LEY PULPIN

1. LEY DE TRABAJO JUVENIL
Llamada también ley de trabajo juvenil. Al igual que la ‘ley Coca-Cola’,
la imaginación de los peruanos para poner chapas no tiene límites,
particularmente cuando se dan cuenta de que algo no está bien o tiene
un fin oculto.
En el caso de la ‘ley Pulpín’, los propios jóvenes,de cochineo,le han
puesto ese nombre en recuerdo a como hace años se llamaba ‘chibolo
Pulpín’ a los pequeñosalumnos de los primeros años del colegio.¿Por
qué? Porque llevaban en la lonchera un jugo de néctar llamado Pulp
con un diseño infantil de su envase de cartón, y por ser indefensos y
manipulables.
Ya en serio, la aprobaciónde la ley en cuestión ha producido un
masivo rechazo de un sectorde la juventud que se moviliza en plazas
y avenidas. Y amenaza continuar con la protesta en los próximos días
y semanas hasta que se derogue o, por lo menos,lograr que se
incorporenimportantes modificaciones a la ley.
La pechada presidencialha enardecido a los jóvenes y ha generado
fisuras al interior del propio oficialismo.
El congresistaoficialistaSergio Tejada, presidente de la
megacomisióndonde se investigan los ‘narcoindultos’ que se
otorgaron durante la gestión del ex presidente Alan García, ha
declarado que él está en contra de la ‘ley Pulpín’; la vicepresidente de
la República,Marisol Espinoza, consideraque hay que escuchar a los
jóvenes para hacer algunas modificaciones;el ministro de Trabajo,
Fredy Otárola, un poco pintado en la pared, dice que “toda ley es
perfectible”.

2. De otro lado, la premierAna Jara desautorizó al general Daniel Urresti
(ministro del Interior), la estrella del gabinete. Todo un temblorque, de
continuar así la tozudez de Ollanta, Nadine y el ministro Alonso
Segura y sus ayayeros, podría anunciar un terremoto político.
Los militares saben de Sun Tzu que el mejor general es el que gana
una guerra sin dar batalla alguna, porque han dedicado tiempo en
conocer(y convencer) a su adversario. ¡En la casa del herrero,
cuchillo de palo!