La lectura aumenta la capacidad de concentración, promueve la empatía y las conexiones neuronales, lo que ayuda a evitar la pérdida de funciones cognitivas relacionadas con la edad. También puede generar temas de conversación que facilitan las interacciones sociales y reducir el estrés, especialmente cuando se leen novelas de ficción. Los lectores habituales en la adolescencia tienen más probabilidades de tener éxito profesional cuando son adultos.