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EL LIBRO DE JOB
La oficina de las Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de los Adventistas del
Séptimo Día prepara estas Guías de Estudio de la Biblia. La preparación de las guías ocurre bajo la dirección
general de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, una subcomisión de la Junta Directiva de la
Asociación General (ADCOM), que publica las Guías de Estudio de la Biblia. La guía publicada refleja la contri-
bución de una comisión mundial de evaluación y la aprobación de la Comisión de Publicaciones de la Escuela
Sabática, y por ello no representa necesariamente la intención del autor.
© 2016 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día®
. Todos los derechos reservados. Ninguna por-
ción de esta Guía de Estudio de la Biblia puede ser editada, alterada, modificada, adaptada, traducida, repro-
ducida o publicada por cualquier persona o identidad sin autorización previa por escrito de la Asociación
General de los Adventistas del Séptimo Día®
. Las oficinas de las divisiones de la Asociación General de los
Adventistas del Séptimo Día®
están autorizadas a realizar la traducción de la Guía de Estudio de la Biblia, bajo
indicaciones específicas. Los derechos de autor de esas traducciones y su publicación permanecerán con la
Asociación General. “Adventista del Séptimo Día”, “Adventista” y el logo de la llama son marcas registradas de
la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día®
y no pueden ser utilizados sin autorización previa
de la Asociación General.
Guía de Estudio
de la Biblia
(Lecciones de la Escuela Sabática)
Edición para Adultos
Octubre – Diciembre 2016
Autor
Clifford Goldstein
Dirección general
Clifford Goldstein
Dirección
Marcos G. Blanco
Traducción y redacción
Rolando A. Itin
Diseño
Romina Genski
Ilustraciones
Lars Justinen
Contenido
Introducción ........................................................................ 2
1.	El fin............................................................................... 5
2.	El Gran Conflicto........................................................... 12
3.	“¿Acaso teme Job a Dios de balde?”............................. 19
4.	Dios y el sufrimiento humano........................................ 26
5.	Maldito el día................................................................ 33
6.	La maldición ¿sin causa?............................................... 40
7.	Castigo retributivo..........................................................47
8.	Sangre inocente........................................................... 54
9.	Indicios de esperanza................................................... 61
10.	La ira de Eliú................................................................ 68
11.	Desde un torbellino...................................................... 75
12.	El Redentor de Job....................................................... 82
13.	El carácter de Job......................................................... 89
14.	Algunas lecciones de Job............................................. 96
GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons),
(USPS 308-600).Spanish-language periodical for fourth quarter,2016. Volume 121,No.4 Published quarterly by the Pacific
Press®
Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.52; single
copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE
LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS,P.O.Box 5353,Nampa,ID 83653-5353.Printed in the
United States of America.
TEXTOY DIAGRAMACIÓN:CASA EDITORA SUDAMERICANA.
IMPRESIÓNY DISTRIBUCIÓN:PACIFIC PRESS®
PUBLISHING ASSOCIATION.
SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES
Colección Guía de Estudio de la Biblia
2
INTRODUCCIÓN
LA PREGUNTA PERENNE
A pesar de toda la propaganda popular en contra, los cristianos tienen
razones muy lógicas y racionales para creer en Dios. Aunque algunos de los
“mejores y más brillantes” hombres aseguran que los conceptos evolucionistas
de la “selección natural” y de las “mutaciones al azar” pueden explicar la com-
plejidad, la maravilla y la belleza de la vida, muchas personas no lo creen, y
lógicamente es así: A pesar de las últimas afirmaciones “científicas” de que el
universo surgió de la “nada”, la mayor parte de la gente encuentra que la idea
de un Dios que existe eternamente, en oposición a la “nada”, es la explicación
más natural y satisfactoria para la Creación.
Y no obstante, aun con la lógica y la razón firmemente de nuestro lado, to-
davía está el siempre presente problema del mal. Y de allí se plantea la pregunta
perenne: Si Dios existe, y es tan bueno, tan amante y tan poderoso, ¿por qué hay
tanto sufrimiento?
De aquí surge el estudio de este trimestre: el libro de Job. Es un libro fasci-
nante, uno de los primeros libros de la Biblia en escribirse, y trata esta pregunta
persistente. Dios nos dio, desde muy temprano, algunas respuestas al más di-
fícil de todos los problemas.
Algunas respuestas, no todas. Ninguno de los libros de la Biblia podría con-
testar en sí mismo todos nuestros interrogantes; y, probablemente, aun la Biblia
como un todo no los responde. A pesar de ello, Job descorre una cortina y
revela al lector la existencia de una realidad que está más allá de lo que nues-
tros sentidos, aun con el auxilio de dispositivos científicos, nos pueden revelar.
Nos lleva a un ámbito que, aunque está muy alejado de nosotros en un sentido,
está increíblemente cercano en otro. El libro de Job nos muestra lo que mucho
del resto de la Biblia también manifiesta: lo natural y lo sobrenatural están in-
separablemente vinculados. Job es un drama personificado del principio y la
advertencia que miles de años más tarde expresara Pablo: “Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
3
los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12).
Aunque se refiere mayormente a un hombre, el libro de Job es la historia
de todos nosotros, en el sentido de que todos sufrimos de maneras que, a me-
nudo, parecen no tener sentido. Y, aun la historia de los cuatro hombres que se
acercan a él refleja nuestra situación también, porque ¿quién no ha tratado de
abordar el problema del sufrimiento de otros?
No obstante, dejaríamos de ver un problema fundamental en el libro de Job
si nos limitáramos solo a los intentos de la humanidad doliente de comprender
el sufrimiento de la humanidad. La historia aparece en un contexto, el del gran
conflicto entre Cristo y Satanás, que es descrito aquí en los términos más literales.
Y eso es porque es la más literal de todas las batallas, la que comenzó en el cielo, y
se desarrolla aquí en los corazones, las mentes y los cuerpos de cada ser humano.
El estudio de este trimestre considera la historia de Job, tanto desde cerca,
en el drama inmediato de la narración, como desde lejos, porque no solo
sabemos de qué modo termina el libro, sino también conocemos el telón de
fondo en el cual se desarrolla. Entonces, para nosotros como lectores con el
conocimiento no solo del libro de Job, sino también de toda la Biblia, un tema
vital es intentar comprender el conjunto. Tratamos de entender, tanto como sea
posible, no solo por qué vivimos en un mundo de maldad sino, más importante,
de qué manera hemos de vivir en ese mundo.
Por supuesto, aun después de estudiar a Job, incluso en el contexto del
resto de la Biblia, permanece la pregunta perenne. Sin embargo, se nos asegura
la respuesta perenne: Jesucristo, “en quien tenemos redención por su sangre”
(Efe. 1:7), es aquel de quien vienen todas las respuestas.
Clifford Goldstein es el director general de la Guía de Estudio de la Biblia en
el ámbito mundial. Trabaja en la Asociación General desde 1984.
4
CLAVE DE ABREVIATURAS
AFC	 A fin de conocerle
CBA	 Comentario bíblico adventista, 7 tomos
CS	 El conflicto de los siglos
DMJ	 El discurso maestro de Jesucristo
DTG	 El Deseado de todas las gentes
Ed	 La educación
MC	 El ministerio de curación
MCP	 Mente, carácter y personalidad, 2 tomos
NVI	 La Biblia, Nueva Versión Internacional
PP	 Patriarcas y profetas
R&H	 Review and Herald [Revista Adventista, en inglés]
SP	 Spirit of Prophecy, 4 tomos
TI	 Testimonios para la iglesia, 9 tomos
TTA	 Tratado de teología adventista
BILIOGRAFÍA
Boyd, Gregory A. God at War. Downers Grove, Ill: InterVarsity Press, 1997.
Brooke, John Hedley. Science and Religion. Nueva York: Cambridge Univer-
sity Press, 2006.
Camus, Albert. The Myths of Sisyphus and Other Essays. Nueva York: Vin-
tage Books, 1955.
____________. The Plague.NuevaYork:FirstVintageInternationalEdition,1991.
Hartley, John E. The Book of Job. NICOT, Accordance electronic edition.
Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1988.
Hawking, Stephen y Leonard Mlodinow. The Grand Design. Nueva York:
Random House, 2010.
Lewis, C. S. A Grief Observed.
Tarnas,Richard.Passion of the Western Mind. NuevaYork:BallantineBooks,1991.
Whitehead, A. N. Dialogues of Alfred North Whitehead.
“REAVIVADOS POR SU PALABRA”
Siga el plan que consiste en leer toda la Biblia en cinco años junto con algunos
libros de Elena de White.
Al pie de cada día encontrará los capítulos correspondientes a esa jornada.
5
Lección 1: Para el 1º de octubre de 2016
EL FIN
Sábado 24 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 42:10-17; Génesis 4:8;
Mateo 14:10; 1 Corintios 4:5; Daniel 2:44; Job 14:14, 15.
PARA MEMORIZAR:
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá” (Juan 11:25).
EN LAS CLASES DE REDACCIÓN, se enseña la importancia de que los textos
tengan un buen final. En las obras de ficción, donde el contenido no es verídico
pero debe ser verosímil, el autor necesita completar el trabajo con un final sa-
tisfactorio. Sin embargo, también en el caso de las no-ficciones es importante
un buen final.
Y en la realidad, ¿qué ocurre? ¿Qué pasa en la vida misma, experimentada
no en las páginas de una obra, sino en carne y hueso? ¿Qué sucede en nuestras
propias historias? ¿Qué clase de final tenemos? Los cabos sueltos, ¿están unidos
en forma agradable, como en una buena redacción?
Este no parece ser el caso. ¿Cómo es posible que nuestra historia termine
bien si el final siempre es la muerte? En ese sentido, nunca tenemos finales
felices, porque ¿es feliz una muerte?
Lo mismo es cierto en la historia de Job. Aunque, a menudo, se la presenta
con teniendo un final feliz (en contraste con todo lo sufrido por Job), en real-
mente no lo es porque también esta historia termina con la muerte.
Esta semana, al iniciar nuestro estudio del libro de Job, comenzaremos por
el final, pues plantea preguntas acerca de nuestro propio fin, no solo en esta
tierra sino también en la eternidad.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 12 – Durante esta semana, PP cap. 33.
6
Lección 1 // Domingo 25 de septiembre
¿FELICES PARA SIEMPRE?
A menudo, las historias para niños concluyen con la línea: “Y fueron fe-
lices”. En algunos idiomas es casi una frase gastada. La idea es que cualquiera
sea el drama –el rapto de una princesa, un lobo feroz, un rey malvado–, el
héroe y su flamante esposa triunfan al final.
Así termina el libro de Job, por lo menos a primera vista. Después de las
pruebas y calamidades que cayeron sobre él, Job termina en lo que se podría
describir como una nota relativamente positiva.
Lee Job 42:10 al 17, los versículos finales del libro. ¿Qué nos dicen
acerca de la manera en que terminó Job sus días?
No hay ninguna duda: si le pides a alguien que mencione un libro de la
Biblia donde, luego de que el personaje principal enfrenta dificultades, todo
termina bien él, y se puede decir: “y vivieron felices”, muchos nombrarían el
libro de Job.
Mira todo lo que tenía Job cuando termina la historia. Familia y amigos,
que no estuvieron cerca durante las tribulaciones (con la excepción de Elifaz,
Bildad, Zofar, Eliú y la esposa de Job), vinieron y lo consolaron. También fueron
generosos, dándole dinero. Al terminar la historia, Job tenía el doble de lo que
había tenido al comienzo en términos de riqueza material (comparar Job 42:12
con Job 1:3). Tuvo diez hijos, siete varones y tres hijas, para remplazar a los
siete hijos y tres hijas que murieron (ver 1:2, 18, 19), y en toda la tierra “no había
mujeres tan hermosas como las hijas de Job” (Job 42:15), lo que no se dice de
las primeras. Y Job, que había estado muy seguro de su muerte, vivió otros
140 años. “Y murió Job viejo y lleno de días” (42:17). La frase “lleno de días”,
en hebreo (a veces se traduce como “lleno de años”), se usa para describir los
últimos días de Abraham (Gén. 25:8), de Isaac (Gén. 35:29) y de David (1 Crón.
29.28). Da la idea de alguien que está en un lugar relativamente bueno y feliz,
en un evento claramente no feliz: la muerte.
A todos nos gustan las historias que terminan bien. ¿Cuáles son algunas historias
con finales felices que conoces? ¿Qué lecciones puedes obtener de ellas?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 13 – Durante esta semana, PP cap. 33.
7
// Lección 1Lunes 26 de septiembre
FINALES NO FELICES
Cuando termina el libro de Job, a él le estaba yendo bien, y dice que murió
“viejo y lleno de días”. Como todos sabemos, y sabemos demasiado bien, esa
no es la manera en que la historia termina para muchos otros. Aun el final de
aquellos que fueron fieles, honrados y virtuosos no siempre fue como el de Job.
¿De qué modo terminó la historia para los siguientes personajes bíblicos?
Abel (Gén. 4:8)
Urías (2 Sam. 11:17)
Elí (1 Sam. 4:18)
El rey Josías (2 Crón. 35:22-24)
Juan el Bautista (Mat. 14:10)
Esteban (Hech. 7:59, 60)
Como podemos ver, la Biblia está llena de historias que no tienen finales
felices; y eso se debe a que la vida misma está llena de historias que no tienen
finales felices. Sea que hayan sido martirizados por una buena causa o hayan
muerto de una enfermedad terrible, o hayan tenido una vida limitada por el
dolor y la miseria, muchas personas no pasaron por sus pruebas en forma triun-
fante como lo hizo Job. En realidad, seamos honestos: ¿cuán a menudo las
cosas no acaban bien? Y no necesitamos la Biblia para saber de este hecho
terrible. Entre nosotros, ¿quién no conoce finales no felices?
¿Cuáles son algunas historias con finales no felices que conoces? ¿Qué apren-
diste de ellas?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 14 – Durante esta semana, PP cap. 33.
8
Lección 1 // Martes 27 de septiembre
LA RESTAURACIÓN (PARCIAL)
La historia de Job concluyó con una nota positiva, en contraste con las de
otros personajes de la Biblia. Los eruditos bíblicos, a veces, hablan acerca de la
“restauración” de Job. Y es cierto que, hasta determinado punto, muchas cosas
le fueron restauradas.
Pero, si este fuera realmente el final de la historia, ¿podríamos decir, con
toda justicia, que está completa? Es verdad que, después, las cosas le fueron
bien a Job, mucho mejor; pero él, finalmente, tuvo que morir. Y todos sus hijos
murieron, como también todos los hijos de sus hijos, y así sucesivamente. No
hay dudas de que, hasta cierto punto, ellos afrontaron los mismos traumas y
pruebas de la vida que nos tocan a todos; traumas y pruebas que son hechos
de la vida en un mundo caído. Y hasta donde conocemos, Job nunca supo las
razones detrás de las calamidades que sufrió.
Tuvo más hijos, sí, pero ¿qué pasa con la tristeza y el duelo por los que había
perdido? ¿Qué sucede con las cicatrices que, sin duda, llevó por el resto de su
vida? Job tuvo un final feliz, pero no es un final completamente feliz. Quedaron
demasiados cabos sueltos, demasiadas preguntas sin respuesta.
La Biblia dice que “quitó Jehová la aflicción de Job” (Job 42:10), y vemos
que realmente lo hizo, en especial cuando se compara el final de la historia
con todo lo sucedido durante ella. Sin embargo, mucho quedó incompleto, sin
respuesta, sin cumplirse.
Esto no debería sorprendernos. Después de todo, en este mundo, no importa
cuál sea el “final de nuestra historia”, bueno o malo, algunas cosas siempre van
a quedar incompletas, sin respuesta, sin cumplirse.
Por esto, en un sentido, la conclusión de Job podría verse como un símbolo,
aunque muy débil, del verdadero fin de todo dolor y sufrimiento humanos. Pre-
figura la esperanza y la promesa máxima que tenemos, mediante el evangelio
de Jesucristo, de una restauración plena y completa de maneras que, en com-
paración, harán empalidecer la restauración de Job.
Lee 1 Corintios 4:5. ¿Qué nos dice este texto acerca de cómo, por ahora, en esta
vida, algunas cosas todavía quedan sin respuesta, sin cumplirse e incompletas?
En cambio, ¿a qué esperanza nos señalan?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 15 – Durante esta semana, PP cap. 33.
9
// Lección 1Miércoles 28 de septiembre
EL REINO FINAL
Entre otras cosas, la Biblia es un libro acerca de historia, pero no es un libro
de historia. Habla de sucesos pasados y los usa para presentar lecciones espi-
rituales. Estos eventos del pasado nos enseñan verdades sobre el modo en que
hemos de vivir aquí y ahora. (Ver 1 Cor. 10:11.)
Así como la Biblia habla del pasado, también habla del futuro. Nos cuenta
lo que ha ocurrido y lo que sucederá. Nos señala hacia el futuro, hasta el fin
del tiempo. El término teológico para denominar los sucesos de los últimos
días es “escatología”, que proveniente del griego y significa “último”. A veces,
se usa también para incluir las creencias acerca de la muerte, el juicio, el cielo,
el infierno. Además, se lo relaciona con la esperanza de una nueva existencia
en un mundo nuevo.
La Biblia dice mucho acerca de los tiempos finales. Sí, el libro de Job terminó
con su muerte y, si fuera el único libro que tuviéramos, podríamos creer que la
historia de Job concluyó con la muerte, y eso es todo. Punto. No habría nada más
que esperar porque, hasta donde podemos ver, después no hay nada más.
Sin embargo, la Biblia enseña que, al final del tiempo, se establecerá el eterno
Reino de Dios, que existirá para siempre y será el Hogar eterno de los redimidos.
A diferencia de los reinos terrenales que vienen y van, este será eterno.
Lee Daniel 2:44, y 7:18. ¿Hacia qué esperanza acerca del fin nos se-
ñalan estos versículos?
“El gran plan de la redención dará por resultado el completo restableci-
miento del favor de Dios para el mundo. Será restaurado todo lo que se perdió
a causa del pecado. No solo el hombre, sino también la tierra, serán redimidos
y esta será la morada eterna de los obedientes. Durante seis mil años, Satanás
luchó por mantener la posesión de la tierra. Pero, se cumplirá el propósito ori-
ginal de Dios al crearla. ‘Tomarán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el
reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos’ (Dan. 7:18)” (PP 355).
En realidad, el libro de Job terminó con su muerte. Las buenas nuevas para
nosotros, y para Job, es que el fin del libro no es el fin de la historia. Y nuestra
muerte tampoco no es el fin de la nuestra.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 16 – Durante esta semana, PP cap. 33.
10
Lección 1 // Jueves 29 de septiembre
LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
Lee Job 14:14 y 15. ¿Qué pregunta Job, y cuál es la respuesta que se
da a sí mismo?
Uno de los temas del libro de Job es la muerte. ¿Cómo podría no serlo?
Cualquier libro que considera el sufrimiento humano, por supuesto, tendría que
tomar en cuenta la muerte, la fuente de muchos de nuestros sufrimientos. Job
pregunta si los muertos volverán a vivir, y luego dice que él espera el cambio
que ha de venir. La palabra hebrea para “esperar” también implica la idea de
esperanza. No es, simplemente, aguardar algo; es estar a la expectativa.
Y lo que él esperaba era su “liberación”. Esta palabra viene de un término
hebreo que puede dar la idea de “renovación” o “reemplazo”. A menudo, es el
cambio de una vestidura. El significado de la palabra en sí es amplio; sin em-
bargo, teniendo en cuenta el contexto –el de preguntar qué “renovación” viene
después de la muerte, una renovación que Job espera–, ¿qué otra liberación
podría ser, sino un cambio de muerte a vida, cuando Dios “tendrá afecto a la
hechura de sus manos” (Job 14:15)?
Por supuesto, nuestra gran esperanza, la gran promesa de que la muerte no
será el fin, nos viene de la vida, la muerte y el ministerio de Jesús. “[El Nuevo
Testamento] enseña que Cristo derrotó a la muerte, el enemigo más amargo
de la humanidad, y que Dios resucitará a los muertos para un juicio final. Pero
esta doctrina llega a ser el centro de la fe bíblica... después de la resurrección
de Cristo, porque obtiene su validación en el triunfo que tuvo Cristo sobre la
muerte”.–John E. Hartley, The Book of Job, p. 237.
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). ¿Qué nos dice Jesús aquí, que
nos da esperanza y confianza acerca del “fin”? Es decir, ¿qué sabemos
nosotros que Job no conocía?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 17 – Durante esta semana, PP cap. 33.
11
// Lección 1Viernes 30 de septiembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: A pesar de las terribles calamidades que
cayeron sobre él, Job se mantuvo fiel y Dios le devolvió mucho de lo que había
perdido. Pero, en gran parte del libro de Job, hay preguntas que siguen sin res-
puesta. Es cierto, Job es solo un libro de la Biblia, y edificar toda una teología
sobre un libro sería equivocado. El resto de las Escrituras añaden mucho a
nuestra comprensión con respecto a muchas de las preguntas difíciles tratadas
en el libro de Job. Especialmente el Nuevo Testamento arroja luz sobre muchas
de las cosas que no fueron plenamente comprendidas en tiempos del Antiguo
Testamento. Tal vez, el mayor ejemplo sería el significado del servicio del San-
tuario. Aunque un fiel israelita hubiera comprendido mucho acerca del servicio
de los sacrificios, solo la revelación de Jesús y su muerte en la cruz da más luz al
sistema. El libro de Hebreos ayuda a iluminar el verdadero significado de todo
el servicio. Y aunque hoy tenemos el privilegio de conocer la “verdad presente”
(2 Ped. 1:12), y hemos recibido más luz sobre los problemas que tuvo Job, aún
tenemos que aprender a vivir con preguntas no respondidas. El desarrollo de
la verdad es progresivo y, a pesar de la gran luz que tenemos ahora, todavía
hay mucho más que aprender. Se nos ha dicho que “la hueste de los redimidos
recorrerán de un mundo a otro, y se usará mucho de su tiempo en investigar los
misterios de la redención. Y a lo largo de toda la eternidad, este tema se abrirá
continuamente a sus mentes” (R&H, 9 de marzo de 1886).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR
1. ¿Qué significa “revelación progresiva”? ¿Qué otros ejemplos hay del modo
en que actúa esta idea? Por ejemplo, uno comienza aprendiendo los números, a
contar. Después, aprendemos cómo sumar, restar, multiplicar y dividir esos nú-
meros. Luego, vamos a cosas más profundas como el álgebra, la geometría y el
cálculo, y todo opera con aquellos números básicos. ¿De qué manera esta ana-
logía nos ayuda a comprender la idea de la revelación progresiva en teología?
2. Lee Job 42:11. A lo largo de los siglos, los comentadores se preguntaron
dónde estuvieron los parientes y los amigos de Job durante la época de su
mayor necesidad. Ellos vinieron después de que su fortuna hubo cambiado,
cuando las cosas le iban mucho mejor. ¿Qué tiene de malo este cuadro?
3. ¿Cuántos finales tristes conoces ahora, y qué esperanza te da la Cruz de
que estos no son el final de esas historias?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 18 – Durante esta semana, PP cap. 33.
12
Lección 2: Para el 8 de octubre de 2016
EL GRAN CONFLICTO
Sábado 1º de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 1:1-5; Job 1:6-12; Zaca-
rías 3:2; Mateo 4:1; Ezequiel 28:12-16; Romanos 3:26; Hebreos 2:14.
PARA MEMORIZAR:
“Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido
a Jerusalén te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?” (Zac. 3:2).
“DISPERSAS A LO LARGO DE LAS PÁGINAS del Antiguo Testamento y del
Nuevo Testamento, se encuentran muchas referencias y alusiones a una guerra
constante entre Dios y Satanás, entre el bien y el mal, tanto en el nivel cósmico
como en el personal. Al comparar estos pasajes, armaremos un collage con
sus visiones individuales, para formar un vitraux de verdad a través del cual
podremos percibir todo el mensaje de las Escrituras con mayor claridad de la
que podríamos tener de otra manera” (TTA 1.085).
El Gran Conflicto es un eje que nos ayuda a entender mejor “el mensaje
total” de la Biblia; en especial, el plan de salvación. Aunque es más visible en
el Nuevo Testamento, también aparece en el Antiguo Testamento. Y en ninguna
parte de este hay una vislumbre más clara de Satanás y el conflicto, y de cómo
afecta nuestra vida aquí, que en Job.
Esta semana veremos la verdad más amplia que está detrás de esta realidad
inmediata que es el foco principal en Job. Y, aunque nuestras vidas e historias
sean diferentes de la de él, tenemos una cosa en común: como Job, todos es-
tamos involucrados en este gran conflicto.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 19 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
13
// Lección 2Domingo 2 de octubre
UN PEQUEÑO CIELO EN LA TIERRA
El libro de Job comienza con un tono relativamente positivo. Al menos desde
la perspectiva terrenal, vemos a un hombre bendecido de muchas maneras.
Lee Job 1:1 al 4. ¿Qué revelan estos textos sobre el tipo de vida que
llevaba Job? ¿Cuáles eran los aspectos positivos de la existencia de Job?
Ciertamente, parece que Job lo tenía todo, incluyendo un carácter justo. El
término traducido en Job 1:1 como “perfecto” viene de una palabra que puede
significar “completo”, o “lleno de integridad”. La palabra para “recto” significa
“derecho”, y puede implicar la idea de caminar sobre un sendero derecho.
Es decir, el libro comienza con una escena casi edénica, que describe a un
hombre rico, fiel e íntegro, que tenía todo.
No obstante, tenía todo en un mundo caído.
Lee Job 1:5 y 6. ¿Qué revelan estos textos acerca de la realidad del
mundo caído en el que vivía Job?
“[Job] temía que sus hijos y sus hijas hubieran podido desagradar a Dios
en medio de sus fiestas. Como fiel sacerdote de la familia, ofrecía sacrificios
por cada miembro de ella. Conocía el carácter ofensivo del pecado, y el pen-
samiento de que sus hijos pudieran haber olvidado las demandas divinas lo
encaminaba a Dios como intercesor en favor de ellos”.–“Comentarios de Elena
G. de White” (CBA 3:1.158).
Claramente, Job vivía en buenas condiciones, al menos tan buenas como es
posible en este mundo. Sin embargo, por más edénica que sea presentada la es-
cena –un hombre con una vida plena, una familia grande, un nombre conocido
y muchas posesiones–, la vida todavía es vivida en un planeta caído, sumergido
en el pecado; por lo tanto, como pronto lo descubriría Job, viene con todos los
peligros que la existencia aquí trae consigo.
¿Qué cosas buenas tienes en tu vida en este momento? ¿De qué forma puedes
aprender a tener siempre una actitud de gratitud por ellas?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 20 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
14
Lección 2 // Lunes 3 de octubre
UN CONFLICTO CÓSMICO
El libro de Job comienza sobre la Tierra, en un lugar de paz y tranquilidad.
Sin embargo, en el versículo 6 del primer capítulo, cambia la ubicación. En
forma instantánea, vemos un aspecto muy diferente de la realidad, algo que
los humanos no percibimos a menos que sea por revelación divina. Y es inte-
resante: este otro aspecto de la realidad, el cielo, no parece ser tan tranquilo y
pacífico como la escena que se describe en la Tierra, por lo menos del modo
en el que aparece aquí en el primer momento.
Lee Job 1:6 al 12. Aunque estudiaremos estos textos en detalle más
adelante, ¿qué sucede aquí? ¿En qué sentido presenta un contraste con
lo que le sucede a Job sobre la Tierra?
Estos pocos versículos contienen mucho. Revelan aspectos de nuestro uni-
verso que nuestros telescopios espaciales no detectan y que la ciencia humana
ni siquiera comienza a explorar. No obstante, también dan a conocer un con-
flicto cósmico. En este pasaje no accedemos a una conversación tranquila y
pacífica. Dios habla acerca de Job con cierto orgullo (para usar un término
humano), como un padre orgulloso de su hijo. En contraste, Satanás se burla de
lo que Dios dice acerca de Job. “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso
teme Job a Dios de balde?” (Job 1:9). Uno casi puede oír el tono sarcástico y
burlón de Satanás cuando habla.
Aunque el texto no dice, explícitamente, que esta confrontación ocurrió en
el cielo, seguramente fue allí. Y tenemos a este ser creado, un ángel, parado ante
Dios en el cielo, lanzándole un desafío en el rostro, ante otros “hijos de Dios”.
Es difícil imaginarse a alguien hablándole así a un dirigente mundial, pero allí
tenemos a un ser que lo hace ante Dios mismo. ¿Cómo puede suceder esto?
La respuesta aparece en toda la Biblia, en diversos lugares y de diferentes
maneras. Se presenta como “el Gran Conflicto”, y es un concepto poderoso,
que no ayuda a entender no solo el libro de Job, sino también toda la Biblia, y
su explicación de la triste historia del pecado y el dolor sobre la Tierra. Y, más
importante aún: nos ayuda a comprender mejor lo que Jesús hizo por nosotros
en la Cruz a fin de resolver el problema del pecado y el sufrimiento sobre este
planeta.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 21 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
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// Lección 2Martes 4 de octubre
EL CONFLICTO SOBRE LA TIERRA
El libro de Job descorre un velo, y revela una dimensión de la existencia
que nuestros ojos, oídos y filosofías mundanas nunca nos podrían mostrar:
estos versículos nos muestran cuán limitados son aquellos cuando se trata de
comprender el cuadro más grande. A su vez, este libro revela un conflicto entre
Dios y ese otro ser, Satanás; y aunque en el libro de Job el Conflicto primero se
presenta tal como que ocurre en el cielo, rápidamente se traslada a la Tierra.
Por toda la Biblia encontramos textos que señalan este conflicto continuo, que
también nos involucra a nosotros.
Lee los siguientes textos. ¿De qué modo revelan la realidad de un
conflicto que se libra aquí sobre la Tierra, con poderes sobrenaturales
malignos?
Gén. 3:1-4
Zac. 3:2
Mat. 4:1
1 Ped. 5:8
1 Juan 3:8
Apoc. 12:9
Estos textos son apenas una pequeña muestra de muchos otros que se-
ñalan, explícita o implícitamente, a un diablo literal, un ser sobrenatural con
intenciones malignas. Aunque muchas personas consideran la idea de Satanás
como un mito primitivo, con un testimonio bíblico tan claro es posible no caer
en este engaño.
¿Cuáles son algunas maneras en que hoy ves la realidad de la obra de Satanás
en nuestro mundo? ¿Cuál es nuestra única protección?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 22 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
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Lección 2 // Miércoles 5 de octubre
JOB COMO UN MICROCOSMOS
Las escenas iniciales del libro de Job nos muestran algunos puntos vitales.
Primero, revelan la realidad de otra dimensión más allá de lo que podemos
conocer, una dimensión superior con seres celestiales diferentes de Dios. Se-
gundo, muestran cuán interconectada está nuestra vida terrenal con el ámbito
celestial: lo que ocurre aquí sobre la Tierra no está desconectado de los seres
celestiales. Tercero, revelan un conflicto moral en el cielo, que está relacionado
con lo que ocurre en nuestro mundo.
Es decir, estos primeros versículos son una miniatura del Gran Conflicto
mismo. Ellos muestran la forma en que este Conflicto, a escala cósmica, se ma-
nifestó en la vida de un hombre, Job. Y, como veremos, los temas involucrados
nos incluyen a todos.
En el libro de Job se ve a Satanás enfrentando a Dios. Lo que no
muestra es cómo comenzó todo esto. ¿De qué modo los siguientes ver-
sículos nos ayudan a comprender algo acerca del Gran Conflicto? Isa.
14:12-14; Eze. 28:12-16; 1 Tim. 3:6.
Elena de White habla acerca de la “ley del amor” como el fundamento del
gobierno de Dios. Ella notó que, por cuanto Dios no quiere una “obediencia
forzada”, “otorgó [...] libre albedrío” a todas sus criaturas morales. Sin embargo,
“hubo uno que pervirtió la libertad que Dios había otorgado a sus criaturas. El
pecado se originó en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado
por Dios, y que era el más exaltado en poder y en gloria entre los habitantes
del cielo” (PP 12, 13). Luego, cita los textos de Isaías y Ezequiel para describir
la caída de Satanás.
El concepto vital aquí es la “ley del amor” y la realidad del libre albedrío.
La Biblia dice que Satanás se enorgulleció a causa de su esplendor y belleza.
Por qué sucedió esto, no lo sabemos; debe ser parte de lo que 2 Tesalonicenses
2:7 llama el “misterio de la iniquidad”, algo que está estrechamente vinculado
con la Ley de Dios, con el fundamento de su gobierno. El punto es que, cuando
se introduce el personaje de Satanás en Job, su caída ya había ocurrido y el
conflicto que había iniciado estaba en plena actividad.
¿Cuáles son algunas elecciones importantes que afrontas en este momento, y
qué promesas bíblicas puedes reclamar para asegurarte de tomar las decisiones
correctas?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 23 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
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// Lección 2Jueves 6 de octubre
RESPUESTAS EN LA CRUZ
El libro de Job plantea muchos temas importantes, pero son muchos los que
no reciben allí respuesta. Es necesario el resto de la Biblia para comprenderlo,
y aun así “vemos por espejo, oscuramente” (1 Cor. 13:12).
Como vimos antes, el libro de Job no dice nada acerca del modo en que se
inició la rebelión de Satanás. Además, no aclara de qué forma Satanás sería de-
rrotado definitivamente en el Gran Conflicto. A pesar del rol principal que tiene
Satanás en la historia de Job, después de aparecer dos veces (Job 1:6-12; 2:1-7), no
vuelve a estar presente en el relato. Sencillamente, se desvanece; aun cuando la
destrucción que él causó permanece, el resto del libro ni siquiera lo menciona.
En cambio, casi toda la narración que sigue habla de Dios. Y esto tiene sentido
porque, en definitiva, el libro de Job trata de Dios y cómo realmente es él.
No obstante, la Biblia no nos deja sin respuesta a la pregunta sobre la de-
rrota de Satanás en el Gran Conflicto, pues, en el centro de esa derrota, está la
muerte de Jesús en la Cruz.
¿De qué modo los siguientes textos ayudan a explicar que lo que
Jesús hizo conducirá a la finalización del Gran Conflicto? Juan 12:31,
32; Apoc. 12:10-12; Rom. 3:26; Heb. 2:14.
En la Cruz, Satanás fue expuesto al universo como lo que es: un asesino. Los
que conocieron a Jesús cuando reinaba en el cielo debieron de haber quedado
atónitos al verlo tan degradado por los secuaces de Satanás. Ese es el “juicio”
sobre Satanás del que habló Jesús en Juan 12. Recién en la Cruz, cuando el
Salvador murió por los “pecados de todo el mundo” (1 Juan 2:2), pudo el cielo
proclamar que la salvación ahora ha venido. En ese momento, la promesa di-
vina, hecha antes de que comenzara el mundo (2 Tim. 1:9), llegó a ser una
realidad. Por causa de su muerte en nuestro favor, Cristo puede ser “el justo, y
el que justifica al que es de la fe Jesús” (Rom. 3:26). Es decir, en la Cruz, refutó
las acusaciones de Satanás de que Dios no podía cumplir la Ley (ser justo) y,
al mismo tiempo, salvar a los que la habían quebrantado (ser quien justifica).
Después del Calvario, el destino de Satanás estaba sellado.
¿De qué forma podemos aprender a regocijarnos, aun en medio de pruebas que
afrontamos ahora, en el Gran Conflicto, por lo que Cristo hizo por nosotros en la
Cruz?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 24 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
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Lección 2 // Viernes 7 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El concepto de una lucha entre el bien
y el mal se encuentra en muchas culturas. La idea ha persistido a través de los
milenios, y a menudo se expresó en mitos. Hoy, por causa de la influencia de la
Alta Crítica y el racionalismo modernista, muchos cristianos niegan la realidad
de un diablo literal y de ángeles malos. Argumentan que estos fueron, sencilla-
mente, símbolos culturales del mal humano y el mundo natural. Desde nuestra
perspectiva como adventistas, es difícil imaginar cómo alguien puede encon-
trarle sentido a la Biblia sin creer en la realidad del diablo y de sus ángeles.
No todos los cristianos han caído en ese engaño que niega la realidad de
este conflicto cósmico entre las fuerzas sobrenaturales del bien y del mal. Un
erudito evangélico llamado Gregory Boyd ha escrito mucho sobre la realidad
de una batalla muy larga (pero no eterna) entre Dios y Satanás. En su libro God
at War [Dios en guerra], Boyd escribió: “La Biblia, de principio a fin, presupone
seres espirituales que existen ‘entre’ la humanidad y Dios, y cuya conducta
afecta significativamente la existencia humana, para mejor o para peor. De
hecho, precisamente esa concepción, alego en esta obra, está en el centro de la
cosmovisión bíblica”.–Gregory A. Boyd, God at War, p. 11. ¡Qué correcto es esto!
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué otros textos hablan de Satanás y otros poderes demoníacos? ¿Qué
se pierde si se los interpretan como meros símbolos del lado oscuro de la
humanidad?
2. Nicolás Maquiavelo, un escritor florentino del siglo XVI, dijo que era
mucho mejor para un gobernante ser temido por sus súbditos que ser amado
por ellos. En contraste, Elena de White escribió: “Aun cuando quedó resuelto
que Satanás no podría permanecer por más tiempo en el cielo, la Sabiduría
infinita no lo destruyó. En vista de que solo un servicio de amor puede ser acep-
table por Dios, la sumisión de sus criaturas debe proceder de una convicción
de su justicia y benevolencia. Los habitantes del cielo y de los demás mundos,
no estando preparados para comprender la naturaleza ni las consecuencias
del pecado, no podrían haber reconocido la justicia y la misericordia de Dios
en la destrucción de Satanás. De haber sido este aniquilado inmediatamente,
aquellos habrían servido a Dios por miedo más bien que por amor” (CS 552).
¿Por qué quiere Dios que lo sirvamos por amor y no por temor?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 25 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
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Lección 3: Para el 15 de octubre de 2016
“¿ACASO TEME JOB A DIOS
DE BALDE?”
Sábado 8 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 1; 2; 1 Corintios 4:9;
Génesis 3:1-8; Filipenses 4:11-13; Mateo 4:1-11; Filipenses 2:5-8.
PARA MEMORIZAR:
“Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado.
¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no
pecó Job con sus labios” (Job. 2:10).
EL LIBRO DE JOB abre toda una dimensión nueva de la realidad. Nos da una
vislumbre del gran conflicto entre Cristo y Satanás. Y, al hacerlo, nos ofrece un
marco para comprender mejor el mundo en el que vivimos; un mundo que, muy
a menudo, nos desconcierta, aturde y atemoriza con lo que nos lanza a cada
paso. Además, el libro de Job también muestra que este gran conflicto no es la
pelea de otros y que no tenemos nada que ver con ella. Lamentablemente, ese
no es el caso: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha
descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apoc.
12:12). Satanás ha descendido la Tierra, y sabemos por experiencia propia que
su ira es realmente grande. ¿Quién de nosotros no ha sentido en sí mismo su ira?
Seguiremos considerando los primeros dos capítulos de Job, mientras pro-
curamos comprender mejor cuál es nuestro lugar en el Gran Conflicto, que
sigue rugiendo.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 26 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
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Lección 3 // Domingo 9 de octubre
JOB, SIERVO DE DIOS
Lee Job 1. Concéntrate específicamente en las acusaciones de Sa-
tanás en relación con Job. ¿Qué está queriendo decir Satanás? ¿Qué im-
plican sus ataques? ¿A quién, a fin de cuentas, ataca Satanás realmente?
“¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al tra-
bajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado
sobre la tierra” (Job. 1:10). El libro de Job se inicia refiriéndose no solo a la jus-
ticia y el buen carácter de Job, sino también a sus bendiciones materiales y su
familia fructífera. Estas cosas específicas hacían que Job fuera tenido como el
“varón más grande que todos los orientales” (vers. 3). Y estas son las cosas que
Satanás le echa en cara a Dios diciendo, básicamente, que Job lo sirve porque
le ha dado esas cosas.
Entonces, ¿qué implica la acusación de Satanás de que, si Dios le quitaba
esas cosas a Job, “verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (vers.
11)? El ataque es contra Dios mismo. (Y de esto se trata toda la gran contro-
versia.) Si Dios era tan maravilloso, tan bueno, entonces Job le obedecería,
lo temería y lo adoraría solo por aprecio y amor. Después de todo, ¿quién no
amaría a un Dios que ha hecho tanto por él? En un sentido, Satanás estaba
diciendo que Dios casi había sobornado a Job para que le fuera fiel. De este
modo, él alegaba, Job servía no por amor a Dios, sino por sus propios motivos
egoístas.
Piensa en algunos de los gobernantes políticos más detestables y odiosos
que tuvieron un grupo de secuaces fieles hasta la muerte, porque aquel era
bueno con ellos. Si el Señor era realmente tan bondadoso y amante como se
dice, entonces, aunque Job perdiera todos esos bienes, todavía serviría a Dios.
Sin embargo, al afirmar que Job no permanecería fiel, Satanás insinúa que Job
no confía plenamente en Dios y que es leal solo por lo que Dios le da. Al fin (de
acuerdo con Satanás), la lealtad de Job depende mucho de que sea un buen
negocio para él.
¿Por qué servimos a Dios? Supongamos que tus motivos no son perfectos: si tu-
vieras que esperar hasta que tus motivos fueran perfectos, ¿qué podría suceder
contigo y con tu fe?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 27 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
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// Lección 3Lunes 10 de octubre
PIEL POR PIEL: LA BATALLA CONTINÚA
Job 2:1 al 3 comienza casi repitiendo algo ya mencionado en Job 1:6 al 8. El
cambio está en la última parte del versículo 3, donde Dios mismo habla de lo
fiel que había permanecido Job a pesar de las calamidades sufridas por él. De
esta manera, cuando llegamos a Job 2:3, parecería que las acusaciones de Sa-
tanás demuestran ser falsas. Job permaneció fiel a Dios y no lo maldijo, como
Satanás había dicho que haría.
Lee Job 2. ¿Qué ocurre en estos textos? Además, ¿por qué es impor-
tante el hecho de que, tanto en Job 1 como en Job 2, estos “hijos de
Dios” estén allí para presenciar el diálogo entre Dios y Satanás?
La frase “piel por piel” es una expresión idiomática que ha dejado perplejos
a los comentadores. No obstante, la idea es esta: “Permite que algo le suceda
a la misma persona de Job, y eso hará que él muestre dónde está realmente su
lealtad. Arruina el cuerpo de Job y su salud, y verás lo que pasa”.
Es interesante el hecho de que esta conversación no ocurre en el vacío.
Como en el caso anterior, según se revela aquí en el libro de Job, se da en el
contexto de alguna clase de reunión entre estas inteligencias celestiales y Dios.
Satanás acusa “públicamente”; es decir, lo hace delante de esos otros seres.
Esta idea se encuentra perfectamente en consonancia con lo que sabemos
acerca del Gran Conflicto. Es algo que se está desarrollando ante el universo
entero. (Ver 1 Cor. 4:9; Dan. 7:10; Apoc. 12:7-9.)
“Pero el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y pro-
fundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la Tierra solamente por este
motivo. No vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo
acatasen la Ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el
carácter de Dios ante el universo. [...] El acto de Cristo de morir por la salvación
del hombre no solo haría accesible el cielo para los hombres sino también, ante
todo el universo, justificaría a Dios y a su Hijo en su trato con la rebelión de
Satanás. Demostraría la perpetuidad de la Ley de Dios, y revelaría la naturaleza
y las consecuencias del pecado” (PP 55).
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 28 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
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Lección 3 // Martes 11 de octubre
SEA EL NOMBRE DE JEHOVÁ BENDITO
Después del primer ataque de Satanás a Job, después de que le llegó
la noticia de todas las calamidades que le sobrevinieron, ¿de qué ma-
nera respondió Job? (Ver Job 1:20-22). ¿Qué importancia tiene el hecho
de que, en medio de tal tragedia, Job “no pecó, ni profirió la menor
insensatez contra Dios” (BJ)?
En el centro del gobierno de Dios, que se basa en el amor, está el libre al-
bedrío. Dios quiere que lo sirvamos porque lo amamos, no porque estamos for-
zados a hacerlo. “Satanás insinuaba que Job servía a Dios por motivos egoístas
[...]. Procuró negar que la verdadera religión emana del amor y de una apre-
ciación inteligente del carácter de Dios, que los verdaderos adoradores aman
la religión por la religión misma y no por la recompensa; y que sirven a Dios
porque un servicio tal es correcto en sí mismo, y no solamente porque el cielo
está lleno de gloria; y que aman a Dios porque él es digno de su afecto y con-
fianza, y no solo porque los bendice” (CBA 3:500).
En el libro, Job demuestra que las acusaciones de Satanás son equivocadas.
Sin embargo, aunque Dios sabía lo que sucedería, Job podría haber actuado de
otro modo. Podría haber pecado, podría haber dicho alguna “insensatez contra
Dios”. Dios no forzó a Job a actuar como lo hizo. Considerando las circunstan-
cias, su fidelidad fue un testimonio ante los hombres y los ángeles.
Compara Job 1 con lo que les sucedió a Adán y a Eva en Génesis 3:1
al 8. ¿De qué modo el contraste hace que el pecado de estos parezca tan
terrible?
Adán y Eva, seres sin pecado en medio de un verdadero paraíso, transgre-
dieron y cayeron en el pecado por causa del ataque de Satanás; Job, en medio
del dolor, la tragedia y una ruina terribles, permaneció fiel a Dios a pesar de
los ataques de Satanás. Ambos son ejemplos de los grandes temas que están en
juego con respecto al libre albedrío.
¿De qué modo la reacción de Job muestra cuán ordinarias, fáciles y
falsas pueden ser, a veces, nuestras excusas por el pecado?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 29 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
23
// Lección 3Miércoles 12 de octubre
LA ESPOSA DE JOB
Este es probablemente un buen momento para tratar con otra víctima en la
historia de Job: su esposa. Ella aparece solo en Job 2:9 y 10. Después de esto,
ella se desvanece del relato y de la historia. No se nos dice nada más de ella.
Sin embargo, considerando todo lo que sucedió, ¿quién podría imaginarse el
dolor que soportó esta desdichada mujer? Su tragedia, la de sus hijos y la de
las otras víctimas, en el capítulo 1, muestran la universalidad del sufrimiento.
Todos estamos involucrados en el Gran Conflicto; nadie escapa.
Compara Job 2:3 con Job 2:9. ¿Qué frase similar usan Dios y la es-
posa de Job, y qué importancia tiene el que ambos la usen?
No es coincidencia de que la misma frase acerca de que él retuvo su “in-
tegridad” aparezca en ambos textos. El término traducido como “integridad”
viene de la misma palabra usada en Job 1:1 y Job 1:8, a menudo traducida como
“perfecto”. La raíz de la palabra misma da la idea de “ser completo”, “pleno”.
Es desafortunado que la esposa de Job llegara a desafiar a Job en precisa-
mente lo mismo que Dios felicita en él. En su dolor, en su tristeza, ella empuja
a Job a hacer exactamente lo que Dios dice que no hará. Aunque, por cierto,
no podemos juzgarla, es una lección para todos nosotros acerca de cuán cui-
dadosos debemos ser a fin de no volvernos una piedra de tropiezo para otros.
(Ver Luc. 17:2.)
Lee Job 2:10. ¿Qué poderoso testimonio da también Job aquí? Ver
también Fil. 4:11-13.
Job revela cuán genuina es su fe. Él servirá a Dios en los tiempos buenos
como también en los tiempos malos. Sin embargo, lo fascinante es que Satanás
ahora desaparece de la historia y no se vuelve a presentar más. Y, aunque el
texto no lo menciona, podemos imaginar la frustración y el enojo de Satanás
por la respuesta de Job. Después de todo, miren qué fácilmente hizo caer a
Adán, a Eva y a tantos otros. El “acusador de los hermanos” (Apoc. 12:10) ten-
dría que buscar a otro a quien acusar en vez de a Job.
¿De qué forma aprendemos a ser fieles a Dios, tanto en los tiempos buenos como
en los malos?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 1 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
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Lección 3 // Jueves 13 de octubre
OBEDIENTE HASTA LA MUERTE
En Job 1:22, leemos: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despro-
pósito alguno”; y Job 2:10 dice: “En todo esto no pecó Job con sus labios”. En
ambos casos, a pesar de los ataques, Job se mantuvo fiel a Dios. Ambos textos
enfatizan el hecho de que Job no pecó, ya sea en acción o en palabras.
Por supuesto, los textos no dicen que Job no era un pecador. Nunca dirían
eso, porque la Biblia enseña que todos somos pecadores. “Si decimos que no
hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”
(1 Juan 1:10). Ser “perfecto y justo”, temer a Dios y evitar el mal (Job 1:1), no
hace que una persona sea sin pecado. Como todos los demás, Job nació en
pecado y necesitaba un Salvador.
No obstante, a pesar de todo lo que le sobrevino, permaneció fiel a Dios.
En este sentido, en su propia manera, puede verse a Job como una especie
de símbolo, un débil ejemplo de Jesús (ver la lección 14), quien, en medio de
pruebas y tentaciones terribles, no renunció, no cayó en pecado, y refutó así las
acusaciones de Satanás contra Dios. Por supuesto, lo que Cristo hizo fue mucho
más grande, más extraordinario y de mayores consecuencias que lo que hizo
Job. Sin embargo, el sencillo paralelo subsiste.
Lee Mateo 4:1 al 11. ¿En qué sentido la experiencia de Job refleja lo
que sucedió aquí?
Aun en un ambiente terrible y con su cuerpo debilitado por falta de ali-
mento, Jesús, en su humanidad, en “semejanza de carne de pecado” (Rom.
8:3), no hizo lo que el diablo quería que él hiciera, así como tampoco lo hizo
Job. Y, del mismo modo en que Satanás desapareció de la escena luego de que
Job se mantuviera fiel, también después de que Jesús resistió el último esfuerzo
de Satanás contra él, la Escritura dice que “el diablo entonces le dejó” (Mat.
4:11; ver también Sant. 4:7).
No obstante, lo que Jesús afrontó en el desierto fue solo el comienzo. Su
verdadera prueba la vivió en la Cruz, y aquí también, a pesar de todo lo que
sufrió (aún peor que lo que afrontó Job), Jesús se mantuvo fiel, hasta la muerte.
Lee Filipenses 2:5 al 8. ¿Qué esperanza nos ofrece la obediencia de Jesús “hasta
la muerte”, y qué nos dice acerca de la manera en que debemos vivir en respues-
ta a su obediencia?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 2 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
25
// Lección 3Viernes 14 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Los estudiosos del libro de Job encuen-
tran un fenómeno interesante en el idioma hebreo. Lo que le dijo la esposa a
Job se traduce como “Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Job 1:5 fue tradu-
cido como “Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios”
(NVI). Y Job 1:11 se tradujo: “Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee,
¡a ver si no te maldice en tu propia cara!” (NVI). Sin embargo, en cada caso,
el término traducido como “maldecir” (“blasfemar” RVR 60) proviene de una
palabra que significa “bendecir”. La raíz brk, se usa en toda la Biblia para “ben-
decir”. Se encuentra en Génesis 1:22, cuando Dios “bendijo” las criaturas que
había creado. También, en el Salmo 66:8: “Bendecid, pueblos, a nuestro Dios”.
¿Por qué el mismo verbo que significa “bendecir” es traducido como “mal-
decir” en estos pocos textos? Primero, estos textos en Job no tendrían sentido
si la idea de “bendecir” estuviera en ellos. En Job 1:5, ¿por qué él ofrecería
sacrificios a Dios si sus hijos hubieran “bendecido” a Dios en sus corazones?
El contexto demanda un significado diferente. Lo mismo pasa con Job 1:11 y
2:5. ¿Por qué Satanás pensaría que, si una calamidad sobreviniera a Job, él ben-
deciría a Dios? El contexto demanda el significado de “maldecir” en su lugar.
Además, ¿por qué Job reprendería a su esposa por decirle que bendiga a Dios
(Job 2:9, 10)? Dado el contexto, el texto tiene sentido únicamente si se refiere a
la idea de “maldecir”.
¿Por qué en el original, entonces, el autor no usó una de las palabras más
comunes para “maldecir”? Los eruditos creen que es un eufemismo, porque el
concepto de maldecir a Dios era ofensivo a la sensibilidad religiosa del autor (lo
mismo pasa en 1 Rey. 21:10, 13, donde la palabra traducida “blasfemar” viene de
brk “bendecir”). Así, Moisés usó “bendecir” en lugar de “maldecir”, aun cuando
es obvio que la intención del sentido era maldecir.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En tiempos de crisis, ¿por qué es natural que la gente cuestione la rea-
lidad de Dios, o cómo es Dios? Al vivir en un mundo caído donde el Gran Con-
flicto es real, ¿por qué debemos recordar siempre la realidad de la Cruz?
2. Aunque nosotros entendemos el trasfondo de lo que le estaba ocurriendo
a Job, hasta donde podamos saber, Job no lo conocía. Todo lo que él sabía era
que le sobrevinieron calamidades. ¿En qué sentido, en medio de las pruebas,
necesitamos recordar que hay un cuadro más amplio que, a menudo, no
vemos o no entendemos, y de qué manera podemos obtener consuelo de este
conocimiento?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 3 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
26
Lección 4: Para el 22 de octubre de 2016
DIOS Y EL SUFRIMIENTO
HUMANO
Sábado 15 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 1:18-20; Job
12:7-10; Apocalipsis 4:11; Colosenses 1:16, 17; Mateo 6:34; Job 10:8-12; Ro-
manos 3:1-4.
PARA MEMORIZAR:
“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.
Basta a cada día su propio mal” (Mat. 6:34).
A DIFERENCIA DE TODO OTRO LIBRO DE LA BIBLIA, el de Job está se-
parado del contexto de la tierra de Israel y de su pueblo. Directa o indirecta-
mente, desde el Génesis, con la promesa a Abram de que “haré de ti una na-
ción grande” (Gén. 12:2), hasta el Apocalipsis, que describe la “santa ciudad”,
Jerusalén (Apoc. 22:19), el pueblo de Israel y su relación de pacto con Dios dan
forma a cada libro.
En Job no hay nada de eso. Ni siquiera se hace alusión al Éxodo, evento
básico de la antigua historia israelita. La razón más inmediata es que Moisés
escribió Job en Madián, junto con el Génesis (ver el Comentario bíblico adven-
tista, t. 3, p. 1.158); el Éxodo no había ocurrido todavía, lo que explica por qué
no se lo menciona.
Pero, tal vez haya otra razón, aún más importante. Uno de los temas clave
de Job, el sufrimiento humano, es universal. No se limita a ningún pueblo o
tiempo. Israelitas o paganos, judíos o gentiles, todos sabemos algo de los males
de Job, del dolor de la existencia en un mundo caído. Más allá de cuán fuerte
haya sido su dolor, Job nos representa a todos en nuestros sufrimientos.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 4 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
27
// Lección 4Domingo 16 de octubre
DIOS EN LA NATURALEZA
Lee Romanos 1:18 al 20. ¿Qué enseña Pablo aquí?
Son unas pocas oraciones muy intensas. Aquí se revela la realidad y la exis-
tencia de Dios “por medio de las cosas hechas”, es decir, por medio del mundo
creado, de modo que las personas “no tienen excusa” por su incredulidad.
Pablo dice que, por solo la creación, los seres humanos pueden conocer bas-
tante acerca de la existencia y la naturaleza de Dios, y que con justicia pueden
ser condenados en el Día del Juicio.
El mundo natural nos revela mucho acerca de la existencia de Dios. Tam-
bién la ciencia moderna nos ha revelado detalles acerca de las maravillas de la
Creación que nuestros antepasados, hace tan solo trescientos años, y mucho
menos hace tres mil años, no podrían ni haber comenzado a imaginar. Aquí
hay una ironía interesante: cuanto más compleja la ciencia encuentra la vida,
tanto menos probable es que pueda afirmar cuál fue su origen, si un accidente
o el azar. Por ejemplo, un smartphone (teléfono inteligente), que parece dise-
ñado, actúa en forma diseñada, revela diseño por dentro y por fuera, y actúa
solo por medio de su diseño, funciona así porque así fue diseñado. Sin em-
bargo, nos aseguran que un ser humano, que parece diseñado, revela diseño
por dentro y por fuera, y actúa solo según un diseño, es el producto exclusivo
del azar. Tristemente, mucha gente cree esto por engaño.
Lee Job 12:7 al 10. ¿De qué modo estas palabras reflejan la idea de
Romanos 1:18 al 20?
También aquí se nos dice que la realidad de Dios se ve en el mundo creado.
Aunque la naturaleza, en su condición caída, no revela plenamente el carácter
de Dios, sí revela su poder creador y algunos aspectos de su bondad.
¿Qué cosas en la naturaleza te hablan del poder y la bondad de Dios? ¿Cómo
puedes aprender a obtener fuerza y ánimo de los mensajes que te da?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 5 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
28
Lección 4 // Lunes 17 de octubre
NADA APARECIÓ POR SÍ MISMO
Hay muchos y poderosos argumentos en favor de la existencia de Dios.
Además del testimonio del mundo creado, también está el argumento llamado
“cosmológico”. Básicamente, es la idea de que nada vino por sí mismo, y que
nada se creó a sí mismo. En cambio, lo que existe fue creado por algo anterior;
y esto anterior, a su vez, tuvo que ser creado por algo anterior a ello. Y así
se sigue hasta que llegamos a algo no creado, algo que siempre existió, algo
que nunca estuvo sin existir. Y ¿quién podría ser, sino el Dios descrito en las
Escrituras?
¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca del origen de todas
las cosas?
Apoc. 4:11
Col. 1:16, 17
Juan 1:1-3
Estos textos enseñan lo que es, realmente, la explicación más lógica para el
universo: un Dios eternamente existente. Algunos pensadores, por completo en
oposición a la idea de Dios, han ofrecido una sugerencia alternativa. En lugar de
un Dios todopoderoso y eterno que creó el universo, se nos dice que “nada” lo
creó. Aun un científico tan famoso como Stephen Hawking, que ahora ocupa la
cátedra que una vez ocupara Isaac Newton, alega que “nada” creó el universo.
“Siendo que hay una ley como la de la gravedad, el universo puede crearse
a sí mismo de la nada, y lo hará”.–Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, The
Grand Design, p. 180.
Aunque Hawking, seguramente, aplica una gran cantidad de compleja ma-
temática para describir su idea, uno se pregunta: aquí estamos, más de cuatro-
cientos años después de la revolución científica, ¿y uno de los mejores cientí-
ficos alega que el universo y todo lo que hay en él vino de la nada? El error es
error, aunque lo diga un gran científico.
En este contexto, lee 1 Corintios 3:19. ¿Por qué siempre es importante que los
cristianos recuerden esta verdad vital?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 6 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
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// Lección 4Martes 18 de octubre
LOS PRIMEROS LIBROS
A pesar de que muchos no creen en Dios, los que creen en él tienen mu-
chas buenas razones para hacerlo. Pero, hay un problema perenne que muchos
usaron, y usan, para justificar su incredulidad: el problema del mal y del sufri-
miento humano. ¿Cómo puede Dios ser amante, bueno y todopoderoso, y per-
mitir que el mal exista? Además, si somos honestos, ¿qué creyente en Dios, que
ha gustado y experimentado la realidad de Dios y de su amor, no ha luchado
con esta pregunta?
Es interesante que Elena de White enseñó lo mismo que la tradición judía:
que Moisés escribió Job en Madián. “No se perdieron los largos años pasados
en la soledad del desierto. Moisés no solo estaba ganando una preparación
para la gran obra que estaba delante de él, sino también durante ese tiempo,
bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió el libro del Génesis y también el
libro de Job, [libro] que leería con el más profundo interés el pueblo de Dios
hasta el fin del tiempo”.–“Comentarios de Elena de White” (CBA 3:1.158).
Job, uno de los dos primeros libros de la Biblia que se escribieron, trata el
tema del dolor y el sufrimiento humanos. Es decir, Dios sabía que esta sería
una gran pregunta para los humanos y, desde el mismo principio, hizo que
Moisés escribiera la historia de Job. Dios nos hizo saber que no estamos solos
en nuestro dolor y sufrimiento, sino que él está allí, que conoce todo y que po-
demos tener la esperanza de que lo resolverá.
¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la realidad del
mal? Mat. 6:34; Juan 16:33; Dan. 12:1; Mat. 24:7.
Por claro que sea el argumento del mal en contra de la existencia de Dios,
no tiene sentido a la luz de las Escrituras. Aunque la Biblia enseña la realidad
de un Dios omnisapiente, todopoderoso y amante, también enseña la realidad
del mal, del sufrimiento y del dolor. El mal no es una excusa para no creer en
Dios. Al leer el libro de Job se ve que, aun en medio de su abatimiento, Job
nunca cuestionó la existencia de Dios. En cambio, su pregunta era: ¿por qué
me suceden estas cosas a mí?
Es natural tener preguntas acerca del mal que vemos y experimentamos. ¿De
qué forma podemos aprender a confiar en la bondad de Dios, a pesar del mal?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 7 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
30
Lección 4 // Miércoles 19 de octubre
EL DILEMA
Lee los siguientes pasajes de Job. ¿Con qué tema está luchando él?
¿Qué pregunta no plantea? Job 6:4-8; 9:1-12.
Como se afirmó en la sección de ayer, el problema de la existencia de Dios
nunca aparece en el libro de Job. En cambio, la pregunta es: ¿Por qué Job está
pasando por estas pruebas? Y, considerando todo lo que le ocurrió, es una pre-
gunta justa, especialmente porque él creía en Dios.
Para un ateo que sufre o tiene pruebas, la respuesta de por qué sufre podría
ser sencilla y directa para él. Sería algo así: Vivimos en un mundo sin sentido y
sin propósito, y nadie se interesa en nosotros. Es decir, en medio de las fuerzas
ásperas y frías que nos rodean, algunas veces somos las víctimas de pruebas
que no sirven a ningún propósito ni tienen sentido. ¿Cómo podrían tenerlo? Si la
vida misma no tiene ningún propósito, entonces las pruebas que la acompañan
tampoco.
Muchos hallan que esta respuesta no los satisface ni les da esperanza, pero
le encuentran sentido, dada la premisa, que es que no hay Dios. Por otro lado,
para alguien como Job, el dilema es diferente.
Lee Job 10:8 al 12. ¿De qué modo nos ayudan estos textos a com-
prender las terribles preguntas con las que lucha Job?
La cuestión con la que Job está luchando es la misma que la mayoría de
los creyentes en Dios han afrontado y con la que todavía luchan: Si Dios, un
Dios bueno y amante, existe, ¿por qué los humanos sufren? ¿Por qué, incluso
personas “buenas”, tales como Job, pasan por calamidades y pruebas que, muy
a menudo, no parecen producir nada de valor? Además, si el universo no tu-
viera Dios, la respuesta sería que es, sencillamente, el resultado de vivir en un
cosmos puramente materialista, en el que los seres humanos son meramente
los subproductos accidentales de átomos y moléculas.
Job sabía que no es así. También lo sabemos nosotros; por ello tenemos
este dilema.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 8 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
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// Lección 4Jueves 20 de octubre
TEODICEA
Lee Romanos 3:1 al 4. Aunque el contexto inmediato es la incredu-
lidad de algunos del pueblo del pacto de Dios, ¿cuál es el tema más
amplio del que habla Pablo aquí? ¿Qué enseña Pablo acerca de Dios?
Citando el Salmo 51:4, Pablo dice de Dios: para que “seas justificado en tus
palabras, y venzas cuando fueres juzgado” (Rom. 3:4). La idea que se presenta
es un motivo que aparece en diversas partes de las Escrituras. Se llama “teo-
dicea”, y trata sobre comprender la bondad de Dios frente al mal. Es la pregunta
antigua que hemos estado considerando toda esta semana. De hecho, todo
nuestro concepto del Gran Conflicto es realmente una teodicea. Ante los hu-
manos, antes los ángeles, ante el universo entero, la bondad de Dios se revelará
a pesar del mal que se desarrolla en el mundo.
“Toda cuestión de verdad y error en la controversia que tanto ha durado ha
quedado aclarada. Los resultados de la rebelión y de apartarse de los estatutos
divinos han sido expuestos a la vista de todos los seres inteligentes creados. El
desarrollo del gobierno de Satanás, en contraste con el de Dios, ha sido presen-
tado a todo el universo. Satanás ha sido condenado por sus propias obras. La
sabiduría de Dios, su justicia y su bondad quedan por completo reivindicadas.
Queda también comprobado que todos sus actos en el gran conflicto fueron
ejecutados de acuerdo con el bien eterno de su pueblo y el bien de todos los
mundos que creó” (CS 728).
Por difícil que sea para nosotros comprenderlo, inmersos en este un mundo
de pecado y sufrimiento (y muy difícil para Job), cuando todo haya pasado,
podremos ver la bondad, la justicia, y el amor de Dios en su trato con la huma-
nidad, con Satanás y con el pecado. Esto no significa que todo lo que sucede en
el mundo es bueno. Solo significa que Dios está tratando con ello de la mejor
manera posible; y cuando esta terrible experiencia del pecado haya terminado,
podremos exclamar: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todo-
poderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos” (Apoc. 15:3).
¿Por qué es tan importante alabar a Dios, ya ahora, en medio de las pruebas tan
difíciles de soportar?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 9 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
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Lección 4 // Viernes 21 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El apologista cristiano C. S. Lewis es-
cribió un libro acerca de la muerte de su esposa y su lucha para aceptar esa
muerte. En él, escribió:
“No es que esté (creo) en gran peligro de dejar de creer en Dios. El verda-
dero peligro es el de creer cosas terribles acerca de él. La conclusión que temo
no es ‘Así que no hay Dios, después de todo’, sino ‘Así es como Dios realmente
es. No te engañes por más tiempo’ ”.–A Grief Observed, pp. 6, 7.
Este es el asunto con el que luchó Job. Nunca dudó de la existencia de Dios;
luchó con el tema del carácter de Dios. Job lo había servido fielmente y había
sido un hombre “bueno”. Sabía que no merecía lo que le estaba sucediendo.
Por eso, planteaba la pregunta que muchas personas que creen en Dios hacen
en medio de las tragedias: ¿Cómo es realmente Dios? Y ¿acaso no es sobre esto
que gira el Gran Conflicto? La cuestión no es acerca de la existencia de Dios,
sino de su carácter. No hay dudas de que la muerte de Jesús en la cruz, donde el
Hijo de Dios “se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante” (Efe. 5:2), revela al cosmos, más que cualquier otra cosa, el verdadero
carácter de nuestro Creador. La Cruz nos muestra que Dios es un Dios en quien
todos podemos confiar.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Medita en el tema del sufrimiento de quienes no creen en Dios. Ellos no
tienen que luchar con las preguntas que se hacen los creyentes en Dios cuando
afrontan tragedias. Por otro lado, ¿qué esperanza tienen de obtener alguna vez
respuestas o una solución? Imagínate pasar por todo lo que pasamos en este
mundo, y luego creer que todo termina en la tumba. No es extraño que muchos
incrédulos no tengan esperanza en la vida, ni encuentren sentido en ella. Las
publicaciones seculares están llenas de sus exclamaciones y protestas acerca
de cuán poco sentido tiene todo. ¿De qué forma podemos nosotros, aun en
medio de las tristezas que vivimos aquí y a pesar de las preguntas difíciles que
todavía quedan sin respuesta, obtener esperanza de nuestra fe?
2. ¿Por qué es tan importante para nosotros, ahora mismo, meditar en la
Cruz, la más poderosa revelación que tenemos de cómo es Dios y de su amor?
Cuando estamos rodeados de dolor, de tragedias, de males inexplicables, ¿qué
nos dice la Cruz acerca del carácter de Dios? Si recordamos siempre la realidad
de la Cruz, ¿qué esperanza podemos alcanzar para nosotros mismos acerca del
resultado final de cualquier cosa que afrontemos ahora?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 10 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
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Lección 5: Para el 29 de octubre de 2016
MALDITO EL DÍA
Sábado 22 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 3:1-10; Juan 11:11-14;
Job 6:1-3; 7:1-11; Santiago 4:14; Job 7:17-21; Salmo 8:4-6.
PARA MEMORIZAR:
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste
todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apoc. 4:11).
AL LEER LA HISTORIA DE JOB, tenemos dos ventajas claras: primera, sa-
bemos cómo termina; y segunda, conocemos el trasfondo, el conflicto cósmico
que actúa detrás de la escena.
Job no sabía nada de esto. Todo lo que él sabía era que vivía tranquilo
cuando, de repente, una calamidad tras otra, una tragedia tras otra, cayeron
sobre él. Y luego, este hombre, “el más grande que todos los orientales” (Job
1:3), quedó reducido a lamentos y duelo sobre un montón de cenizas.
Al seguir con el estudio de Job, tratemos de ponernos en su situación,
porque nos ayudará a comprender mejor la confusión, la ira y la tristeza por las
que pasó. Y en un sentido, esto no es algo que nos resultará difícil de hacer. No
porque hayamos experimentado justo lo mismo que Job, sino porque ¿quién
de nosotros, nacidos en carne humana en un mundo caído, no sabe algo de la
perplejidad que la tragedia y el sufrimiento producen, especialmente cuando
procuramos servir a Dios con fidelidad y hacer lo que es correcto ante sus ojos?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 11 – Durante esta semana, PP cap. 40.
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Lección 5 // Domingo 23 de octubre
PEREZCA EL DÍA
Imagínate que tú eres Job. Inexplicablemente, tu vida –todo eso por lo que
has trabajado, todo lo que has logrado, todo aquello con lo que Dios te ha ben-
decido– se viene abajo. Sería algo sin sentido; no parece haber ninguna razón
para ello, sea buena o sea mala.
Años atrás, un ómnibus escolar se salió del camino, y murieron muchos
niños. En ese contexto, un ateo dijo que esa es la clase de cosas que puedes
esperar en un mundo que no tiene sentido, ni propósito, ni dirección. Una tra-
gedia como esa no tiene sentido, porque el mundo mismo no lo tiene.
Esta respuesta no sirve para el creyente en Dios. Y a Job, un fiel seguidor
de Dios, tampoco le servía. Entonces, ¿cuál era la explicación? Job no la tenía.
Lo único que poseía eran su extremo dolor y todas las preguntas del que este,
inevitablemente, suele estar acompañado.
Lee Job 3:1 al 10. ¿De qué modo expresa Job su dolor? ¿De qué forma
podemos identificarnos con lo que dice?
Por supuesto, la vida es un don de Dios. Existimos solo porque Dios nos
creó (Hech. 17:28; Apoc. 4:11). Nuestra misma existencia es un milagro que ha
dejado confundida a la ciencia moderna. En realidad, los científicos no están si-
quiera en total acuerdo acerca de cuál es la definición de “vida”; mucho menos
cómo apareció o, aún más importante, por qué surgió.
Sin embargo, ¿quién no se ha preguntado, en momentos de desesperación,
si la vida vale la pena? No estamos hablando acerca de los trágicos casos de sui-
cidio. Más bien, ¿qué podemos decir sobre las ocasiones cuando quizá, como
Job, desearíamos no haber nacido?
Un griego antiguo dijo una vez que lo mejor que le puede pasar a una per-
sona, aparte de morirse, es nunca haber nacido. En otras palabras, la vida puede
ser tan miserable que habría sido mejor ni siquiera existir, y ahorrarse así la an-
gustia que, inevitablemente, viene con la vida humana en este mundo caído.
¿Has sentido alguna vez lo mismo que Job; es decir, desear no haber nacido?
Luego, a la larga, ¿qué sucedió? Por supuesto, te sentiste mejor. Qué importante
es que recordemos, entonces, aun en nuestros peores momentos, que tenemos
esperanza y una perspectiva de que las cosas mejorarán.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 12 – Durante esta semana, PP cap. 40.
35
// Lección 5Lunes 24 de octubre
DESCANSO EN LA TUMBA
Lee Job 3:11 al 26. ¿Qué está queriendo decir Job aquí? ¿Cómo con-
tinúa su lamento? ¿Qué dice acerca de la muerte?
Solo podemos imaginar el terrible dolor que afronta el pobre Job. Por duro
que debió de haber sido tener una salud deteriorada y que todas sus posesiones
fueran destruidas, además, Job perdió a todos sus hijos. Todos ellos. Es muy
duro imaginar el dolor de perder un hijo. Job los perdió a todos. Y ¡tenía diez!
No es extraño que deseara estar muerto. Además, Job no tenía idea de lo que
ocurría aquí detrás de escena, aunque eso no lo habría hecho sentir mejor si lo
hubiese sabido.
No obstante, nota lo que Job dice acerca de la muerte. Si él hubiese muerto,
entonces, ¿qué? ¿El gozo del cielo? ¿El regocijo por la presencia de Dios? ¿Tocar
el arpa con los ángeles? No hay nada de esa clase de teología aquí. En cambio,
¿qué dice Job? “Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; dormiría, y entonces
tendría descanso” (Job 3:13).
Lee Eclesiastés 9:5 y Juan 11:11 al 14. ¿De qué modo lo que dice Job
encuadra con lo que enseña la Biblia sobre lo que ocurre después de la
muerte?
Aquí, en uno de los libros más antiguos de la Biblia, tenemos lo que es, tal vez,
una de las primeras expresiones de lo que llamamos “el estado de los muertos”.
Todo lo que Job deseaba, en ese momento, era “descansar”. La vida, de repente,
se había vuelto tan difícil, tan dura y tan dolorosa que anhelaba lo que él sabía
que la muerte era: un descanso apacible en la tumba. Estaba tan triste, tan herido
que, olvidándose de todos los gozos que había tenido en la vida antes de que le
sobrevinieran las calamidades, deseó haber muerto aun al nacer.
Como cristianos, ciertamente, tenemos promesas maravillosas para el futuro. Al
mismo tiempo, en medio de los sufrimientos presentes, ¿de qué forma podemos
aprender a recordar los buenos momentos que tuvimos en el pasado, y obtener
consuelo y solaz de ellos?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 13 – Durante esta semana, PP cap. 40.
36
Lección 5 // Martes 25 de octubre
EL DOLOR DE OTROS
El capítulo 3 registra el primer lamento de Job. En los siguientes dos capí-
tulos, uno de sus amigos, Elifaz, le da un discurso (volveremos a él la semana
próxima). En los capítulos 6 y 7, Job sigue hablando de su sufrimiento.
“¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, y se alzasen
igualmente en balanza! Porque pesarían ahora más que la arena del
mar” (Job 6:2, 3). ¿De qué modo expresa Job su dolor aquí?
Esto nos da una idea de la manera en que percibía Job sus sufrimientos.
Si todas las arenas del mar estuvieran de un lado de la balanza, y su “queja” y
“tormento” del otro, sus sufrimientos pesarían mucho más que toda la arena.
Así de real era para Job su dolor; y este era el dolor únicamente de Job, y de
ningún otro. A veces, escuchamos el concepto de “la suma total del sufrimiento
humano”. Pero, eso no expresa realmente la verdad. No sufrimos en grupo. No
sentimos el dolor de ninguno otro, sino el nuestro. Solo conocemos nuestra
propia angustia. El sufrimiento de Job, por grande que fuera, no era mayor que
el que cualquier otra persona pudiera sentir. Algunas personas podrían decirle
a alguien: “Siento tu dolor”, pero no lo sienten; no pueden hacerlo. Todo lo que
pueden sentir es su propio dolor, que puede acudir en respuesta al sufrimiento
de otro. Pero eso es todo; es su propio dolor, no el de la otra persona.
Escuchamos acerca de desastres, fabricados por el hombre o de otra
clase, con enorme cantidad de muertos. Los números de muertos nos aturden.
Apenas podemos imaginar tal sufrimiento masivo. Sin embargo, como con Job,
como con cada caso de la humanidad caída desde Adán y Eva, en el Edén,
hasta el fin de este mundo, cada ser humano solo puede conocer su propio
dolor, y nada más.
Por supuesto, nunca queremos menoscabar el sufrimiento humano y, como
cristianos, se nos llama a procurar ayudar a aliviar el dolor cuando y donde po-
damos (ver Sant. 1:27; Mat. 25:34-40). No importa cuánto sufrimiento exista en el
mundo, ¡qué agradecidos podemos estar de que ninguna persona sufre más de
lo que ella puede sufrir! (Hay una sola excepción; ver la lección 12.)
Medita en la idea de que el sufrimiento humano se limita a cada persona indivi-
dual. ¿De qué forma te ayuda a considerar el tema del sufrimiento humano bajo
una luz algo diferente?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 14 – Durante esta semana, PP cap. 40.
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// Lección 5Miércoles 26 de octubre
LA LANZADERA DEL TEJEDOR
Imagina la siguiente conversación. Dos personas lamentan la suerte de toda
la humanidad: la muerte. Es decir, no importa cuán buena sea la vida que se
vivió, no importa qué se haya logrado, todo terminará en la tumba.
–Sí –dice Matusalén a un amigo–. Vivimos unos ochocientos o novecientos
años, y desaparecemos. ¿Qué son ochocientos o novecientos años comparados
con la eternidad? (Ver Gén. 5.)
Seguramente, es difícil para nosotros imaginarnos cómo sería vivir cen-
tenares de años (Matusalén tenía 187 años cuando nació su hijo Lamec, y
después de eso vivió todavía 782 años); no obstante, aun los antediluvianos,
afrontando la realidad de la muerte, debieron de haber lamentado lo que pudo
parecerles a ellos la brevedad de la vida.
Lee Job 7:1 al 11. ¿Cuál es la queja de Job? Ver también Sal. 39:5, 11;
Sant. 4:14.
Acabamos de ver a Job procurando encontrar el descanso y el alivio que
vendrían con la muerte. Ahora, se lamenta de lo rápido que pasa la vida. Está
diciendo, básicamente, que la vida es dura, llena de trabajo y dolor; y ¿luego?
Morimos. Aquí hay un acertijo que afrontamos a menudo: lamentamos cuán
rápida y fugaz es la vida, aun cuando esta puede ser triste y miserable.
Una mujer adventista escribió un artículo acerca de su lucha con la depre-
sión y con pensamientos suicidas. Entre otras cosas, dijo: “La peor parte es que
soy adventista, y llevo un estilo de vida que me ayuda a vivir ‘seis años más’ ”.
Eso no tenía sentido. En momentos de dolor y sufrimiento, hay muchas cosas
que no tienen sentido. A veces, en medio de nuestra angustia, la razón y la ra-
cionalidad se descarrían, y todo lo que sabemos es nuestro dolor y temor, y no
vemos esperanza. Aun Job, quien realmente sabía más que otros (Job 19:25),
clamó en su desesperación y desesperanza: “Mi vida es un soplo, y [...] mis ojos
no volverán a ver el bien” (Job 7:7). Job, a quien la perspectiva de la muerte
parecía ahora muy cercana, todavía lamentaba cuán breve era la existencia,
más allá de lo miserable que haya sido en ese momento.
¿De qué manera debería tu comprensión de la Caída, la muerte, y la promesa
de la resurrección ayudarte a poner en perspectiva todo el tema de cuán rápido
se pasa la vida?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 15 – Durante esta semana, PP cap. 40.
38
Lección 5 // Jueves 27 de octubre
¿MAH ENOSH? (¿QUÉ ES EL HOMBRE?)
Debemos ponernos otra vez en la situación de Job. ¿Por qué Dios me hace
todo esto, o por qué permite que me pase a mí? Job no ha visto el panorama
completo. ¿Cómo podría verlo? Él solo sabe lo que le ocurre a él y su alrededor,
y no entiende nada.
¿Quién no ha estado en una situación similar?
Lee Job 7:17 al 21. ¿Qué expresa Job aquí? ¿Qué preguntas hace?
Considerando su situación, ¿por qué sus preguntas tienen lógica?
Algunos eruditos han alegado que Job estaba ridiculizando el Salmo 8:4 al
6, que dice: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del
hombre, para que lo visites? Le has hecho un poco menor que los ángeles, y
lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus
manos; todo lo pusiste debajo de sus pies” (ver también Sal. 144:3, 4). Pero ese
no es el caso, porque el libro de Job fue escrito mucho antes que los Salmos.
(Quizás el salmista lo haya escrito como respuesta al lamento de Job.)
La pregunta “¿Mah enosh?” (¿Qué es el hombre?) es una de las más im-
portantes que podamos plantear. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Por qué estamos
aquí? ¿Cuál es el significado y el propósito de nuestras vidas? Aquí Job, que
creyó que Dios lo “eligió como blanco”, se pregunta por qué Dios se fija en él.
Dios es tan grande, su creación tan vasta; ¿por qué se ocuparía de Job, después
de todo? ¿Por qué Dios se fijaría en cualquiera de nosotros?
Lee Juan 3:16 y 1 Juan 3:1. ¿Cómo nos ayudan estos textos a entender
por qué Dios interactúa con la humanidad?
“Mientras Juan contemplaba la altura, la profundidad y la amplitud del amor
del Padre hacia nuestra raza feneciente, se llenó de admiración y reverencia.
No pudo encontrar las palabras adecuadas para expresar ese amor, sino que
pide al mundo que lo contemple: ‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para
que seamos llamados hijos de Dios’ (1 Juan 3:1). ¡Qué valor se le concede al
hombre! Por la transgresión, los hijos de los hombres quedaron sujetos a Sa-
tanás; pero, por el infinito sacrificio de Cristo y la fe en su nombre, los hijos de
Adán son hechos hijos de Dios. Al asumir la naturaleza humana, Cristo elevó a
la humanidad” (TI 4:556).
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 16 – Durante esta semana, PP cap. 40.
39
// Lección 5Viernes 28 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “En una era sin precedentes, iluminada
por la ciencia y la razón, las ‘buenas nuevas’ del cristianismo han llegado a ser
una estructura metafísica menos y menos convincente, un fundamento menos
seguro sobre el cual edificar la vida de uno, y menos necesaria psicológica-
mente. La absoluta improbabilidad de todos los eventos estaba llegando a ser
dolorosamente obvia: que un Dios infinito y eterno, de repente, se haya con-
vertido en un ser humano particular, en un momento y lugar específicos, solo
para ser ejecutado ignominiosamente. Que una breve vida ocurrida hace dos
milenios, en una oscura nación, sobre un planeta que ahora se sabe que es un
trozo insignificante de materia que gira alrededor de una estrella entre miles de
millones en un universo inconcebiblemente vasto e impersonal, que tal evento
tuviera un sentido cósmico o eterno abrumador, ya no podía ser una creencia
compulsiva para un hombre razonable. No era muy plausible que el universo
como un todo tuviera algún interés especial en esta diminuta parte de su in-
mensidad, si es que tiene algún ‘interés’. Bajo las luces de la demanda moderna
de corroboración pública, empírica y científica de todas las declaraciones de
creencia, la esencia del cristianismo se marchitó”.–Richard Tarnas, Passion of
the Western Mind, p. 305. ¿Cuál es el problema con este pensamiento? ¿Qué se le
escapa al autor? ¿Qué nos enseña esta cita sobre los límites de lo que “la ciencia
y la razón” pueden saber de la realidad de Dios y de su amor por nosotros? ¿Qué
nos muestra acerca de la necesidad de la verdad revelada, que la “ciencia y la
razón” humanas no pueden alcanzar por sí mismas?
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Como cristiano, ¿de qué manera responderías a la pregunta “¿Qué es el
hombre?” ¿En qué aspectos tu respuesta sería diferente de la de aquellos que
no creen en Dios?
2. “Cuán ciertamente los muertos están más allá de la muerte”, escribió
Cormac McCarthy. “La muerte es lo que llevan consigo los vivos”. ¿Por qué
nuestra comprensión de lo que sucede después de la muerte nos consuela con
respecto a nuestros amados muertos? ¿No obtenemos algún consuelo, sabiendo
que están en paz y descansan libres de las penurias de la vida?
3. ¿Por qué crees que, aun en las situaciones más miserables, la mayor parte
de la gente se aferra a la vida, no importa cuán mala parezca ser?
4. Analiza lo que nos enseña la Cruz acerca del valor de la humanidad, aun
de una sola vida.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 17 – Durante esta semana, PP cap. 40.
40
Lección 6: Para el 5 de noviembre de 2016
LA MALDICIÓN ¿SIN CAUSA?
Sábado 29 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 119:65-72; Job 2:11-
13; Job 4:1-21; Romanos 3:19, 20; 1 Corintios 3:19; Hebreos 12:5; Mateo 7:1.
PARA MEMORIZAR:
“¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo
hizo?” (Job 4:17).
LA SEMANA PASADA, enfatizamos la importancia de ponernos en la situa-
ción de Job, por lo menos, hasta donde sea posible. En un sentido, no debería
ser tan difícil, porque todos nos hemos encontrado inmersos en sufrimientos
que, muy a menudo, parecen injustos y sin sentido.
Aunque en el resto de la lección trataremos de mantener esa perspectiva,
también necesitamos encontrar la perspectiva de las otras personas de esta
historia, los hombres que vinieron para lamentarse y compadecerse de Job.
Y eso tampoco es muy difícil. ¿Quién de nosotros no ha visto el sufrimiento
de otros? ¿Quién no ha procurado consolar a otros en su pérdida? ¿Quién no
sabe cómo es tratar de encontrar las palabras correctas para decirles a aquellos
cuyo dolor nos parte el corazón?
Mucho en el libro de Job es el diálogo entre Job y esos hombres, mientras
tratan de entender la lógica de lo que, frecuentemente, parece no tener sentido:
el desfile interminable de tragedia y sufrimiento humanos en un mundo creado
por un Dios amante, poderoso e interesado en nosotros.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 18 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
41
// Lección 6Domingo 30 de octubre
LAS GRANDES PREGUNTAS
La mayor parte de la acción en el libro de Job ocurre en los primeros dos
capítulos. Aquí se levanta el velo entre el cielo y la Tierra, y se nos dan vislum-
bres de un aspecto entero de la realidad que, de otro modo, quedaría oculto de
nosotros. Por más lejos que nuestros telescopios puedan llegar en el cosmos,
no se han ni siquiera acercado a la revelación de lo que se nos ha mostrado en
este libro, escrito hace miles de años, en un desierto que muy probablemente
esté ubicado en la actual Arabia Saudita. Job también muestra cuán estrecha-
mente está conectado el ámbito sobrenatural, y la esfera de Dios y los ángeles,
con el mundo natural, la Tierra y los que están sobre ella.
Después de los primeros dos capítulos, una buena parte del libro de Job
consiste en lo que, en televisión, se llama “cabezas que hablan”; es decir, senci-
llamente, diálogo. En este caso, las cabezas que hablan son Job y los hombres
que vienen para analizar los grandes temas de la vida: la teología, el dolor, la
filosofía, la fe, la vida y la muerte.
Y ¿por qué no, considerando todo lo que le ocurrió a Job? Es muy fácil
enredarse en las cosas mundanas de la vida, la tarea de vivir día tras día, y
olvidar cuáles son las preguntas grandes e importantes. No hay nada como una
calamidad, ya sea nuestra o de otros, para sacudir nuestro letargo espiritual y
hacer que comencemos a plantearnos cuestiones sustanciales.
Lee Salmo 119:65 a 72. ¿Qué está queriendo decir el salmista?
El salmista pudo ver el bien que surgió de las pruebas que lo afligieron.
A veces, las pruebas pueden ser verdaderas bendiciones disfrazadas, ya sea
porque nos traen de nuevo al Señor o nos llevan a él en primer lugar. ¿Quién
no ha escuchado relatos de aquellos cuyas vidas llegaron a un punto de crisis
y, solo entonces, la persona volvió a Dios o se entregó a él por primera vez?
Algunas veces las pruebas, por terribles y trágicas que sean, pueden ser usadas
para algo que, con el tiempo, llegamos a ver que era bueno. Otras veces, pa-
recen arbitrarias y sin significado.
¿En qué circunstancias, al mirar atrás, viste el bien que resultó de pruebas por las
que pasaste? ¿De qué modo tratas con aquellas que no producen nada positivo?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 19 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
42
Lección 6 // Lunes 31 de octubre
¿QUÉ INOCENTE SE HA PERDIDO?
Lee Job 2:11 al 13. ¿Qué nos dice esto acerca del modo en que los
amigos de Job veían la situación?
Habiendo oído lo que le había sucedido a Job, estos hombres “convinieron”
(Job 2:11) en ir juntos para ver a su amigo. Los versículos transmiten la idea de
que se asombraron por lo que vieron, y comenzaron el proceso de duelo con él.
De acuerdo con el texto, se sentaron en silencio, sin decir una palabra. Des-
pués de todo, ¿qué le dices a alguien que está en una situación como la de Job?
Sin embargo, una vez que Job habló, expresando sus quejas, estos hombres
tuvieron mucho que decir.
Lee Job 4:1 al 11. ¿Cuál es la esencia de las palabras de Elifaz a Job?
Tal vez, un buen comienzo para un libro de consejos para personas con
dolor sería presentar a Elifaz. El capítulo inicial podría titularse: “Lo que no
hay que decir a un alma dolorida”. Aunque, obviamente, estos hombres simpa-
tizaban con Job, esa simpatía no llegaba muy lejos. Parece que, para Elifaz, la
pureza teológica era más importante que el consuelo básico. Es difícil imaginar
que alguien se acerque a una persona que sufre todo lo que le pasó a Job, y le
diga, básicamente: “Bueno, seguro lo mereces, porque Dios es justo, y solo los
malvados sufren de este modo”.
Aun si uno pensara que, en el caso de Job, esa era la situación, ¿qué bien
podía hacerle que se lo dijera? Supongamos que un conductor que va a exceso
de velocidad tiene un accidente y pierde a toda su familia; ¿puedes imaginar
que alguien se acerque a él de inmediato y, en medio de su dolor, le dijera:
“Dios te está castigando por ir a exceso de velocidad”? El problema con las pa-
labras de Elifaz no son solo su teología cuestionable; el tema mayor es su falta
de sensibilidad hacia Job y todo lo que le estaba sucediendo.
Piensa en una ocasión en que te consolaron en medio de una pérdida y un dolor.
¿Qué dijeron y de qué modo? ¿Qué aprendiste de esa experiencia que te puede
ayudar cuando tengas que consolar a alguien?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 20 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
43
// Lección 6Martes 1º de noviembre
UN HOMBRE Y SU HACEDOR
Elifaz no obtendría ningún premio de tacto y simpatía por sus líneas ini-
ciales. Básicamente, está diciendo que era fácil para Job ser una luz y un con-
solador de otros cuando las cosas andaban bien. Pero ahora, que el mal le cayó
encima, se “turba”. No obstante, él no debería turbarse. Dios es justo; por lo
tanto, el mal que le acontece es merecido.
Lee Job 4:12 al 21. ¿Qué otro argumento presenta Elifaz a Job?
Hay muchas cosas fascinantes que pueden observarse aquí, incluyendo
que estos hombres comprendían la naturaleza y el carácter del verdadero Dios,
aun antes del surgimiento de la nación de Israel. Todo el libro nos muestra que,
en realidad, además de los patriarcas primero y posteriormente los israelitas,
otros conocían a Dios. Aquí, de hecho, vemos a Elifaz tratando de defender el
carácter de Dios.
Lo que Elifaz oyó en “visiones nocturnas” era, en muchas maneras, teología
buena (ver Sal. 103:14; Isa. 64:7; Rom. 3:19, 20). Nosotros los humanos somos
arcilla, muy temporarios, y podemos ser aplastados tan fácilmente como una
polilla. Y, por supuesto, ¿qué hombre o mujer puede ser más justo que Dios?
Por otro lado, sus palabras son triviales y no vienen a cuento. El problema
con Job no era si Job era mejor que Dios. Esa no era la queja de Job. Él hablaba,
mayormente, sobre lo miserable que era, cuánto estaba sufriendo; no implicó,
de algún modo, que él fuera más justo que Dios.
No obstante, Elifaz parecer haber leído eso en todo lo que había dicho Job.
Después de todo, si Dios es justo y el mal viene solo por el mal, entonces, Job
debió de haber hecho algo malo para merecer lo que le estaba ocurriendo. Por
lo tanto, las quejas de Job son injustas. Ansioso de defender a Dios, Elifaz co-
mienza a dar un discurso a Job. Aún más que cualquier sabiduría colectiva que
creyera que tenía acerca de Dios, Elifaz creía poseer algo más, una revelación
sobrenatural de alguna clase, para apoyar su posición. Sin embargo, el único
problema es que la posición que él adoptó reveló una falta de entendimiento
del problema.
¿Qué podemos aprender de este informe acerca del modo en que, aun si es-
tamos en una posición correcta, es importante expresarla de la manera más
beneficiosa y redentora?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 21 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
44
Lección 6 // Miércoles 2 de noviembre
EL NECIO ECHA RAÍCES
En el capítulo 5, Elifaz sigue con su argumento. Mayormente, es lo mismo
que dijo en el capítulo anterior: el mal solo les ocurre a personas malas. Ima-
gínate cómo debió de haberse sentido Job, que sabía que eso no podía ser
correcto, y que él no merecía su situación presente.
Sin embargo, aquí hay un problema: no todo lo que dijo Elifaz está equivo-
cado. Por el contrario, muchos de estos mismos pensamientos están reflejados
en otras partes de la Biblia.
¿De qué modo los siguientes textos reflejan los sentimientos expre-
sados en Job 5?
Sal. 37:10
Prov. 26:2
Luc. 1:52
1 Cor. 3:19
Sal. 34:6
Heb. 12:5
Ose. 6:1
Sal. 33:19
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 22 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
45
// Lección 6Jueves 3 de noviembre
APRESURARSE A JUZGAR
Mucho de lo que dijo Elifaz era correcto. Presentó muchos puntos válidos,
expresados más adelante en la Biblia. Pero, algo estaba mal en su respuesta a
Job: el contexto en el cual dijo esas palabras. Estas, sencillamente, no se apli-
caban a esa situación específica. (Ver la próxima lección.) Nuestro mundo es
complicado. Es fácil mirar una situación y, luego, decir cosas al respecto o citar
textos bíblicos que parezcan aplicables. Aunque puede que lo que digamos sea
apropiado, a menudo no es lo es.
Considera esta afirmación de Elena de White: “No hay verdad tan clara-
mente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos es resultado de
lo que somos. En gran parte, los incidentes de la vida son el fruto de nuestros
propios pensamientos y acciones” (Ed 146). Esta es una verdad importante.
Sin embargo, hay veces en que alguien bien intencionado, frente a una per-
sona que se encuentra en una situación como la de Job, presenta esta declara-
ción de Elena de White. ¿Cuánto mejor sería que hiciese caso del consejo que
sigue?: “Muchos piensan que están representando la justicia de Dios mientras
que fallan por completo en representar su ternura y gran amor. Muchas veces,
aquellos a quienes tratan con aspereza y severidad están pasando por alguna
violenta tentación. Satanás se está ensañando con esas almas, y las palabras
duras y despiadadas las desalientan, y las hacen caer en las garras del poder
del tentador” (MC 121).
En ese momento, sucedían más cosas de las que Elifaz y todos los otros,
incluyendo a Job, sabían. Así, el apresuramiento de Elifaz en juzgar, aun si
toda su teología hubiese sido correcta, difícilmente era lo correcto en esas
circunstancias.
¿Por qué deberíamos recordar siempre los siguientes textos cuando
tratamos con cualquier persona, o con alguien que creemos que ha pe-
cado? Mat. 7:1, 2; Rom. 2:1-3; 1 Cor. 4:5.
Aun si Elifaz hubiera estado en lo cierto, y Job se hubiese acarreado este
sufrimiento, sus palabras habrían sido imprudentes e inoportunas. Job es como
un símbolo de toda la humanidad, porque todos estamos atrapados en el Gran
Conflicto y sufrimos en él. Y todos, a veces, necesitamos compasión y simpatía,
no que otro nos sermonee. Hay momentos y lugares para dar sermones. Pero,
cuando un hombre está sentado sobre ceniza, su vida arruinada, sus hijos
muertos y su cuerpo lleno de llagas, ese no es el momento oportuno.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 23 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
46
Lección 6 // Viernes 4 de noviembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Como vimos, Elifaz simpatizaba con
Job. Solo que su simpatía ocupó un segundo lugar ante lo que él veía como su
necesidad de defender el carácter de Dios. Job estaba sufriendo terriblemente,
y Dios es justo; por lo tanto, para Elifaz Job debía de haber hecho algo para
merecer lo que le ocurrió. Seguramente, la conclusión de Elifaz fue que de eso
se trata la justicia de Dios. Por lo tanto, Job estaba equivocado en quejarse.
Por supuesto, Dios es justo. Pero, eso no significa que automáticamente ve-
remos su justicia manifestada en cada situación en este mundo caído. La jus-
ticia y el juicio vendrán, pero no necesariamente ahora (Apoc. 20:12). Parte de
lo que significa vivir por fe es confiar en Dios; en que, un día, la justicia que está
faltando aquí se revelará y se manifestará.
Lo que vemos en Elifaz también aparece en la actitud de algunos de los
escribas y los fariseos hacia Jesús. Estos hombres estaban tan involucrados en
su deseo de ser “fieles” y religiosos que su enojo por las curaciones hechas por
Jesús en sábado (ver Mat. 12) excedió lo que debería haber sido su alegría de
que los enfermos se sanaran y su dolor fuese aliviado. El principio presentado
en las siguientes palabras de Cristo es uno que los que amamos a Dios siempre
debemos recordar: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley:
la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello” (Mat. 23:23).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿De qué modo podemos saber la diferencia entre el momento en que
alguien necesita compasión y simpatía, y cuando necesita un sermón y tal vez
hasta una reprensión? ¿Por qué, generalmente, es mejor errar del lado de la
compasión y la simpatía cuando tratamos con los que sufren, aun si es por sus
propios pecados y malos actos?
2. Lee otra vez las palabras de Elifaz a Job en los capítulos 4 y 5. ¿En qué otra
situación esas palabras podrían haber sido más apropiadas?
3. Si hubieses sido un amigo de Job y hubieras ido a verlo cuando estaba
sentado sobre cenizas, ¿qué le habrías dicho, y por qué? Si tú hubieras estado
en el lugar de Job, ¿qué te habría gustado que la gente te dijera?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 24 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
El libro de Job y el sufrimiento
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  • 1. EL LIBRO DE JOB La oficina de las Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día prepara estas Guías de Estudio de la Biblia. La preparación de las guías ocurre bajo la dirección general de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, una subcomisión de la Junta Directiva de la Asociación General (ADCOM), que publica las Guías de Estudio de la Biblia. La guía publicada refleja la contri- bución de una comisión mundial de evaluación y la aprobación de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, y por ello no representa necesariamente la intención del autor. © 2016 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día® . Todos los derechos reservados. Ninguna por- ción de esta Guía de Estudio de la Biblia puede ser editada, alterada, modificada, adaptada, traducida, repro- ducida o publicada por cualquier persona o identidad sin autorización previa por escrito de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día® . Las oficinas de las divisiones de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día® están autorizadas a realizar la traducción de la Guía de Estudio de la Biblia, bajo indicaciones específicas. Los derechos de autor de esas traducciones y su publicación permanecerán con la Asociación General. “Adventista del Séptimo Día”, “Adventista” y el logo de la llama son marcas registradas de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día® y no pueden ser utilizados sin autorización previa de la Asociación General. Guía de Estudio de la Biblia (Lecciones de la Escuela Sabática) Edición para Adultos Octubre – Diciembre 2016 Autor Clifford Goldstein Dirección general Clifford Goldstein Dirección Marcos G. Blanco Traducción y redacción Rolando A. Itin Diseño Romina Genski Ilustraciones Lars Justinen Contenido Introducción ........................................................................ 2 1. El fin............................................................................... 5 2. El Gran Conflicto........................................................... 12 3. “¿Acaso teme Job a Dios de balde?”............................. 19 4. Dios y el sufrimiento humano........................................ 26 5. Maldito el día................................................................ 33 6. La maldición ¿sin causa?............................................... 40 7. Castigo retributivo..........................................................47 8. Sangre inocente........................................................... 54 9. Indicios de esperanza................................................... 61 10. La ira de Eliú................................................................ 68 11. Desde un torbellino...................................................... 75 12. El Redentor de Job....................................................... 82 13. El carácter de Job......................................................... 89 14. Algunas lecciones de Job............................................. 96 GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons), (USPS 308-600).Spanish-language periodical for fourth quarter,2016. Volume 121,No.4 Published quarterly by the Pacific Press® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.52; single copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS,P.O.Box 5353,Nampa,ID 83653-5353.Printed in the United States of America. TEXTOY DIAGRAMACIÓN:CASA EDITORA SUDAMERICANA. IMPRESIÓNY DISTRIBUCIÓN:PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION. SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES Colección Guía de Estudio de la Biblia
  • 2. 2 INTRODUCCIÓN LA PREGUNTA PERENNE A pesar de toda la propaganda popular en contra, los cristianos tienen razones muy lógicas y racionales para creer en Dios. Aunque algunos de los “mejores y más brillantes” hombres aseguran que los conceptos evolucionistas de la “selección natural” y de las “mutaciones al azar” pueden explicar la com- plejidad, la maravilla y la belleza de la vida, muchas personas no lo creen, y lógicamente es así: A pesar de las últimas afirmaciones “científicas” de que el universo surgió de la “nada”, la mayor parte de la gente encuentra que la idea de un Dios que existe eternamente, en oposición a la “nada”, es la explicación más natural y satisfactoria para la Creación. Y no obstante, aun con la lógica y la razón firmemente de nuestro lado, to- davía está el siempre presente problema del mal. Y de allí se plantea la pregunta perenne: Si Dios existe, y es tan bueno, tan amante y tan poderoso, ¿por qué hay tanto sufrimiento? De aquí surge el estudio de este trimestre: el libro de Job. Es un libro fasci- nante, uno de los primeros libros de la Biblia en escribirse, y trata esta pregunta persistente. Dios nos dio, desde muy temprano, algunas respuestas al más di- fícil de todos los problemas. Algunas respuestas, no todas. Ninguno de los libros de la Biblia podría con- testar en sí mismo todos nuestros interrogantes; y, probablemente, aun la Biblia como un todo no los responde. A pesar de ello, Job descorre una cortina y revela al lector la existencia de una realidad que está más allá de lo que nues- tros sentidos, aun con el auxilio de dispositivos científicos, nos pueden revelar. Nos lleva a un ámbito que, aunque está muy alejado de nosotros en un sentido, está increíblemente cercano en otro. El libro de Job nos muestra lo que mucho del resto de la Biblia también manifiesta: lo natural y lo sobrenatural están in- separablemente vinculados. Job es un drama personificado del principio y la advertencia que miles de años más tarde expresara Pablo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
  • 3. 3 los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). Aunque se refiere mayormente a un hombre, el libro de Job es la historia de todos nosotros, en el sentido de que todos sufrimos de maneras que, a me- nudo, parecen no tener sentido. Y, aun la historia de los cuatro hombres que se acercan a él refleja nuestra situación también, porque ¿quién no ha tratado de abordar el problema del sufrimiento de otros? No obstante, dejaríamos de ver un problema fundamental en el libro de Job si nos limitáramos solo a los intentos de la humanidad doliente de comprender el sufrimiento de la humanidad. La historia aparece en un contexto, el del gran conflicto entre Cristo y Satanás, que es descrito aquí en los términos más literales. Y eso es porque es la más literal de todas las batallas, la que comenzó en el cielo, y se desarrolla aquí en los corazones, las mentes y los cuerpos de cada ser humano. El estudio de este trimestre considera la historia de Job, tanto desde cerca, en el drama inmediato de la narración, como desde lejos, porque no solo sabemos de qué modo termina el libro, sino también conocemos el telón de fondo en el cual se desarrolla. Entonces, para nosotros como lectores con el conocimiento no solo del libro de Job, sino también de toda la Biblia, un tema vital es intentar comprender el conjunto. Tratamos de entender, tanto como sea posible, no solo por qué vivimos en un mundo de maldad sino, más importante, de qué manera hemos de vivir en ese mundo. Por supuesto, aun después de estudiar a Job, incluso en el contexto del resto de la Biblia, permanece la pregunta perenne. Sin embargo, se nos asegura la respuesta perenne: Jesucristo, “en quien tenemos redención por su sangre” (Efe. 1:7), es aquel de quien vienen todas las respuestas. Clifford Goldstein es el director general de la Guía de Estudio de la Biblia en el ámbito mundial. Trabaja en la Asociación General desde 1984.
  • 4. 4 CLAVE DE ABREVIATURAS AFC A fin de conocerle CBA Comentario bíblico adventista, 7 tomos CS El conflicto de los siglos DMJ El discurso maestro de Jesucristo DTG El Deseado de todas las gentes Ed La educación MC El ministerio de curación MCP Mente, carácter y personalidad, 2 tomos NVI La Biblia, Nueva Versión Internacional PP Patriarcas y profetas R&H Review and Herald [Revista Adventista, en inglés] SP Spirit of Prophecy, 4 tomos TI Testimonios para la iglesia, 9 tomos TTA Tratado de teología adventista BILIOGRAFÍA Boyd, Gregory A. God at War. Downers Grove, Ill: InterVarsity Press, 1997. Brooke, John Hedley. Science and Religion. Nueva York: Cambridge Univer- sity Press, 2006. Camus, Albert. The Myths of Sisyphus and Other Essays. Nueva York: Vin- tage Books, 1955. ____________. The Plague.NuevaYork:FirstVintageInternationalEdition,1991. Hartley, John E. The Book of Job. NICOT, Accordance electronic edition. Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1988. Hawking, Stephen y Leonard Mlodinow. The Grand Design. Nueva York: Random House, 2010. Lewis, C. S. A Grief Observed. Tarnas,Richard.Passion of the Western Mind. NuevaYork:BallantineBooks,1991. Whitehead, A. N. Dialogues of Alfred North Whitehead. “REAVIVADOS POR SU PALABRA” Siga el plan que consiste en leer toda la Biblia en cinco años junto con algunos libros de Elena de White. Al pie de cada día encontrará los capítulos correspondientes a esa jornada.
  • 5. 5 Lección 1: Para el 1º de octubre de 2016 EL FIN Sábado 24 de septiembre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 42:10-17; Génesis 4:8; Mateo 14:10; 1 Corintios 4:5; Daniel 2:44; Job 14:14, 15. PARA MEMORIZAR: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). EN LAS CLASES DE REDACCIÓN, se enseña la importancia de que los textos tengan un buen final. En las obras de ficción, donde el contenido no es verídico pero debe ser verosímil, el autor necesita completar el trabajo con un final sa- tisfactorio. Sin embargo, también en el caso de las no-ficciones es importante un buen final. Y en la realidad, ¿qué ocurre? ¿Qué pasa en la vida misma, experimentada no en las páginas de una obra, sino en carne y hueso? ¿Qué sucede en nuestras propias historias? ¿Qué clase de final tenemos? Los cabos sueltos, ¿están unidos en forma agradable, como en una buena redacción? Este no parece ser el caso. ¿Cómo es posible que nuestra historia termine bien si el final siempre es la muerte? En ese sentido, nunca tenemos finales felices, porque ¿es feliz una muerte? Lo mismo es cierto en la historia de Job. Aunque, a menudo, se la presenta con teniendo un final feliz (en contraste con todo lo sufrido por Job), en real- mente no lo es porque también esta historia termina con la muerte. Esta semana, al iniciar nuestro estudio del libro de Job, comenzaremos por el final, pues plantea preguntas acerca de nuestro propio fin, no solo en esta tierra sino también en la eternidad. Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 12 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 6. 6 Lección 1 // Domingo 25 de septiembre ¿FELICES PARA SIEMPRE? A menudo, las historias para niños concluyen con la línea: “Y fueron fe- lices”. En algunos idiomas es casi una frase gastada. La idea es que cualquiera sea el drama –el rapto de una princesa, un lobo feroz, un rey malvado–, el héroe y su flamante esposa triunfan al final. Así termina el libro de Job, por lo menos a primera vista. Después de las pruebas y calamidades que cayeron sobre él, Job termina en lo que se podría describir como una nota relativamente positiva. Lee Job 42:10 al 17, los versículos finales del libro. ¿Qué nos dicen acerca de la manera en que terminó Job sus días? No hay ninguna duda: si le pides a alguien que mencione un libro de la Biblia donde, luego de que el personaje principal enfrenta dificultades, todo termina bien él, y se puede decir: “y vivieron felices”, muchos nombrarían el libro de Job. Mira todo lo que tenía Job cuando termina la historia. Familia y amigos, que no estuvieron cerca durante las tribulaciones (con la excepción de Elifaz, Bildad, Zofar, Eliú y la esposa de Job), vinieron y lo consolaron. También fueron generosos, dándole dinero. Al terminar la historia, Job tenía el doble de lo que había tenido al comienzo en términos de riqueza material (comparar Job 42:12 con Job 1:3). Tuvo diez hijos, siete varones y tres hijas, para remplazar a los siete hijos y tres hijas que murieron (ver 1:2, 18, 19), y en toda la tierra “no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job” (Job 42:15), lo que no se dice de las primeras. Y Job, que había estado muy seguro de su muerte, vivió otros 140 años. “Y murió Job viejo y lleno de días” (42:17). La frase “lleno de días”, en hebreo (a veces se traduce como “lleno de años”), se usa para describir los últimos días de Abraham (Gén. 25:8), de Isaac (Gén. 35:29) y de David (1 Crón. 29.28). Da la idea de alguien que está en un lugar relativamente bueno y feliz, en un evento claramente no feliz: la muerte. A todos nos gustan las historias que terminan bien. ¿Cuáles son algunas historias con finales felices que conoces? ¿Qué lecciones puedes obtener de ellas? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 13 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 7. 7 // Lección 1Lunes 26 de septiembre FINALES NO FELICES Cuando termina el libro de Job, a él le estaba yendo bien, y dice que murió “viejo y lleno de días”. Como todos sabemos, y sabemos demasiado bien, esa no es la manera en que la historia termina para muchos otros. Aun el final de aquellos que fueron fieles, honrados y virtuosos no siempre fue como el de Job. ¿De qué modo terminó la historia para los siguientes personajes bíblicos? Abel (Gén. 4:8) Urías (2 Sam. 11:17) Elí (1 Sam. 4:18) El rey Josías (2 Crón. 35:22-24) Juan el Bautista (Mat. 14:10) Esteban (Hech. 7:59, 60) Como podemos ver, la Biblia está llena de historias que no tienen finales felices; y eso se debe a que la vida misma está llena de historias que no tienen finales felices. Sea que hayan sido martirizados por una buena causa o hayan muerto de una enfermedad terrible, o hayan tenido una vida limitada por el dolor y la miseria, muchas personas no pasaron por sus pruebas en forma triun- fante como lo hizo Job. En realidad, seamos honestos: ¿cuán a menudo las cosas no acaban bien? Y no necesitamos la Biblia para saber de este hecho terrible. Entre nosotros, ¿quién no conoce finales no felices? ¿Cuáles son algunas historias con finales no felices que conoces? ¿Qué apren- diste de ellas? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 14 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 8. 8 Lección 1 // Martes 27 de septiembre LA RESTAURACIÓN (PARCIAL) La historia de Job concluyó con una nota positiva, en contraste con las de otros personajes de la Biblia. Los eruditos bíblicos, a veces, hablan acerca de la “restauración” de Job. Y es cierto que, hasta determinado punto, muchas cosas le fueron restauradas. Pero, si este fuera realmente el final de la historia, ¿podríamos decir, con toda justicia, que está completa? Es verdad que, después, las cosas le fueron bien a Job, mucho mejor; pero él, finalmente, tuvo que morir. Y todos sus hijos murieron, como también todos los hijos de sus hijos, y así sucesivamente. No hay dudas de que, hasta cierto punto, ellos afrontaron los mismos traumas y pruebas de la vida que nos tocan a todos; traumas y pruebas que son hechos de la vida en un mundo caído. Y hasta donde conocemos, Job nunca supo las razones detrás de las calamidades que sufrió. Tuvo más hijos, sí, pero ¿qué pasa con la tristeza y el duelo por los que había perdido? ¿Qué sucede con las cicatrices que, sin duda, llevó por el resto de su vida? Job tuvo un final feliz, pero no es un final completamente feliz. Quedaron demasiados cabos sueltos, demasiadas preguntas sin respuesta. La Biblia dice que “quitó Jehová la aflicción de Job” (Job 42:10), y vemos que realmente lo hizo, en especial cuando se compara el final de la historia con todo lo sucedido durante ella. Sin embargo, mucho quedó incompleto, sin respuesta, sin cumplirse. Esto no debería sorprendernos. Después de todo, en este mundo, no importa cuál sea el “final de nuestra historia”, bueno o malo, algunas cosas siempre van a quedar incompletas, sin respuesta, sin cumplirse. Por esto, en un sentido, la conclusión de Job podría verse como un símbolo, aunque muy débil, del verdadero fin de todo dolor y sufrimiento humanos. Pre- figura la esperanza y la promesa máxima que tenemos, mediante el evangelio de Jesucristo, de una restauración plena y completa de maneras que, en com- paración, harán empalidecer la restauración de Job. Lee 1 Corintios 4:5. ¿Qué nos dice este texto acerca de cómo, por ahora, en esta vida, algunas cosas todavía quedan sin respuesta, sin cumplirse e incompletas? En cambio, ¿a qué esperanza nos señalan? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 15 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 9. 9 // Lección 1Miércoles 28 de septiembre EL REINO FINAL Entre otras cosas, la Biblia es un libro acerca de historia, pero no es un libro de historia. Habla de sucesos pasados y los usa para presentar lecciones espi- rituales. Estos eventos del pasado nos enseñan verdades sobre el modo en que hemos de vivir aquí y ahora. (Ver 1 Cor. 10:11.) Así como la Biblia habla del pasado, también habla del futuro. Nos cuenta lo que ha ocurrido y lo que sucederá. Nos señala hacia el futuro, hasta el fin del tiempo. El término teológico para denominar los sucesos de los últimos días es “escatología”, que proveniente del griego y significa “último”. A veces, se usa también para incluir las creencias acerca de la muerte, el juicio, el cielo, el infierno. Además, se lo relaciona con la esperanza de una nueva existencia en un mundo nuevo. La Biblia dice mucho acerca de los tiempos finales. Sí, el libro de Job terminó con su muerte y, si fuera el único libro que tuviéramos, podríamos creer que la historia de Job concluyó con la muerte, y eso es todo. Punto. No habría nada más que esperar porque, hasta donde podemos ver, después no hay nada más. Sin embargo, la Biblia enseña que, al final del tiempo, se establecerá el eterno Reino de Dios, que existirá para siempre y será el Hogar eterno de los redimidos. A diferencia de los reinos terrenales que vienen y van, este será eterno. Lee Daniel 2:44, y 7:18. ¿Hacia qué esperanza acerca del fin nos se- ñalan estos versículos? “El gran plan de la redención dará por resultado el completo restableci- miento del favor de Dios para el mundo. Será restaurado todo lo que se perdió a causa del pecado. No solo el hombre, sino también la tierra, serán redimidos y esta será la morada eterna de los obedientes. Durante seis mil años, Satanás luchó por mantener la posesión de la tierra. Pero, se cumplirá el propósito ori- ginal de Dios al crearla. ‘Tomarán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos’ (Dan. 7:18)” (PP 355). En realidad, el libro de Job terminó con su muerte. Las buenas nuevas para nosotros, y para Job, es que el fin del libro no es el fin de la historia. Y nuestra muerte tampoco no es el fin de la nuestra. Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 16 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 10. 10 Lección 1 // Jueves 29 de septiembre LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA Lee Job 14:14 y 15. ¿Qué pregunta Job, y cuál es la respuesta que se da a sí mismo? Uno de los temas del libro de Job es la muerte. ¿Cómo podría no serlo? Cualquier libro que considera el sufrimiento humano, por supuesto, tendría que tomar en cuenta la muerte, la fuente de muchos de nuestros sufrimientos. Job pregunta si los muertos volverán a vivir, y luego dice que él espera el cambio que ha de venir. La palabra hebrea para “esperar” también implica la idea de esperanza. No es, simplemente, aguardar algo; es estar a la expectativa. Y lo que él esperaba era su “liberación”. Esta palabra viene de un término hebreo que puede dar la idea de “renovación” o “reemplazo”. A menudo, es el cambio de una vestidura. El significado de la palabra en sí es amplio; sin em- bargo, teniendo en cuenta el contexto –el de preguntar qué “renovación” viene después de la muerte, una renovación que Job espera–, ¿qué otra liberación podría ser, sino un cambio de muerte a vida, cuando Dios “tendrá afecto a la hechura de sus manos” (Job 14:15)? Por supuesto, nuestra gran esperanza, la gran promesa de que la muerte no será el fin, nos viene de la vida, la muerte y el ministerio de Jesús. “[El Nuevo Testamento] enseña que Cristo derrotó a la muerte, el enemigo más amargo de la humanidad, y que Dios resucitará a los muertos para un juicio final. Pero esta doctrina llega a ser el centro de la fe bíblica... después de la resurrección de Cristo, porque obtiene su validación en el triunfo que tuvo Cristo sobre la muerte”.–John E. Hartley, The Book of Job, p. 237. “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). ¿Qué nos dice Jesús aquí, que nos da esperanza y confianza acerca del “fin”? Es decir, ¿qué sabemos nosotros que Job no conocía? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 17 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 11. 11 // Lección 1Viernes 30 de septiembre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: A pesar de las terribles calamidades que cayeron sobre él, Job se mantuvo fiel y Dios le devolvió mucho de lo que había perdido. Pero, en gran parte del libro de Job, hay preguntas que siguen sin res- puesta. Es cierto, Job es solo un libro de la Biblia, y edificar toda una teología sobre un libro sería equivocado. El resto de las Escrituras añaden mucho a nuestra comprensión con respecto a muchas de las preguntas difíciles tratadas en el libro de Job. Especialmente el Nuevo Testamento arroja luz sobre muchas de las cosas que no fueron plenamente comprendidas en tiempos del Antiguo Testamento. Tal vez, el mayor ejemplo sería el significado del servicio del San- tuario. Aunque un fiel israelita hubiera comprendido mucho acerca del servicio de los sacrificios, solo la revelación de Jesús y su muerte en la cruz da más luz al sistema. El libro de Hebreos ayuda a iluminar el verdadero significado de todo el servicio. Y aunque hoy tenemos el privilegio de conocer la “verdad presente” (2 Ped. 1:12), y hemos recibido más luz sobre los problemas que tuvo Job, aún tenemos que aprender a vivir con preguntas no respondidas. El desarrollo de la verdad es progresivo y, a pesar de la gran luz que tenemos ahora, todavía hay mucho más que aprender. Se nos ha dicho que “la hueste de los redimidos recorrerán de un mundo a otro, y se usará mucho de su tiempo en investigar los misterios de la redención. Y a lo largo de toda la eternidad, este tema se abrirá continuamente a sus mentes” (R&H, 9 de marzo de 1886). PREGUNTAS PARA DIALOGAR 1. ¿Qué significa “revelación progresiva”? ¿Qué otros ejemplos hay del modo en que actúa esta idea? Por ejemplo, uno comienza aprendiendo los números, a contar. Después, aprendemos cómo sumar, restar, multiplicar y dividir esos nú- meros. Luego, vamos a cosas más profundas como el álgebra, la geometría y el cálculo, y todo opera con aquellos números básicos. ¿De qué manera esta ana- logía nos ayuda a comprender la idea de la revelación progresiva en teología? 2. Lee Job 42:11. A lo largo de los siglos, los comentadores se preguntaron dónde estuvieron los parientes y los amigos de Job durante la época de su mayor necesidad. Ellos vinieron después de que su fortuna hubo cambiado, cuando las cosas le iban mucho mejor. ¿Qué tiene de malo este cuadro? 3. ¿Cuántos finales tristes conoces ahora, y qué esperanza te da la Cruz de que estos no son el final de esas historias? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 18 – Durante esta semana, PP cap. 33.
  • 12. 12 Lección 2: Para el 8 de octubre de 2016 EL GRAN CONFLICTO Sábado 1º de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 1:1-5; Job 1:6-12; Zaca- rías 3:2; Mateo 4:1; Ezequiel 28:12-16; Romanos 3:26; Hebreos 2:14. PARA MEMORIZAR: “Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?” (Zac. 3:2). “DISPERSAS A LO LARGO DE LAS PÁGINAS del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, se encuentran muchas referencias y alusiones a una guerra constante entre Dios y Satanás, entre el bien y el mal, tanto en el nivel cósmico como en el personal. Al comparar estos pasajes, armaremos un collage con sus visiones individuales, para formar un vitraux de verdad a través del cual podremos percibir todo el mensaje de las Escrituras con mayor claridad de la que podríamos tener de otra manera” (TTA 1.085). El Gran Conflicto es un eje que nos ayuda a entender mejor “el mensaje total” de la Biblia; en especial, el plan de salvación. Aunque es más visible en el Nuevo Testamento, también aparece en el Antiguo Testamento. Y en ninguna parte de este hay una vislumbre más clara de Satanás y el conflicto, y de cómo afecta nuestra vida aquí, que en Job. Esta semana veremos la verdad más amplia que está detrás de esta realidad inmediata que es el foco principal en Job. Y, aunque nuestras vidas e historias sean diferentes de la de él, tenemos una cosa en común: como Job, todos es- tamos involucrados en este gran conflicto. Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 19 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 13. 13 // Lección 2Domingo 2 de octubre UN PEQUEÑO CIELO EN LA TIERRA El libro de Job comienza con un tono relativamente positivo. Al menos desde la perspectiva terrenal, vemos a un hombre bendecido de muchas maneras. Lee Job 1:1 al 4. ¿Qué revelan estos textos sobre el tipo de vida que llevaba Job? ¿Cuáles eran los aspectos positivos de la existencia de Job? Ciertamente, parece que Job lo tenía todo, incluyendo un carácter justo. El término traducido en Job 1:1 como “perfecto” viene de una palabra que puede significar “completo”, o “lleno de integridad”. La palabra para “recto” significa “derecho”, y puede implicar la idea de caminar sobre un sendero derecho. Es decir, el libro comienza con una escena casi edénica, que describe a un hombre rico, fiel e íntegro, que tenía todo. No obstante, tenía todo en un mundo caído. Lee Job 1:5 y 6. ¿Qué revelan estos textos acerca de la realidad del mundo caído en el que vivía Job? “[Job] temía que sus hijos y sus hijas hubieran podido desagradar a Dios en medio de sus fiestas. Como fiel sacerdote de la familia, ofrecía sacrificios por cada miembro de ella. Conocía el carácter ofensivo del pecado, y el pen- samiento de que sus hijos pudieran haber olvidado las demandas divinas lo encaminaba a Dios como intercesor en favor de ellos”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 3:1.158). Claramente, Job vivía en buenas condiciones, al menos tan buenas como es posible en este mundo. Sin embargo, por más edénica que sea presentada la es- cena –un hombre con una vida plena, una familia grande, un nombre conocido y muchas posesiones–, la vida todavía es vivida en un planeta caído, sumergido en el pecado; por lo tanto, como pronto lo descubriría Job, viene con todos los peligros que la existencia aquí trae consigo. ¿Qué cosas buenas tienes en tu vida en este momento? ¿De qué forma puedes aprender a tener siempre una actitud de gratitud por ellas? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 20 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 14. 14 Lección 2 // Lunes 3 de octubre UN CONFLICTO CÓSMICO El libro de Job comienza sobre la Tierra, en un lugar de paz y tranquilidad. Sin embargo, en el versículo 6 del primer capítulo, cambia la ubicación. En forma instantánea, vemos un aspecto muy diferente de la realidad, algo que los humanos no percibimos a menos que sea por revelación divina. Y es inte- resante: este otro aspecto de la realidad, el cielo, no parece ser tan tranquilo y pacífico como la escena que se describe en la Tierra, por lo menos del modo en el que aparece aquí en el primer momento. Lee Job 1:6 al 12. Aunque estudiaremos estos textos en detalle más adelante, ¿qué sucede aquí? ¿En qué sentido presenta un contraste con lo que le sucede a Job sobre la Tierra? Estos pocos versículos contienen mucho. Revelan aspectos de nuestro uni- verso que nuestros telescopios espaciales no detectan y que la ciencia humana ni siquiera comienza a explorar. No obstante, también dan a conocer un con- flicto cósmico. En este pasaje no accedemos a una conversación tranquila y pacífica. Dios habla acerca de Job con cierto orgullo (para usar un término humano), como un padre orgulloso de su hijo. En contraste, Satanás se burla de lo que Dios dice acerca de Job. “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?” (Job 1:9). Uno casi puede oír el tono sarcástico y burlón de Satanás cuando habla. Aunque el texto no dice, explícitamente, que esta confrontación ocurrió en el cielo, seguramente fue allí. Y tenemos a este ser creado, un ángel, parado ante Dios en el cielo, lanzándole un desafío en el rostro, ante otros “hijos de Dios”. Es difícil imaginarse a alguien hablándole así a un dirigente mundial, pero allí tenemos a un ser que lo hace ante Dios mismo. ¿Cómo puede suceder esto? La respuesta aparece en toda la Biblia, en diversos lugares y de diferentes maneras. Se presenta como “el Gran Conflicto”, y es un concepto poderoso, que no ayuda a entender no solo el libro de Job, sino también toda la Biblia, y su explicación de la triste historia del pecado y el dolor sobre la Tierra. Y, más importante aún: nos ayuda a comprender mejor lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz a fin de resolver el problema del pecado y el sufrimiento sobre este planeta. Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 21 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 15. 15 // Lección 2Martes 4 de octubre EL CONFLICTO SOBRE LA TIERRA El libro de Job descorre un velo, y revela una dimensión de la existencia que nuestros ojos, oídos y filosofías mundanas nunca nos podrían mostrar: estos versículos nos muestran cuán limitados son aquellos cuando se trata de comprender el cuadro más grande. A su vez, este libro revela un conflicto entre Dios y ese otro ser, Satanás; y aunque en el libro de Job el Conflicto primero se presenta tal como que ocurre en el cielo, rápidamente se traslada a la Tierra. Por toda la Biblia encontramos textos que señalan este conflicto continuo, que también nos involucra a nosotros. Lee los siguientes textos. ¿De qué modo revelan la realidad de un conflicto que se libra aquí sobre la Tierra, con poderes sobrenaturales malignos? Gén. 3:1-4 Zac. 3:2 Mat. 4:1 1 Ped. 5:8 1 Juan 3:8 Apoc. 12:9 Estos textos son apenas una pequeña muestra de muchos otros que se- ñalan, explícita o implícitamente, a un diablo literal, un ser sobrenatural con intenciones malignas. Aunque muchas personas consideran la idea de Satanás como un mito primitivo, con un testimonio bíblico tan claro es posible no caer en este engaño. ¿Cuáles son algunas maneras en que hoy ves la realidad de la obra de Satanás en nuestro mundo? ¿Cuál es nuestra única protección? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 22 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 16. 16 Lección 2 // Miércoles 5 de octubre JOB COMO UN MICROCOSMOS Las escenas iniciales del libro de Job nos muestran algunos puntos vitales. Primero, revelan la realidad de otra dimensión más allá de lo que podemos conocer, una dimensión superior con seres celestiales diferentes de Dios. Se- gundo, muestran cuán interconectada está nuestra vida terrenal con el ámbito celestial: lo que ocurre aquí sobre la Tierra no está desconectado de los seres celestiales. Tercero, revelan un conflicto moral en el cielo, que está relacionado con lo que ocurre en nuestro mundo. Es decir, estos primeros versículos son una miniatura del Gran Conflicto mismo. Ellos muestran la forma en que este Conflicto, a escala cósmica, se ma- nifestó en la vida de un hombre, Job. Y, como veremos, los temas involucrados nos incluyen a todos. En el libro de Job se ve a Satanás enfrentando a Dios. Lo que no muestra es cómo comenzó todo esto. ¿De qué modo los siguientes ver- sículos nos ayudan a comprender algo acerca del Gran Conflicto? Isa. 14:12-14; Eze. 28:12-16; 1 Tim. 3:6. Elena de White habla acerca de la “ley del amor” como el fundamento del gobierno de Dios. Ella notó que, por cuanto Dios no quiere una “obediencia forzada”, “otorgó [...] libre albedrío” a todas sus criaturas morales. Sin embargo, “hubo uno que pervirtió la libertad que Dios había otorgado a sus criaturas. El pecado se originó en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios, y que era el más exaltado en poder y en gloria entre los habitantes del cielo” (PP 12, 13). Luego, cita los textos de Isaías y Ezequiel para describir la caída de Satanás. El concepto vital aquí es la “ley del amor” y la realidad del libre albedrío. La Biblia dice que Satanás se enorgulleció a causa de su esplendor y belleza. Por qué sucedió esto, no lo sabemos; debe ser parte de lo que 2 Tesalonicenses 2:7 llama el “misterio de la iniquidad”, algo que está estrechamente vinculado con la Ley de Dios, con el fundamento de su gobierno. El punto es que, cuando se introduce el personaje de Satanás en Job, su caída ya había ocurrido y el conflicto que había iniciado estaba en plena actividad. ¿Cuáles son algunas elecciones importantes que afrontas en este momento, y qué promesas bíblicas puedes reclamar para asegurarte de tomar las decisiones correctas? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 23 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 17. 17 // Lección 2Jueves 6 de octubre RESPUESTAS EN LA CRUZ El libro de Job plantea muchos temas importantes, pero son muchos los que no reciben allí respuesta. Es necesario el resto de la Biblia para comprenderlo, y aun así “vemos por espejo, oscuramente” (1 Cor. 13:12). Como vimos antes, el libro de Job no dice nada acerca del modo en que se inició la rebelión de Satanás. Además, no aclara de qué forma Satanás sería de- rrotado definitivamente en el Gran Conflicto. A pesar del rol principal que tiene Satanás en la historia de Job, después de aparecer dos veces (Job 1:6-12; 2:1-7), no vuelve a estar presente en el relato. Sencillamente, se desvanece; aun cuando la destrucción que él causó permanece, el resto del libro ni siquiera lo menciona. En cambio, casi toda la narración que sigue habla de Dios. Y esto tiene sentido porque, en definitiva, el libro de Job trata de Dios y cómo realmente es él. No obstante, la Biblia no nos deja sin respuesta a la pregunta sobre la de- rrota de Satanás en el Gran Conflicto, pues, en el centro de esa derrota, está la muerte de Jesús en la Cruz. ¿De qué modo los siguientes textos ayudan a explicar que lo que Jesús hizo conducirá a la finalización del Gran Conflicto? Juan 12:31, 32; Apoc. 12:10-12; Rom. 3:26; Heb. 2:14. En la Cruz, Satanás fue expuesto al universo como lo que es: un asesino. Los que conocieron a Jesús cuando reinaba en el cielo debieron de haber quedado atónitos al verlo tan degradado por los secuaces de Satanás. Ese es el “juicio” sobre Satanás del que habló Jesús en Juan 12. Recién en la Cruz, cuando el Salvador murió por los “pecados de todo el mundo” (1 Juan 2:2), pudo el cielo proclamar que la salvación ahora ha venido. En ese momento, la promesa di- vina, hecha antes de que comenzara el mundo (2 Tim. 1:9), llegó a ser una realidad. Por causa de su muerte en nuestro favor, Cristo puede ser “el justo, y el que justifica al que es de la fe Jesús” (Rom. 3:26). Es decir, en la Cruz, refutó las acusaciones de Satanás de que Dios no podía cumplir la Ley (ser justo) y, al mismo tiempo, salvar a los que la habían quebrantado (ser quien justifica). Después del Calvario, el destino de Satanás estaba sellado. ¿De qué forma podemos aprender a regocijarnos, aun en medio de pruebas que afrontamos ahora, en el Gran Conflicto, por lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 24 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 18. 18 Lección 2 // Viernes 7 de octubre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El concepto de una lucha entre el bien y el mal se encuentra en muchas culturas. La idea ha persistido a través de los milenios, y a menudo se expresó en mitos. Hoy, por causa de la influencia de la Alta Crítica y el racionalismo modernista, muchos cristianos niegan la realidad de un diablo literal y de ángeles malos. Argumentan que estos fueron, sencilla- mente, símbolos culturales del mal humano y el mundo natural. Desde nuestra perspectiva como adventistas, es difícil imaginar cómo alguien puede encon- trarle sentido a la Biblia sin creer en la realidad del diablo y de sus ángeles. No todos los cristianos han caído en ese engaño que niega la realidad de este conflicto cósmico entre las fuerzas sobrenaturales del bien y del mal. Un erudito evangélico llamado Gregory Boyd ha escrito mucho sobre la realidad de una batalla muy larga (pero no eterna) entre Dios y Satanás. En su libro God at War [Dios en guerra], Boyd escribió: “La Biblia, de principio a fin, presupone seres espirituales que existen ‘entre’ la humanidad y Dios, y cuya conducta afecta significativamente la existencia humana, para mejor o para peor. De hecho, precisamente esa concepción, alego en esta obra, está en el centro de la cosmovisión bíblica”.–Gregory A. Boyd, God at War, p. 11. ¡Qué correcto es esto! PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿Qué otros textos hablan de Satanás y otros poderes demoníacos? ¿Qué se pierde si se los interpretan como meros símbolos del lado oscuro de la humanidad? 2. Nicolás Maquiavelo, un escritor florentino del siglo XVI, dijo que era mucho mejor para un gobernante ser temido por sus súbditos que ser amado por ellos. En contraste, Elena de White escribió: “Aun cuando quedó resuelto que Satanás no podría permanecer por más tiempo en el cielo, la Sabiduría infinita no lo destruyó. En vista de que solo un servicio de amor puede ser acep- table por Dios, la sumisión de sus criaturas debe proceder de una convicción de su justicia y benevolencia. Los habitantes del cielo y de los demás mundos, no estando preparados para comprender la naturaleza ni las consecuencias del pecado, no podrían haber reconocido la justicia y la misericordia de Dios en la destrucción de Satanás. De haber sido este aniquilado inmediatamente, aquellos habrían servido a Dios por miedo más bien que por amor” (CS 552). ¿Por qué quiere Dios que lo sirvamos por amor y no por temor? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 25 – Durante esta semana, PP caps. 34, 35.
  • 19. 19 Lección 3: Para el 15 de octubre de 2016 “¿ACASO TEME JOB A DIOS DE BALDE?” Sábado 8 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 1; 2; 1 Corintios 4:9; Génesis 3:1-8; Filipenses 4:11-13; Mateo 4:1-11; Filipenses 2:5-8. PARA MEMORIZAR: “Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job. 2:10). EL LIBRO DE JOB abre toda una dimensión nueva de la realidad. Nos da una vislumbre del gran conflicto entre Cristo y Satanás. Y, al hacerlo, nos ofrece un marco para comprender mejor el mundo en el que vivimos; un mundo que, muy a menudo, nos desconcierta, aturde y atemoriza con lo que nos lanza a cada paso. Además, el libro de Job también muestra que este gran conflicto no es la pelea de otros y que no tenemos nada que ver con ella. Lamentablemente, ese no es el caso: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apoc. 12:12). Satanás ha descendido la Tierra, y sabemos por experiencia propia que su ira es realmente grande. ¿Quién de nosotros no ha sentido en sí mismo su ira? Seguiremos considerando los primeros dos capítulos de Job, mientras pro- curamos comprender mejor cuál es nuestro lugar en el Gran Conflicto, que sigue rugiendo. Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 26 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 20. 20 Lección 3 // Domingo 9 de octubre JOB, SIERVO DE DIOS Lee Job 1. Concéntrate específicamente en las acusaciones de Sa- tanás en relación con Job. ¿Qué está queriendo decir Satanás? ¿Qué im- plican sus ataques? ¿A quién, a fin de cuentas, ataca Satanás realmente? “¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al tra- bajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra” (Job. 1:10). El libro de Job se inicia refiriéndose no solo a la jus- ticia y el buen carácter de Job, sino también a sus bendiciones materiales y su familia fructífera. Estas cosas específicas hacían que Job fuera tenido como el “varón más grande que todos los orientales” (vers. 3). Y estas son las cosas que Satanás le echa en cara a Dios diciendo, básicamente, que Job lo sirve porque le ha dado esas cosas. Entonces, ¿qué implica la acusación de Satanás de que, si Dios le quitaba esas cosas a Job, “verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (vers. 11)? El ataque es contra Dios mismo. (Y de esto se trata toda la gran contro- versia.) Si Dios era tan maravilloso, tan bueno, entonces Job le obedecería, lo temería y lo adoraría solo por aprecio y amor. Después de todo, ¿quién no amaría a un Dios que ha hecho tanto por él? En un sentido, Satanás estaba diciendo que Dios casi había sobornado a Job para que le fuera fiel. De este modo, él alegaba, Job servía no por amor a Dios, sino por sus propios motivos egoístas. Piensa en algunos de los gobernantes políticos más detestables y odiosos que tuvieron un grupo de secuaces fieles hasta la muerte, porque aquel era bueno con ellos. Si el Señor era realmente tan bondadoso y amante como se dice, entonces, aunque Job perdiera todos esos bienes, todavía serviría a Dios. Sin embargo, al afirmar que Job no permanecería fiel, Satanás insinúa que Job no confía plenamente en Dios y que es leal solo por lo que Dios le da. Al fin (de acuerdo con Satanás), la lealtad de Job depende mucho de que sea un buen negocio para él. ¿Por qué servimos a Dios? Supongamos que tus motivos no son perfectos: si tu- vieras que esperar hasta que tus motivos fueran perfectos, ¿qué podría suceder contigo y con tu fe? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 27 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 21. 21 // Lección 3Lunes 10 de octubre PIEL POR PIEL: LA BATALLA CONTINÚA Job 2:1 al 3 comienza casi repitiendo algo ya mencionado en Job 1:6 al 8. El cambio está en la última parte del versículo 3, donde Dios mismo habla de lo fiel que había permanecido Job a pesar de las calamidades sufridas por él. De esta manera, cuando llegamos a Job 2:3, parecería que las acusaciones de Sa- tanás demuestran ser falsas. Job permaneció fiel a Dios y no lo maldijo, como Satanás había dicho que haría. Lee Job 2. ¿Qué ocurre en estos textos? Además, ¿por qué es impor- tante el hecho de que, tanto en Job 1 como en Job 2, estos “hijos de Dios” estén allí para presenciar el diálogo entre Dios y Satanás? La frase “piel por piel” es una expresión idiomática que ha dejado perplejos a los comentadores. No obstante, la idea es esta: “Permite que algo le suceda a la misma persona de Job, y eso hará que él muestre dónde está realmente su lealtad. Arruina el cuerpo de Job y su salud, y verás lo que pasa”. Es interesante el hecho de que esta conversación no ocurre en el vacío. Como en el caso anterior, según se revela aquí en el libro de Job, se da en el contexto de alguna clase de reunión entre estas inteligencias celestiales y Dios. Satanás acusa “públicamente”; es decir, lo hace delante de esos otros seres. Esta idea se encuentra perfectamente en consonancia con lo que sabemos acerca del Gran Conflicto. Es algo que se está desarrollando ante el universo entero. (Ver 1 Cor. 4:9; Dan. 7:10; Apoc. 12:7-9.) “Pero el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y pro- fundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la Tierra solamente por este motivo. No vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acatasen la Ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios ante el universo. [...] El acto de Cristo de morir por la salvación del hombre no solo haría accesible el cielo para los hombres sino también, ante todo el universo, justificaría a Dios y a su Hijo en su trato con la rebelión de Satanás. Demostraría la perpetuidad de la Ley de Dios, y revelaría la naturaleza y las consecuencias del pecado” (PP 55). Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 28 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 22. 22 Lección 3 // Martes 11 de octubre SEA EL NOMBRE DE JEHOVÁ BENDITO Después del primer ataque de Satanás a Job, después de que le llegó la noticia de todas las calamidades que le sobrevinieron, ¿de qué ma- nera respondió Job? (Ver Job 1:20-22). ¿Qué importancia tiene el hecho de que, en medio de tal tragedia, Job “no pecó, ni profirió la menor insensatez contra Dios” (BJ)? En el centro del gobierno de Dios, que se basa en el amor, está el libre al- bedrío. Dios quiere que lo sirvamos porque lo amamos, no porque estamos for- zados a hacerlo. “Satanás insinuaba que Job servía a Dios por motivos egoístas [...]. Procuró negar que la verdadera religión emana del amor y de una apre- ciación inteligente del carácter de Dios, que los verdaderos adoradores aman la religión por la religión misma y no por la recompensa; y que sirven a Dios porque un servicio tal es correcto en sí mismo, y no solamente porque el cielo está lleno de gloria; y que aman a Dios porque él es digno de su afecto y con- fianza, y no solo porque los bendice” (CBA 3:500). En el libro, Job demuestra que las acusaciones de Satanás son equivocadas. Sin embargo, aunque Dios sabía lo que sucedería, Job podría haber actuado de otro modo. Podría haber pecado, podría haber dicho alguna “insensatez contra Dios”. Dios no forzó a Job a actuar como lo hizo. Considerando las circunstan- cias, su fidelidad fue un testimonio ante los hombres y los ángeles. Compara Job 1 con lo que les sucedió a Adán y a Eva en Génesis 3:1 al 8. ¿De qué modo el contraste hace que el pecado de estos parezca tan terrible? Adán y Eva, seres sin pecado en medio de un verdadero paraíso, transgre- dieron y cayeron en el pecado por causa del ataque de Satanás; Job, en medio del dolor, la tragedia y una ruina terribles, permaneció fiel a Dios a pesar de los ataques de Satanás. Ambos son ejemplos de los grandes temas que están en juego con respecto al libre albedrío. ¿De qué modo la reacción de Job muestra cuán ordinarias, fáciles y falsas pueden ser, a veces, nuestras excusas por el pecado? Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Crón. 29 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 23. 23 // Lección 3Miércoles 12 de octubre LA ESPOSA DE JOB Este es probablemente un buen momento para tratar con otra víctima en la historia de Job: su esposa. Ella aparece solo en Job 2:9 y 10. Después de esto, ella se desvanece del relato y de la historia. No se nos dice nada más de ella. Sin embargo, considerando todo lo que sucedió, ¿quién podría imaginarse el dolor que soportó esta desdichada mujer? Su tragedia, la de sus hijos y la de las otras víctimas, en el capítulo 1, muestran la universalidad del sufrimiento. Todos estamos involucrados en el Gran Conflicto; nadie escapa. Compara Job 2:3 con Job 2:9. ¿Qué frase similar usan Dios y la es- posa de Job, y qué importancia tiene el que ambos la usen? No es coincidencia de que la misma frase acerca de que él retuvo su “in- tegridad” aparezca en ambos textos. El término traducido como “integridad” viene de la misma palabra usada en Job 1:1 y Job 1:8, a menudo traducida como “perfecto”. La raíz de la palabra misma da la idea de “ser completo”, “pleno”. Es desafortunado que la esposa de Job llegara a desafiar a Job en precisa- mente lo mismo que Dios felicita en él. En su dolor, en su tristeza, ella empuja a Job a hacer exactamente lo que Dios dice que no hará. Aunque, por cierto, no podemos juzgarla, es una lección para todos nosotros acerca de cuán cui- dadosos debemos ser a fin de no volvernos una piedra de tropiezo para otros. (Ver Luc. 17:2.) Lee Job 2:10. ¿Qué poderoso testimonio da también Job aquí? Ver también Fil. 4:11-13. Job revela cuán genuina es su fe. Él servirá a Dios en los tiempos buenos como también en los tiempos malos. Sin embargo, lo fascinante es que Satanás ahora desaparece de la historia y no se vuelve a presentar más. Y, aunque el texto no lo menciona, podemos imaginar la frustración y el enojo de Satanás por la respuesta de Job. Después de todo, miren qué fácilmente hizo caer a Adán, a Eva y a tantos otros. El “acusador de los hermanos” (Apoc. 12:10) ten- dría que buscar a otro a quien acusar en vez de a Job. ¿De qué forma aprendemos a ser fieles a Dios, tanto en los tiempos buenos como en los malos? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 1 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 24. 24 Lección 3 // Jueves 13 de octubre OBEDIENTE HASTA LA MUERTE En Job 1:22, leemos: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despro- pósito alguno”; y Job 2:10 dice: “En todo esto no pecó Job con sus labios”. En ambos casos, a pesar de los ataques, Job se mantuvo fiel a Dios. Ambos textos enfatizan el hecho de que Job no pecó, ya sea en acción o en palabras. Por supuesto, los textos no dicen que Job no era un pecador. Nunca dirían eso, porque la Biblia enseña que todos somos pecadores. “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:10). Ser “perfecto y justo”, temer a Dios y evitar el mal (Job 1:1), no hace que una persona sea sin pecado. Como todos los demás, Job nació en pecado y necesitaba un Salvador. No obstante, a pesar de todo lo que le sobrevino, permaneció fiel a Dios. En este sentido, en su propia manera, puede verse a Job como una especie de símbolo, un débil ejemplo de Jesús (ver la lección 14), quien, en medio de pruebas y tentaciones terribles, no renunció, no cayó en pecado, y refutó así las acusaciones de Satanás contra Dios. Por supuesto, lo que Cristo hizo fue mucho más grande, más extraordinario y de mayores consecuencias que lo que hizo Job. Sin embargo, el sencillo paralelo subsiste. Lee Mateo 4:1 al 11. ¿En qué sentido la experiencia de Job refleja lo que sucedió aquí? Aun en un ambiente terrible y con su cuerpo debilitado por falta de ali- mento, Jesús, en su humanidad, en “semejanza de carne de pecado” (Rom. 8:3), no hizo lo que el diablo quería que él hiciera, así como tampoco lo hizo Job. Y, del mismo modo en que Satanás desapareció de la escena luego de que Job se mantuviera fiel, también después de que Jesús resistió el último esfuerzo de Satanás contra él, la Escritura dice que “el diablo entonces le dejó” (Mat. 4:11; ver también Sant. 4:7). No obstante, lo que Jesús afrontó en el desierto fue solo el comienzo. Su verdadera prueba la vivió en la Cruz, y aquí también, a pesar de todo lo que sufrió (aún peor que lo que afrontó Job), Jesús se mantuvo fiel, hasta la muerte. Lee Filipenses 2:5 al 8. ¿Qué esperanza nos ofrece la obediencia de Jesús “hasta la muerte”, y qué nos dice acerca de la manera en que debemos vivir en respues- ta a su obediencia? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 2 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 25. 25 // Lección 3Viernes 14 de octubre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Los estudiosos del libro de Job encuen- tran un fenómeno interesante en el idioma hebreo. Lo que le dijo la esposa a Job se traduce como “Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Job 1:5 fue tradu- cido como “Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios” (NVI). Y Job 1:11 se tradujo: “Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara!” (NVI). Sin embargo, en cada caso, el término traducido como “maldecir” (“blasfemar” RVR 60) proviene de una palabra que significa “bendecir”. La raíz brk, se usa en toda la Biblia para “ben- decir”. Se encuentra en Génesis 1:22, cuando Dios “bendijo” las criaturas que había creado. También, en el Salmo 66:8: “Bendecid, pueblos, a nuestro Dios”. ¿Por qué el mismo verbo que significa “bendecir” es traducido como “mal- decir” en estos pocos textos? Primero, estos textos en Job no tendrían sentido si la idea de “bendecir” estuviera en ellos. En Job 1:5, ¿por qué él ofrecería sacrificios a Dios si sus hijos hubieran “bendecido” a Dios en sus corazones? El contexto demanda un significado diferente. Lo mismo pasa con Job 1:11 y 2:5. ¿Por qué Satanás pensaría que, si una calamidad sobreviniera a Job, él ben- deciría a Dios? El contexto demanda el significado de “maldecir” en su lugar. Además, ¿por qué Job reprendería a su esposa por decirle que bendiga a Dios (Job 2:9, 10)? Dado el contexto, el texto tiene sentido únicamente si se refiere a la idea de “maldecir”. ¿Por qué en el original, entonces, el autor no usó una de las palabras más comunes para “maldecir”? Los eruditos creen que es un eufemismo, porque el concepto de maldecir a Dios era ofensivo a la sensibilidad religiosa del autor (lo mismo pasa en 1 Rey. 21:10, 13, donde la palabra traducida “blasfemar” viene de brk “bendecir”). Así, Moisés usó “bendecir” en lugar de “maldecir”, aun cuando es obvio que la intención del sentido era maldecir. PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. En tiempos de crisis, ¿por qué es natural que la gente cuestione la rea- lidad de Dios, o cómo es Dios? Al vivir en un mundo caído donde el Gran Con- flicto es real, ¿por qué debemos recordar siempre la realidad de la Cruz? 2. Aunque nosotros entendemos el trasfondo de lo que le estaba ocurriendo a Job, hasta donde podamos saber, Job no lo conocía. Todo lo que él sabía era que le sobrevinieron calamidades. ¿En qué sentido, en medio de las pruebas, necesitamos recordar que hay un cuadro más amplio que, a menudo, no vemos o no entendemos, y de qué manera podemos obtener consuelo de este conocimiento? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 3 – Durante esta semana, PP caps. 36, 37.
  • 26. 26 Lección 4: Para el 22 de octubre de 2016 DIOS Y EL SUFRIMIENTO HUMANO Sábado 15 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 1:18-20; Job 12:7-10; Apocalipsis 4:11; Colosenses 1:16, 17; Mateo 6:34; Job 10:8-12; Ro- manos 3:1-4. PARA MEMORIZAR: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mat. 6:34). A DIFERENCIA DE TODO OTRO LIBRO DE LA BIBLIA, el de Job está se- parado del contexto de la tierra de Israel y de su pueblo. Directa o indirecta- mente, desde el Génesis, con la promesa a Abram de que “haré de ti una na- ción grande” (Gén. 12:2), hasta el Apocalipsis, que describe la “santa ciudad”, Jerusalén (Apoc. 22:19), el pueblo de Israel y su relación de pacto con Dios dan forma a cada libro. En Job no hay nada de eso. Ni siquiera se hace alusión al Éxodo, evento básico de la antigua historia israelita. La razón más inmediata es que Moisés escribió Job en Madián, junto con el Génesis (ver el Comentario bíblico adven- tista, t. 3, p. 1.158); el Éxodo no había ocurrido todavía, lo que explica por qué no se lo menciona. Pero, tal vez haya otra razón, aún más importante. Uno de los temas clave de Job, el sufrimiento humano, es universal. No se limita a ningún pueblo o tiempo. Israelitas o paganos, judíos o gentiles, todos sabemos algo de los males de Job, del dolor de la existencia en un mundo caído. Más allá de cuán fuerte haya sido su dolor, Job nos representa a todos en nuestros sufrimientos. Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 4 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 27. 27 // Lección 4Domingo 16 de octubre DIOS EN LA NATURALEZA Lee Romanos 1:18 al 20. ¿Qué enseña Pablo aquí? Son unas pocas oraciones muy intensas. Aquí se revela la realidad y la exis- tencia de Dios “por medio de las cosas hechas”, es decir, por medio del mundo creado, de modo que las personas “no tienen excusa” por su incredulidad. Pablo dice que, por solo la creación, los seres humanos pueden conocer bas- tante acerca de la existencia y la naturaleza de Dios, y que con justicia pueden ser condenados en el Día del Juicio. El mundo natural nos revela mucho acerca de la existencia de Dios. Tam- bién la ciencia moderna nos ha revelado detalles acerca de las maravillas de la Creación que nuestros antepasados, hace tan solo trescientos años, y mucho menos hace tres mil años, no podrían ni haber comenzado a imaginar. Aquí hay una ironía interesante: cuanto más compleja la ciencia encuentra la vida, tanto menos probable es que pueda afirmar cuál fue su origen, si un accidente o el azar. Por ejemplo, un smartphone (teléfono inteligente), que parece dise- ñado, actúa en forma diseñada, revela diseño por dentro y por fuera, y actúa solo por medio de su diseño, funciona así porque así fue diseñado. Sin em- bargo, nos aseguran que un ser humano, que parece diseñado, revela diseño por dentro y por fuera, y actúa solo según un diseño, es el producto exclusivo del azar. Tristemente, mucha gente cree esto por engaño. Lee Job 12:7 al 10. ¿De qué modo estas palabras reflejan la idea de Romanos 1:18 al 20? También aquí se nos dice que la realidad de Dios se ve en el mundo creado. Aunque la naturaleza, en su condición caída, no revela plenamente el carácter de Dios, sí revela su poder creador y algunos aspectos de su bondad. ¿Qué cosas en la naturaleza te hablan del poder y la bondad de Dios? ¿Cómo puedes aprender a obtener fuerza y ánimo de los mensajes que te da? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 5 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 28. 28 Lección 4 // Lunes 17 de octubre NADA APARECIÓ POR SÍ MISMO Hay muchos y poderosos argumentos en favor de la existencia de Dios. Además del testimonio del mundo creado, también está el argumento llamado “cosmológico”. Básicamente, es la idea de que nada vino por sí mismo, y que nada se creó a sí mismo. En cambio, lo que existe fue creado por algo anterior; y esto anterior, a su vez, tuvo que ser creado por algo anterior a ello. Y así se sigue hasta que llegamos a algo no creado, algo que siempre existió, algo que nunca estuvo sin existir. Y ¿quién podría ser, sino el Dios descrito en las Escrituras? ¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca del origen de todas las cosas? Apoc. 4:11 Col. 1:16, 17 Juan 1:1-3 Estos textos enseñan lo que es, realmente, la explicación más lógica para el universo: un Dios eternamente existente. Algunos pensadores, por completo en oposición a la idea de Dios, han ofrecido una sugerencia alternativa. En lugar de un Dios todopoderoso y eterno que creó el universo, se nos dice que “nada” lo creó. Aun un científico tan famoso como Stephen Hawking, que ahora ocupa la cátedra que una vez ocupara Isaac Newton, alega que “nada” creó el universo. “Siendo que hay una ley como la de la gravedad, el universo puede crearse a sí mismo de la nada, y lo hará”.–Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, The Grand Design, p. 180. Aunque Hawking, seguramente, aplica una gran cantidad de compleja ma- temática para describir su idea, uno se pregunta: aquí estamos, más de cuatro- cientos años después de la revolución científica, ¿y uno de los mejores cientí- ficos alega que el universo y todo lo que hay en él vino de la nada? El error es error, aunque lo diga un gran científico. En este contexto, lee 1 Corintios 3:19. ¿Por qué siempre es importante que los cristianos recuerden esta verdad vital? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 6 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 29. 29 // Lección 4Martes 18 de octubre LOS PRIMEROS LIBROS A pesar de que muchos no creen en Dios, los que creen en él tienen mu- chas buenas razones para hacerlo. Pero, hay un problema perenne que muchos usaron, y usan, para justificar su incredulidad: el problema del mal y del sufri- miento humano. ¿Cómo puede Dios ser amante, bueno y todopoderoso, y per- mitir que el mal exista? Además, si somos honestos, ¿qué creyente en Dios, que ha gustado y experimentado la realidad de Dios y de su amor, no ha luchado con esta pregunta? Es interesante que Elena de White enseñó lo mismo que la tradición judía: que Moisés escribió Job en Madián. “No se perdieron los largos años pasados en la soledad del desierto. Moisés no solo estaba ganando una preparación para la gran obra que estaba delante de él, sino también durante ese tiempo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió el libro del Génesis y también el libro de Job, [libro] que leería con el más profundo interés el pueblo de Dios hasta el fin del tiempo”.–“Comentarios de Elena de White” (CBA 3:1.158). Job, uno de los dos primeros libros de la Biblia que se escribieron, trata el tema del dolor y el sufrimiento humanos. Es decir, Dios sabía que esta sería una gran pregunta para los humanos y, desde el mismo principio, hizo que Moisés escribiera la historia de Job. Dios nos hizo saber que no estamos solos en nuestro dolor y sufrimiento, sino que él está allí, que conoce todo y que po- demos tener la esperanza de que lo resolverá. ¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la realidad del mal? Mat. 6:34; Juan 16:33; Dan. 12:1; Mat. 24:7. Por claro que sea el argumento del mal en contra de la existencia de Dios, no tiene sentido a la luz de las Escrituras. Aunque la Biblia enseña la realidad de un Dios omnisapiente, todopoderoso y amante, también enseña la realidad del mal, del sufrimiento y del dolor. El mal no es una excusa para no creer en Dios. Al leer el libro de Job se ve que, aun en medio de su abatimiento, Job nunca cuestionó la existencia de Dios. En cambio, su pregunta era: ¿por qué me suceden estas cosas a mí? Es natural tener preguntas acerca del mal que vemos y experimentamos. ¿De qué forma podemos aprender a confiar en la bondad de Dios, a pesar del mal? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 7 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 30. 30 Lección 4 // Miércoles 19 de octubre EL DILEMA Lee los siguientes pasajes de Job. ¿Con qué tema está luchando él? ¿Qué pregunta no plantea? Job 6:4-8; 9:1-12. Como se afirmó en la sección de ayer, el problema de la existencia de Dios nunca aparece en el libro de Job. En cambio, la pregunta es: ¿Por qué Job está pasando por estas pruebas? Y, considerando todo lo que le ocurrió, es una pre- gunta justa, especialmente porque él creía en Dios. Para un ateo que sufre o tiene pruebas, la respuesta de por qué sufre podría ser sencilla y directa para él. Sería algo así: Vivimos en un mundo sin sentido y sin propósito, y nadie se interesa en nosotros. Es decir, en medio de las fuerzas ásperas y frías que nos rodean, algunas veces somos las víctimas de pruebas que no sirven a ningún propósito ni tienen sentido. ¿Cómo podrían tenerlo? Si la vida misma no tiene ningún propósito, entonces las pruebas que la acompañan tampoco. Muchos hallan que esta respuesta no los satisface ni les da esperanza, pero le encuentran sentido, dada la premisa, que es que no hay Dios. Por otro lado, para alguien como Job, el dilema es diferente. Lee Job 10:8 al 12. ¿De qué modo nos ayudan estos textos a com- prender las terribles preguntas con las que lucha Job? La cuestión con la que Job está luchando es la misma que la mayoría de los creyentes en Dios han afrontado y con la que todavía luchan: Si Dios, un Dios bueno y amante, existe, ¿por qué los humanos sufren? ¿Por qué, incluso personas “buenas”, tales como Job, pasan por calamidades y pruebas que, muy a menudo, no parecen producir nada de valor? Además, si el universo no tu- viera Dios, la respuesta sería que es, sencillamente, el resultado de vivir en un cosmos puramente materialista, en el que los seres humanos son meramente los subproductos accidentales de átomos y moléculas. Job sabía que no es así. También lo sabemos nosotros; por ello tenemos este dilema. Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 8 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 31. 31 // Lección 4Jueves 20 de octubre TEODICEA Lee Romanos 3:1 al 4. Aunque el contexto inmediato es la incredu- lidad de algunos del pueblo del pacto de Dios, ¿cuál es el tema más amplio del que habla Pablo aquí? ¿Qué enseña Pablo acerca de Dios? Citando el Salmo 51:4, Pablo dice de Dios: para que “seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado” (Rom. 3:4). La idea que se presenta es un motivo que aparece en diversas partes de las Escrituras. Se llama “teo- dicea”, y trata sobre comprender la bondad de Dios frente al mal. Es la pregunta antigua que hemos estado considerando toda esta semana. De hecho, todo nuestro concepto del Gran Conflicto es realmente una teodicea. Ante los hu- manos, antes los ángeles, ante el universo entero, la bondad de Dios se revelará a pesar del mal que se desarrolla en el mundo. “Toda cuestión de verdad y error en la controversia que tanto ha durado ha quedado aclarada. Los resultados de la rebelión y de apartarse de los estatutos divinos han sido expuestos a la vista de todos los seres inteligentes creados. El desarrollo del gobierno de Satanás, en contraste con el de Dios, ha sido presen- tado a todo el universo. Satanás ha sido condenado por sus propias obras. La sabiduría de Dios, su justicia y su bondad quedan por completo reivindicadas. Queda también comprobado que todos sus actos en el gran conflicto fueron ejecutados de acuerdo con el bien eterno de su pueblo y el bien de todos los mundos que creó” (CS 728). Por difícil que sea para nosotros comprenderlo, inmersos en este un mundo de pecado y sufrimiento (y muy difícil para Job), cuando todo haya pasado, podremos ver la bondad, la justicia, y el amor de Dios en su trato con la huma- nidad, con Satanás y con el pecado. Esto no significa que todo lo que sucede en el mundo es bueno. Solo significa que Dios está tratando con ello de la mejor manera posible; y cuando esta terrible experiencia del pecado haya terminado, podremos exclamar: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todo- poderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos” (Apoc. 15:3). ¿Por qué es tan importante alabar a Dios, ya ahora, en medio de las pruebas tan difíciles de soportar? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 9 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 32. 32 Lección 4 // Viernes 21 de octubre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El apologista cristiano C. S. Lewis es- cribió un libro acerca de la muerte de su esposa y su lucha para aceptar esa muerte. En él, escribió: “No es que esté (creo) en gran peligro de dejar de creer en Dios. El verda- dero peligro es el de creer cosas terribles acerca de él. La conclusión que temo no es ‘Así que no hay Dios, después de todo’, sino ‘Así es como Dios realmente es. No te engañes por más tiempo’ ”.–A Grief Observed, pp. 6, 7. Este es el asunto con el que luchó Job. Nunca dudó de la existencia de Dios; luchó con el tema del carácter de Dios. Job lo había servido fielmente y había sido un hombre “bueno”. Sabía que no merecía lo que le estaba sucediendo. Por eso, planteaba la pregunta que muchas personas que creen en Dios hacen en medio de las tragedias: ¿Cómo es realmente Dios? Y ¿acaso no es sobre esto que gira el Gran Conflicto? La cuestión no es acerca de la existencia de Dios, sino de su carácter. No hay dudas de que la muerte de Jesús en la cruz, donde el Hijo de Dios “se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efe. 5:2), revela al cosmos, más que cualquier otra cosa, el verdadero carácter de nuestro Creador. La Cruz nos muestra que Dios es un Dios en quien todos podemos confiar. PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Medita en el tema del sufrimiento de quienes no creen en Dios. Ellos no tienen que luchar con las preguntas que se hacen los creyentes en Dios cuando afrontan tragedias. Por otro lado, ¿qué esperanza tienen de obtener alguna vez respuestas o una solución? Imagínate pasar por todo lo que pasamos en este mundo, y luego creer que todo termina en la tumba. No es extraño que muchos incrédulos no tengan esperanza en la vida, ni encuentren sentido en ella. Las publicaciones seculares están llenas de sus exclamaciones y protestas acerca de cuán poco sentido tiene todo. ¿De qué forma podemos nosotros, aun en medio de las tristezas que vivimos aquí y a pesar de las preguntas difíciles que todavía quedan sin respuesta, obtener esperanza de nuestra fe? 2. ¿Por qué es tan importante para nosotros, ahora mismo, meditar en la Cruz, la más poderosa revelación que tenemos de cómo es Dios y de su amor? Cuando estamos rodeados de dolor, de tragedias, de males inexplicables, ¿qué nos dice la Cruz acerca del carácter de Dios? Si recordamos siempre la realidad de la Cruz, ¿qué esperanza podemos alcanzar para nosotros mismos acerca del resultado final de cualquier cosa que afrontemos ahora? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 10 – Durante esta semana, PP caps. 38, 39.
  • 33. 33 Lección 5: Para el 29 de octubre de 2016 MALDITO EL DÍA Sábado 22 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 3:1-10; Juan 11:11-14; Job 6:1-3; 7:1-11; Santiago 4:14; Job 7:17-21; Salmo 8:4-6. PARA MEMORIZAR: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apoc. 4:11). AL LEER LA HISTORIA DE JOB, tenemos dos ventajas claras: primera, sa- bemos cómo termina; y segunda, conocemos el trasfondo, el conflicto cósmico que actúa detrás de la escena. Job no sabía nada de esto. Todo lo que él sabía era que vivía tranquilo cuando, de repente, una calamidad tras otra, una tragedia tras otra, cayeron sobre él. Y luego, este hombre, “el más grande que todos los orientales” (Job 1:3), quedó reducido a lamentos y duelo sobre un montón de cenizas. Al seguir con el estudio de Job, tratemos de ponernos en su situación, porque nos ayudará a comprender mejor la confusión, la ira y la tristeza por las que pasó. Y en un sentido, esto no es algo que nos resultará difícil de hacer. No porque hayamos experimentado justo lo mismo que Job, sino porque ¿quién de nosotros, nacidos en carne humana en un mundo caído, no sabe algo de la perplejidad que la tragedia y el sufrimiento producen, especialmente cuando procuramos servir a Dios con fidelidad y hacer lo que es correcto ante sus ojos? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 11 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 34. 34 Lección 5 // Domingo 23 de octubre PEREZCA EL DÍA Imagínate que tú eres Job. Inexplicablemente, tu vida –todo eso por lo que has trabajado, todo lo que has logrado, todo aquello con lo que Dios te ha ben- decido– se viene abajo. Sería algo sin sentido; no parece haber ninguna razón para ello, sea buena o sea mala. Años atrás, un ómnibus escolar se salió del camino, y murieron muchos niños. En ese contexto, un ateo dijo que esa es la clase de cosas que puedes esperar en un mundo que no tiene sentido, ni propósito, ni dirección. Una tra- gedia como esa no tiene sentido, porque el mundo mismo no lo tiene. Esta respuesta no sirve para el creyente en Dios. Y a Job, un fiel seguidor de Dios, tampoco le servía. Entonces, ¿cuál era la explicación? Job no la tenía. Lo único que poseía eran su extremo dolor y todas las preguntas del que este, inevitablemente, suele estar acompañado. Lee Job 3:1 al 10. ¿De qué modo expresa Job su dolor? ¿De qué forma podemos identificarnos con lo que dice? Por supuesto, la vida es un don de Dios. Existimos solo porque Dios nos creó (Hech. 17:28; Apoc. 4:11). Nuestra misma existencia es un milagro que ha dejado confundida a la ciencia moderna. En realidad, los científicos no están si- quiera en total acuerdo acerca de cuál es la definición de “vida”; mucho menos cómo apareció o, aún más importante, por qué surgió. Sin embargo, ¿quién no se ha preguntado, en momentos de desesperación, si la vida vale la pena? No estamos hablando acerca de los trágicos casos de sui- cidio. Más bien, ¿qué podemos decir sobre las ocasiones cuando quizá, como Job, desearíamos no haber nacido? Un griego antiguo dijo una vez que lo mejor que le puede pasar a una per- sona, aparte de morirse, es nunca haber nacido. En otras palabras, la vida puede ser tan miserable que habría sido mejor ni siquiera existir, y ahorrarse así la an- gustia que, inevitablemente, viene con la vida humana en este mundo caído. ¿Has sentido alguna vez lo mismo que Job; es decir, desear no haber nacido? Luego, a la larga, ¿qué sucedió? Por supuesto, te sentiste mejor. Qué importante es que recordemos, entonces, aun en nuestros peores momentos, que tenemos esperanza y una perspectiva de que las cosas mejorarán. Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 12 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 35. 35 // Lección 5Lunes 24 de octubre DESCANSO EN LA TUMBA Lee Job 3:11 al 26. ¿Qué está queriendo decir Job aquí? ¿Cómo con- tinúa su lamento? ¿Qué dice acerca de la muerte? Solo podemos imaginar el terrible dolor que afronta el pobre Job. Por duro que debió de haber sido tener una salud deteriorada y que todas sus posesiones fueran destruidas, además, Job perdió a todos sus hijos. Todos ellos. Es muy duro imaginar el dolor de perder un hijo. Job los perdió a todos. Y ¡tenía diez! No es extraño que deseara estar muerto. Además, Job no tenía idea de lo que ocurría aquí detrás de escena, aunque eso no lo habría hecho sentir mejor si lo hubiese sabido. No obstante, nota lo que Job dice acerca de la muerte. Si él hubiese muerto, entonces, ¿qué? ¿El gozo del cielo? ¿El regocijo por la presencia de Dios? ¿Tocar el arpa con los ángeles? No hay nada de esa clase de teología aquí. En cambio, ¿qué dice Job? “Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; dormiría, y entonces tendría descanso” (Job 3:13). Lee Eclesiastés 9:5 y Juan 11:11 al 14. ¿De qué modo lo que dice Job encuadra con lo que enseña la Biblia sobre lo que ocurre después de la muerte? Aquí, en uno de los libros más antiguos de la Biblia, tenemos lo que es, tal vez, una de las primeras expresiones de lo que llamamos “el estado de los muertos”. Todo lo que Job deseaba, en ese momento, era “descansar”. La vida, de repente, se había vuelto tan difícil, tan dura y tan dolorosa que anhelaba lo que él sabía que la muerte era: un descanso apacible en la tumba. Estaba tan triste, tan herido que, olvidándose de todos los gozos que había tenido en la vida antes de que le sobrevinieran las calamidades, deseó haber muerto aun al nacer. Como cristianos, ciertamente, tenemos promesas maravillosas para el futuro. Al mismo tiempo, en medio de los sufrimientos presentes, ¿de qué forma podemos aprender a recordar los buenos momentos que tuvimos en el pasado, y obtener consuelo y solaz de ellos? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 13 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 36. 36 Lección 5 // Martes 25 de octubre EL DOLOR DE OTROS El capítulo 3 registra el primer lamento de Job. En los siguientes dos capí- tulos, uno de sus amigos, Elifaz, le da un discurso (volveremos a él la semana próxima). En los capítulos 6 y 7, Job sigue hablando de su sufrimiento. “¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza! Porque pesarían ahora más que la arena del mar” (Job 6:2, 3). ¿De qué modo expresa Job su dolor aquí? Esto nos da una idea de la manera en que percibía Job sus sufrimientos. Si todas las arenas del mar estuvieran de un lado de la balanza, y su “queja” y “tormento” del otro, sus sufrimientos pesarían mucho más que toda la arena. Así de real era para Job su dolor; y este era el dolor únicamente de Job, y de ningún otro. A veces, escuchamos el concepto de “la suma total del sufrimiento humano”. Pero, eso no expresa realmente la verdad. No sufrimos en grupo. No sentimos el dolor de ninguno otro, sino el nuestro. Solo conocemos nuestra propia angustia. El sufrimiento de Job, por grande que fuera, no era mayor que el que cualquier otra persona pudiera sentir. Algunas personas podrían decirle a alguien: “Siento tu dolor”, pero no lo sienten; no pueden hacerlo. Todo lo que pueden sentir es su propio dolor, que puede acudir en respuesta al sufrimiento de otro. Pero eso es todo; es su propio dolor, no el de la otra persona. Escuchamos acerca de desastres, fabricados por el hombre o de otra clase, con enorme cantidad de muertos. Los números de muertos nos aturden. Apenas podemos imaginar tal sufrimiento masivo. Sin embargo, como con Job, como con cada caso de la humanidad caída desde Adán y Eva, en el Edén, hasta el fin de este mundo, cada ser humano solo puede conocer su propio dolor, y nada más. Por supuesto, nunca queremos menoscabar el sufrimiento humano y, como cristianos, se nos llama a procurar ayudar a aliviar el dolor cuando y donde po- damos (ver Sant. 1:27; Mat. 25:34-40). No importa cuánto sufrimiento exista en el mundo, ¡qué agradecidos podemos estar de que ninguna persona sufre más de lo que ella puede sufrir! (Hay una sola excepción; ver la lección 12.) Medita en la idea de que el sufrimiento humano se limita a cada persona indivi- dual. ¿De qué forma te ayuda a considerar el tema del sufrimiento humano bajo una luz algo diferente? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 14 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 37. 37 // Lección 5Miércoles 26 de octubre LA LANZADERA DEL TEJEDOR Imagina la siguiente conversación. Dos personas lamentan la suerte de toda la humanidad: la muerte. Es decir, no importa cuán buena sea la vida que se vivió, no importa qué se haya logrado, todo terminará en la tumba. –Sí –dice Matusalén a un amigo–. Vivimos unos ochocientos o novecientos años, y desaparecemos. ¿Qué son ochocientos o novecientos años comparados con la eternidad? (Ver Gén. 5.) Seguramente, es difícil para nosotros imaginarnos cómo sería vivir cen- tenares de años (Matusalén tenía 187 años cuando nació su hijo Lamec, y después de eso vivió todavía 782 años); no obstante, aun los antediluvianos, afrontando la realidad de la muerte, debieron de haber lamentado lo que pudo parecerles a ellos la brevedad de la vida. Lee Job 7:1 al 11. ¿Cuál es la queja de Job? Ver también Sal. 39:5, 11; Sant. 4:14. Acabamos de ver a Job procurando encontrar el descanso y el alivio que vendrían con la muerte. Ahora, se lamenta de lo rápido que pasa la vida. Está diciendo, básicamente, que la vida es dura, llena de trabajo y dolor; y ¿luego? Morimos. Aquí hay un acertijo que afrontamos a menudo: lamentamos cuán rápida y fugaz es la vida, aun cuando esta puede ser triste y miserable. Una mujer adventista escribió un artículo acerca de su lucha con la depre- sión y con pensamientos suicidas. Entre otras cosas, dijo: “La peor parte es que soy adventista, y llevo un estilo de vida que me ayuda a vivir ‘seis años más’ ”. Eso no tenía sentido. En momentos de dolor y sufrimiento, hay muchas cosas que no tienen sentido. A veces, en medio de nuestra angustia, la razón y la ra- cionalidad se descarrían, y todo lo que sabemos es nuestro dolor y temor, y no vemos esperanza. Aun Job, quien realmente sabía más que otros (Job 19:25), clamó en su desesperación y desesperanza: “Mi vida es un soplo, y [...] mis ojos no volverán a ver el bien” (Job 7:7). Job, a quien la perspectiva de la muerte parecía ahora muy cercana, todavía lamentaba cuán breve era la existencia, más allá de lo miserable que haya sido en ese momento. ¿De qué manera debería tu comprensión de la Caída, la muerte, y la promesa de la resurrección ayudarte a poner en perspectiva todo el tema de cuán rápido se pasa la vida? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 15 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 38. 38 Lección 5 // Jueves 27 de octubre ¿MAH ENOSH? (¿QUÉ ES EL HOMBRE?) Debemos ponernos otra vez en la situación de Job. ¿Por qué Dios me hace todo esto, o por qué permite que me pase a mí? Job no ha visto el panorama completo. ¿Cómo podría verlo? Él solo sabe lo que le ocurre a él y su alrededor, y no entiende nada. ¿Quién no ha estado en una situación similar? Lee Job 7:17 al 21. ¿Qué expresa Job aquí? ¿Qué preguntas hace? Considerando su situación, ¿por qué sus preguntas tienen lógica? Algunos eruditos han alegado que Job estaba ridiculizando el Salmo 8:4 al 6, que dice: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies” (ver también Sal. 144:3, 4). Pero ese no es el caso, porque el libro de Job fue escrito mucho antes que los Salmos. (Quizás el salmista lo haya escrito como respuesta al lamento de Job.) La pregunta “¿Mah enosh?” (¿Qué es el hombre?) es una de las más im- portantes que podamos plantear. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es el significado y el propósito de nuestras vidas? Aquí Job, que creyó que Dios lo “eligió como blanco”, se pregunta por qué Dios se fija en él. Dios es tan grande, su creación tan vasta; ¿por qué se ocuparía de Job, después de todo? ¿Por qué Dios se fijaría en cualquiera de nosotros? Lee Juan 3:16 y 1 Juan 3:1. ¿Cómo nos ayudan estos textos a entender por qué Dios interactúa con la humanidad? “Mientras Juan contemplaba la altura, la profundidad y la amplitud del amor del Padre hacia nuestra raza feneciente, se llenó de admiración y reverencia. No pudo encontrar las palabras adecuadas para expresar ese amor, sino que pide al mundo que lo contemple: ‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios’ (1 Juan 3:1). ¡Qué valor se le concede al hombre! Por la transgresión, los hijos de los hombres quedaron sujetos a Sa- tanás; pero, por el infinito sacrificio de Cristo y la fe en su nombre, los hijos de Adán son hechos hijos de Dios. Al asumir la naturaleza humana, Cristo elevó a la humanidad” (TI 4:556). Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 16 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 39. 39 // Lección 5Viernes 28 de octubre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “En una era sin precedentes, iluminada por la ciencia y la razón, las ‘buenas nuevas’ del cristianismo han llegado a ser una estructura metafísica menos y menos convincente, un fundamento menos seguro sobre el cual edificar la vida de uno, y menos necesaria psicológica- mente. La absoluta improbabilidad de todos los eventos estaba llegando a ser dolorosamente obvia: que un Dios infinito y eterno, de repente, se haya con- vertido en un ser humano particular, en un momento y lugar específicos, solo para ser ejecutado ignominiosamente. Que una breve vida ocurrida hace dos milenios, en una oscura nación, sobre un planeta que ahora se sabe que es un trozo insignificante de materia que gira alrededor de una estrella entre miles de millones en un universo inconcebiblemente vasto e impersonal, que tal evento tuviera un sentido cósmico o eterno abrumador, ya no podía ser una creencia compulsiva para un hombre razonable. No era muy plausible que el universo como un todo tuviera algún interés especial en esta diminuta parte de su in- mensidad, si es que tiene algún ‘interés’. Bajo las luces de la demanda moderna de corroboración pública, empírica y científica de todas las declaraciones de creencia, la esencia del cristianismo se marchitó”.–Richard Tarnas, Passion of the Western Mind, p. 305. ¿Cuál es el problema con este pensamiento? ¿Qué se le escapa al autor? ¿Qué nos enseña esta cita sobre los límites de lo que “la ciencia y la razón” pueden saber de la realidad de Dios y de su amor por nosotros? ¿Qué nos muestra acerca de la necesidad de la verdad revelada, que la “ciencia y la razón” humanas no pueden alcanzar por sí mismas? PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Como cristiano, ¿de qué manera responderías a la pregunta “¿Qué es el hombre?” ¿En qué aspectos tu respuesta sería diferente de la de aquellos que no creen en Dios? 2. “Cuán ciertamente los muertos están más allá de la muerte”, escribió Cormac McCarthy. “La muerte es lo que llevan consigo los vivos”. ¿Por qué nuestra comprensión de lo que sucede después de la muerte nos consuela con respecto a nuestros amados muertos? ¿No obtenemos algún consuelo, sabiendo que están en paz y descansan libres de las penurias de la vida? 3. ¿Por qué crees que, aun en las situaciones más miserables, la mayor parte de la gente se aferra a la vida, no importa cuán mala parezca ser? 4. Analiza lo que nos enseña la Cruz acerca del valor de la humanidad, aun de una sola vida. Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 17 – Durante esta semana, PP cap. 40.
  • 40. 40 Lección 6: Para el 5 de noviembre de 2016 LA MALDICIÓN ¿SIN CAUSA? Sábado 29 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 119:65-72; Job 2:11- 13; Job 4:1-21; Romanos 3:19, 20; 1 Corintios 3:19; Hebreos 12:5; Mateo 7:1. PARA MEMORIZAR: “¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?” (Job 4:17). LA SEMANA PASADA, enfatizamos la importancia de ponernos en la situa- ción de Job, por lo menos, hasta donde sea posible. En un sentido, no debería ser tan difícil, porque todos nos hemos encontrado inmersos en sufrimientos que, muy a menudo, parecen injustos y sin sentido. Aunque en el resto de la lección trataremos de mantener esa perspectiva, también necesitamos encontrar la perspectiva de las otras personas de esta historia, los hombres que vinieron para lamentarse y compadecerse de Job. Y eso tampoco es muy difícil. ¿Quién de nosotros no ha visto el sufrimiento de otros? ¿Quién no ha procurado consolar a otros en su pérdida? ¿Quién no sabe cómo es tratar de encontrar las palabras correctas para decirles a aquellos cuyo dolor nos parte el corazón? Mucho en el libro de Job es el diálogo entre Job y esos hombres, mientras tratan de entender la lógica de lo que, frecuentemente, parece no tener sentido: el desfile interminable de tragedia y sufrimiento humanos en un mundo creado por un Dios amante, poderoso e interesado en nosotros. Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 18 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
  • 41. 41 // Lección 6Domingo 30 de octubre LAS GRANDES PREGUNTAS La mayor parte de la acción en el libro de Job ocurre en los primeros dos capítulos. Aquí se levanta el velo entre el cielo y la Tierra, y se nos dan vislum- bres de un aspecto entero de la realidad que, de otro modo, quedaría oculto de nosotros. Por más lejos que nuestros telescopios puedan llegar en el cosmos, no se han ni siquiera acercado a la revelación de lo que se nos ha mostrado en este libro, escrito hace miles de años, en un desierto que muy probablemente esté ubicado en la actual Arabia Saudita. Job también muestra cuán estrecha- mente está conectado el ámbito sobrenatural, y la esfera de Dios y los ángeles, con el mundo natural, la Tierra y los que están sobre ella. Después de los primeros dos capítulos, una buena parte del libro de Job consiste en lo que, en televisión, se llama “cabezas que hablan”; es decir, senci- llamente, diálogo. En este caso, las cabezas que hablan son Job y los hombres que vienen para analizar los grandes temas de la vida: la teología, el dolor, la filosofía, la fe, la vida y la muerte. Y ¿por qué no, considerando todo lo que le ocurrió a Job? Es muy fácil enredarse en las cosas mundanas de la vida, la tarea de vivir día tras día, y olvidar cuáles son las preguntas grandes e importantes. No hay nada como una calamidad, ya sea nuestra o de otros, para sacudir nuestro letargo espiritual y hacer que comencemos a plantearnos cuestiones sustanciales. Lee Salmo 119:65 a 72. ¿Qué está queriendo decir el salmista? El salmista pudo ver el bien que surgió de las pruebas que lo afligieron. A veces, las pruebas pueden ser verdaderas bendiciones disfrazadas, ya sea porque nos traen de nuevo al Señor o nos llevan a él en primer lugar. ¿Quién no ha escuchado relatos de aquellos cuyas vidas llegaron a un punto de crisis y, solo entonces, la persona volvió a Dios o se entregó a él por primera vez? Algunas veces las pruebas, por terribles y trágicas que sean, pueden ser usadas para algo que, con el tiempo, llegamos a ver que era bueno. Otras veces, pa- recen arbitrarias y sin significado. ¿En qué circunstancias, al mirar atrás, viste el bien que resultó de pruebas por las que pasaste? ¿De qué modo tratas con aquellas que no producen nada positivo? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 19 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
  • 42. 42 Lección 6 // Lunes 31 de octubre ¿QUÉ INOCENTE SE HA PERDIDO? Lee Job 2:11 al 13. ¿Qué nos dice esto acerca del modo en que los amigos de Job veían la situación? Habiendo oído lo que le había sucedido a Job, estos hombres “convinieron” (Job 2:11) en ir juntos para ver a su amigo. Los versículos transmiten la idea de que se asombraron por lo que vieron, y comenzaron el proceso de duelo con él. De acuerdo con el texto, se sentaron en silencio, sin decir una palabra. Des- pués de todo, ¿qué le dices a alguien que está en una situación como la de Job? Sin embargo, una vez que Job habló, expresando sus quejas, estos hombres tuvieron mucho que decir. Lee Job 4:1 al 11. ¿Cuál es la esencia de las palabras de Elifaz a Job? Tal vez, un buen comienzo para un libro de consejos para personas con dolor sería presentar a Elifaz. El capítulo inicial podría titularse: “Lo que no hay que decir a un alma dolorida”. Aunque, obviamente, estos hombres simpa- tizaban con Job, esa simpatía no llegaba muy lejos. Parece que, para Elifaz, la pureza teológica era más importante que el consuelo básico. Es difícil imaginar que alguien se acerque a una persona que sufre todo lo que le pasó a Job, y le diga, básicamente: “Bueno, seguro lo mereces, porque Dios es justo, y solo los malvados sufren de este modo”. Aun si uno pensara que, en el caso de Job, esa era la situación, ¿qué bien podía hacerle que se lo dijera? Supongamos que un conductor que va a exceso de velocidad tiene un accidente y pierde a toda su familia; ¿puedes imaginar que alguien se acerque a él de inmediato y, en medio de su dolor, le dijera: “Dios te está castigando por ir a exceso de velocidad”? El problema con las pa- labras de Elifaz no son solo su teología cuestionable; el tema mayor es su falta de sensibilidad hacia Job y todo lo que le estaba sucediendo. Piensa en una ocasión en que te consolaron en medio de una pérdida y un dolor. ¿Qué dijeron y de qué modo? ¿Qué aprendiste de esa experiencia que te puede ayudar cuando tengas que consolar a alguien? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 20 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
  • 43. 43 // Lección 6Martes 1º de noviembre UN HOMBRE Y SU HACEDOR Elifaz no obtendría ningún premio de tacto y simpatía por sus líneas ini- ciales. Básicamente, está diciendo que era fácil para Job ser una luz y un con- solador de otros cuando las cosas andaban bien. Pero ahora, que el mal le cayó encima, se “turba”. No obstante, él no debería turbarse. Dios es justo; por lo tanto, el mal que le acontece es merecido. Lee Job 4:12 al 21. ¿Qué otro argumento presenta Elifaz a Job? Hay muchas cosas fascinantes que pueden observarse aquí, incluyendo que estos hombres comprendían la naturaleza y el carácter del verdadero Dios, aun antes del surgimiento de la nación de Israel. Todo el libro nos muestra que, en realidad, además de los patriarcas primero y posteriormente los israelitas, otros conocían a Dios. Aquí, de hecho, vemos a Elifaz tratando de defender el carácter de Dios. Lo que Elifaz oyó en “visiones nocturnas” era, en muchas maneras, teología buena (ver Sal. 103:14; Isa. 64:7; Rom. 3:19, 20). Nosotros los humanos somos arcilla, muy temporarios, y podemos ser aplastados tan fácilmente como una polilla. Y, por supuesto, ¿qué hombre o mujer puede ser más justo que Dios? Por otro lado, sus palabras son triviales y no vienen a cuento. El problema con Job no era si Job era mejor que Dios. Esa no era la queja de Job. Él hablaba, mayormente, sobre lo miserable que era, cuánto estaba sufriendo; no implicó, de algún modo, que él fuera más justo que Dios. No obstante, Elifaz parecer haber leído eso en todo lo que había dicho Job. Después de todo, si Dios es justo y el mal viene solo por el mal, entonces, Job debió de haber hecho algo malo para merecer lo que le estaba ocurriendo. Por lo tanto, las quejas de Job son injustas. Ansioso de defender a Dios, Elifaz co- mienza a dar un discurso a Job. Aún más que cualquier sabiduría colectiva que creyera que tenía acerca de Dios, Elifaz creía poseer algo más, una revelación sobrenatural de alguna clase, para apoyar su posición. Sin embargo, el único problema es que la posición que él adoptó reveló una falta de entendimiento del problema. ¿Qué podemos aprender de este informe acerca del modo en que, aun si es- tamos en una posición correcta, es importante expresarla de la manera más beneficiosa y redentora? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 21 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
  • 44. 44 Lección 6 // Miércoles 2 de noviembre EL NECIO ECHA RAÍCES En el capítulo 5, Elifaz sigue con su argumento. Mayormente, es lo mismo que dijo en el capítulo anterior: el mal solo les ocurre a personas malas. Ima- gínate cómo debió de haberse sentido Job, que sabía que eso no podía ser correcto, y que él no merecía su situación presente. Sin embargo, aquí hay un problema: no todo lo que dijo Elifaz está equivo- cado. Por el contrario, muchos de estos mismos pensamientos están reflejados en otras partes de la Biblia. ¿De qué modo los siguientes textos reflejan los sentimientos expre- sados en Job 5? Sal. 37:10 Prov. 26:2 Luc. 1:52 1 Cor. 3:19 Sal. 34:6 Heb. 12:5 Ose. 6:1 Sal. 33:19 Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 22 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
  • 45. 45 // Lección 6Jueves 3 de noviembre APRESURARSE A JUZGAR Mucho de lo que dijo Elifaz era correcto. Presentó muchos puntos válidos, expresados más adelante en la Biblia. Pero, algo estaba mal en su respuesta a Job: el contexto en el cual dijo esas palabras. Estas, sencillamente, no se apli- caban a esa situación específica. (Ver la próxima lección.) Nuestro mundo es complicado. Es fácil mirar una situación y, luego, decir cosas al respecto o citar textos bíblicos que parezcan aplicables. Aunque puede que lo que digamos sea apropiado, a menudo no es lo es. Considera esta afirmación de Elena de White: “No hay verdad tan clara- mente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos es resultado de lo que somos. En gran parte, los incidentes de la vida son el fruto de nuestros propios pensamientos y acciones” (Ed 146). Esta es una verdad importante. Sin embargo, hay veces en que alguien bien intencionado, frente a una per- sona que se encuentra en una situación como la de Job, presenta esta declara- ción de Elena de White. ¿Cuánto mejor sería que hiciese caso del consejo que sigue?: “Muchos piensan que están representando la justicia de Dios mientras que fallan por completo en representar su ternura y gran amor. Muchas veces, aquellos a quienes tratan con aspereza y severidad están pasando por alguna violenta tentación. Satanás se está ensañando con esas almas, y las palabras duras y despiadadas las desalientan, y las hacen caer en las garras del poder del tentador” (MC 121). En ese momento, sucedían más cosas de las que Elifaz y todos los otros, incluyendo a Job, sabían. Así, el apresuramiento de Elifaz en juzgar, aun si toda su teología hubiese sido correcta, difícilmente era lo correcto en esas circunstancias. ¿Por qué deberíamos recordar siempre los siguientes textos cuando tratamos con cualquier persona, o con alguien que creemos que ha pe- cado? Mat. 7:1, 2; Rom. 2:1-3; 1 Cor. 4:5. Aun si Elifaz hubiera estado en lo cierto, y Job se hubiese acarreado este sufrimiento, sus palabras habrían sido imprudentes e inoportunas. Job es como un símbolo de toda la humanidad, porque todos estamos atrapados en el Gran Conflicto y sufrimos en él. Y todos, a veces, necesitamos compasión y simpatía, no que otro nos sermonee. Hay momentos y lugares para dar sermones. Pero, cuando un hombre está sentado sobre ceniza, su vida arruinada, sus hijos muertos y su cuerpo lleno de llagas, ese no es el momento oportuno. Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 23 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.
  • 46. 46 Lección 6 // Viernes 4 de noviembre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Como vimos, Elifaz simpatizaba con Job. Solo que su simpatía ocupó un segundo lugar ante lo que él veía como su necesidad de defender el carácter de Dios. Job estaba sufriendo terriblemente, y Dios es justo; por lo tanto, para Elifaz Job debía de haber hecho algo para merecer lo que le ocurrió. Seguramente, la conclusión de Elifaz fue que de eso se trata la justicia de Dios. Por lo tanto, Job estaba equivocado en quejarse. Por supuesto, Dios es justo. Pero, eso no significa que automáticamente ve- remos su justicia manifestada en cada situación en este mundo caído. La jus- ticia y el juicio vendrán, pero no necesariamente ahora (Apoc. 20:12). Parte de lo que significa vivir por fe es confiar en Dios; en que, un día, la justicia que está faltando aquí se revelará y se manifestará. Lo que vemos en Elifaz también aparece en la actitud de algunos de los escribas y los fariseos hacia Jesús. Estos hombres estaban tan involucrados en su deseo de ser “fieles” y religiosos que su enojo por las curaciones hechas por Jesús en sábado (ver Mat. 12) excedió lo que debería haber sido su alegría de que los enfermos se sanaran y su dolor fuese aliviado. El principio presentado en las siguientes palabras de Cristo es uno que los que amamos a Dios siempre debemos recordar: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mat. 23:23). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿De qué modo podemos saber la diferencia entre el momento en que alguien necesita compasión y simpatía, y cuando necesita un sermón y tal vez hasta una reprensión? ¿Por qué, generalmente, es mejor errar del lado de la compasión y la simpatía cuando tratamos con los que sufren, aun si es por sus propios pecados y malos actos? 2. Lee otra vez las palabras de Elifaz a Job en los capítulos 4 y 5. ¿En qué otra situación esas palabras podrían haber sido más apropiadas? 3. Si hubieses sido un amigo de Job y hubieras ido a verlo cuando estaba sentado sobre cenizas, ¿qué le habrías dicho, y por qué? Si tú hubieras estado en el lugar de Job, ¿qué te habría gustado que la gente te dijera? Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Crón. 24 – Durante esta semana, PP caps. 41, 42.