1. lección 12
15 al 21 de diciembre
la vida
Jesús y los salvados
«Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse
y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso
de parte del Señor, enviándoles el Mesías que ya había sido
preparado para ustedes, el cual es Jesús. Es necesario
que él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo
de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado
desde hace siglos por medio de sus santos profetas».
Hechos 3: 19-21
2. sábado
15 de diciembre
Introducción
Mateo 22: 11-14 Arreglos antes
de una boda
El gran día se estaba acercando para que la pareja se echara el lazo. Mi amiga y
yo habíamos sido seleccionados para agilizar las actividades de aquel acontecimien-
to y estábamos bastante ocupados con los ensayos. Yo debía asegurarme de que no
surgiera ningún inconveniente el día de la boda. Mi amiga y yo trabajábamos en
armonía para que todas las actividades se llevaran a cabo en el momento y en la
forma apropiada.
Los acontecimientos finales están a las puertas.
Apenas faltaban tres días para la boda. Todos estábamos recargados con nues-
tras diferentes responsabilidades. Los cambios y los ajustes se habían realizado.
Todo se veía nuevo y fresco, reflejando el ambiente que debía caracterizar aquella
ceremonia.
Esas preparaciones son normales en todos los acontecimientos de mayor im-
portancia. Grandes ceremonias, grandes preparativos. Aquella experiencia me ayudó
a entender el tema de la lección de esta semana.
Como cristianos existen normas fundamentales que definen y nos distinguen
del resto del mundo. Después de aceptar a Cristo como nuestro salvador personal,
es importante que fortalezcamos nuestra relación con él a diario. En todo momen-
to debemos mantener nuestros ojos fijos en el blanco de la vida eterna. Según se
acerca el fin del tiempo el diablo intensifica su guerra en contra de los cristianos en
un esfuerzo por engañar a los fieles.
Los acontecimientos finales están a las puertas. Al igual que en una ceremonia
matrimonial, que ocurrirá dentro de poco, los preparativos deben haber sido hechos
con anticipación. Eso fortalecerá nuestra relación con el Salvador. Para que esto
suceda, debemos confiar en la obra intercesora que Cristo realiza en el santuario
celestial. Necesitamos esperar su pronta venida con renovada paciencia, vigilancia
y esperanza; de forma que dicho acontecimiento resulte en algo valioso para no-
sotros.
Finalmente, la resurrección de los justos y el encuentro con el Salvador en los
aires representará el clímax de la trayectoria cristiana. Nuestro estudio de esta sema-
na consta de cuatro secciones: el santuario celestial, la segunda venida de Cristo,
nuestra paciencia y esperanza y la resurrección de los fieles.
Silas Onyango, Nairobi, Kenia 117
3. domingo
Job 19: 25; Salmo 50: 3;
Mateo 24: 27-31; 25: 1-30;
Juan 3: 16; 11: 25;
16 de diciembre Logos Romanos 3: 21-26; 8: 11;
Los últimos acontecimientos: 1 Corintios 15: 12-26;
2 Corintios 5: 21;
un mensaje de esperanza Filipenses 3: 20, 21;
1 Tesalonicenses 5: 1-4;
1 Timoteo 2: 5
El sacrificio de Cristo (Juan 3: 16)
Dios ofreció perdonar al hombre después que este pecó en el Jardín del Edén
(Juan 3: 16). Cristo fue el cordero expiatorio cuya sangre fue derramada para lavar nues-
tros pecados. Mediante él somos plenamente justificados por la gracia de Dios. Si cree-
mos en Cristo nuestros nombres serán borrados del libro de la muerte. Como resulta-
do, el hombre disfrutará de la cordial relación que tuvo con Dios antes del pecado.
Cristo vino a participar con nosotros de nuestra naturaleza pecaminosa. La muerte
de Cristo permitió que el hombre fuera restaurado a una condición de justicia. Cristo
entró al santuario celestial, gracias a su sangre, una vez y por todas. La limpieza del san-
tuario celestial es el paso final en el proceso de purificación del pueblo de Dios. Por esta
razón, Cristo se convierte en el único mediador entre Dios y nosotros.
La segunda venida de Cristo (Job 19: 25; Sal. 50: 3; Mat. 24: 27-31)
El acontecimiento culminante de los sucesos del fin lo constituye la segunda veni-
da de Cristo. Esa promesa ha sido la bendita esperanza de todos los creyentes desde el
día en que él ascendió al cielo. Los profetas lo anunciaron en el Antiguo Testamento, y
los Evangelios lo confirmaron (Mat. 24: 27-31).
Mientras eso sucede, el enemigo de la verdad también trabaja con diligencia para
nublar las mentes de la gente respecto al regreso de Cristo. Satanás utiliza adelantos tec-
nológicos con el fin de crear una mayor decadencia espiritual y para hacer que la gente
reaccione alrededor del mundo. Algunos afirman que Jesús ya regresó, otros dicen que
él no puede venir o que no vendrá. Otros más declaran que ya vino y que está viviendo
entre nosotros. Muchos no están seguros respecto a su regreso.
Sin embargo, a pesar de todas las teorías y fantasías relacionadas con el regreso de
Cristo, la Biblia habla claramente acerca de ese suceso trascendental. Si Job, en medio
de todas sus tripulaciones expresó una fuerte confianza en el regreso de Cristo, ¿por qué
nosotros debemos desanimarnos? Aunque vivimos en un mundo de pecado, en medio
de pruebas, podemos irnos cada noche a la cama con la esperanza de que la segunda
venida nos librará de las cargas de este mundo para siempre.
Esperando el regreso de Cristo (Mat. 25: 1-13)
Muchos se preguntan si vale la pena esperar por el regreso de Cristo. Como huma-
nos que somos, estamos sujetos a razonamientos finitos. Como resultado, quizá algunos
de los temas espirituales no nos apelan. Cristo utilizó relatos, llamados parábolas, con el
fin de ayudarnos a entender las cosas espirituales. La parábola de las diez vírgenes ilus-
tra el nivel de preparación que deberíamos tener mientras esperamos por la segunda
venida de Cristo.
Todos podríamos estar esperando, pero quizá no tenemos las fuerzas para soportar
el frío, las noches en vela hasta que el esposo regrese. En un mundo donde abundan los
118
4. placeres enfrentamos el desafío de oponernos a la marea terrenal. Incluso si dormimos
antes de su regreso, nuestras lámparas deberán tener suficiente aceite espiritual con el
fin de que provean luz de inmediato cuando Jesús aparezca. La Biblia es muy clara res-
pecto a que no sabemos el día o la hora, pero que nuestra preparación es importante
con el fin de que estemos listos cuando suene la trompeta final.
Nuestras lámparas deberán tener suficiente aceite espiritual.
Al igual que las cinco vírgenes prudentes nuestra lealtad debe estar arraigada en
Cristo, con el fin de que su venida no nos tome por sorpresa o nos atemorice. Más bien,
debe implicar alivio y liberación para el fiel pueblo de Dios, ya que tenemos lo que se
necesita respecto a la preparación y vigilancia necesarias al esperarlo.
PARA COMENTAR
1. ¿En qué sentido te perfecciona la obra de Cristo en el santuario celestial?
2. Si no conocemos el día ni la hora del regreso de Cristo, ¿acaso eso significa que
estamos anticipando un objetivo desprovisto de referencias temporales? justifica
tu respuesta.
3. Mientras esperamos por el regreso de Cristo ¿cuáles son las condiciones en que
debemos vivir para mantenernos fieles a él?
Seline Khavesta, Nairobi, Kenia 119
5. lunes
17 de diciembre Testimonio 1 Pedro 2: 21
El ejemplo de Cristo
Cristo es un ejemplo de lo que Dios puede lograr en nosotros. Como sus segui-
dores tenemos mucho que aprender de la vida de Cristo, de su muerte y resurrec-
ción y de su ascensión al cielo. La suma total de todos los acontecimientos es la
manifiesta victoria de Cristo sobre la muerte cuando resucitó.
«Entonces los justos muertos serán resucitados incorruptibles».
«“No os maravilléis de esto: porque vendrá hora cuando todos los que están en
los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de
vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5: 28-29).
Esta voz pronto resonará entre todos los muertos, y cada santo que duerme en Jesús
se levantará y abandonará su prisión».1
«Para el creyente, Cristo es la resurrección y la vida. En nuestro Salvador, la vida
que se había perdido por el pecado es restaurada; porque él tiene vida en sí mismo
para vivificar a quienes él quiera. Está investido con el derecho de dar la inmortali-
dad. La vida que él depuso en la humanidad, la vuelve a tomar y la da a la humani-
dad. “Yo he venido—dijo—para que tengan vida, y para que la tengan en abundan-
cia”».2
«En ocasión de la resurrección de Cristo, unas pocas tumbas fueron abiertas;
pero en su segunda venida, todos los preciosos muertos oirán su voz y surgirán a una
vida gloriosa e inmortal».3
«Me explayo con placer en la resurrección de los justos, quienes saldrán de todas
partes de la tierra, de las cavernas rocosas, de los calabozos, de las cuevas de la tierra,
de la profundidad de las aguas. Nadie es pasado por alto. Todos oirán su voz. Se le-
vantarán con triunfo y victoria».4
«Entonces los justos muertos serán resucitados incorruptibles, y los justos vivos
serán trasladados al cielo sin ver la muerte. El milagro que Cristo estaba por realizar,
al resucitar a Lázaro de los muertos, representaría la resurrección de todos los justos
muertos. Por sus palabras y por sus obras, se declaró el Autor de la resurrección».5
PARA COMENTAR
1. Si Cristo es el autor de la resurrección, ¿qué esperanza le concede eso a los que
creen en él?
2. ¿Por qué es aún dolorosa la muerte aún que queremos que Cristo tiene el poder
para darnos la vida eterna?
______________
1. Eventos de los últimos días, cap. 19, p. 233.
2. El Deseado de todas las gentes, cap. 81, p. 745.
3. Ibíd.
4. Eventos de los últimos días, cap. 19, p. 234.
5. El Deseado de todas las gentes, cap. 58, p. 501.
Hellen Atieno, Rongo Township, Kenia
120
6. martes
18 de diciembre
Hebreos 9: 9-14
Evidencia
El proceso
de perfeccionarnos
La obra de Cristo en el santuario terrenal nos enseña que el propósito de Dios
al morar en sus hijos es hacerlos moralmente perfectos. En el santuario terrenal, la
sangre de los animales tenía un propósito ceremonial de purificación. Sin embargo,
cuando Cristo entró al santuario celestial conocimos que la perfección moral puede
ser únicamente obtenida a través del ministerio de Cristo como sumo sacerdote. La
perfección moral libra nuestra conciencia de la culpa del pecado, algo que de otra
forma sería imposible sin la intervención divina.
La resurrección de Cristo significa mucho para el cristiano fiel.
La voz de la conciencia nos ayuda a distinguir el bien del mal y nos estimula a
hacer lo bueno. Es una especie de juicio moral que se opone a la violación de la ley
y que resulta en un sentido de culpabilidad si la violamos. En su ministerio el san-
tuario celestial Cristo realiza esa obra de perfeccionamiento. Por tanto, el santuario
terrenal era únicamente una representación de lo que Cristo realizaría en el santua-
rio celestial.
Por este motivo, la resurrección de Cristo significa mucho en la vida del cristia-
no fiel. Si él hubiera resucitado y ascendido al cielo como nuestro sumo sacerdote,
nuestra esperanza como cristianos sería vana. Podemos reposar en la seguridad de que
en el lugar santísimo del santuario celestial que Jesús está realizando su obra (1 Tim. 2: 5),
de purificación (Mal. 3: 1-4), y juicio. Todo el proceso está encaminado a borrar los
pecados de sus hijos que ya habían sido perdonados.
«En el gran día del juicio final, los muertos han de ser juzgados “por las cosas
que” están “escritas en los libros, según sus obras” (Apoc. 20: 12). Entonces por el
poder de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arre-
pentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales. En esta forma el san-
tuario será liberado, o limpiado, de los registros del pecado».*
La obra sacerdotal de Cristo en el santuario culmina con la limpieza del mismo
y la transferencia de todos los pecados a Satanás. Al concluir su labor sacerdotal,
Cristo se gozará porque el plan original para restaurar a los seres humanos será com-
pletado.
PARA COMENTAR
1. ¿Qué consideras que significa ser moralmente perfecto?
2. ¿Qué debemos hacer en respuesta a lo que Cristo está haciendo por nosotros ahora
en el cielo?
______________
*Patriarcas y profetas, cap. 30, p. 325.
Goretty Akinyi, Homa Bay, Kenia 121
7. miércoles
19 de diciembre Cómo actuar Filipenses 3: 15
Condiciones
para nuestra perfección
El ministerio de Cristo en el santuario celestial, su segunda venida y la resurrec-
ción de los justos son tres caras de la misma moneda. Esos tres acontecimientos tiene
el propósito de restaurar al pecador a su estado original. Dios, gracias a su amor por
los seres humanos envió a su único Hijo con el fin de restaurarnos a su justicia.
¿Qué debemos hacer en este tiempo del fin?
Lo que Cristo está haciendo el santuario celestial en estos momentos se relacio-
na íntimamente con su segunda venida y a la resurrección. Porque él regresará luego
que termine de borrar los pecados, entonces los pecadores estarán libres de toda
culpa. Sin embargo, cuando todo esto suceda y se manifieste en su plenitud el amor
de Dios por los seres humanos, siempre habrá algo que el pecador debe hacer para
que el proceso se complete.
La perfección moral, o santidad, del pueblo de Dios forma parte del plan origi-
nal. Dios se compromete a través de Cristo a hacernos moralmente perfectos. Sin
embargo, Dios no puede realizar dicha transformación sin contar con nosotros. Ellen
G. White afirma: «Sin libre albedrío, su obediencia no habría sido voluntaria, sino
forzada. No habría sido posible el desarrollo de su carácter».*
Por tanto, como cristianos del siglo XXI ¿qué debemos hacer en este tiempo del
fin? ¿Qué espera Dios de nosotros?
Debemos nacer de nuevo. No podremos ser perfeccionados mediante el minis-
terio de Cristo en el santuario celestial si no permitimos que se efectúe en nosotros
el nuevo nacimiento mediante el bautismo, y que luego crezcamos espiritualmente
mediante la obra del Espíritu (Juan 3: 3).
Debemos comer el libro. La Palabra de Dios es capaz de transformar nuestras acti-
tudes, nuestras acciones y la forma en que nos relacionamos con Dios y con nuestros
semejantes (Eze. 3: 1; 2 Tim. 3: 16, 17).
Debemos ser santificados a diario. Necesitamos diariamente parecernos más y
más a la imagen de Cristo, vivir para Dios y evitar el mal. Debemos negarnos a los pla-
ceres de este mundo y enfocar nuestra atención en Cristo y en su justicia (Luc. 9: 23,
24; 1 Ped. 4: 1).
PARA COMENTAR
1. Si Cristo es nuestro principal mediador y actúa a favor nuestro, ¿por qué entonces
debemos cumplir con tantas condiciones?
2. Imagina que pudieras reconformar tu vida como un cristiano o cristiana adventista,
¿qué harías en forma diferente?
______________
*Patriarcas y profetas, cap. 2, p. 28.
Mary Ndunge, Makueni, Kenia
122
8. jueves
Hechos 1: 11
Opinión 20 de diciembre
El rey ya viene. ¿Y qué?
Como cristiano, abrigo la creencia de que Cristo volverá de nuevo como un
rey. Desde el día de su ascensión, los cristianos han acariciado la promesa de que
Jesús regresará a buscar a sus seguidores.
¿Qué impacto tendrá la segunda venida en mi vida?
Como un joven que participa de las corrientes posmodernistas, el tema de la
segunda venida de Cristo es algo que deseo estudiar en mayor detalle. ¿Qué impac-
to tendrá la segunda venida en mi vida?
Mi vida está llena de temas que giran alrededor de la educación, finanzas, rela-
ciones personales y carreras. Con el avance de las innovaciones tecnológicas, vivi-
mos en una aldea global en la que las redes sociales se han multiplicado. Para la
mayor parte de nosotros el tiempo transcurre muy rápido, los días se convierten en
años al ocuparnos de los asuntos temporales de este mundo. A menudo no recor-
damos la obra que Cristo realiza a favor nuestro. Muy poco reconocemos que nues-
tro período de prueba pronto concluirá.
Ahora mismo los habitantes del mundo somos como el grano y la paja que
están en un mismo recipiente. Sin embargo, cuando Cristo regrese, él separará el
trigo de la paja. Ellen G. White afirma: «Cuando quede concluida la obra del jui-
cio investigador, quedará también decidida la suerte de todos para vida o para
muerte. El tiempo de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en las
nubes del cielo».*
Mis acciones en un mundo de pecado deberían mostrar que soy una persona
reformada que espera la segunda venida de Cristo. Al vivir en unión de otros peca-
dores que no han aceptado a Cristo, mi oración es que ellos puedan reconocer a
Cristo en la cruz. Asimismo que hagan una entrega de sus vidas con el fin de here-
dar el reino de Dios. Unámonos como cristianos, actuemos como adventistas del
séptimo día y aceptemos el don gratuito de la salvación. De esa forma cuando Cristo
regrese no estaremos entre los fieles. ¿Me entiendes?
PARA COMENTAR
1. ¿Cuál es la mejor forma de combatir el pecado en el mundo en que vivimos?
2. Antes de que Cristo regrese, ¿qué puedes decir de ti mismo? ¿estás limpio, o limpia?
¿Qué motivos tienes para responder como lo haces?
______________
*El conflicto de los siglos, cap. 29, p. 490.
Norbet Kurema, Thika, Kenia 123
9. viernes
21 de diciembre Exploración Apocalipsis 22: 12
Preparados
para el despegue
PARA CONCLUIR
Todo aquel que ha realizado un viaje conoce la importancia de hacer los prepa-
rativos adecuados. Como cristianos adventistas hemos predicado por más de ciento
ciencuenta años acerca del viaje supremo. Pero al esperar nuestra salida, a veces per-
demos de vista nuestro objetivo y pasamos por alto los preparativos imprescindibles.
Jesús nos recuerda amorosamente mediante su obra en el santuario celestial que él
murió por nuestros pecados y que desea que estemos con él por la eternidad.
CONSIDERA
• Utilizar arcilla con el fin de formar los siguientes muebles del santuario: El
altar del sacrificio, el lavatorio, el pan de la proposición, el candelabro, el altar
del incienso y el arca del pacto. Investigar el significado de dichos muebles y
accesorios.
• Discutir con un amigo la importancia de la obra de Jesús como nuestro sumo
sacerdote en el santuario celestial.
• Leer Mateo 25: 1-13. Haz una paráfrasis de la parábola en un contexto moder-
no, tomando en cuenta que Jesús estaba describiendo a su pueblo en el tiem-
po del fin.
• Cantar o escuchar el himno «Viene otra vez». Trata de imaginar cómo será ese
día glorioso.
• Crear una lista de personajes bíblicos a quienes te gustaría conocer en el cielo.
¿Por qué es importante que los conozcas?
• Formula la siguiente pregunta a cinco personas: «¿Desearías que Jesús regresa-
ra hoy?» En caso afirmativo, ¿Por qué? Añade tus comentarios.
• Meditar en lo que necesitas con el fin de prepararte para la venida de Cristo.
Consigna tus ideas en un cuaderno apropiado.
PARA CONECTAR
Éxodo 25-28; Hebreos 1: 3; 2: 16, 17; 4: 14-16; 8: 1-5; 9: 11-28; 10: 19-22.
El camino a Cristo, cap. 9; GEMA/APIA En esto creemos, cap. 24, «El ministe-
rio de Cristo en el santuario celestial» (Apia, 2012).
Sandra Araújo-Delgado, Apison, Tennessee, EE. UU.
124