Las tortugas tienen un ancho y corto tronco protegido por un caparazón o envoltura ósea. El caparazón está compuesto de placas óseas y protege los órganos internos, mientras que la cabeza, patas delanteras y traseras, y cola sobresalen. Su esqueleto se caracteriza por tener la columna vertebral fusionada al caparazón dorsal y un cráneo primitivo sin dientes pero con un pico córneo en la mandíbula.