Allí también realizo también sus
primeras incursiones laborales, pero cansada de
la monotonía y la poca libertad que este lugar
brindaba emigro a la capital, donde reside
actualmente. Ahora es independiente, y está
decidida a alcanzar mis sueños y aspiraciones.
Vampira de corazón, obsesionada con la
moda y los zapatos; bolsos y cosméticos son sus
placeres culposos; una choco - adicta sin
remedio.
Define su empleo (independiente) como el medio realizador de sueños.
La música, otra de sus grandes pasiones. Le gusta pasar de lo clásico hasta
el más puro folclor de su país; desde metal hasta una ranchera, desde una
bachata hasta un rap, le gusta la variedad y obtener lo mejor de cada uno de los
géneros musicales; cada que escucha y canta los temas según su estado de ánimo.
El cine, el séptimo arte, la pantalla grande. Es otra de sus aficiones. Disfruta
desde una película romántica hasta las de horror más censurado, desde una
comedia hasta los títulos más galardonados. Cree que el cine nos lleva a otro
mundo donde podemos convivir o más bien sobrevivir a dinosaurios y soñar con
ese agente secreto y ser la chica bond, o llorar con esas historias de amor y ser
cómplices de sus prohibidos romances.
La literatura es quizá sea su más amado arte; en el ha descubierto que es
una lectora obsesionada. Con muchos títulos a su haber, asidua de librerías,
confiesa su codicia por todas las letras que aun no han pasado por sus ojos y
espera tener suficiente vida para poder tener esos títulos en sus manos.
Recientemente hizo un curso de hipnosis.
Ha escrito poemas durante los últimos dos años, lo cual me ayuda a expresar
sus sentimientos y liberar su alma.
Las Rojas Notas del Otoño
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SSSEEEGGGUUUNNNDDDOOO AAACCCOOORRRDDDEEE;;; EEENNNSSSAAAYYYOOO BBBAAAJJJOOO LLLAAASSS HHHOOOJJJAAASSS………
Por Karryman.
Carlos. Carrillanca.
Ciudad de Osorno.
Chile
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
45
Aquellos días de Chaqueta Negra.
Segundo acorde; ensayo bajo las hojas.
aían pesadas las hojas del otoño, anunciando el cada vez más
próximo invierno…
David vagaba por la larga alameda Mackenna, sentía bajo aquellos
álamos una incomprensible melancolía, mescla de alegría, dolor y
rabia, difícil de entender incluso para el mismo. Vagaba en dirección de la casa de
su baterista Manuel, sus pasos eran largos, pero lentos, no quería apurarlos, la
visión de ese mar de hojas le daba cierta tranquilidad a su alma tan agitada por
esos días.
Soplaba gélido un viento otoñal que finalmente lo saco de sus cavilaciones, así que
apuro el tranco, mientras ese mar de hojas se revolvía en torbellinos. Toco la
puerta, salió la hermana de Manuel, indicándole que su hermano estaba tocando en
la bodega del fondo que les servía de sala de ensayos.
-Hace un frio de la concha de su madre, hueon!!- le dijo, mientras Manuel
bajaba las baquetas y secaba el sudor de su frente.
-¿Qué Huea dices!
-Que hace frio sordo de mierda!!! Jajajajajaja- Una sonrisa cómplice se cruzo
entre ambos.
-Ahí en la repisa hay un roncito pa’ que te descongeles mierda!!, pero no te
pases, ensayemos sanos aunque sea por esta vez-
-Cállate y pásame la huea nomas!!! Fue la única respuesta...
Apuro el trago, desenfundo su guitarra, se sentó en un cajón y punteo unos
acordes, peros sus dedos estaban tiesos por el frio y solo salió un estridente acople
– aprende a tocar jajajajajaj!!!- Espeto Manuel.
-Hummm, como si tu tocaras tan bonito!!- rio entre dientes David – Espera
que me baje el ron y veras – dijo, mientras se sobaba las manos para calentarlas.
Conecto su guitarra al amplificador y la afino, tras lo cual, ya con las manos tibias,
hizo unos barridos tipo Hendrix y le dijo – Vez?, igualito a Jaimito Henriquez,
jejejeje…
C
Las Rojas Notas del Otoño
46
Tocaba unos temas de Metálica cuando empezaron a llegar los otros
integrantes de la banda. Vargas el vocalista, llego primero, arrimándose a un
calentador a leña de la esquina que se dedico a prender.
Drago y su bajo, aparecieron después de un rato, mientras los demás
cantaban voz en cuello; Seek and Destroy
Lo que parecía una buena tarde, se comenzó a agriar después de un rato, ya
que por el pasillo, que daba a la bodega se diviso la silueta de Evelyn que avanzaba
hacia la puerta, David apretó los dientes, agacho la cabeza y realizo un barrido en
su guitarra tratando de despejar su mente – Mierda – mascullo entre dientes.
Se irguió y dijo a voz en cuello – No se supone que el ensayo era solo para
nosotros! – bufo con evidente molestia.
Pero si somos solo nosotros – respondió Vargas – mi mujer también es
nosotros – agrego con cierta malicia el vocalista.
La banda quise decir, solo los integrantes de la banda – rectificó David con
evidente mal humor.
Ya déjate de alegar, viejo cascarrabias, mi mujercita quería verme cantar una
rato, cierto amorcito? – interpelo Vargas hacia su mujer.
Si, dijo, escucho un par de temas y me voy, no seas tan grave – intervino
Evelyn.
David no dijo nada, masco su rabia y continúo tocando…
Drago al ver la tensa situación puso sobre la mesa el listado de los temas a
ensayar y los conmino a empezar.
David tocaba con rabia, de cada acorde salía una mescla de sentimientos
que se le atoraban en las manos, así que rasgaba las cuerdas con fuerza para
poder sacarlos, mientras su mente se paseaba en los momentos que variaban entre
la alegría y el sufrimiento, cada vez que miraba hacia ella sentía su mirada clavada
sobre él, así que se volteaba y tocaba encogido queriendo desaparecer.
Todo aquello ocurría sin que nadie lo notara, casi nadie, pues Drago sabía
perfectamente cuál era la situación entre su guitarrista y la mujer del vocalista, por
más que pensaba no sabía cómo terminar ese triangulo, ya que a la larga terminaría
con la banda, y quien sabe, también podía desencadenar una tragedia, después de
tocar varios de los temas de la lista, avanzo hacia el centro y dijo – Bueno, no se
suponían que eran un par de temas Evelyn?.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
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Puta que andan simpáticos los hueones hoy día – respondió la aludida.
Cruzándose de brazos y lanzando una mirada que podía congelar el infierno, hacia
Drago.
Ya Evelyn, ándate mejor, que este par; anda más pesado que camión a
pedales hoy, espérame en la casa, que voy al rato- le dijo con sarcasmo Vargas a
su mujer.
Evelyn agarro su chaqueta y salió dando un portazo, no sin antes decir – Por
tu madre que llegues borracho, no te abro la puerta, y no quiero a nadie en la casa
en la noche!!! –
Vargas espero verla salir por la puerta principal, alzo los brazos y largo una
perorata- Gracias cauros, no sabía cómo sacármela de encima, tengo un carretito
con una minocas más tarde, y si se quedaba, me jodia el panorama – que viva la
fiesta- cambien las caras!!! Jajajajajja. Aquí le s tengo un pisquito con Coca para
celebrar mi soltería jejejejeje – dijo sacando una botella de Alto de Carmen y una
Coca- Cola de su mochila.
Ejale, eres un puto maraco vos hueon – respondió riendo Manuel desde el
fondo, donde se había entretenido mirando la escena – invítame estoy mas botao-
dijo dirigiéndose a Vargas.
Ya, cuando terminemos de ensayar, nos vamos, ahora levanten sus copas
señores y a la salud de Licántropos, y que se cague- dijo mientras terminaba de
servir- que se recontracague!! - respondieron los demás, excepto David que levanto
su vaso, pero se mantuvo en silencio.
El resto de ensayo continuo sin mayores contratiempos, con los miembros de
la banda ya bastante entonados, tocando y bebiendo sin mayores contratiempos,
David bebió con calma, pues no se sentía bien, solo quería terminar rápido y
dirigirse a su casa, así que terminando el ensayo tomo su guitarra y se dispuso a
salir.
Ya nos vemos, que la pasen bien- se despidió- Manuel y Drago alzaron las
manos y le hicieron la despedida, pero Vargas, ya bastante ebrio le grito al salir –
Eris mas fome hueon- parecis mina, aquí tus socios vacilando y tú te vas a dormir
como una vieja culia- David lo miro, pero no le respondió, había tenido suficiente
esa tarde.
Camino rápido para salir hasta la arboleda de Mackenna y que el aire lo
despejara, pero había avanzando un par de cuadras cuando vio a Evelyn recostada
contra un árbol, su mente se nublo por completo, camino con la mirada gacha hasta
estar al lado de ella, no le dijo nada, pero el dialogo de sus ojos fue intenso, la rabia,
la suplica, finalmente el amor, ambos sabían cómo iba el juego, así que ninguno dijo
Las Rojas Notas del Otoño
48
una sola palabra, solo caminaron juntos por entre las hojas, mientras ella deslizaba
su mano hacia la de el, y él se la apretaba con fuerza. Caminaron así por
Mackenna esa tarde de Otoño, mientras el gélido viento soplaba y las hojas volaban
a su alrededor hasta que llegaron hasta le viejo puente San Pedro y doblaron hacia
el fuerte Reina Luisa, en esos fríos días de Otoño y mas encima fin de semana,
nadie iba por esos lugares, así que era el lugar perfecto para su encuentro
clandestino.
Sentados sobre las rocas del muro se abrazaron y besaron tiernamente, con
pasión, como si no existiera mañana, acurrucados solo ellos dos.
Porque me haces esto?- finalmente musito David- sabes que esto me hace
mal, que me duele, pero aun continuas sabiendo cuan doloroso es para mí- tomo
aliento y continuo – sabes que tampoco tiene ningún futuro, que me tratado de
apartar, pero continuas en mi persecución, perderé todo, mis amigos, mi banda, -
dejo espacio para el silencio y continuo tratándose de dar valor – Cuanto tiempo
podemos continuar con este juego, hasta que ese otro hueon se dé cuenta, quede
la caga, y salga alguien herido, peor aún , que termine matándote en alguna de sus
borracheras.
Ella no respondió, solo se acurruco en su pecho mientras unas espesas
lágrimas salían de sus negros ojos, ese maldito sentimiento que se agolpaba en su
pecho, lo ahogaba, quería salir corriendo a llorar a gritos, pero en cambio la tomo y
la abrazo con fuerza.
Se levantaron despacio después de un rato, ya que había anochecido y el frio
hacia presa de los dos- te vas a ir –pregunto- quieres que me vaya?- respondió ella
– No regresara esta noche, tal vez mañana y borracho, dormirá todo el día- agrego.
Los silencios entre ellos eran mejores que las palabras, volvieron a caminar
esta vez en dirección de la casa de David, a su cuarto que había construido en una
parte de la bodega de su casa, apartándose para que nadie cuestionara lo que
pasaba allí, bueno su madre lo sabía, ella siempre lo sabía todo, pero nunca decía
nada, solo recogía los pedazos de su hijo cada vez que quedaba destrozado.
Así emprendieron el camino, como hojas arrastradas por el viento, entre las
ráfagas frías del Otoño, sabiendo que el temporal esta casi encima de ellos, que la
lluvia seria gélida, que habría mucho dolor, David sabía muy bien lo que le esperaba
pero no le importo; ¡que vengo el Invierno si quiere!, con sus temporales y sus
ventiscas, de eso se preocuparía otro día, hoy solo la quería a ella y su cuerpo
cálido en su cama
FIN.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
49
Carlos E. Carrillanca Reyes. (Karryman)
Escritor aficionado de Poesía, Cuento y
Letras; ha escrito temas para la banda Misa
Negra de Osorno, ha publicado en la revista
Escritores Jóvenes de la ilustre Municipalidad de
Osorno en el formato poesía, participo en los
juegos florales de la Municipalidad de Linares,
donde recibió una mención Honrosa por su
colección de poemas titulado; “Los sueños, el
viaje y las sombras” en 2003.
Nació en la ciudad de Valdivia en la Región
de los Ríos, pero se mudo a la ciudad de Osorno
a la edad de 5 años, de la cual nunca más se
apartado, residiendo allí actualmente
De profesión electricista, se título de técnico Electricista de mando medio,
perfeccionándose en el área de mando y control, en el CFT Osorno.
Las Rojas Notas del Otoño
50
Revisión Final 15 de Junio 2015.
Edición final Junio de 2015.
Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia
51
Las Rojas Notas del Otoño
Este libro contiene una
selección de Poesía y Cuentos
del grupo de debate y
literatura de Facebook “La
Sociedad Secreta de Asuntos
sin importancia”
En él se reúnen las
voluntades de estas personas
para juntar sus escritos y
darlos a conocer a través de
esta antología.
Esperamos sorprenderlos con
los variados temas que les
presentamos en el marco de
la estación de la melancólica;
el otoño
Carlos Carrillanca
Editor.

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  • 1. LLLAAASSSRRROOOJJJAAASSSNNNOOOTTTAAASSSDDDEEELLLOOOTTTOOOÑÑÑOOO Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia Antología de Poesía y Cuentos
  • 2. Las Rojas Notas del Otoño 2
  • 3. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 3 Las Rojas Notas del Otoño Antología de poesía y cuento
  • 4. Las Rojas Notas del Otoño 4 Las rojas Notas del Otoño Compilado de Poesía y cuentos. Perteneciente a la Sociedad Secreta de Asuntos sin importancia. Los derechos de todos y cada unos de los escritos aquí presentes pertenecen a sus autores y está prohibida su reproducción total o parcial con fines de lucro. Las imágenes insertas en la publicación son de libre distribución y sus derechos pertenecen a sus autores. La distribución de este compilado es Gratuita y se prohíbe lucrar con él. La impresión de este compilado para uso colectivo ya sea para enseñanza o recreación, debe ser autorizada por sus autores. Editado por: Carlos Carrillanca Reyes Osorno Chile carloscarrillanca@gmail.com Osorno; Junio de 2015
  • 5. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 5 Vivimos en la corteza de la realidad y rara vez alcanzamos su núcleo, lo secreto habita en el corazón de la apariencia, lo conocidos es solo un aspecto aparente de lo desconocido. A.M.S
  • 6. Las Rojas Notas del Otoño 6 Dedicatoria: Para todos Ustedes, que hicieron posible que este proyecto se terminara, que sacaron tiempo de donde no tenían, que me soportaron hostigándolos por no entregar los escritos, para todos Uds., miembros de esta sociedad, que creyeron en mi, regálense a sí mismos un aplauso, una pequeña chispa de alegría, una sonrisa en los labios pues sin Uds., este libro no existiría. Su pequeño dictador
  • 7. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 7 Índice Otoño (poesía en prosa libre). Joe Aguilar Pag 8 Hasta Siempre (Microcuento). Mariel Corzo Pag 12 Amor de Otoño. Millaray Macías Pag 14 Yo soy Otoño. Romina Alfonso Pag 19 La academia. Odin Ragnarok Pag 24 Locura en Otoño. Candy Celis Pag 30 Naranja y Rojo. Lorena Santillana Pag 34 Amantes Oscuros. Guadalupe Martínez Pag 39 Segundo Acorde; Ensayo bajo las hojas. Karryman. Pag 44
  • 8. Las Rojas Notas del Otoño 8 OOOTTTOOOÑÑÑOOO (((PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA EEENNN PPPRRROOOSSSAAA LLLIIIBBBRRREEE))) Por Joe Aguilar. José F. Aguirre-Aguilar. Ciudad Juárez-El Paso-Las Cruces. U.S.A.
  • 9. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 9 Otoño. l viento exhala en mi rostro, presagiando el equinoccio donde abordan plateados destellos de mi adultez. Hojas se desploman de mis ojos al ver con asombro las fisuras que se forman en mi solitario semblante. No sé si es por arrebato, o si es por nostalgia. Siento que la transición ha entrado en mi existencia y me transporta a una paciente aventura por lugares que no pensaba llegar. “Rendido por el inmenso andar, me abrigo en una esquina y me recojo con otros recuerdos acumulados por las arboledas, que hacía poco lucían de rubores y matices sobre el malecón del descomunal gigante de acero. Permanezco estático, al igual que los demás, hasta que el viento advierte nuestra presencia y nos invita a un revolotear sobre frías avenidas llenas de lágrimas de estaciones presentes”. Observo señales de un prolongado andar, trastornos en mi persona anuncian con empeño que otra estación está por tocar. Es el otoño de mi vida, a lo lejos, quedan los exaltados pájaros que estremeciendo con sus cánticos, alegraban algunas tardes con mi amada madre. Era la primera flor, que con su esencia, aprisionaba a pequeñas mariposas aleteando sin fin. Mientras, pequeños grillos regocijantes entonaban su canto en el jardín. En los muros de la casa quedaban plasmados vestigios de una evolución. Vendavales vaticinando que la primavera aún estaba presente. “Me despertó la cínica mañana de una primavera perpetua, envuelto de maravillosos colores que me invitaban a jugar sin detenerme a razonar. Por las tardes, la candente cara de una estrella, empapaba mi rostro de seducción impetuosa, para abrigarme entre sus inciensos de un verano peligroso. Al crepúsculo, una brisa acaricia mi mejilla atrayéndome con otoñales siluetas de recuerdos aun presentes”. Inesperadamente, me sacude la sombría velada, exhalando un fresco recuerdo. A lo lejos, va permaneciendo montones de hojas con historias y anécdotas que se revolotean con la fría noche. Fría y oscura, así permanece por un instante mi mente, presagiando noches sombrías donde solo me acompaña una pequeña corona de adviento en la pared. A lo lejos, se escucha el alboroto de los gatos jugar en la azotea, vislumbrando un anillo cuajado, esperando para devorarle en medio de la oscuridad. “Así cómo el árbol, que permite anidar entre sus brazos a las criaturas de naturaleza y las cobija entre sus hojas; la tempestad apresa el declive de una ilusión perdida que oprime el ánimo y somete el espíritu. Sólo la ráfaga de el sublime temporal, absorbe el llanto que escurre en esas mejillas y las envuelve en su resuello.” Al día siguiente, me levanto con la torpeza que aturde mis sentidos, pequeños ensambles advierten la presencia de hojas secas sobre mi cama. Son los recuerdos de una enamorada que por las tardes bajaba a la orilla del rio. En ese entonces, se le notaba cansada y desolada. E
  • 10. Las Rojas Notas del Otoño 10 Portaba un morral en el cual guardaba celosamente un triste camino de amargura. Sin embargo, sonreía, sería el disimulo ante la mirada de los moradores del inmenso bosque que aguardaban su presencia para cortejarla antes de acabar el día. “Un día de otoño, me encontré a un corazón naufragando, estaba ahogado de pena y dolor. Como era muy frágil, lo tome con ternura y lo curé con amor. Al paso del tiempo el corazón fortaleció, no dijo nada y su paso siguió. Sigo vagando por el río de amargura y desolación, esperando encontrarme al corazón que me ahogó”. Un gesto absurdo irrumpe en mi sentimiento dejando de lado los sobresaltos del pasado lacerado por ironías casuales. Al voltear a la ventana, observo que los arboles han marchitado, dejando desnudos sus brazos que son violentados por ráfagas de viento helado. A mi lado permanece mi madre, como un roble resistiendo los temporales que acarrean cada época. Mientras yo le escolto, como una apegada rama que cuelga de ella. Al observarle, me doy cuenta que pertenezco a la misma raíz, que me he convertido en parte del mismo tronco. Entonces, veo que todo es un ciclo, que algún día llegara un invierno a mí y que este admirable otoño solo me está adiestrando para sobrellevar el despiadado invierno que algún día se avecinará. “Tal vez me sienta impresionado por todas esas muestras de amor a lo largo de mi vida. Tal vez me sienta añorado por ese primer amor que me hizo sentir que tocaba el cielo. Tal vez me sienta sobrecogido, por esas personas que me dieron lo más valioso para mí; mis hijas. Tal vez me sienta desconcertado, por ese amor que un día se fue buscando consuelo en otros brazos. Tal vez me sienta conmovido por esa muestra de amor que algún día me expresaron, y que solo fueran palabras que se desvanecieron con el tiempo. Tal vez sea tarde, para darme cuenta. Pero al final, aun me siento asombrado por ello.” Las horas me acompañan, firmes, como un lastre vaticinando el despiadado paso del tiempo. El crepúsculo ha caído, haciendo una noche hermosa. La brisa acaricia a los grillos disfrazados de ánimas en pena. Sus alabanzas alborotan el vecindario, es una demanda de ser nutridos por dulces manjares para saciar sus frenesíes de pequeñas energías burlonas. “La obscuridad nos apresa con su silencioso andar. Sigilosa en las penumbras va envolviendo los sueños que van derivando del pensamiento más profundo. La obscuridad nos apresa con su manto negro y nos cobija con sutileza. Invita a poseerla y nos precisa a ceder ante su penumbre encanto”.
  • 11. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 11 José F. Aguirre-Aguilar (Joe Aguilar) Es un escritor independiente y fundador de la revista Joe’s Magazine, dedicada especialmente para la comunidad rocanrolera de habla hispana de la zona fronteriza de Estados Unidos de América, México y Latinoamérica. Nacido en El Paso, Texas, actualmente radica en el área metropolitana de Cd. Juárez-El Paso-Las Cruces, ha trabajado como consultor, manejador, entrenador, capacitador, empresario y actualmente escritor. Cuenta con una licenciatura en Manejo Empresarial y Administrativo y cuatro certificaciones en Psicología Aplicada. Joe Aguilar ha sido galardonado en varias ocasiones por su ardua labor dentro de sus actividades profesionales, deportivas, académicas y altruistas. Actualmente, trabaja asistiendo moral y psicológicamente a personas de edad avanzada. Se encuentra dedicado a su revista quincenal - Joe’s Magazine- y a su afición a la poesía libre.
  • 12. Las Rojas Notas del Otoño 12 Por Mariel Corzo. Ciudad de Coatepeque. Guatemala. HHHAAASSSTTTAAA SSSIIIEEEMMMPPPRRREEE (((MMMIIICCCRRROOO CCCUUUEEENNNTTTOOO)))
  • 13. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 13 Hasta siempre. odas las primaveras se fueron alejando, llegaron a otoño con la piel curtida, las manos temblorosas y toda una vida realizada. El cerró los ojos, ella le tomo la mano rígida y pudo descubrir que se había ido. Su funeral estaba preparado, llegaron a traerlo en camioneta, lo regresaron en un féretro en medio de la sala; sus hijos lo acomodaron, abrieron el féretro, adornaron con flores. Llego toda la aldea a despedirlo, ella quien había perdido la mitad de su alma, ella fue llevada al lado de él, colocando su catre con sabanas coloridas al lado, ella casi transparente tendida en el catre, el a la par en su lecho, entre lagrimas lo despidió y tres días después ella y él se reunieron. FIN. Mariel Victoria Corzo Alvarado. Nacida el 15 de Diciembre de 1989, Ciudad de Coatepeque, Quetzaltenango Guatemala. T
  • 14. Las Rojas Notas del Otoño 14 Por Millaray Macías. Ciudad de México. DF. México. AAAMMMOOORRR DDDEEE OOOTTTOOOÑÑÑOOO...
  • 15. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 15 Amor de Otoño. a veía todos los días al pasar hacia la escuela, era una linda chica, suponía que tendría unos quince años más o menos, porque aún vestía el uniforme del colegio y su cara de niña la delataba aún más. La había visto por primera vez a principios del otoño, que maravillosa visión, la cascada de rizos castaños, los ojos color caramelo, el rostro arrebolado, toda esa belleza enmarcada entre hojas rojas, naranjas y marrones, que perfecto escenario, había pensado. Desde entonces, la esperaba siempre a la misma hora, sabía que pasaría por allí, era su camino al colegio. Estaban a la mitad del otoño y no se animaba a hablarle, era tan bella, tan inocente, tan pura, la imaginaba como un ángel. De pronto le embargó un sentimiento de angustia, y si ella no era real, y si era una creación de su imaginación, su madre siempre le había dicho que tenía demasiada imaginación, que eso no traería nada bueno, de pequeño había tenido un par de amigos imaginarios, pero qué niño no los había tenido alguna vez y más siendo un niño solitario, sin hermanos, amigos ni primos con los que jugar, en la escuela los demás niños se burlaban de él, porque siempre veía algo más que ellos no veían, le decían raro, loco, pero él veía ángeles, hadas y a veces también monstruos, los monstruos salían de los espejos, por eso los cubría. ¿Y si ella era una visión más? Debía averiguarlo, estar seguro de que era real, pero ¿cómo podría asegurarse? El viento del otoño soplaba, frío, sobre su cara y entonces la idea llegó, la seguiría. Si se trataba de una visión, no llegaría a ninguna parte, porque un producto de su imaginación no podía tener una casa, ni acudir a una escuela, ni tener amigas, claro, esa era la forma de asegurarse que esa muchacha era un ser humano real. Al otro día por la mañana, en cuanto la vio aparecer en el camino de tierra del parque, cubierto de hojas con colores de tierra, se ocultó apresuradamente tras unos árboles y esperó a que pasara, ella caminaba lenta y despreocupadamente, parecía no tener prisa, disfrutaba ir pisando las hojas secas, el ruidito que hacen al pisarlas le parecía parte de la magia del otoño. Hacía frío, por lo que llevaba un grueso abrigo gris, él pensó que era un abrigo de invierno, no de otoño, un abrigo de otoño debía ser color tierra, ocre, rojo sangre…, sangre no, sácate la sangre de la cabeza, la sangre duele, la sangre huele, la sangre es vida derramada, ella era vida y no podía derramar su sangre, como antes había pasado, tanta sangre. Pero ahora era otoño y en otoño no había sangre, la sangre había brotado en primavera, L
  • 16. Las Rojas Notas del Otoño 16 porque la primavera es la vida nueva, ¡demonios!, tenía que dejar de pensar en eso, olvidar, debía olvidar. Cuando volvió de su ensimismamiento, se dio cuenta que la chica ya había pasado y se estaba alejando, lo suficiente para poder seguirla sin que ella se diese cuenta, no quería asustarla, sólo quería asegurarse de que era real antes de presentarse y declararle su amor, suavemente, dulcemente, así como caen las hojas de los árboles en el otoño, como bailando en el aire, haciendo cabriolas, danzarinas, juguetonas, recordó el poema de E.E. Cummings y pensó que estaba hecho especialmente para esa ocasión, no, reflexionó, porque ya no estaría solo, serían dos hojas cayendo al unísono, juntas para siempre, para morir juntas y no en soledad. Comenzó a seguirla, ocultándose entre los grandes árboles que bordeaban el camino, atravesaron el parque y llegaron a la calle principal, la vio cruzar la calle, no podía seguirla, se descubriría, no había donde ocultarse, tenía la esperanza que entrara en la escuela que estaba cruzando la calle, y se estremeció de felicidad al ver concedido su deseo, ahí estudiaba, justo en la escuela que estaba frente al parque. La vio sonriendo entre un grupo de niñas, ninguna tan linda como la suya, porque era suya, desde el momento en que se había metido en sus sueños y en sus desvelos, en sus noches y amaneceres, se pertenecían uno al otro, estaban destinados a encontrarse, a convertirse en un amor surgido del otoño. Por fin escuchó sonar la campana y todos los estudiantes entraron, la calle quedó en silencio, únicamente se escuchaba el latido de su corazón, emocionado, ella era real, la había visto entrar a la escuela, la había escuchado reír con risa cantarina con otras estudiantes, era real, y estaba decidido a hablar con ella ese mismo día. Esperó a que sonara la campana que disponía la salida de los estudiantes y la buscó ansioso cuando salían en tropel los estudiantes, pero ella destacaba entre la multitud de seres ordinarios, tenía un brillo especial, un aura diría su madre, emanaba luz. La vio despedirse del grupo de jóvenes con los que salía y dirigirse hacia el camino del parque, sería el momento, tenía que tomar valor, no podía perder esa oportunidad única que la vida le brindaba. Además el parque era el escenario perfecto, ahí la había conocido, ahí debía empezar la historia de amor, la historia de sus vidas, pensaba en que ella le contaría a sus nietos cómo al verlo había sentido esa conexión inmediata, el flechazo de Cupido, como había descubierto en ese instante en que sus ojos se encontraron que no habría nadie más. La siguió de cerca hasta la mitad del parque, a esa hora no había gente por ese terraplén, sabía que ella lo intuía y apuró el paso hasta ponerse justo a su lado. Ella se volvió un poco sobresaltada, pero inmediatamente la tranquilizó, le dijo lo hermosa que era, que llevaba semanas tratando de hablar con ella, pero que le
  • 17. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 17 había faltado valor, hasta ese día, le dijo todo lo que sentía, todo lo que su corazón contenía. Ella se detuvo, estaba tan serena, parecía un ángel, tenía la mirada fija en él, era tan bella, y sería suya y solo suya para siempre. La tomó en sus brazos y se adentró en el bosquecillo del parque, la llevó a un claro cercano y ahí se sentaron ambos, a hablar por horas y horas, hasta que ella se durmió. No se cansaba de verla, tan plácida, tan quieta, aunque se preocupó porque el aire era frío y ella se ponía cada vez más fría y pálida, la cubrió con el abrigo gris, no tenía corazón para despertarla, así que la dejó, ahí cubierta con el abrigo gris. Esa tarde, un corredor descubrió el cuerpo inerte de una colegiala en el parque, cubierto con un abrigo gris. Había sido asfixiada, dijeron en las noticias de la noche, tenía quince años, se llamaba Mariana y estudiaba en la escuela que estaba frente al parque, al parecer se trataba del mismo asesino que en la primavera pasada había asesinado a otra adolescente, aunque la policía aún investigaba, ya que en el anterior homicidio la muchacha había sido desangrada... Y él pensaba que ella era suya por siempre, a partir de aquel otoño nunca más se separarían…. FIN.
  • 18. Las Rojas Notas del Otoño 18 Millaray Macías Freitas. Nació en Santiago de Chile en Febrero de 1973, hija de padre mexicano y madre chilena; signo Piscis (medio voluble dicen por ahí.) De muy pequeñita se traslado a México (más bien me trajeron, dice ella), y desde entonces reside en este lindo país. Regresó a su tierra de origen cuando tenía 15 años, quedándose 4 años, mientras cursaba la Educación Media Superior (preparatoria). Cursó además un año en la universidad, estudiando Literatura Inglesa, (una de sus grandes pasiones y una carrera que juró que algún día terminaría, aunque sea por puro orgullo). De profesión abogada (otra de sus pasiones), aunque las leyes estén tan manoseadas y violadas hoy en día, no pierde la esperanza de que algún futuro cercano, la justicia prevalezca sobre los intereses económicos y políticos, y de ahí su pasión. En lo personal; tiene dos hermosos hijos y un marido estupendo con quienes comparte su vida, sus sueños y esperanzas. Le gusta leer, sobre todo novelas, son parte de su terapia anti estrés; gusta de la comida sabrosa y picosita, bien mexicana, aunque no rechaza los nuevos sabores. Se divierte armando rompecabezas, crucigramas y los sudokus (otra de sus terapias anti estrés confiesa).
  • 19. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 19 YYYOOO SSSOOOYYY OOOTTTOOOÑÑÑOOO... Por Romina Alfonso. Ciudad de Benavidez. Argentina.
  • 20. Las Rojas Notas del Otoño 20 “Yo soy otoño. Intermitente, raro, sin brillos. Yo soy otoño de hojas secas, Hielos finos, aves dormidas. Yo soy otoño, solo para que Me recuerdes en tus tristezas.” Néstor Venialgo. Yo soy Otoño. as últimas luces del día jugueteaban entre las nubes logrando ruborizarlas. Un cierto aroma ácido comenzaba a sentirse en el aire por las hojas caídas de los árboles. Otoño. Hacía ya algunas semanas había comenzado, pero el frío no quería aparecer. La humedad era insoportable. Y ahí estaba yo, mirando las nubes sonrojadas por el sol que se despedía de ellas susurrándoles vaya a saber qué cosas. Algún pájaro buscando rama donde pasar la noche daba vueltas aún entre los robles. La calidez de la brisa en pleno junio se tornaba muy extraña ya, pero en realidad no era raro, el clima estaba cambiando gracias a la mano del hombre. Habíamos quedado en encontrarnos en ese lugar, y aunque yo sabía que alguna cosa iba a impedir el encuentro, fui igual. Siempre pasaba algo, y siempre lo presentía aunque tuviera la esperanza de que no me cancelara. Pero no fue esa vez la excepción. Frustrada, algo triste, algo confusa también, los pensamientos no dejaban que los ordenara. Las imágenes se presentaban y me generaban más rabia, pero conmigo misma. Uno siempre termina enojándose con su cabeza, su corazón y su estupidez cuando se encuentra dando tanto para nada. Pero al recordar las tantas veces que me hizo sentir así, inevitablemente llegaron también los recuerdos de L
  • 21. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 21 tantos momentos lindos. Y otra vez la frustración de saber lo difícil que este amor es para mí. Y se adueñó de mi la idea de que para eso estoy en este mundo, para ser de alguna manera quien acompaña en las dificultades, para ser quien suavice las heridas momentáneamente, la que ayuda a ordenar pensamientos ajenos, la que ayuda a no pensar también, a correr por un instante los problemas. ¿Qué tan egoísta puede ser un sentimiento? A veces maldigo la facilidad de ponerme en la piel de los demás, y la bendigo a la vez, porque aunque a veces me duela, sé que no es fácil vivir ciertas cosas, y si para eso estoy en este mundo, bendigo el día de haberlo conocido. El ruido del tren me sustrajo de mis pensamientos. Estaba oscureciendo y tenía que irme. Sentimientos encontrados me invadían, quería llorar, pero a la vez no, porque entendía. Quería escribirle y decirle que estaba harta, pero cuantas veces ya lo había hecho y al volver a verlo se me iba todo el enojo al diablo, solo bastaba que me bese o me abrace para que me olvidara del mundo. Y después de todo me seguía buscando. Metí la mano en el bolsillo del saco, agarré el celular. No quería sacarlo. No quería responder su mensaje que me avisaba que no iba a ir a verme porque se le complicó, una vez más. Sentía el corazón escarchado a pesar de los 18 grados centígrados que reinaban en la atmósfera. Siempre sentía frío cuando estaba triste. Siempre era otoño para mí. Dicen que el otoño es una estación del año. Comienza el frío, los colores de los árboles dan un toque especial a las calles, las hojas van cayendo en una danza fúnebre, desprendidas de la vida al cumplirse su ciclo. Pero no estoy segura de que realmente sea una estación, porque se supone que en una estación hay que detenerse, pero en este otoño gris nada se detuvo. Porque la vida no se detiene por más estaciones que le pongamos, y mientras acá es otoño en otro lugar es primavera. Y yo quería sentir la primavera, ya no más este otoño húmedo, raro y gris. Y mientras el grisáceo día se marchaba entre las tinieblas de la noche, me animé y le contesté su mensaje. - ¿Qué es el otoño? - ¿Eh?
  • 22. Las Rojas Notas del Otoño 22 -Quiero saber qué es el otoño. -Una estación del año. Otoño, invierno, verano, primavera. - Gracias. -¿Qué pasa? -Quiero saber qué es el otoño. Ya me dijiste. Me sirve. -Sos muy inteligente como para hacerme esa pregunta. Le resultó rara mi pregunta, es que no sabía que el otoño se me hacía eterno cuando lo tenía lejos, y que la primavera asomaba a mis ojos cuando lo veía llegar, mientras el verano se presentaba inminente cuando dormía a su lado. Que el invierno sería perderlo, porque realmente lo amo. -Gracias. Nos vemos en algún momento. Besos.- Y con la angustia metida en los bolsillos me fui junto con las hojas secas que se dejaban arrastrar por el viento, como una hoja seca más que buscaba un lugar en la tierra para terminar su ciclo y volver a resurgir con la primavera. ¿Qué es el otoño? Yo soy otoño. Yo soy otoño de hojas secas, de colores hermosos mezclados entre el gris del cielo. Yo soy otoño de brisas suaves que se bailan en tu pelo, llevándote caricias que no puedo darte. Yo soy otoño de labios húmedos, de besos ansiosos, de abrazos cálidos. Yo soy otoño de tristezas compartidas, de café con leche a la mañana, de helados a destiempo. Yo soy otoño, porque el otoño se me quedó en la piel, con tus besos, con tu amor. Soy otoño de lluvia en el corazón cuando no estás conmigo. Soy otoño: gris, rara y sombría. FIN.
  • 23. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 23 Romina Alfonso Nació el 3 de agosto de 1980, oriunda de Benavidez, Buenos Aires, Argentina. Técnico mecánico electricista, egresado de la escuela de educación técnica número tres de Benavidez. Aficionada a la lectura y la escritura. Madre de dos hijos.
  • 24. Las Rojas Notas del Otoño 24 LLLAAA AAACCCAAADDDEEEMMMIIIAAA... Por Odín Ragnarok. Ciudad desconocida. México.
  • 25. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 25 Prefacio: Este es un pequeño proyecto que manejamos haces varios años, compañeros de las noches de reuniones sociales, escritores aficionados; trabajábamos 3 en grupo, teníamos la idea de hacer un escrito de Ciencia Ficción, ellos hicieron su parte; yo trabaje en el mío aparte, pero lo leía en las reuniones para dar a conocer mis avances, tengo varios borradores del trabajo, este fragmento lo acabo de crear pensando en el que tengo de aquellas reuniones como continuación, mi idea es la de una civilización de recolectores de vida de otras estrellas, para la preservación de las especies altamente desarrolladas, con su estrella hogar y todos sus planetas terraformormados In Memoriam Arturo Nosotros que transitamos por estos senderos. La Academia. somaban ya los primeros rayos del amanecer; amarillos, lustrosos algunas nubes se interponían en su camino formando largos haces que se estrellaban contra los picos más altos de la cadena montañosa, si estabas en la cima podías ver como se iban retirando las sombras mientras la luz se esparcía por el valle, un espectáculo que te llenaba de asombro, tu desde tu posición, la luz ya te había alcanzado y abajo; la obscuridad se iba retirando poco a poco. El entrenamiento de sobrevivencia incluía pasar unos días explorando los picos que rodeaban el valle, podías ver a lo lejos la mole de los edificios de la academia de formación de recolectores y preservadores de las especies del cumulo, como se iluminaban mientras avanzaba la mañana. Ahora se encontraba en el fondo del valle su zancada era amplia y controlada, había recorrido diferentes caminos alrededor de las instalaciones, senderos de animales, u otros ollados por los cadetes del colegio; en este momento recorría una amplia carretera apisonada cubierta de hojas amarillas que los añejos arboles dejaban caer en miríadas incontables formando una alfombra esponjosa y mullida, el cambio de estación era el anuncio de una nueva cara para la naturaleza, la carretera discurría a la orilla de un lago azul; “Gerak la gema del mundo”, que competía con un cielo esmeralda brillante, muchas veces desde sus habitaciones en las instalaciones miraba este espectáculo antes de iniciar su rutina diaria, un rayo de sol aparecía de repente y tocaba la punta del pico más alto nevado provocando un juego de luces alucinante, apuro el paso, un techo de ramas entrelazadas otoñales estaba a punto de cernirse sobre su cabeza, en ese momento ocurrió algo maravilloso mientras se internaba en este techo natural; las hojas caían a su lado y rompió la mañana, inundando con una luz dorada el paso A
  • 26. Las Rojas Notas del Otoño 26 por el que se adentraba, tuvo que levantar la mano para interponerla entre la luz y su rostro, el destello era enceguecedor. Se desvió hacia la derecha por un tramo un poco más escarpado alejándose del camino principal, un traje ajustado lo protegía de la humedad del ambiente, la temperatura era fría pero no invernal al calor de su cuerpo transpiraba mucha humedad, después de un largo trecho inclinado llego a un sendero que recorría la falda de la montaña que se internaba en el bosque, este era un sendero transitado por animales del bosque – pensó – más adelante un poco por encima de donde el pasaba, logro ver a un ciervo de gran cornamenta que lo observaba atentamente mientras se alimentaba, atento a cualquier movimiento que lo alertara, el animal se perdió entre los arbustos para mantener una prudente distancia, sabía que los hombres en ocasiones los perseguían para darles cacería. Haciendo caso omiso; Kidarus aspirante a recolector de fragata, siguió su camino dejando en paz al mamífero, descendió nuevamente hacia el lago con paso firme, el terreno no era tan escarpado y sinuoso como otros, esta vez no quiso escalar la pared de roca para llegar más rápido a la academia se dirigió a la calzada principal que ya había transitado acelerando el paso, un chapoteo en el lago le hizo girar por un momento la cabeza una aleta parecida a una vela cortaba el agua con rapidez; la serpiente anda en pos de sus presa, eran habitantes comunes del lago extremadamente peligrosos, sabia de historias de cadetes novatos sorprendidos por esta bestia que habían desaparecido sin dejar rastro, en muchas ocasiones se las encontraba tomando el sol de la mañana, su cuerpo de escamas plateadas se tornaba iridiscente al chocar la luz contra ellas, la muerte arcoíris la llaman; furtiva y mortal, casi nunca la podías ver cuando se cernía sobre ti, una aleta dorsal que se podía desplegar como una vela le cubría un tercio de cuerpo alargado que terminaba con una aleta en forma ala delta, le daba un poderoso impulso una masa musculosa, la respaldaban aletas laterales más pequeñas, que le daban la estabilidad necesaria para su nadada, cabeza chata estilizada para ofrecer la menor resistencia al agua, con un hocico amplio y una doble fila de colmillos como cuchillas remataban a esta bestia, que podía alcanzar longitudes muy grandes cuando la comida era abundante, se las había visto persiguiendo las grandes naves Aero deslizantes del mar Sarod; eran muy veloces, pero no competían con los deslizadores. El camino apisonado se tornó un poco más elaborado, una escalera tallada en la roca le decía que estaba cerca de la gran mole de edificios que formaban las instalaciones de la academia, el recorrido fue media capacidad, se sabia entrenado para dar más, pero esta vez decidió darse un respiro, subió la escalinata para alejarse un poco de la orilla de Gerak, podía ver las torreta de acceso al colegio; un último esfuerzo, de pronto un dron se acercó a toda velocidad, una luz azul recorrió todo su cuerpo el robot lo reconoció como el aspirante de primera; Kidarus Drakran
  • 27. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 27 del satélite Malcron, no le impidió el paso, el aspirante acelero entonces paso a gran velocidad, con una zancada más amplia, los guardias lo vieron acercarse, inmediatamente levantaron la valla permitiéndole el paso una amplia avenida transitada ahora por vehículos pesados y otros más ligeros, en una actividad frenética era así, casi siempre la actividad del colegio, provisiones, maquinaria pesada, motores para la naves, escuadrones realizando sus prácticas matutinas, el casi siempre salía antes que la actividad empezara a menos que hubiese toque de queda, estaba nervioso pues había sido convocado por el consejo militar a una reunión, solicitaban su presencia, tenía que ducharse para presentarse ante las autoridades de la academia – otro reporte por enfrentar, la última pelea en la ciudad fortaleza no había sido tan escandalosa, no quería ser un busca pleitos, pero siempre encontraba gente desagradable que lo buscaba –estaba a punto de concluir su preparación una nota más en su historial no era nada bueno. Cruzo la amplia explanada de las instalaciones por un lado para dirigirse a los dormitorios, un edificio muy grande que albergaba a la población de aspirantes contaba con tres niveles los dormitorios eran comunales solo los oficiales tenían habitaciones privadas, los oficiales de alto rango disfrutaban del beneficio de un edificio exclusivo para ellos, entro en su dormitorio asignado grupos de cadetes se afanaba en diferentes cosas, se preparó para darse una ducha el agua fría, fue un relajante para la sesión de esa mañana – buen día, aspirante que tal tu recorrido , no pasaste por mi o es que te dolió que no pudiste estar a mi nivel – Keptron compañero de dormitorio y amigo cercano lo interrogaba – Kidarus, sonrió – no te confíes mucho de tu posición, aun no me has vencido en el muro, la última vez salve tu trasero cuando quedaste colgando de la cuerda, me debes una ronda – Keptron soltó una carcajada de complicidad y le palmeo la espalda – es cierto, pero recuerda aquel oso, que nos quería como plato principal así que la cuenta esta saldada. Sus atuendos de aspirante estaban sobre la cama del dormitorio se vistió ajustando su chaquetin blanco de cuello redondo azul cielo, con las insignias de su rango, botonadura de cristal ambarina, cinturón azul con hebilla dorada, pantalón blanco con raya a los lados de color azul, zapato negro bien lustrado, tanto que se veía su reflejo en ellos, un corto puñal de metal pulido brillante con empuñadura de escamas de serpiente mariana, y pomo azul, se dirigió hacia los edificios de administración, recordando los comentarios en broma de sus compañeros – para que tanta elegancia si te van a dar una patada en el trasero – decía uno - otro al pasar lo abordo; era Keptron – no te rindas amigo lo más que puede pasar es que vayas a aislamiento, por faltarle a un oficial, recuerdas la chica que estabas cortejando, ella estaba con él, un recolector en jefe de la sección de exploración del sector exterior del cumulo, es un sujeto bastante grande e intimidante, más te hubiera valido salir sin ocasionar mucho alboroto, amigo, no pude evadirlo –
  • 28. Las Rojas Notas del Otoño 28 respondió, Kidarus - vi de reojo una mole gigantesca que se abalanzaba sobre mí, no hice más que defenderme, además tenía una buena dosis del licor naranja en el sistema – Kidarus recordó el nombre de la chica, Rusda – dijo entre dientes – si ella quería sacarlo de sus casillas, tú fuiste el arma que uso en su contra, lo golpeaste muy duro lo enviaste empaquetado y listo a la enfermería, aún sigue ahí con varias costillas rotas – concluyo, su amigo – bien te deseo suerte, te voy a extrañar – a modo de broma – si es posible bésales el trasero a todos, es la mejor forma de que seas liberado – el aspirante sonrió moviendo la cabeza, en negación con un dedo en los labios indicando que guardara silencio – se ajustó el traje cruzo las puertas del edificio administrativo subió la escalinata de mármol negro, llego ante una enorme puerta de roble negro con herrería negra brillante, y la cruzo cerrándola tras de sí. FIN.
  • 29. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 29 Odín Ragnarok. Escritor aficionado, identidad desconocida, amante de la Ciencia Ficción. Deportista por convicción. No se conocen otros datos…
  • 30. Las Rojas Notas del Otoño 30 Por Candy Celis. Ciudad de San Juan de Girón. Colombia. LLLOOOCCCUUURRRAAA EEENNN OOOTTTOOOÑÑÑOOO
  • 31. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 31 Locura en otoño. ería en otoño, sí. Otoño era su estación favorita y pensó que sería un fino detalle regalarle una dulce muerte al compás de las hojas que caían secas de los árboles, secas como ella, como su corazón. Amarla tanto había hecho que se tardara un poco en tomar la decisión, pero siempre supo que tendría que hacerlo. Si ella continuaba con su vida lejos, él moriría de tristeza por el abandono. No, prefería llevarle flores a una tumba que saberla feliz en brazos de otro. Era una verdadera pena privarla de las cosas en las que tanto placer encontraba; el aroma de las flores, el canto de los pájaros, las hojas secas que vestían el camino a casa con hermosos tonos tierra. Tierra, ¿seguiría siendo hermosa aún bajo ella? La imagen le pareció tan desagradable que sacudió la cabeza como para intentar deshacerse de ella. Una cosa si se prometió, dejaría su tumba cubierta con tantas hojas como fuese posible para que nunca olvidara el otoño. No le dolía su traición, lo que no podía perdonar era la mentira. Tal vez si aquella tarde en que, motivado por las dudas, se animó a preguntarle por sus sentimientos hacia él ella hubiese sido sincera podría perdonarle la vida, pero la muy desgraciada se valió de sus encantos para hacerle olvidar el tema y aunque muy en el fondo sabía que cuando lo acariciaba lo hacía pensando en otro, que cuando se entregaba al placer de sus besos y de sus caricias era a otro a quien deseaba, se conformó y recibió de buen agrado las migajas de pasión que caían de su lecho, y cuando en sus ojos divisó una chispa lastimera, se engañó diciéndose a sí mismo que era la llama de la pasión la que encontró en su mirada, y aunque bien sabía que ya no le pertenecían aquellas emociones, decidió desbordar su pasión en aquel cuerpo de alma ausente y sentimientos inertes hacia él. Ya no sintió humedecer su ser al contacto con su lengua, no la vio volar en infinita magnificencia de pasión y lujuria encendida ni sintió estremecer su cuerpo al momento del clímax, no hubo ese beso final, tampoco ese abrazo que le daba y en el cual le entregaba su alma como recompensa por el maravilloso placer de saberse amada, no, todas esas sensaciones y esos momentos ya no eran para él, le pertenecían a otro, pero él se encargaría de que las ultimas caricias que se llevase a la tumba fueran las suyas. S
  • 32. Las Rojas Notas del Otoño 32 La espero en el más absoluto silencio, se cobijó bajo el manto de la oscuridad que le proporcionaba aquel gigantesco dormitorio en donde tantos amaneceres había sido feliz contemplándola bajo la tenue luz del sol que se filtraba por la ventana y que le daba un aspecto casi angelical, sintió que sus intenciones se esfumaban como el humo del cigarrillo que en ese momento sostenía entre sus labios, se recordó una y otra vez las razones que tenía para matarla, la principal, el amor. La amaba tanto y de tal manera que la sola idea de perderla había sido suficiente para hacerle perder la cordura. Sí, debía morir y sería esa misma noche y en ese mismo lecho en el que tantas veces hicieron el amor, porque él también tendría que vivir por el resto de su vida cargando esa pena y cada vez que se recostara en su cama recordaría a la mujer que tanto amó ya la que tanto le entregó, pero también le recordaría su infamia, su traición y las consecuencias de su engaño. Sintió los pasos subiendo la escalera y su corazón rodó por el piso, era mejor dejarlo caer, sería más fácil. Se abrió la puerta y una silueta se dibujó a contraluz, pero no era ella. No era su aroma, no era su cabello, tampoco fueron sus manos las que con ternura tomaron las suyas y le hicieron dejar sobre la cama el arma con la cual la mataría, no. No fueron sus labios los que lo cubrieron de besos ni sus lágrimas las que rodaban mojando sus cabellos. Se sintió mareado, por un momento no supo en donde se encontraba, dirigió una mirada rápida a su alrededor pero la penumbra no le permitía distinguir formas, todo era oscuridad, solo sabía que no era ella quien lo guiaba hacia la puerta como un lazarillo guía a su amo y aunque un impulso lo animaba a huir de aquel lugar que ahora le parecía tan desconocido, tan frío, tan sombrío, necesitaba estar allí porque sabía que en cualquier momento ella llegaría y sería entonces cuando él tendría su venganza, tendría que ser en otoño, porque era su estación favorita, por eso para él, desde aquel momento, otoño se instaló en su habitación. FIN.
  • 33. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 33 CANDY CELIS B. Nacionalidad colombiana, Nacida el 10 de julio de 1977, amante de la música y los libros. Esposa y Madre por amor, convicción y devoción.
  • 34. Las Rojas Notas del Otoño 34 NNNAAARRRAAANNNJJJAAA YYY RRROOOJJJOOO Por Lorena Santillana. Ciudad de Mejicanos. El Salvador.
  • 35. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 35 NARANJA Y ROJO. ue la primera vez – y quizá la única – que recibió algo por correo. Llegó una semana después de su cumpleaños, el 11 de noviembre. Cuando su papá gritó “Manuelitoooooo, hay algo para vooooooooos”, sintió que sus piernas se movían solas, en carrera hípica hacia la casa. Y allí estaba el paquetito que su tío Paco le mandaba por sus importantes siete años: dos camisas de “Las pistas de Blue”, una gorra de “Los Dodgers”, la foto de su tío en medio de un volcán rojo y naranja de enormes hojas y ¡La postal! Era un camino, en un bosque, pero sus colores eran algo que nunca había visto…o no eran hojas verdes o café seco; sino, de un brillante naranja y rojo, de todos las variantes de naranja y rojo posibles y puntos amarillos y un sol se ponía al fondo haciéndolo más fulgurante y…y…y…¡Qué hermoso! Su papá le contó que se llamaba Otoño, que era una estación que en su país no se veía igual porque solo llovía o no. Que precisamente ahora estaban en ella y por eso su tío, que era jardinero, estaba en la foto rodeado de esos bonitos colores en una pila de hojas. Y desde ese día, Manuel buscaba todas las fotografías posibles donde el Otoño hiciese de las suyas, Su tío Paco le dijo, por teléfono, que un día lo llevaría con él a Fairfax, Virginia para que viera los bosques y jardines. Pero su tío Paco volvió, deportado y con él; la esperanza de contemplar el espectáculo de luces naranja y rojo, también. Y no fue esa la única esperanza que se fue… Ese año falleció su padre y, puesto que su madre murió para darle la vida, quedó solo, con una maletita donde llevaba unas cuantas mudadas de ropa, las pocas fotos de sus familiares y la postal. Se prometió a sí mismo que conocería el otoño. Aunque sea eso tendría en su vida. No quiso ir a parar a un orfanato y escapó de casa después del entierro. Solo tenía a su tío Paco y, por lo que sabía, no tenía trabajo, ni casa fija…pero, a lo F
  • 36. Las Rojas Notas del Otoño 36 mejor, él le ayudaba a irse de mojado o le explicaba cómo hacerlo. Y el tío no apareció por ningún lado. Estaba solo, pues. Con su maleta llena de recuerdos y del amor de un padre que yacía tres metros bajo tierra. Pernoctó dos o tres días en un dormitorio público; mas, la mirada extraña de un hombre viejo le causó tanto miedo que prefirió pasar en el parque Central. Al fin y al cabo las noches eran un poco tibias y no se iba a morir de frío. Conocía de un lugar donde regalaban chocolate y pan a los indigentes, a veces hasta panes con queso o frijoles. Ya buscaría la forma de que alguien lo llevara a donde el sueño se realizara. Algunos querían dinero, carros, lujo; él solamente aspiraba ver, en vivo, la imagen de la postal. Cuando, dos meses después, conoció al coyote, un tal Pepe, percibió una mezcla de sensaciones. La primera, esperanza ¡Al fin cumpliría su anhelado deseo! Luego un poco de temor ¿Cómo iba a pagarle? No tenía casi nada de dinero; apenas unos centavos ganados lavando tumbas, acarreando agua, cargando bultos… y la peor de todas…y ¿Si era un hombre malo? ¿De esos que mataban niños para vender el hígado o violarlos? No había manera de saberlo más que arriesgándose; los demás decían que nunca habían escuchado nada malo de Pepe, que confiara, que se fuera si se lo permitía. Y se animó. Preguntó a Pepe quien respondió que por unos dos mil dólares lo llevaba (seguro, sano y salvo) al otro lado. ¿Dos mil? Y ¿De dónde diablos iba a sacar dos mil dólares? ¿De dónde? Esa noche lloró, lloró y lloró…por su padre, por la vida, por la postal…Nunca supo que Pepe dejó perdidos a todos sus ”turistas” en el desierto y ninguno sobrevivió. Nunca supo que la siguiente vez, Pepe violó a dos niñas y un niño. Nunca supo que la vida, por una vez, le jugó bonito. Logró sobrevivir un año en las calles sin drogas, sin venderse, sin ser violado hasta que un día lo llevaron al correccional de menores por hurtar una cartera. En verdad, no lo hizo, pero no supo correr a tiempo y él fue el chivo expiatorio. Tenía dos opciones: entrar a la correccional o vivir en una casa de huérfanos que trabajaban la tierra. Lógico. Sería la segunda y fue su mejor opción. Aprendió a
  • 37. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 37 trabajar y a ser un joven fuerte, sano, disciplinado. Pobre y honrado. Estudiaba por las tardes, trabajaba por las mañanas y miraba las plantas a todas horas. Tanto se esforzó que logró estudiar un buen bachillerato y graduarse con buenas notas. Quería estudiar agronomía o biología…algo donde pudiera conocer a las plantas más íntimamente, observarlas, analizarlas, cuidarlas… La postal yacía en el fondo se su gaveta, casi rota, casi olvidada, casi… El 1 de noviembre llegó la carta. La directora del Centro donde aún vivía, cuidando a otros chicos huérfanos como él, lo había recomendado. En silencio como se hacen las buenas obras. En silencio para no poner esperanzas que podían romperse. En silencio para que la alegría fuera mayor. La UV – University of Virginia – le daba una beca para una especialización de dos años. Se iría esa misma semana. Es 11 de noviembre, hoy cumple 22 años y está sentado en un parque hermoso con la foto de sus padres en una mano, la sonrisa en los labios y en sus ojos, además de lágrimas, el fulgor de las hojas de otoño…naranja y rojo. FIN.
  • 38. Las Rojas Notas del Otoño 38 Lorena Guadalupe Santillana. Graduada en Letras e Historia. Docente desde hace más de 25 años en Bachillerato. Madre, esposa y lectora empedernida. “Buscando hacer algo para hacer de esta, una mejor vida”.
  • 39. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 39 Por Guadalupe Martínez. Ciudad de México. DF. México. AAAMMMAAANNNTTTEEESSS OOOSSSCCCUUURRROOOSSS
  • 40. Las Rojas Notas del Otoño 40 Amantes Oscuros. CUANDO MÁS SOLA ME ENCONTRABA, APARECISTE TÚ EN MI OSCURO CAMINO. EN LA DESESPERACIÓN DE LA PÉRDIDA DEL AMOR DE MI VIDA. ASÍ FUE COMO EMPEZASTE A SER IMPORTANTE EN MI VIDA. AÚN RECUERDO CUANDO ME DIJISTE ESE PRIMER HOLA. AUN RECUERDO LAS CONVERSACIONES INTERMINABLES, LAS NOCHES A TU LADO, LOS ABRAZOS QUE ME DABAS AL DORMIR, SÍ FUE COMO TODO COMENZÓ… En mi vida y en mi mundo estaba sola; el amor de mi vida se fue de mí y tú llegaste. Un extraño con mirada profunda, un hombre diferente. Un alma errante por el mundo. Un Ángel negro con las alas rotas y los sentimientos oscuros. Llegaste a mí y miraste no solo mi cuerpo sino también mi alma. Miraste a través de mi máscara, más allá de mis ojos, con tus ojos miraste las tinieblas de mi alma. Tú me hablaste como nadie nunca me había hablado. Miles de noches sin dormir, platicando contigo. Miles de abrazos que me diste en mi cama. Recuerdo cada beso, cada palabra que me dijiste al oído, cada noche que dormiste a mi lado. Aún anhelo esas noches, escuchando tu voz al dormir diciéndome te amo. Mi ángel negro. Recuerdo esos días a tu lado, esas risas, los malos entendidos que siempre terminaban con un beso de amor pero nunca una pelea. Recuerdo cuando me quité la máscara. Te mostré mi verdadero rostro frío y lleno de cicatrices, un monstruo convertido en mujer. Y así te enamoraste de mí. De mi verdadero rostro, de la verdadera mujer que soy. Oscura, fría, calculadora, despiadada y cruel. Mi alma putrefacta te pertenece a ti. Ser de la oscuridad. Tú y yo amándonos en la oscura noche, deambulando por el mundo para encontrar almas buenas y puras con las cuales alimentarnos. Yo buscando presas para ti; bellas doncellas para satisfacer tus instintos bajos y sucios, corrompiendo sus almas inocentes. Tú siendo mi cómplice en mis fantasías, mis más grandes A
  • 41. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 41 sueños eróticos hechos realidad. Tú y solo tú podías ser mi cómplice porque me amas, me conoces, me comprendes y sabes de mis deseos, de mi alma libre. Y así vivimos nuestro amor. Largos años de romance apasionado, de complicidad mutua, saliendo a cazar presas por las madrugadas, alimentándonos de las almas de los vivos, de esos seres de luz que llegaban a nuestras vidas para refugiarse en nosotros. Bueno, la mayor parte de esas personas se refugiaban en ti. Tú mi ángel negro, gran encantador de hermosas doncellas llenas de sueños rotos… tú las ayudabas a encaminar el rumbo, y siempre regresaban a su mundo llenas de vida pero amándote, porque en el camino se enamoraban de ti, así como yo me enamore de ti. Mi bello ángel de la noche. Y así fue como la conociste a ella, una entre tantas doncellas que enamorabas con tus poemas de amor oscuro; ella entró en tu mundo y tú entraste en el suyo. Cadenas, látigos, vestimentas de piel, y mucho dolor mezclado con amor son las principales armas de seducción en el que ahora era tu mundo. Mientras yo deseando un poco de tu atención, de tus cuidados, de tu amor, de esas noches sin dormir haciendo el amor hasta el amanecer y ver el sol en la mañana abrazada a ti después de habernos amado toda noche, de esas largas pláticas que duraban horas, de esas risas, de esas lágrimas que derramé en tu hombro, tu piel firme y tibia abrazándome llenándome de besos, esos bellos labios que aun siento en mi piel como fuego ardiendo en mi alma. Dándome consejos y palabras de aliento, así como le dabas palabras de aliento a ella, así como la besabas a ella y como seguramente le hacías el amor. Y yo alma gemela quedé en el olvido. Te aburriste de mí, ya no era de interés el mundo que habíamos creado. Me dejaste sola con mis fantasmas internos, sola con mis fantasías, sola con mi oscuridad. Así que llena de celos y por culpa de esa mujer que me robó tu compañía, decidí alejarme de ti definitivamente y abandonar el mundo que tú y yo creamos para vivir nuestro amor. Fue cuando mi mundo de inmundicia se volvió más tenebroso que nunca; yo deambulaba por los escombros de mi alma rota, sin rumbo, sin nadie que me acompañara en mi viaje. Lloré hasta no tener más lagrimas dentro de mí, me quede seca y vacía sin tu amor y sin tu compañía; después de haberte perdido ya nada me importaba. Así pase los últimos meses de mi vida, sin razón para vivirla pensé en la muerte como única alternativa. Pero yo te seguía amando a ti, seguía deseando tenerte entre mis brazos y amarte a través de las fronteras del tiempo como siempre habíamos soñado. … Por el árido sendero de hojas muertas, justo cuando pensé que todo había terminado para mi reapareciste en mi vida, llenaste mi vida de oscuridad, de tu amor putrefacto, de tu perversidad, de ese amor que inunda mi vida de felicidad, con tu pasión volviste a nuestro mundo, solo tú y yo ángel negro.
  • 42. Las Rojas Notas del Otoño 42 Desde nuestra cama después de amarnos toda la noche contemplamos el amanecer y los lamentos del aire al arrancar las últimas notas rojas del otoño. Tuya por la eternidad alma gemela bello ángel de la oscuridad. Solo tuya!!! Siempre tuya… FIN.
  • 43. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 43 GUADALUPE MARTÍNEZ ALVARADO. 24 años, originaria de Contepec, Michoacán. México. Donde curso la primaria y secundaria. Allí también realizo también sus primeras incursiones laborales, pero cansada de la monotonía y la poca libertad que este lugar brindaba emigro a la capital, donde reside actualmente. Ahora es independiente, y está decidida a alcanzar mis sueños y aspiraciones. Vampira de corazón, obsesionada con la moda y los zapatos; bolsos y cosméticos son sus placeres culposos; una choco - adicta sin remedio. Define su empleo (independiente) como el medio realizador de sueños. La música, otra de sus grandes pasiones. Le gusta pasar de lo clásico hasta el más puro folclor de su país; desde metal hasta una ranchera, desde una bachata hasta un rap, le gusta la variedad y obtener lo mejor de cada uno de los géneros musicales; cada que escucha y canta los temas según su estado de ánimo. El cine, el séptimo arte, la pantalla grande. Es otra de sus aficiones. Disfruta desde una película romántica hasta las de horror más censurado, desde una comedia hasta los títulos más galardonados. Cree que el cine nos lleva a otro mundo donde podemos convivir o más bien sobrevivir a dinosaurios y soñar con ese agente secreto y ser la chica bond, o llorar con esas historias de amor y ser cómplices de sus prohibidos romances. La literatura es quizá sea su más amado arte; en el ha descubierto que es una lectora obsesionada. Con muchos títulos a su haber, asidua de librerías, confiesa su codicia por todas las letras que aun no han pasado por sus ojos y espera tener suficiente vida para poder tener esos títulos en sus manos. Recientemente hizo un curso de hipnosis. Ha escrito poemas durante los últimos dos años, lo cual me ayuda a expresar sus sentimientos y liberar su alma.
  • 44. Las Rojas Notas del Otoño 44 SSSEEEGGGUUUNNNDDDOOO AAACCCOOORRRDDDEEE;;; EEENNNSSSAAAYYYOOO BBBAAAJJJOOO LLLAAASSS HHHOOOJJJAAASSS……… Por Karryman. Carlos. Carrillanca. Ciudad de Osorno. Chile
  • 45. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 45 Aquellos días de Chaqueta Negra. Segundo acorde; ensayo bajo las hojas. aían pesadas las hojas del otoño, anunciando el cada vez más próximo invierno… David vagaba por la larga alameda Mackenna, sentía bajo aquellos álamos una incomprensible melancolía, mescla de alegría, dolor y rabia, difícil de entender incluso para el mismo. Vagaba en dirección de la casa de su baterista Manuel, sus pasos eran largos, pero lentos, no quería apurarlos, la visión de ese mar de hojas le daba cierta tranquilidad a su alma tan agitada por esos días. Soplaba gélido un viento otoñal que finalmente lo saco de sus cavilaciones, así que apuro el tranco, mientras ese mar de hojas se revolvía en torbellinos. Toco la puerta, salió la hermana de Manuel, indicándole que su hermano estaba tocando en la bodega del fondo que les servía de sala de ensayos. -Hace un frio de la concha de su madre, hueon!!- le dijo, mientras Manuel bajaba las baquetas y secaba el sudor de su frente. -¿Qué Huea dices! -Que hace frio sordo de mierda!!! Jajajajajaja- Una sonrisa cómplice se cruzo entre ambos. -Ahí en la repisa hay un roncito pa’ que te descongeles mierda!!, pero no te pases, ensayemos sanos aunque sea por esta vez- -Cállate y pásame la huea nomas!!! Fue la única respuesta... Apuro el trago, desenfundo su guitarra, se sentó en un cajón y punteo unos acordes, peros sus dedos estaban tiesos por el frio y solo salió un estridente acople – aprende a tocar jajajajajaj!!!- Espeto Manuel. -Hummm, como si tu tocaras tan bonito!!- rio entre dientes David – Espera que me baje el ron y veras – dijo, mientras se sobaba las manos para calentarlas. Conecto su guitarra al amplificador y la afino, tras lo cual, ya con las manos tibias, hizo unos barridos tipo Hendrix y le dijo – Vez?, igualito a Jaimito Henriquez, jejejeje… C
  • 46. Las Rojas Notas del Otoño 46 Tocaba unos temas de Metálica cuando empezaron a llegar los otros integrantes de la banda. Vargas el vocalista, llego primero, arrimándose a un calentador a leña de la esquina que se dedico a prender. Drago y su bajo, aparecieron después de un rato, mientras los demás cantaban voz en cuello; Seek and Destroy Lo que parecía una buena tarde, se comenzó a agriar después de un rato, ya que por el pasillo, que daba a la bodega se diviso la silueta de Evelyn que avanzaba hacia la puerta, David apretó los dientes, agacho la cabeza y realizo un barrido en su guitarra tratando de despejar su mente – Mierda – mascullo entre dientes. Se irguió y dijo a voz en cuello – No se supone que el ensayo era solo para nosotros! – bufo con evidente molestia. Pero si somos solo nosotros – respondió Vargas – mi mujer también es nosotros – agrego con cierta malicia el vocalista. La banda quise decir, solo los integrantes de la banda – rectificó David con evidente mal humor. Ya déjate de alegar, viejo cascarrabias, mi mujercita quería verme cantar una rato, cierto amorcito? – interpelo Vargas hacia su mujer. Si, dijo, escucho un par de temas y me voy, no seas tan grave – intervino Evelyn. David no dijo nada, masco su rabia y continúo tocando… Drago al ver la tensa situación puso sobre la mesa el listado de los temas a ensayar y los conmino a empezar. David tocaba con rabia, de cada acorde salía una mescla de sentimientos que se le atoraban en las manos, así que rasgaba las cuerdas con fuerza para poder sacarlos, mientras su mente se paseaba en los momentos que variaban entre la alegría y el sufrimiento, cada vez que miraba hacia ella sentía su mirada clavada sobre él, así que se volteaba y tocaba encogido queriendo desaparecer. Todo aquello ocurría sin que nadie lo notara, casi nadie, pues Drago sabía perfectamente cuál era la situación entre su guitarrista y la mujer del vocalista, por más que pensaba no sabía cómo terminar ese triangulo, ya que a la larga terminaría con la banda, y quien sabe, también podía desencadenar una tragedia, después de tocar varios de los temas de la lista, avanzo hacia el centro y dijo – Bueno, no se suponían que eran un par de temas Evelyn?.
  • 47. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 47 Puta que andan simpáticos los hueones hoy día – respondió la aludida. Cruzándose de brazos y lanzando una mirada que podía congelar el infierno, hacia Drago. Ya Evelyn, ándate mejor, que este par; anda más pesado que camión a pedales hoy, espérame en la casa, que voy al rato- le dijo con sarcasmo Vargas a su mujer. Evelyn agarro su chaqueta y salió dando un portazo, no sin antes decir – Por tu madre que llegues borracho, no te abro la puerta, y no quiero a nadie en la casa en la noche!!! – Vargas espero verla salir por la puerta principal, alzo los brazos y largo una perorata- Gracias cauros, no sabía cómo sacármela de encima, tengo un carretito con una minocas más tarde, y si se quedaba, me jodia el panorama – que viva la fiesta- cambien las caras!!! Jajajajajja. Aquí le s tengo un pisquito con Coca para celebrar mi soltería jejejejeje – dijo sacando una botella de Alto de Carmen y una Coca- Cola de su mochila. Ejale, eres un puto maraco vos hueon – respondió riendo Manuel desde el fondo, donde se había entretenido mirando la escena – invítame estoy mas botao- dijo dirigiéndose a Vargas. Ya, cuando terminemos de ensayar, nos vamos, ahora levanten sus copas señores y a la salud de Licántropos, y que se cague- dijo mientras terminaba de servir- que se recontracague!! - respondieron los demás, excepto David que levanto su vaso, pero se mantuvo en silencio. El resto de ensayo continuo sin mayores contratiempos, con los miembros de la banda ya bastante entonados, tocando y bebiendo sin mayores contratiempos, David bebió con calma, pues no se sentía bien, solo quería terminar rápido y dirigirse a su casa, así que terminando el ensayo tomo su guitarra y se dispuso a salir. Ya nos vemos, que la pasen bien- se despidió- Manuel y Drago alzaron las manos y le hicieron la despedida, pero Vargas, ya bastante ebrio le grito al salir – Eris mas fome hueon- parecis mina, aquí tus socios vacilando y tú te vas a dormir como una vieja culia- David lo miro, pero no le respondió, había tenido suficiente esa tarde. Camino rápido para salir hasta la arboleda de Mackenna y que el aire lo despejara, pero había avanzando un par de cuadras cuando vio a Evelyn recostada contra un árbol, su mente se nublo por completo, camino con la mirada gacha hasta estar al lado de ella, no le dijo nada, pero el dialogo de sus ojos fue intenso, la rabia, la suplica, finalmente el amor, ambos sabían cómo iba el juego, así que ninguno dijo
  • 48. Las Rojas Notas del Otoño 48 una sola palabra, solo caminaron juntos por entre las hojas, mientras ella deslizaba su mano hacia la de el, y él se la apretaba con fuerza. Caminaron así por Mackenna esa tarde de Otoño, mientras el gélido viento soplaba y las hojas volaban a su alrededor hasta que llegaron hasta le viejo puente San Pedro y doblaron hacia el fuerte Reina Luisa, en esos fríos días de Otoño y mas encima fin de semana, nadie iba por esos lugares, así que era el lugar perfecto para su encuentro clandestino. Sentados sobre las rocas del muro se abrazaron y besaron tiernamente, con pasión, como si no existiera mañana, acurrucados solo ellos dos. Porque me haces esto?- finalmente musito David- sabes que esto me hace mal, que me duele, pero aun continuas sabiendo cuan doloroso es para mí- tomo aliento y continuo – sabes que tampoco tiene ningún futuro, que me tratado de apartar, pero continuas en mi persecución, perderé todo, mis amigos, mi banda, - dejo espacio para el silencio y continuo tratándose de dar valor – Cuanto tiempo podemos continuar con este juego, hasta que ese otro hueon se dé cuenta, quede la caga, y salga alguien herido, peor aún , que termine matándote en alguna de sus borracheras. Ella no respondió, solo se acurruco en su pecho mientras unas espesas lágrimas salían de sus negros ojos, ese maldito sentimiento que se agolpaba en su pecho, lo ahogaba, quería salir corriendo a llorar a gritos, pero en cambio la tomo y la abrazo con fuerza. Se levantaron despacio después de un rato, ya que había anochecido y el frio hacia presa de los dos- te vas a ir –pregunto- quieres que me vaya?- respondió ella – No regresara esta noche, tal vez mañana y borracho, dormirá todo el día- agrego. Los silencios entre ellos eran mejores que las palabras, volvieron a caminar esta vez en dirección de la casa de David, a su cuarto que había construido en una parte de la bodega de su casa, apartándose para que nadie cuestionara lo que pasaba allí, bueno su madre lo sabía, ella siempre lo sabía todo, pero nunca decía nada, solo recogía los pedazos de su hijo cada vez que quedaba destrozado. Así emprendieron el camino, como hojas arrastradas por el viento, entre las ráfagas frías del Otoño, sabiendo que el temporal esta casi encima de ellos, que la lluvia seria gélida, que habría mucho dolor, David sabía muy bien lo que le esperaba pero no le importo; ¡que vengo el Invierno si quiere!, con sus temporales y sus ventiscas, de eso se preocuparía otro día, hoy solo la quería a ella y su cuerpo cálido en su cama FIN.
  • 49. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 49 Carlos E. Carrillanca Reyes. (Karryman) Escritor aficionado de Poesía, Cuento y Letras; ha escrito temas para la banda Misa Negra de Osorno, ha publicado en la revista Escritores Jóvenes de la ilustre Municipalidad de Osorno en el formato poesía, participo en los juegos florales de la Municipalidad de Linares, donde recibió una mención Honrosa por su colección de poemas titulado; “Los sueños, el viaje y las sombras” en 2003. Nació en la ciudad de Valdivia en la Región de los Ríos, pero se mudo a la ciudad de Osorno a la edad de 5 años, de la cual nunca más se apartado, residiendo allí actualmente De profesión electricista, se título de técnico Electricista de mando medio, perfeccionándose en el área de mando y control, en el CFT Osorno.
  • 50. Las Rojas Notas del Otoño 50 Revisión Final 15 de Junio 2015. Edición final Junio de 2015.
  • 51. Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia 51 Las Rojas Notas del Otoño Este libro contiene una selección de Poesía y Cuentos del grupo de debate y literatura de Facebook “La Sociedad Secreta de Asuntos sin importancia” En él se reúnen las voluntades de estas personas para juntar sus escritos y darlos a conocer a través de esta antología. Esperamos sorprenderlos con los variados temas que les presentamos en el marco de la estación de la melancólica; el otoño Carlos Carrillanca Editor.