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Martha Rivero
ReflexionemosReflexionemos
Créditos
Martha Rivero
Autora
Martha Isabel Ferrara de Lozano
Mariana Lozano Ferrara
Idea original
Claudia Lozano
Editora
Gabriela Faz
Diseño Editorial
El regalo más hermoso que una hija le puede regalar a su madre, es preservar su memoria.
Este es el motivo del libro, es un regalo de Martha Isabel quien le regala al lector las palabras de su ma-
dre en este libro de reflexiones y consejos de vida.
	 Paul Ricoeur describe la necesidad del individuo por narrarse a sí mismo y esta es la razón de
Martha Rivero, la necesidad de contar a otros sus experiencias de vida. Martha rompe el prototipo
de las mujeres de su tiempo y de su clase: no solo se especializó en psicología desde joven, sino que
además es una mujer sumamente culta. Es inquieta por naturaleza, jamás la he visto dejar pasar el
tiempo, sino tomándolo en sus manos y modificando su vida constantemente. En este libro nos regala
una serie de reflexiones que nacen de su programa de radio “Reflexionemos” que transmite la Univer-
sidad de Monterrey (UDEM).
Martha es una mujer preocupada por su memoria, por dejar parte de ella, lo que Susan Sontag
denomina “contra la extinción” es decir que el pensamiento sobreviva al cuerpo. Martha se abre ante
su radio escucha y lector para mostrar la intimidad de su pensamiento, como si hablara desde su jardín,
el entorno íntimo en el que nacen estas reflexiones.
En este libro Martha nos invita a reflexionar sobre el rumbo que tomamos, sobre las decisiones,
sobre el dolor y la alegría, sobre la compañía y la soledad, sobre los cambios del cuerpo y sobre la vida
misma. Su pensamiento nace a partir de diferentes manifestaciones artísticas y disciplinas, desde estas
trincheras Martha nos comparte, nos narra, nos reta y deja siempre una puerta abierta para la reflexión
personal.
El jardín de Martha es la bella metáfora de su vida: en ambos transcurren las cuatro estaciones
y hay tantas plantas en el jardín, como personas queridas en su recuerdo. Martha es una mujer de todos
los tiempos, de todas las épocas y por ello sus reflexiones tienen el poder de cambiar vidas.
Claudia Lozano
La vida es un jardín
Desde mi jardín
	 Mi jardín es el espacio desde el que te hablo de las reflexiones de vida.
Tu habitas en el transcurrir del tiempo.
	 A ti me dirijo para depositar todo el dolor y la alegría de mis momentos.
Vaya para ti este legado del transcurrir los días de mi existencia.
Martha Rivero
Índice
8		 Hacer la tarea
10		 Renacer	
11		 Movimiento
12		 Hacer camino al andar	
14		 Valores
15		 Dependencia
16		 Tu vida interior
18		 Lo que quieres lograr
19		 Los tres cochinitos
20		 El arte y tú
22		 Huracán Alex
23		 Abre tus sentidos, vive
25		 Lo que buscas está adentro de ti
26		 La envidia
27		 Pensar, imponer o cambiar
29		 Siglo XXI
30 		 Nuestros amigos
31 		 Recuento del Alex
33		 El trabajo
34		 Mi ciudad
35		 La ciudad y el agua
37		 Las fuerzas naturales y humanas
38		 Literatura
40		 Estado actual
42		 El ocio
43		 Caos vehicular
44		 Apostarle a la vida
46		 Paz interna
47		 Contacto personal
48		 Hacer lo mejor siempre
50		 Existir: un proceso dinámico
51		 Replantear valores
52		 Navidad
54	 	 Inicio y fin de año
55		 Responsabilidad y vida
57		 Mundo virtual
58		 Impermanencia
59	 	 La fiesta y el dolor
61		 Música
62		 Violencia y realidad
63		 La vejez
65		 Evasión alienante
66		 México dinámico
67	 	 Convivencia pacífica
69		 ¿Infancia es destino?
70		 Existir y caminar al interior
71		 Arte que comunica al interior
72		 Aceptación
74 		 Diferentes conceptos de enfermedad
75		 Ser y no aparentar
76		 Palabras de José Mujica, presidente del Uruguay
78		 Momentos
79		 Invierno
80		 De la adversidad
82		 La escuela y la violencia
83		 Palabra escrita
84		 El arca
86		 Dar amor
87		 Comunicación no violenta
89		 Participación ciudadana
90		 Cansancio y espera
91		 Vivir es un acto de amor
93		 Ser o no ser
94		 El pájaro del alma
97		 A cada día su propio afán
98		 Morir
99	 	 Ochenta años no es nada
101		 Lo que natura da
102	 	 Sueños
103		 Bach y la enfermedad
104		 El deber de ser feliz
106		 Sálvese quien pueda
107	 	 Ser fino
108		 Alegría
110		 Conócete a ti mismo
111		 Obesidad y muerte
112		 Violencia: lacra social
114		 Mala alimentación
115		 Lectura que cambia tu vida
116		 Recibir y dar
118		 Multiplicar
119		 El mal y sus causas
121		 El poder de conocerse
122		 Un retrato hablado
123		 Cambio
125		 Está llegando la sangre al río
126		 Mojarnos y disfrutar el agua
127		 Ambivalencia
129	 	 De la confianza a la sabiduría
130		 La radio y el radio
133	 	 Decidir un final
134		 Facundo Cabral
135		 Cantar la vida
136		 Era del vacío
138		 El cine
139		 El día en que no nací
140		 Cárceles
142		 ¿qué puedo yo hacer?
143		 Los buenos y los malos	
144		 Humano
146		 ElTiempo
147		 Congreso
148		 A las universidades e institutos de Nuevo León
8
	 Mi camino ha sido el de aceptar que soy diferente en cada momento.
Esto es muy difícil porque generalmente pertenecemos a un grupo, a una
raza, al género humano. Entonces, ¿cómo estoy? ¿estoy libre o estoy atra-
pada?
	 Empecé de niña con la libertad que sentía en las barrancas ¿Qué quiere
decir esto? ahí en las barrancas viendo los árboles, bajando por caminos de
tierra. Pero, esa libertad no era lo único. Estaba también atrapada en una fa-
milia. ¿por qué en una familia atrapada? Pues porque tenía que pensar, tenía
que sentir, tenía que ser y tenía que creer en lo que ahí me decían. Pero además
de familia, estaba en una sociedad, en una clase en la que e manejaban ideas
racistas, cerradas y aunque en cierta manera las criticaba, no decía nada. Me hice
otra me perdí a mí.
	 Tengo unos antecedentes genéticos, un bagaje de células, de genes que
viven en mí y que las tengo que seguir quiera o no quiera. Ahí sí, pues bueno,
pero cuando me toco adentro pienso que no soy una mercancía, que me tengo
que vender o que me tienen que hacer en un trueque:
tú me das, he oído mucho en la sociedad en que vivo, frases que son tremendas
que dicen “bueno, estoy en la UDEM mientras me caso” o “tener los hijos que
Dios quiera” o “para nunca quedarme sola me caso” o algunas otras que me
hacen ruido porque significan que tengo que inmolarme, que tengo que hacer el
sacrificio, el deber. Yo he podido romper mucho con ellas, porque ante una sit-
uación desesperada, me siento fuerte, siento que tengo que salvarme, que tengo
que romper un muro, que me impide ver. Tengo que derrumbar catedrales, di-
oses, uniones, vínculos mentales, fraternales, toda clase de
vínculos.
	 Ser o no ser es mi pregunta y es mi dilema. Y esta es la tarea.
		 Hacer la tarea
9
10
	 Para renacer me apoyo en recuerdos, en personas significativas. Veo
al padre, me concilio con la madre. Me voy al mar escribo y ordeno: meto,
y saco en armarios, en cajones; limpio: pierdo y gano. Salgo a ver el jardín:
las bugambilias. Viajo, estudio, conozco, me relaciono. Me apoyo en la
poesía, en los recuerdos: las personas significativas ahí están. Después de
esto, rompo. El psicoanálisis me enseña a abogar en el mar interior. Vivo en
las primeras relaciones y todo lo de la primer infancia. Viajo por el mundo,
conozco lo diferente. Rectifico caminos, necesito estar sola, necesito sentir,
añorar, jugar: perder y ganar.
	 Época de incertidumbre, como vivir en una piel nueva. La escritura, la
lectura, la poesía, la música me alimentan y el arte me salva. (1)
	 Esto para mí, es renacer. ¿Y para ti qué es?
		 Renacer
(1)
Crear un programa abocado al Desarrollo Humano para niños y adolescentes
que da sentido al hecho de estar viva.
11
	 Hago mía mi casa, cuido mi salud, pienso en mi propia muerte.
Dolorosamente veo a las personas como son, sin manipular ni hacerlas a mi
imagen. Y comienza el camino a la separatividad, que nunca va a acabar. Es
decir, libro mi propia guerra, que nunca termina hasta morir.
	 Tengo chispazos de felicidad, fugaces; quiero cambio, no más tragedia.
Pero la comedia no llega fácil. Voy camino a reírme de mí y conmigo. Mi familia
se desmueganiza: un hijo se va, una hija está por crecer y el otro, ya se encuentra
bien solo. Ahora mis hijos crecieron, ya son adultos. Me rodeo entonces de agua,
de tierra, y de aire. El fuego sólo es en tiempo de frío, y es el último porque hay
que cortar para brotar en una forma nueva. Soledad con posibilidades de seguir
donde quiero estar, fuerza y ánimo para seguir dentro de lo que se está viviendo,
con el privilegio de tener libertad para decidir, escoger, pensar y cambiar.
	 Esto es movimiento.
		 Movimiento
12
	 De lo que me pasa o más bien de lo que he llegado a concluir
después de mucho meditar, es que lo que permito y propicio de alguna
manera.
	 Yo hago acontecer lo que me pasa, en verdad. Y para poder decir y sentir
esto, es que quiero vivir una vida feliz en lo posible y relativo.
	 No sólo vegetando o siendo testigo, sino actuando, siendo parte de lo
que me acontece. Nunca olvido a una amiga que vino de Brasil, ella tenía 75 años
y sus palabras sabias me huellaron. Dijo “el peor enemigo del ser humano es la
flojera”. Que sabia es esa frase. Cuando dejamos que otros piensen por nosotros,
hagan por nosotros, decidan lo que nosotros hacemos y que nos traigan - ya
es el colmo - cuando nosotros podemos levantarnos y tomar lo que queremos.
Entonces ya perdimos la esperanza de ser… de ser personas. ¿Qué pasa? Pues
vegetamos, somos parásitos viviendo “a través de”. Claro, que es más fácil, es
más cómodo, no nos gastamos, pero ¿dónde queda el riesgo? ¿dónde queda la
aventura? ¿la satisfacción de aprender? ¿de aprender de qué? de los errores de
caminar y caerte. De ir por las veredas y hacer camino al andar.
	 El depender a la larga lo pagamos muy caro, volvemos la cabeza y no
hemos vivido lo peor que puede pasar a cualquiera.
		 Hacer camino al andar
13
14
	 ¿Pueden ayudarnos los otros? Como compañía, comprensión, o sea
poder meterme en los zapatos de otro y aprender de él para enriquecerme, y
hacer mi vida cada día un poco más llevadera, más humana y más esperanzada.
	 No perdamos tiempo, vivamos cara a nuestro interior, metámonos para
conocer quiénes somos, qué queremos ser y qué queremos hacer con este tiem-
po que se nos ha dado, veamos es nuestra conciencia la que nos indica cómo
queremos vivir para hacer algo por nosotros y por los demás.
	 Los valores están en tu interior y los haces brillar y manifestarse. ¿No se
te hace atractivo trabajar sobre esto?
	
	 Los valores se introyectan mediante el ejemplo.
		 Valores
15
	 El ser humano es totalmente dependiente cuando es pequeño. Y se va
desarrollando y va superando esta dependencia. Pero, nunca va a dejar de ser
totalmente dependiente. Siempre va a tender hacia eso, pero no lo va a lograr
completamente. Y he escuchado decir que toda dependencia se paga caro. Sí es
cierto.
	 Porque lo que yo quiero proponerme lograr, tengo que sacrificar y hacer
una decisión personal. En el término que ahora se usa por estar en una sociedad
de consumo: se dice que yo pago un precio y también en lo espiritual se utilizan
estos términos económicos: yo también pago un precio.
	 Si he logrado a través de una cierta independencia vivir conciliada con-
migo misma, saber qué soy, quién soy y esto lo sé mediante un esfuerzo, un lo-
gro, porque me lo propongo y no dependo de otros para sacar adelante mi vida,
dentro, muy dentro de mí llevo esta sensación de haber logrado una fuerza, una
confianza en mí misma y un valor.
	 A medida que nos convencemos y que perdemos facultades cuando ya
somos mayores, volvemos a necesitar de los demás, no por flojera sino simple-
mente porque ya no podemos. Pero esa luz y esa fuerza de la que hablo ante-
riormente, la no dependencia interna, el no claudicar, el no dejar nuestra inde-
pendencia y nuestra libertad para hacernos responsables de nuestro cuerpo, de
nuestra mente y de nuestro espíritu va a seguir ayudando.
	 Son impresionantes los casos que estamos viendo de la pérdida de la
memoria. No se puede dar la independencia, ni la toma de decisiones. Hay que
depender totalmente. Y yo me hago la pregunta, si este estado de vida es pro-
vocado para quitar responsabilidad o es más cómodo vivir sin memoria, o será
una forma de evasión. No lo sé. Pero pienso que esas personas tienen mi respeto
como seres humanos que han tomado una opción, una decisión.
		 Dependencia
16
	 Esta semana estaba hablando con una amiga, me dijo “oye, yo no sé, yo
no tengo vida interior, no tengo tampoco vida espiritual”. Y entonces yo pensé “si
tiene, tiene que tenerla, todos tenemos”. Lo que ella me pide es que la oriente
para saber exactamente qué es tener vida interior.
	 Nacemos con ella, crecemos, vivimos pero a veces no la conocemos. No
hay ningún ser que no tenga la característica ineludible de estar constituido por
un espíritu interior.
	 ¿Y cómo lo conocemos? ¿cómo lo oímos? Y más, ¿cómo lo contactamos
y lo sentimos?
	 Lo más importante es saber que existe y para qué sirve y qué lenguaje
utiliza para comunicarse con cada persona. Vivimos en un mundo materialista,
veinticuatro horas del día estamos conectados con lo material: lo que se ve, lo
que se oye, lo que se siente. Por ejemplo la preocupación por tener dinero y más
dinero para comprar, para gastar y así vivir bien y ser felices.
	 Es probable que la vida interior te esté pidiendo que le hagas caso, que
te sientas feliz de estar vivo, eso es vida interior. Que te sientas muy contento
de tener salud, eso es vida interior, de ver la salida y la puesta del sol, de oír el
canto de los pájaros, de oler el perfume de las flores, de tocar la pielecita o asir
la manita de un bebé y escuchar la risa. Esto va a enriquecer la vida interna, es el
alimento de tu espíritu.
	 Entonces mi amiga me contesta, “si eso es vida interior, sí tengo vida
interior y vida espiritual”.
		 Tu vida interior
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18
	 Donde está tu corazón, donde está tu pensamiento ahí estás tú. Y te
pregunto ¿qué buscas? Pues eso es lo que vas a encontrar.
	 La vida es dinámica, irremediablemente. Es impermanente, todo cambia
y nada permanece.
	 ¿Qué quieres lograr en tu vida? Bueno, pues ahí están tus deseos, tus
necesidades, tu corazón, tus logros, que van a seguir cambiando y se van a esfu-
mar. ¿qué es lo que tu pretendes tener? ¿en dónde crees que vas a permanecer?
Parada, sostenida, sentada. Las alegrías pasan, las vemos desvanecerse. Los su-
frimientos se esfuman o convierten en simple realidad o en algo que te deja una
enseñanza positiva.
	 ¿Qué buscas? ¿Buscas trascender, dejar algo bueno de ti mientras vivas?
¿Llegar a tu corazón y que se haga más flexible más compasivo, más compren-
sivo, menos duro e inflexible para que no se truene? ¿o buscas encontrar un
estado en el que te sientas bien, comprometido contigo mismo y con los otros,
incluyendo el mundo que te circunda?
	 Hoy es el día de empezar a cambiar, búscate a ti y encuentra al otro.
		 Lo que quieres lograr
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	 ¿A cuál de los tres nos queremos parecer? Esta fábula data del siglo
XVIII y narra la vida de tres cochinitos se fueron por el mundo a buscar fortu-
na, y que al final pensaron “ya es bueno que nos podamos establecer y edificar
nuestra casa” y pusieron manos a la obra.
			
	 El primer cochinito buscó un lugar blando y edificó con lo que estaba a su
mano: paja, fácil de sujetar. Terminó pronto y se fue a jugar. El segundo encontró
madera en un bosque, le resultó fácil edificar, al tarminar también se fue a jugar.
El tercero pensó “yo quiero edificar con ladrillos”, poniéndole mayor dedicación,
edificó su casa en un lugar resistente, con una chimenea muy grande. Los cerdi-
tos se pusieron a cantar “¿Quién teme al lobo feroz? ¿Quién teme al lobo feroz?”
y el lobo respondió “Soplaré, soplaré. ¡Y la casita derribaré!”. Y así fue, derribó
la casita de paja y la de madera. Los cerditos corrieron a la casa de ladrillo, se
pusieron a salvo. El lobo se fue a derribar la tercera casa, se subió muy enojado
por las paredes y se tiró por la chimenea cayó en un caldero de sopa de nabos.
No pudo derribar la tercera casa.
	
	 En julio del 2010 con el paso del huracán Alex, muchos bulevares, cami-
nos, carreteras, edificios y casas quedaron destruidos ¿sobre qué terreno esta-
ban edificados?, ¿con qué materiales? Puentes, pasos a desnivel, vados ¿cómo
fueron calculados?, ¿con qué resistencia y cuáles materiales usaron? ¿quién los
autorizó? y ¿quién los supervisó? Los fraccionadores y constructores, ¿cómo ob-
tuvieron los permisos para alterar el orden de la naturaleza? Los paisanos que
compraron terrenos en busca de una ilusión, por la ambición, el espejismo ¿qué
están pasando en este momento? Y los que se posesionan de cualquier tierra
para edificar un tejaban, habiendo dejado el campo, que han venido con el
sueño de mejorar, y que, de pronto se quedan sin nada. Y los gobiernos se hacen
de la vista gorda. La avaricia no distingue clases sociales: las ilusiones vanas se
vienen abajo, el engaño dura mientras aparece la verdad. La corrupción se da por
la desmedida ambición por el dinero, por el espejismo de una vida mejor, más
fácil, cómoda y sobre todo, “más feliz”...
	 El agua arrastra, lodo, piedras, y además, desentierra muchas cosas oc-
ultas. ¿Tú a quién de los tres cochinitos quieres o decides parecerte? Cito a Sara-
mago en Ensayos sobre la lucidez “Permítame que le diga, en situación como
esta, un Gobierno no gobierna, solo parece gobernar”.
		 Los tres cochinitos
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	 ¿Para qué es bueno el arte? Como por ejemplo la pintura, la escultura
la arquitectura, la música y otras artes. Para mí vivir es un arte, pero eso ya sería
otro apartado. Como lenguaje el arte nos comunica algo que está en otra dimen-
sión. En nuestro interno están esas emociones, esas sensaciones, esas ideas que
es necesario sacar, que es necesario manifestar y comunicar. Si no lo hacemos,
nos vamos deteriorando, enfermando y muriendo en vida. Y a la inversa el arte
nos alimenta, nos vitaliza y nos da felicidad, si así lo queremos. El arte está dentro
de nosotros y las herramientas para expresarlo las adquirimos con vocación, con
voluntad las hacemos vida.
	 Algunas personas expresan el arte, saben ser activas. Se dice, que genéti-
camente poseen un don, y lo manifiestan. Otros, somos muchas veces discípulos,
y después, maestros, y unos más son pasivos, porque saben recibir, saben buscar,
saben disfrutar las manifestaciones artísticas. Pero ellos no las producen o crean.
	 Por estar en un nivel elevado el arte es alimento del espíritu y del cuer-
po. Se dice vivir es un arte, es cierto, se trabaja y aprende. Y la vida del arte y
del artista es un camino seguro que no traiciona, que no abandona, si así tú lo
decides.
		 El arte y tú
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22
	 Un día después del Alex nos quedamos pasmados: la vida es imprede-
cible, de repente tiene unos acontecimientos fuera de nuestro control que nos
sacuden. De niña aprendí en latin SIC TRANSIT GLORIA MUNDI: “Así pasa la gloria
del mundo”.
	 Cuando la tormenta Alex nos dejó lodo, piedras, escombros, inunda-
ciones, muertes, dolor, pérdidas materiales y de todas clases, me acordé de algo
que antes no podía entender pero ahora he experimentado. Hablando también
de frases célebres, en la clase de griego, después de dos años de estudio, lo único
que podía decir yo era, como dice San Juan Crisóstomo “Vanidad de Vanidades,
todo Vanidad”. Cuanto he sabido indistintamente el agua ha arrasado, ha seguido
sus cauces naturales y se ha llevado de encuentro lo que edificaron en su camino.
La naturaleza no es respetada, nos la hemos llevado de encuentro, creyendo que
podíamos con ella. ¡Pero oh sorpresa! Enfurecida el agua, arrasa, arrastra, de-
jando a su paso ruinas, escombros y pérdida de vidas. Y me pregunto ¿qué no va-
mos a aprender de esta lección? Que rápido olvidamos lo que más nos conviene
aprender. Vanidad de vanidades.
	
	 ¡Que depresión ver la ciudad arrasada por lodo y piedras! ¡qué pena por
la pérdida de vidas! ¡el hambre, el frío, la humedad, el miedo, el pánico y la his-
teria! SIC TRANSIT GLORIA MUNDI, vanidad de vanidades, todo vanidad, palabras
que cobran vigencia ¿qué perseguimos, qué queremos? y cómo lo vamos a lo-
grar. Esto nos dará mucho que pensar.
	 Nuestras acciones debemos tomarlas con conciencia, pensando en la
naturaleza, tomando en cuenta la colectividad, no nada más nuestro deseo in-
mediato y nuestro placer, nuestra comodidad. El éxito para poder ser, hacer, y
construir nuestras casas en avenidas firmes, en lugares sin peligro, edifiquemos
en donde sea legal, con materiales que no engañen.
	 Nuestra ciudad lleva el peso de la seducción, del engaño, “compra aquí,
yo te vendo barato, y aquí está muy bien, toma esta oportunidad…”. Está tam-
bién la corrupción, y a ver cómo nosotros respondemos para lograr una vida
mejor.
		 Huracán Alex
23
	 Una montaña significa millones de millones de años. Está formada por
el viento, la erosión, el agua, ¡y cuántas partículas de polvo la forman! Ahí están,
ahí las tenemos como testimonio de infinitud. Los parajes desérticos tienen su
encanto. Nosotros vivimos entre las montañas, las bellísimas, caprichosas, mon-
taraces, escarpadas, icono entrantes y salientes montañas rocosas. Y con la ve-
getación en una variedad prodigiosa.
	 Los primeros habitantes buscaron veneros de agua y aquí hicieron la fun-
dación de esta ciudad. Pero estoy segura que se enamoraron de las montañas.
¿Y qué nos queda de ellas para la vida? ¿cómo esas montañas hacen su efecto y
su beneficio en nuestro espíritu? ¿cómo nos confortan? ¿cómo nos transmiten
belleza y reciedumbre? O no sé, a cada quién una diferente sensación y emoción,
si así lo queremos y si así lo proponemos. Acuérdate, tú eres parte de lo que ves
y de lo que oyes.
	 Creo que vivimos alienados, distraídos y medio dormidos. Las montañas
se nos ponen delante, se nos interponen como muros y ni así “las pelamos”
como dicen los jóvenes. No las contemplamos, no dejamos que su consistencia,
su dureza, su resistencia y sus formas caprichosas bellísimas nos penetren.
	 Pienso que podemos amanecer preguntándonos ¿cómo amanecieron
hoy las montañas? ¿y los cerros?, en la tarde y en la noche preguntarnos y vol-
tearlas a ver, y esto nos irá influyendo, alimentando y cambiando. Ah, pero yo
pienso que nos tenemos que apurar, antes de que ellas sean convertidas en ce-
mento o deforestadas o inundadas de fraccionamientos. O que pase que el que
voltee para arriba sólo vea rascacielos de metal o vidrio, y que tengamos que ir
en un avión para poder ver que hay montañas en Monterrey.
		 Abre tus sentidos, vive
24
25
	 ¿Buscas a alguien que te sostenga? ¿buscas depender? Qué triste me
parece buscar toda la vida con tenacidad y ahínco en el afuera, la verdad, la feli-
cidad, el bienestar. Por ejemplo una madre que no existe, o un padre, o un hijo, o
alguna otra persona que te va a “hacer feliz”. Esto fácilmente se puede convertir
en una obsesión que puede llevarte años para venir a descubrir que lo que bus-
cas lo tienes adentro de ti.
	 La intensión de interiorizarte y de verte, de oírte, y de tocarte, en re-
sumen: de conocerte, de conocer quién eres, cómo eres, y en aceptarte, con tus
carencias, con tus aciertos y riquezas. O sea, valorarte, quererte a ti para poder
querer a los otros. Yo creo que hemos errado la dirección, vamos por el camino
equivocado que nos lleva al sufrimiento y a la muerte. ¿Qué tal si hoy mismo nos
proponemos ser personas con vida interior? y dejar de buscar en el afuera lo que
está adentro de nosotros.
	 Ya que esta forma de vivir y de ver no nos ha dado resultado, ¿por qué
no hacer un esfuerzo para rectificarla? ¿ por qué no cambiar la dirección de los
objetivos que antes eran éxito, fama y poder?
	 ¿Qué buscas y a dónde lo vas a encontrar? Reflexionemos.
		 Lo que buscas está adentro de ti
26
		 La envidia
	 Hay teorías que estudian la evolución psicológica en el infante, una de
ellas es de Melanie Klein que postula que el bebé siente envidia y es a través de
la confianza que va adquiriendo, de la seguridad en sí mismo y de experiencias
gratificantes y va venciendo la envidia.
	 Envidia es desear lo que el otro es, tener lo que él tiene, lo que él hace y
piensa. En el fondo, es un ser inseguro y temeroso. Si examinamos la envidia ve-
mos que es un pozo sin fondo, que nunca vamos a lograr ser y tener lo que el otro
tiene. Es imposible, nunca se logra. El bebé va a vencer la envidia, mediante cui-
dados, los que recibe de las personas que lo hacen ser amado, que lo confortan,
que lo escuchan y que lo atienden. Estos cuidados le proporcionan la sensación
de que él vale, de que es valioso, que no necesita desear lo que es imposible. Y
se ayuda puede superar esta etapa evolutiva.
	 Hay casos en los que el abandono, el descuido, la falta de apoyo u opor-
tunidades hace que la persona se vuelva y se fije en estados primitivos, entonces
ahí se queda estacionado, quiere ser lo que el otro es, lo que el otro piensa y lo
que el otro tiene.
	 Nunca es tarde para crecer, cambiar, madurar. Podemos hacer conciencia
en lo que realmente somos, que es suficientemente bueno si así lo vemos y val-
oremos lo que tenemos. Olvidemos la idea de que el otro es mejor, ¿mejor para
quién? La envidia corroe, acaba con la persona, la entristece, además de ser algo
que nunca vamos a obtener. Si no nos faltó atención, démosla a nosotros mismo
ahora; si nos faltó cariño, nunca es tarde para querernos. Si nos faltó confianza,
en este momento podemos empezar a confiar.
	 Cuando pequeños nos dan estas bases los que están a nuestro cargo,
cuando somos adolescentes y adultos tenemos nosotros mismos que buscar la
forma de dárnoslo. Cambiar la forma de concebir el mundo externo.
Me pregunto ¿cómo sería el mundo que vivimos con menos envidia?, con más
personas que tienen confianza en sí mismas, que aman, que confían y esperan
en sí y en los otros.
27
	 Me he puesto a pensar qué pienso, y eso trae sus propias consecuen-
cias, que debo de poner a mi propia consideración.
	 ¿Qué consecuencias trae el pensar? Pues que tengo opciones, varias.
Que puedo cambiar de opinión cuando lo pienso. Lo que no me funciona, lo
cambio. Que puedo estar equivocada y me doy cuenta. Y que como todo es im-
permanente puede pasar, y venir y puede ser algo diferente y renovador. O sea,
que me arriesgo al pensar. Que el pensar es dinámico, que se vale evolucionar, y
también estar en la mentira y en el error. Meter patas para poder experimentar y
buscar lo que a mí me va ayudando a vivir y a convivir con el otro y los otros.
	 Muy seguido nos vemos cuestionados por la forma de pensar diferente
a la de nuestros interlocutores. Lo más frecuente es tomar una postura a favor
de lo que nosotros creemos y pensamos en ese momento. Eso puede estar muy
correcto y ser congruente siempre y cuando no lo queramos imponer a la fuerza
al otro, eso no se vale. Nos lleva a separarnos, a aislarnos, a la imposibilidad del
diálogo y del amor.
	 No todos pensamos igual, podemos ir cambiando, ir creciendo y mejo-
rando, ojalá y así sea. Haciéndonos más abiertos a las ideas contrarias, más re-
ceptivos. No es fácil por nuestras propias inseguridades, y por la terquedad, por
la obstinación, y por querer imponer al otro, lo mío.
	 Pensemos qué pensamos, este es un privilegio que debemos aprovechar,
hacer conciencia del pensar controlarlo y poder vivir el presente en su plenitud.
		 Pensar, imponer o cambiar
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29
	 Hace tiempo me pregunto qué es lo que está pasando en mi colonia,
en mi ciudad, en mi estado, en México y en el mundo en que habito? Por sola
intuición sé que siempre que han existido hombres clave que se han puesto a
examinar, a buscar los porqués de los comportamientos humanos y sus formas
de pensar. Se han puesto a ver qué ha pasado en las crisis y cómo después de
sufrir las consecuencias de ciertos criterios y formas de reaccionar, idiosincrasias,
mitos, leyendas, creencias, la misma humanidad ha ido experimentando nuevos
procesos, acciones comunitarias en favor del crecimiento y desarrollo humano.
Pero esto, claro ha llevado su tiempo, ha tenido su precio, su aprendizaje, ha lle-
vado consigo vidas y sufrimiento, ha tenido un cambio. Muchos no saben cuándo
empezó la descomposición de la sociedad, y no quieren preguntarse por el ori-
gen de la corrupción, de esta desigualdad, la injusticia y la pobreza.
	 Yo digo que empezáramos por cambiarnos a nosotros mismos, adentro,
nuestros deseos, ambiciones, ilusiones y apegos. Estar viviendo en el pasado, en
los deseos para el porvenir, nos saca de la realidad del momento presente que es
lo único que tenemos. Si vamos a vivir cierto tiempo, el que sea, es importante
darnos cuenta que estamos con las oportunidades de hacer algo para cambiar
nosotros. Vivir haciendo algo por los demás; viviendo el minuto y el segundo
sin echarle la culpa al otro. Dicen algunos “esto no nos deja vivir”, nos sentimos
impotentes, no sabemos qué hacer ni por dónde empezar.
	 Si empiezas decidiendo lo que tú vas a hacer, qué vas a cambiar para
sentirte en paz contigo, ya estás comenzando el cambio del mundo. Gilles
Lipovetsky sociólogo fracés, hace una reflexión: “en el Siglo XX nos tocó una era
de obediencia y disentimiento, de expansión y de revolución. Ahora hay nuevas
actitudes: indiferencia, deserción, seducción a todos niveles para una sociedad
de consumo y generalización de la actitud humanística. Hay nuevas organiza-
ciones de la personalidad, nuevas relaciones sociales marcadas por la violencia
y sus manifestaciones. Derrumbe y agotamiento de lo que fue La Vanguardia en
el Siglo XX, todo debido al individualismo. “Estamos dice Lipovetsky, en la era del
vacío”.
		 Siglo XXI
30
	 ¿Quiénes son nuestros amigos? Si buscamos tener amigos ¿quiénes
son nuestros amigos? ¿los que piensan como nosotros en igualdad y semejanza?
¿los que tienen los mismos valores y los que tienen la misma concepción del
bien? Que se asemeje y coincida con nosotros, que sea mi espejo, que me de-
vuelva mi propia imagen.
	 Montaigne decía que la amistad es la fusión de dos voluntades en una
misma unidad: moral y espiritual. Y yo digo, y en este caso, ¿quién debe aseme-
jarse a quién? ¿yo a mi ó yo a él? Y ya fusionados ¿qué nos va a diferenciar?
	 ¿Quiénes son nuestros amigos? Los que piensan como nosotros, los que
se imponen a nuestro pensamiento y a nuestra vida.
	
	 ¿Para qué quiero tener amigos de ese modo? ¿para someterlos? ¿para
tranquilizarme y sentirme bien? ¿para que me tengan?
	 Me siento mucho mejor si nada me resulta extraño. Mi miedo a lo
desconocido se apacigua. Yo construyo, hago cognoscible todo lo que se me pre-
senta. Mi sentirme dividida se acaba, se hace pedacitos. Yo eso lo uno, y enton-
ces ya logrado esto, hago una fotocopia de mí mismo. Quiero tener amigos para
justificar mi fanatismo, los fanáticos se reúnen para compartir el modo de pensar
del semejante.
	 Vuelvo a preguntar ¿quiénes son nuestros amigos? Los amigos a lo mejor
son los extraños. A los que no frecuentamos, pero que extrañamos. Amigos son
los muertos, que no entendían cuando se morían. Mis amigos son los pobres,
los soldados del ejército, los indígenas, los de distinta manera de pensar, ser y
actuar, los que me hacen que piense y vea y sea diferente. A lo mejor, mis amigos
son los hombres, sin países ni banderas. Los que pertenecen a la raza humana, la
amistad es amor. Habrá paz y amistad cuando dejemos de ver al otro, como un
enemigo, extraño y empecemos a amarnos para poder amar.
		 Nuestros amigos
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	 Que quedó del Alex en nuestra vida psicológicamente hablando. Pasó
el momento del golpe, del espanto, de la emergencia y ahora nos estamos en-
frentando a una realidad, quizá llevará tanto tiempo, sobre todo mucho esfuerzo
y mucha cooperación para seguir adelante. Para sacar las cosas de nuestra vida y
de nuestros semejantes, para que en algo cambie y mejore, es la hora de la ver-
dad. Una oportunidad para superar o para quedarnos simbólicamente en el lodo.
	 Desde el punto de vista psicológico lo tenemos que ver como una pér-
dida. Sí, hemos perdido algo, sentimos extrañeza. Algo ha cambiado para cada
quien en una diferente forma, probablemente no sabemos realizar y expresar.
Lo que podría ayudar es hablar con alguien que nos escuche para desahogarnos,
simbólicamente es como si hubiéramos tragado mucha agua y la echáramos para
afuera.
	
	 Hay muchos sentimientos, temores, que hay que canalizar hacia el ex-
terior para nosotros verlo de otra manera. Estamos vivos, y ya no estamos con
el impacto de la naturaleza amenazante, ahora, tenemos que aprovechar que
pensamos y sentimos lo que nosotros mismos decidimos pensar y sentir. Así de
fácil, pero así de difícil. Si nunca antes lo hicimos, ahora es el momento, es la
oportunidad. No podemos quedarnos pasivos esperando que nos caiga del cielo
la bonanza, o a que papá Gobierno nos vuelva a cambiar todo. Hay muchas cosas
que mover, que limpiar, que arreglar, que reubicar y que cambiar.
	
	 La depresión se vuelve un coraje interno y es una agresividad pasiva.
		 Recuento del Alex
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33
	 He pensado mucho qué nos pueda ayudar a sacar la decepción, la
desilusión, el descontento, el miedo, la incertidumbre, y hasta la envidia y el de-
seo de venganza que podamos tener. Lo primero es estar seguro de que todo
pasa, todo es impermanente. Esto que ahora siento y veo de lo que me enfrento
como realidad es pasajero, hasta yo soy impermanente, mi existencia es pasa-
jera, nadie se ha quedado de muestra, pero mientras esté viva voy a tener que
decidir, tomar opciones.
	 ¿Cómo salir de esta situación de pérdida? ¿Cómo moverme positiva-
mente pensando que yo soy quien va a hacer que mi problema mejore? Trabajar,
eso sí,el trabajo es lo que me va a ayudar a mover y es bueno para el cuerpo y
para el espíritu, y distrae a la mente.
	
	 ¿Qué trabajo? yo escojo, lo más inmediato a mis necesidades, para
después seguir con la necesidades de los otros. De mis vecinos, de mis amigos,
de los necesitados. Y los que como yo han tenido una pérdida, darnos tiempo
para escuchar, para acompañar, para animar. Dando lo máximo que se pueda dar,
que es el ejemplo de actos de amor.
	 Decía mi amiga brasileña, “la peor cosa del mundo es la flojera”. Y mi
abuela decía “la gente trabajadora sale adelante”. Y yo digo, por experiencia,
ayudar a los demás es lo máximo que puedes hacer para lograr ser feliz y estar
en paz.
		 El trabajo
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	 ¿Qué es para mí la ciudad? Para mí es un ente, un alguien, es más que
una cosa. La ciudad y yo nos llevamos, ella me contiene y yo me dejo sustentar
por ella: Vivo, duermo, como y descomo; nazco y muero en la ciudad: me paseo,
me alegro. Me preocupo, me ocupo, la gozo, la temo, la amo; la rechazo, me
divierte, me proporciona espectáculos de música, de cine, de teatro, de revistas.
Cuando me alejo de ella, la llevo en mi recuerdo.
	 En ella está mi casa, la habito, me da seguridad y alegría y me propor-
ciona bienestar. Cuando hay algún suceso triste o de inseguridad, de accidentes,
de asesinatos, de secuestros y de atentados. Siento dolor, me da pena y me pre-
gunto ¿por qué suceden y cómo podemos cambiar ese intenso dolor de insegu-
ridad?, ¿cómo participar con un granito de arena y mejorar? Mi ciudad acaba de
ser impactada por un huracán que viene a decir algo. Agua que abrió caminos y
veredas, arroyos, cascadas y ríos.
	 Viene a decir quizá que nuestra ciudad se está edificando sobre arena,
sobre montañas, sobre cauces, y que los materiales usados no son firmes ni se-
guros, están edificados con dolo y mentira.
	 Viene a pedirnos que meditemos, que pensemos y que cambiemos. Lo
oculto fue mostrado, está en nosotros entenderlo, leerlo e interpretarlo, en otras
palabras hacer conciencia. Mi ciudad y yo somos amigos, lo que le pasa a ella, me
pasa a mí. Así está la cosa.
		 Mi ciudad
35
	 Yo creo que por mucho tiempo vamos a estar unidos al elemento agua
en nuestros pensamientos porque nuestra ciudad ha sido impactada. Y porque
no es para menos, hemos tenido una experiencia única, aunque no irrepetible:
oír, sentir y ver el impacto de la lluvia que cayó sin parar durante más de treinta
horas. Avenidas de agua bajando a grandes velocidades, arrastrando piedras y
lodo, llevándose lo que encontraba a su paso, y un río revuelto, enojado, gran-
dioso, manifestándose en plenitud.
	 Cuando niña, mi papá hablaba del agua en Nuevo León y lo decía con tan-
to orgullo porque él veía una red de ríos, de arroyos, de cascadas, de acequias. En
sus márgenes grandes sabinos soberbios, maravillosos, como podemos imaginar
el paraíso. Yo vine a vivir en 1950 y hubo 11 años de sequía increíble, había que
rezar en ese tiempo para tenerla. Qué paradoja, mucha agua y después
.
En las civilizaciones del México antiguo el agua era considerada sagrada, el dios
Tláloc presidía a la ciudad, en el lugar más importante, dando así un espacio
único para este líquido, necesario para cosechar y para la vida.
	 Nuestro cuerpo está formado por un alto porcentaje de agua, nos gesta-
mos en ella porque es vida. Qué importante haber tenido el contacto con el agua
durante el Alex, haberla sentido, temido, amado, rechazado y añorado por días
y semanas. Creo que debe quedar en nuestro pensamiento para que podamos
cambiar nuestro concepto sobre ella. Para dejar nuestra indiferencia y nuestro
descuido. Tenemos una gran oportunidad de cambiar la forma de relacionarnos
con el agua, pensemos que toda la que cayó está en el subsuelo y se puede
aprovechar. La tierra ahora puede producir, está preparada. Los veneros están
esperando, cauces y aprovechamiento.
	 Podemos aprender a respetar los cauces ya que la fuerza de la naturaleza
es insondeable. Tenemos que pensar en dónde construimos, es la oportunidad
de hacer nuestro mundo autosustentable, favorecer y aprender de la ecología,
para vivir con la conciencia de que estamos cooperando, que formamos parte de
los que ahora respetamos, amamos y somos los que recién convertidos hacia la
conservación y buen uso del agua. Los que por el Alex hemos aprendido a ser sus
amigos. Nuestra querida ciudad lo merece y lo está pidiendo.
		 La ciudad y el agua
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37
		 Las fuerzas naturales y humanas
	 Podemos, si así lo queremos, hacer una reflexión de los fuertes impac-
tos que experimentamos y que nos están haciendo vivir, pensar y sacar enseñan-
zas. La ciudad y el país libran una batalla contra la inseguridad, por un lado, y la
naturaleza se ha manifestado con toda su fuerza y poder por el otro.
	 Lo primero, la inseguridad es causada por fuerzas humanas que chocan
buscando el poder, el dinero, la comodidad. Son fuerzas debidas a la ambición,
las pasiones y a la búsqueda de lo fácil. Están en una sociedad de la cual for-
mamos parte todos, los que la hacemos y la sufrimos. Hace mucho tiempo que
se viene gestando, porque no es de generación espontánea, se siembra ahora
para cosechar mañana. Es una manera de ver la vida, de actuar y de pasarla, y
nuestra sociedad se ha ido configurando con determinadas ideas, con prejuicios,
con valores. Y es ver cada quien sólo para sí mismo, como quiera que sea nos está
afectando, la estamos sufriendo.
	 Con el Alex la naturaleza también está dando una batalla para manifes-
tarse y también hemos sentido la inseguridad en forma de fuerzas que chocan y
el caso en las dos situaciones es no morir, salvarnos. Que no nos lleve la insegu-
ridad y que no nos lleve el agua y que no muramos, en el lodo. Esa fuerza se va
gestando sin avisarnos y se manifiesta de repente, en el caso de la naturaleza no
depende de nosotros, pero sí podemos prevenir, planear, prever. Ser honrados
en cuanto al respeto que le debemos a la naturaleza.
	 Aunque no podemos cambiar su fuerza, su manifestación, sí podemos
como humanos guardar la distancia, entenderla, prevenir y aprender de sus en-
señanzas. Depende de nuestra responsabilidad y de nuestro compromiso, de es-
tar dispuestos a hacer conciencia. Que tanto la inseguridad en nuestra sociedad
como la inseguridad en los fenómenos naturales pueda causar menos muertes,
menos destrozos y dolor, que son pérdidas innecesarias. Cambiemos nosotros in-
ternamente, para enseñar a los niños, para educarlos, para darles ejemplo, para
hacer actos de amor con el mundo y con las personas que nos rodean.
	 ¿Tú qué piensas? estamos bajo dos impactos: cultura y naturaleza, ¿qué
podemos y que debemos aprender? Te dejo la pregunta.
38
	 Recién regrese de un llamado Retiro Literario. En donde además de
escribir tenías que poner a prueba tu ser completo: la paciencia, el respeto, tu
dejar a otro ser, y lo más importante, el dejarte ser a tu mismo.
	 Es muy entendible, cuando eres capaz de acercarte a un grupo de conoc-
idos y desconocidos sacar tus caretas protectoras y usar otros que escojas como
en el carnaval. Llevas deseos y miles de expectativas. Todas las ilusiones, los mie-
dos y prejuicios que vas a ir sacando a medida que se van dando las convivencias.
	 Calculando el terreno, sacando el dedito para que no te vaya a machucar
toda la mano. Y como este conjunto con personas que vamos a trabajar con la
palabra escrita a querer o no, nos tuvimos que ver unos a otros tales como so-
mos. Se acabó en determinado momento el defendernos y llegamos a la verdad,
pelona o como si dijéramos o no nos dejan decir desnuda.
	 La palabra escrita, es creo yo es lo más excelso a lo que podemos llegar.
Porque ahí sale el espíritu, por la palabra. Se conecta el adentro y el afuera, y es
además la forma de que el cerebro donde se gestan todas las percepciones y se
reflejan todos los sentimientos y por el que podemos conocer cómo somos.
¿Qué sentimientos podemos conocer?, ¿Cómo podemos hacer decisiones?,
¿Cómo contradecirlas o cómo tomar diferentes derroteros?...
		 Literatura
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	 En la escritura comunicamos lo que somos, cómo somos, qué queremos,
por eso es lo más importante para llegar a ti mismo. Es tu propio espejo, verte,
conocer, y ver al que te comunica lo que es y siente.
	
	 Hay indudablemente más bella de escribir, hay reglas que aprender, hay
computadoras para trabajar en forma mejor y más rápida. Hasta llegar al dominio
de la técnica, que te lleva muy lejos si así lo quieres. También, la literatura como
contenedora de la palabra puede hacerte sentir como me lo hizo sentir a mí: que
es un camino para mejorar tu ser. Y exponerte a un grupo a lo desconocido, a
un lugar nuevo, a medir tus fuerzas. Ejercitar tu comprensión, tu capacidad de
manejar tus impulsos. Y todo esto te hace crecer, es cierto, pero considero más
provechoso es permanecer honesta conmigo misma. Poder exponer mi verdad y
dejar que los otros hagan otro tanto. Para lograr confianza y un ambiente sincero.
	 Mis deseos, y expectativas, ilusiones, miedos, todo lo que me acompaña
quedó ahí escrito.
	 Y tú que me escuchas, piensas que todo lo que vives debe ser escrito.
Puedes comenzar a hacerlo hoy.
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	 Casi con cada persona que entablo una conversación, me pregunta
¿qué piensas de lo que estás sucediendo? De la inseguridad, de los secuestros,
en que en la calle puedas encontrarte entre balazos, o que directamente a ti te
quiten el automóvil o la cartera, o te golpeen. Lo que yo pienso es lo mismo que
los otros, pero a la vez es diferente.
	 Si me preguntan qué pienso del origen de este estado de violencia,
después de pensarlo mucho, y de serias reflexiones, digo que lo que padecemos
en este momento tienen que ser las consecuencias de algo que se hizo o no
desde hace mucho tiempo. Esto viene de muy atrás, de no querer pensar, de
no interiorizarnos, de no cooperar ni ponernos de acuerdo para buscar lo mejor
para nosotros, sí, pero también para los demás.
	 Para los que formamos la sociedad en un país que llamamos México,
hemos creado una sociedad enferma, desigual, injusta, mentirosa, no interesada
en el bienestar de todos. Muy interesada, eso sí, en todo lo que es bienestar ma-
terial: por el dinero, para comprar comodidad y confort; para tomar parte por lo
fácil, lo que no implica compromiso, ni responsabilidad, ni actos de amor.
	 Por si fuera poco, estamos presos en el consumo tanto de mercancías
como de sustancias que nos hagan no sentir, o sentir menos u olvidar. Los narcos
las están vendiendo y a veces las consumen, y son los representantes de un es-
tado de confusión, de evasión, de mentira y sobre todo de muerte.
	 Entonces, ¿por qué están sucediendo estos desmanes y atentados? ¿Por
qué el dolor, el miedo, la inseguridad? y esta falta de claridad en lo que queremos
ser y hacer en nuestras vidas. Es mejor que tú y yo hagamos el esfuerzo de con-
testar y ahí comenzar un nuevo camino, pero no olvidar que el humano comete
desmanes todos los días y siempre. ¡Dejaría de ser humano!
		 Estado actual
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	 Todos nos cuestionamos si hay un antídoto a la violencia, si sobrevi-
viremos a ella, y la respuesta puede ser que sí ¿pero cómo? ¿qué nos puede
salvar de esta amenaza? Yo contesto, sí, está adentro de cada uno de nosotros y
en nuestro interior la solución. Pensar que si yo cambio mi forma de pensar de
mí mismo, si me veo capaz de entrar en mí, en mi parte limpia y positiva. Si me
acepto y me quiero y confío seré capaz de ver así a los humanos.
	 Todos tenemos la capacidad de rescatarnos, de superar las experiencias
traumáticas, si yo empiezo a creer y a confiar y a vivir cerca de mis hermanos,
todo cambiará. Esto estamos tratando de hacer con los niños, que van creciendo,
que sigan unos patrones como los que nosotros nos estamos proponiendo. Les
decimos, la naturaleza es la fuente de todo bien, comprendámosla, vivamos cer-
ca de ella, ayudémosla a rescatarse.
	 Por otro lado, el arte, puro, sin corrupción, sin manipulación es otra vía
de salvación. Aprendamos de la literatura, ahí hay tesoros de vida, ella es una
magnífica amiga y compañera; aprendamos del buen cine, del cine de arte, y
crezcamos con él.
	 Cambiemos y contactemos nuestro interior con la buena música, no im-
porta cuál sea la que nosotros consideremos como buena música. Hagamos una
catarsis aliviándonos con el buen teatro. Pintemos, expresemos lo que somos y
pensemos con las artes gráficas formales, usemos las computadoras para hacer-
nos sabios, con lo que nos hace bien.
	 Bailemos, cantemos, hagamos una sola y verdadera poesía de nuestra
única e irrepetible vida. Aunque no es conveniente dar recetas, me voy a per-
mitir decirles, si ocuparnos nuestro tiempo libre, nuestro tiempo de ocio, en el
descansar, cambiar de actividad, divertirnos creativamente, desarrollarnos en lo
físico, lo mental y lo espiritual, la vida va a ser menos violenta. Vamos a hacer del
mundo convulsionado y confundido en el que vivimos, un lugar de paz.
		 El ocio
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	 Como se dice comúnmente, por razones del destino o porque yo me lo
he propuesto así, he tenido mucho tiempo para pensar y encontrarle cuatro pies
al gato: la sociedad en que vivo, como todos sabemos, está en crisis.
	 Cuando transito por las calles, me encuentro entre demasiados vehícu-
los, tratando de circular o llegar a un punto determinado. Aunque no lo queramos
sentir, pues tenemos mucha presión, tenemos que agudizar los sentidos para no
pegarle al otro, se necesita destreza para hacer un viraje. Y a veces pensamos
que el otro es un inepto porque hace lo que puede, no lo que nosotros espera-
mos. Sale la agresión, las palabras altisonantes, sube la adrenalina y de cualquier
forma es una odisea circular después de ejercitar mucha paciencia. Llegamos a
donde nos propusimos disminuidos habiendo invertido mucho esfuerzo.
	 ¿Qué hace que estemos así? Podemos pensar que fue el huracán pero
eso ya pasó. Creo que hay más mar de fondo. Desde hace muchos años, vengo
oyendo que lo más deseable para cualquier persona de cualquier nivel social es
poseer un automóvil y manejarlo. Eso es alcanzar un grado de independencia y
libertad, es ir a donde quieres en el momento que así lo deseas. Es tener estatus,
es poder y además es lo máximo. Las agencias automotrices se han hinchado de
dinero: son muy importantes para la economía de cualquier país. Bendito Henry
Ford por lo que dejó a la humanidad, pensamos también la estamos sufriendo.
Esta ciudad como tantas está sobrecargada de vehículos que contaminan, que
causan embotellamientos, que consumen energía, y esta se está acabando.
	 Ya las calles y avenidas no son suficientes. Carecemos de transporte
colectivo no nos hemos ocupado de tenerlo. No es demasiado bueno, no es su-
ficiente, no tenemos metro suficiente, no tenemos otro tipo de vehículos. Hay
ciudades que tienen resuelto este problema con buen transporte colectivo y no-
sotros estamos muy lejos de tenerlo en cuenta y verlo resuelto. Nos está reba-
sando este problemática, así lo hemos permitido sin pensar en el futuro. En un
garaje hay tantos coches o autos como personas, y en las calles, ¿qué pasa?
		 Caos vehicular
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	 ¿Qué pasto de cultivo se necesita para que una sociedad vaya en un
proceso de descomposición? Y que un número considerable de sus miembros
entre en la dinámica de atentar o procurar destruir su salud, su vida ¿y cuánto
tiempo puede llevar este proceso?
	 La sociedad mexicana tiene bastante tiempo de presentar síntomas de
autodestrucción por el uso indiscriminado de sustancias y alimentos, y también
por conductas que llevan poco a poco a la muerte prematura, dolorosa para los
familiares. Hay factores que lo han facilitado, como son la pérdida del sentido
de la vida y como puede ser poner en primer lugar el poder y el dinero, como
valores máximos.
	 Los medios radio, televisión, internet, que son voceros de la sociedad de
consumo que entran a los hogares, y quieren convencer a las familias de ser con-
sumidores de alcohol, de comida chatarra, de sexo sin control y promiscuidad. Y
sobre todo confort antes que fuerza de voluntad. Esa fuerza interna para crecer
y resolver los problemas como seres humanos maduros y pensantes.
	 El mexicano está amenazado en dos sentidos: externamente por el peli-
gro de morir violentamente, -tanto los que han colaborado con lo ilícito- e inter-
namente porque estamos anestesiados, dormidos, sin tener contacto con lo que
nuestra voz interna nos pide y nos señala. Esto nos ha llevado a usar sustancias
para no sentir, para no deprimirnos, y para estar contentos, para poder decir lo
que llevamos adentro, para despertar en la mañana, para sentirnos mejor en el
día. Sustancias, bebidas, pastillas, o comida. Lo que está pasando viene gestán-
dose hace tiempo y está llegando la muerte, entonces nos damos cuenta de lo
que hemos hecho, aunque no podemos saber cuándo se dé un cambio interno
con el que los mexicanos apostemos a la vida.
	 Antes de haber vivido plenamente, de habernos comprometido, de hab-
er sentido que la vida de adentro se contacta con la vida de fuera y que las dos,
aunque difíciles nos pueden hacer ver un México mejor. Para ello tenemos las
mejores oportunidades a nuestro alcance: la tecnología, la ciencia, y una con-
ciencia que puede hacer que optemos por la verdad, el bien y la belleza.
	 Despertemos, la vida es siempre un reto. Este es nuestro tiempo. Este es
nuestro reto.
		 Apostarle a la vida
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	 Dicen que después de la tempestad viene la calma. Pienso que no
siempre es así, estoy experimentando no sólo la tempestad afuera a veces de
agua, a veces de viento, sino confundida con los medios de comunicación.
	 Adentro de mi ser hay cierto temor de acabar mis días en forma violenta.
No sabemos qué esperar, ni qué nos depara el futuro, por lo pronto hay llanto y
crujir de dientes, según reza la Biblia.
	 No soy una persona que se contente y no haga nada, quiero hacer algo
por mi mundo y por tratar de cambiarme internamente aunque sea un poco,
para poder sentir que por mí no queda.
	 Sí es cierto que la guerra y la violencia la sacamos de adentro de nuestro
ser, pues nos iremos a oír y ver el espíritu ¿qué nos pide para que hagamos para
tener algo de paz y de no violencia?
		 Paz interna
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	 Un mundo, un planeta cada vez más poblado por seres humanos, que
se multiplican sin ningún propósito, ni planeación, ni amor. Un usar el cuerpo
para la reproducción pero sin querer ese cuerpo, sin planear, sin desear, sin com-
promiso ni responsabilidad de transmitir directamente y enseñar lo que es el Ser
Humano. Sin guiar los primeros pasos a través del cuidado, de la supervisión, del
cariño, de una relación estrecha y con respeto, conocimiento de que este ser va
a estar a nuestro cargo mientras puede individualizarse física y emocionalmente.
Hacernos cargo hasta que ellos mismos asuman su individualidad.
	 Claro, esto que pienso es un ideal, es una utopía, pero creo por mi ex-
periencia saber que hay personas que están en otro nivel y que supuestamente
han puesto todo para lograr educar. Los que están trabajando por humanizar el
sistema y la cultura y de los que dicen que se puede aprender de los errores y se
puede cambiar si uno así quiere.
	
	 Los que estamos vivos, los que tenemos un nivel de conciencia para
captar las necesidades más apremiantes de nuestra cultura, de nuestra sociedad,
podemos hacer algo, poner un granito de arena para humanizar el planeta.
	 Las necesidades actuales que vivimos así nos lo piden: hacernos más
compasivos, cooperativos, solidarios, participando en lo que la vida nos presenta
como oportunidad para que se empiece a gestar una raza humana que utilice su
cerebro, su corazón y todo su ser para salir del atolladero en el que estamos.
	 No hay excusa, no hay edad, no hay un “yo ya hice” y me zafo de la res-
ponsabilidad. Los de más edad podemos seguir trabajando de mil maneras con
la experiencia y el ejemplo, los que estamos en la madurez con la energía y la
fuerza; los niños aprendiendo su responsabilidad en la medida de sus alcances y
posibilidades. No hay que soltar la toalla sino hasta que completemos el círculo
de la vida, o sea, hasta el último suspiro.
		 Contacto personal
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	 La ciudad, nuestra ciudad está teniendo eventos culturales conti-
nuamente , ¿qué implica que nuestra ciudad nos esté llamando? pues muchas
cosas habría que analizar, entre ellas, podemos pensar que es un intento de ele-
var nuestro nivel cultural y que disfrutemos de espectáculos mejores. Nosotros
casi nunca queremos aprovechar lo bueno: ser actores o participantes nos da
algo para comentar, para sentir, para ver y mejorar el nivel cultural.
	 La ciudad sigue viva, acogiendo visitantes con propósito de traer men-
sajes del mundo exterior. Un comentarista decía que lo habían prevenido y habían
tratado de advertirle que cómo era posible que lo invitaran a venir a Monterrey
si era correr un peligro, y él decía que no le había sucedido nada malo. Que se
olvidaba del peligro para disfrutar de lo bello y de lo bueno que esta ciudad le
podía ofrecer, sorpresas gratas y que eran muchas, por cierto.
	
	 Desde que nacemos estamos en peligro de morir, pero hay posibilidad
de aprovechar mientras estemos vivos. Las ciudades tienen que pasar por crisis,
tienen que enfermarse y llegan a ser violentas, está en nosotros decir que sí, que
queremos aprovechar lo bueno, escogiendo lo que nos hace crecer y mejorar en
algún sentido.
	
	 ¿Estamos conscientes de aprovechar bien las oportunidades que esta
ciudad nos brinda? ¿o tenemos miedo? ¿o tenemos ese pavor de morir antes de
que nos venga la muerte?
	 Hay que abrir bien los ojos, los oídos y todos nuestros sentidos y estar en
contacto con nuestra interioridad. Con seguridad nos sentiremos más solidarios,
más decididos a vivir en vez de morir antes de tiempo.
	 El premio gordo consiste no en dinero, sino en riqueza, en osadía, en
conciencia de hacer lo mejor para que la actual situación mejore.
		 Hacer lo mejor siempre
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	 En mi larga vida, casi ochenta años, me doy cuenta ahora más que
antes, que he vivido cambios constantes. Antes, más que en esta etapa que estoy
viviendo, podía creer que lograr algo era llegar a un propósito, acabar algo, cerrar
un círculo y era quedarme en el logro, en el propósito, y en la meta.
Ahora veo lo dinámico del existir, estoy plenamente convencida que todo pasa,
nada queda. No permanece, no se queda igual, sino que sufre un cambio aunque
no estamos entrenados para ello, en cierta manera, y visto con cierta filosofía
ese cambio es maravilloso porque nos da un por qué seguir, por qué vivir. Nos
presenta retos interesantes, nos vigoriza, y hace que tengamos un propósito por
cumplir. Es tan vertiginoso el cambio, que si no nos despabilamos no alcanzamos
a subirnos en el tren de la vida o en el avión del amor.
No cabe en esta dinámica quedarnos dormidos, cómodos, estáticos y mucho
menos con desinterés y flojera. Se nos puede pasar la felicidad, hacer algo a favor
de nosotros mismos y cambiar nuestro mundo.
		 Existir: un proceso dinámico
51
	 Entre otros males de nuestra sociedad podríamos tener la idea de que
idealizamos, o devaluamos o condenamos a las personas a priori, según el rango
que les hemos atribuido, y por supuesto, con prejuicios. De niña me enseñé a
poder hablar de esto y de esto no, por ejemplo, lo que se refería a la sexualidad
no se podía decir, aunque me vinieran dudas, eso lo tenía que reprimir o negar.
	 Reprimir es tapar, vetar, y mandar al inconsciente su fuerza, no es solu-
cionar o sentir el dolor que causa la verdad y la solución de una duda o la igno-
rancia, es recurrir a otro mecanismo de defensa, el de la negación “no existe esto
porque a mí no me conviene que exista”, o solamente lo borro y lo niego, porque
ahí queda, haciendo estragos en mi psique, y esto me va haciendo una segunda
naturaleza que es en el engaño y apariencia.
	 También van influyendo en que acepte conceptos falsos. Me atribuyo
características que no tengo, las aumento o disminuyo a mi conveniencia y tam-
bién caigo en ir inventando ideas y cosas que me convienen aunque a la larga no
sea así, son patrones de comportamiento que se transmiten de padres a hijos.
	 Ayer que vi un programa sobre personas que abusan sexualmente de
niños y adolescentes, y me puse a pensar cómo los adultos hemos permitido
este crimen, que sucede por no creerle a los hijos, y que no se denuncia ¿qué nos
dicen estas violaciones en su cuerpo y en su mente?, ¿por qué tenemos el temor
al escándalo?, ¿por qué no nos importa más la verdad que conlleva la dignidad
y el respeto, y el derecho de los que están a nuestro cargo y a nuestra responsa-
bilidad? El adulto que comete este crimen seguirá haciéndolo mientras nuestra
sociedad no se lo impida, o bien, mientras vivamos la impunidad.
	 Tenemos que tener una escala de valores clara, repensar cuáles valores
están vigentes y cuáles no funcionan, ver las cosas tal como son, dolorosas y
también ver el precio que tenemos que pagar por la verdad. Esto para mejorar
nuestra sociedad, nuestra comunidad enferma.
	 Si seguimos viendo a las personas envestidas de poder como superiores
e impunes; si no nos avocamos a fondo de la vida y de las cosas, o si permanece-
mos en la ignorancia y entonces asumamos que los niños a nuestro alrededor
crecerán resentidos, enojados, violentos, desorientados, como sucede ahora.
		 Replantear valores
52
	 Se supone que para el mundo cristiano es un símbolo y un ejemplo de
cómo ser humildes, sencillos, amorosos, generosos ¿y qué hacemos en nuestra
comunidad de esto? ¿cómo lo estamos interpretando? Pues yo diría botellita de
jerez “todo lo que me digas será al revés”.
	 Nos domina la competencia, la rivalidad, la sociedad de consumo. Nos
vuelve locos el exceso de comida y bebida que nos enferma, que nos lleva hasta
el hartazgo. Estamos de compras, de regalos, las idas al “otro lado”, las desa-
venencias que se suscitan por el dilema de estar dónde y con quién, en dónde
la vamos a pasar, qué vamos a arreglar, qué vamos a dar de cena, el tráfico, los
amontonamientos, las deudas que contraemos, en fin, la superficialidad en toda
su potencia. Y si profundizamos un poco vemos que sí hay una explicación de
toda esta locura, pues estamos al final de algo que nunca va a volver: un tiempo
que cambia.
	 Hay que gastar energía para no pensar mucho o para pasarla bien como
sonámbulos, hay que cansarnos, agotarnos, exprimirnos porque si pensamos es
peligroso, es amenazante, hay que meternos en la sociedad de consumo, en el
placer, en el bienestar y en el hedonismo.
	 Entonces ¿dónde quedó el símbolo de la Navidad? Humildad, sen-
cillez, ternura, amor, generosidad, austeridad, pues quedó en el pesebre, en el
nacimiento, en los borregos, el buey, la mula, en los pastorcitos, en los reyes ma-
gos, y en el ángel que anuncia paz a los hombres de buena voluntad. Ahí queda,
y ahí está muy bien. Muy requete bien.
		 Navidad
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		 Inicio y fin de año
	 Si ponemos atención a los ciclos marcados por la naturaleza, vamos a
entender un poco más de nosotros mismos. De cómo lo externo influye en los
pensamientos en lo que hacemos, y también al revés; el pensar se hace vida.
	
	 En este momento en el jardín hay flores, como que todo ha brotado por
última vez en otoño y esto antes de morir con el frío del invierno, para renacer en
la primavera nuevamente. El ser humano ha marcado periodos bien definidos, el
nuevo año comienza en enero y termina en diciembre, así está establecido. Ese
ritmo que seguimos se acaba, decimos “este año se me fue, pasó” las fiestas que
ya se anuncian, Navidad y Año Nuevo, son para poner fin a algo y comenzar de
nuevo.
	 ¿Qué significa que te desprendas de un año? pues para cada quién es
distinto según su interpretación y percepción. Pero es verdad que en cierta forma
es un cambio. Así lo hemos condicionado, aunque en realidad es nada más una
convención para que nos entendamos unos a otros.
	 Cada persona sin embargo les da su propia interpretación y son muy
di-ferentes unas de otras. Hay quien dice “se acaba un año de mala suerte, de
tragedia y el que entra me va a cambiar esta mala racha”, “me va a ir mejor y
voy a poner más atención para no volver a cometer los errores que he cometido
este año”, o dice “he aprendido y voy a sacar partido de esta enseñanza”, o dice,
“ha sido un buen año, me siento dichosa, contenta, afortunada”, “voy a procurar
conocer más lo que quiero, hacia dónde me encamino ¿cómo voy a hacerle y
echarle ganas para lograrlo?”.
	
	 El fin de año nos puede ayudar a tener propósitos alcanzables, más ape-
gados a nuestras posibilidades y nuestra realidad. Hagamos lo que la naturaleza,
florezcamos ahora, para concentrarnos en el interior de nosotros, para pensar,
para meditar, y estar como los árboles, con la sabia en su interior para que el año
que entra demos hojas sanas, nuevas y brillantes. Y frutos dulces y en su punto.
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	 Un camino que ya sabemos recorrer, ya lo hemos hecho algunas veces.
Que lleva a conectarnos con nuestro mundo interior y a ser nosotros los que nos
damos seguridad.
	 Al menos creemos que mientras el mundo exterior se debate, compite,
roba, extorsiona, amenaza, mata, en el mundo interior nosotros podemos deter-
minar ser compasivos, primero con nosotros mismos y con todos los seres que
compartimos este lugar llamado tierra.
	
	 Hacernos responsables, tomar el compromiso de vivir lo que vayamos
a vivir lo mejor posible y lograr una paz que implica un esfuerzo, sí, un logro in-
terno, que nos puede dar esa seguridad que buscamos. Al menos nos da la sen-
sación de que estamos haciendo lo mejor que podamos, y eso lo vamos a sentir
adentro como felicidad, como paz, como bienestar. El proceso de búsqueda y de
transición es muy importante.
	 Hay muchas personas entre nosotros que nos dan ejemplo, observé-
moslas, cómo silenciosamente trabajan en su interior para adquirir fuerza, ale-
gría, buen humor a pesar de todo.
		 Responsabilidad y vida
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	 Creo vivir en un mundo que cada día se vuelve virtual. Así es y hacia
allá vamos aceleradamente ¿y cómo manejar esta nueva forma de relación con
nosotros y con los otros? Pues como lo venimos haciendo, aceptando lo nuevo,
por la forma en que se nos vende y promueve, sin pensar en las consecuencias
que esto nos va a traer. Yo por ejemplo digo que vivo en lo virtual, en lo digital,
pero la verdad no entiendo muy muy bien de qué se trata. Es una modificación
que llega a mi ser y a mi pensamiento.
	 Pero, por otro lado, quiero seguir apegada a lo conocido, a las formas
de contacto a las que estaba acostumbrada, no es que me moleste lo otro, lo
acepto, pero indudablemente parte de mi cerebro está cambiando ya que es
el centro de toda la vida de relación. Mi cerebro es mecánico, físico, químico y
muchas otras cosas más a las que no llego, me rebasan. Y estoy en un continuo
desaparecer, aparecer, destrucción, construcción. Todo se está convirtiendo en
realidad virtual, numérica, informática, digital, puedo claro, tratar de informarme
para no seguir en la ignorancia o en caricaturizar todo lo que pasa. Vivir como en
una farsa, como en Disney World, para poder ver la realidad en color rosa.
	 Hay la opción de vivir en un carnaval, todos con máscaras, y persiguiendo
la felicidad entre comillas. Y puedo también entrar al canibalismo en donde to-
dos nos acabamos hasta la consumación de unos por otros, en forma virtual,
claro.
		 Mundo virtual
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	 Así como las estaciones del año cambian, lo estamos viendo ahorita en
el invierno, el paisaje y las temperaturas cambian. Nosotros vamos cambiando
externamente nuestro cuerpo, que va siendo impermanente, va evolucionando,
nunca está igual.
	 Es una ley evidente, todo cambia y nosotros también. Si vivimos el pre-
sente nos podemos dar cuenta cómo pasa, todo pasa, el tiempo también cambia,
nada permaneces igual aunque nos empeñemos en verlo así.
	 El pasado, el ayer, ya no existe como tal, sólo el recuerdo y las experien-
cias que dejaron huella y que podemos aprovechar para saber ahora qué nos
hizo bien, si algo es bueno para nosotros o no, y esto nos hace conocernos mejor.
	 El futuro no lo sabemos, no podemos contar con él porque no existe.
Nos podríamos equivocar al predecir o esperar algo que no podemos manejar.
Sólo el presente, el hoy, el momento que estamos viviendo. Pero tenemos que
darnos cuenta con todos nuestros sentidos, con todo nuestro ser interno, y estar
alertas, no dormidos o anestesiados. Usar la intuición que todos tenemos, de-
sarrollarla al máximo. Creer que adentro de nuestro ser está la fuerza, la verdad
nuestra. Que la podemos sacar en forma de creatividad, innovar, atrevernos, ser
osados y valientes, sentir la vida hasta sus últimas consecuencias, cambiar lo que
ya no funciona, sacar la casta, la alegría, dejar morir lo que debe morir para que
pueda renacer. Basta observar las estaciones del año. Vivir el tiempo que vivi-
mos, sacar provecho de él.
	 La naturaleza es sabia, nos da lo que necesitamos, nos cambia.
Aprovechemos esa inercia, metámosla al torrente sanguíneo, al corazón, a las
venas y a nuestra mente, que es la rectora de nuestra vida. Como pensamos, así
vivimos. Darle al presente su lugar preeminente.
		 Impermanencia
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	 Lo que nosotros llamamos el Fin de Año o el Año Nuevo y la Navidad ya
pasaron ¡que agigolón, qué locura, cuántas ilusiones! Algunas, muy pocas cumpl-
idas, y otras sólo acabaron como las envolturas de los regalos en la basura. No
todo lo que pensamos que pasaría sucedió. Los acercamientos se dieron, tam-
bién en algunos casos pleitos, corajes y decepciones ¿y qué aprendimos? ¿qué
vamos a cambiar para no cometer los mismos errores de creer y esperar lo que
no es? ¿cuándo vamos a ser más sencillos, menos exigentes con nosotros y con
los demás? ¿cuándo vamos a no aumentar y disminuir la realidad y estar conten-
tos con lo que somos y lo que tenemos?
	 Este tiempo de Navidad y Año Nuevo, las “fiestas” pueden dejar una es-
pecie de resaca, de dolor, de pesadez, de mal sabor de boca. O pensar en un
cambio, en ver los errores de percepción, y en pensar en un año nuevo con todas
sus significaciones. Con toda la resignificación que un año nuevo puede tener.
		 La fiesta y el dolor
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	 La música es lenguaje que se comunica por sonidos y está escrita en
signos. Escuchada y transmitida por el oído hacia el cerebro, que la decodifica
y manda por todo el ser y hace vibrar sentimientos, o sea, se interioriza hasta
llegar al espíritu. Se necesita un lenguaje, unas notas para escribir una compos-
ición, y además saber un sinnúmero de formas y reglas utilizadas para componer,
para tocar y para dirigirla. Por lo tanto, no es fácil interpretar o saber qué quería
decir el autor y en qué estado de ánimo se encontraba cuando la compuso. Sin
embargo, una de las personas nos dice y transmite algo si así permitimos. De lo
contratio, el toque del espíritu a espíritu no se lleva a cabo y escuchamos “esta
música no la entiendo” como si se tratara de algo intelectual “me he negado
a escucharla y a conocerla” hasta que libremente, sin hacer esfuerzo llegue a
nuestra sensibilidad, nos despierte emociones de todas clases: tristes, alegres,
tremendas, tiernas.
	 Así los músicos de la actualidad por fuerza transmiten el mundo acele-
rado, ruidoso, estridente, violento y al mismo tiempo lo que el excelso y maravi-
lloso se contempla y vive, la verdad, la bondad y la belleza son atributos de la
música y esto es lo que hace que vaya a nuestro mundo espiritual. Todo está en
que la procuremos. Hay que vivir con ella, hacerla la parte más importante de
nuestra vida, hay mucha, para todos los estados de ánimo, y para todas las oca-
siones y gustos. Cuando estamos atormentados en el tráfico, una buena música
nos ayuda a calmarnos. Es una medicina maravillosa. Un buen autor es amigo en
cualquier momento que lo necesitemos. Ahí está para nosotros.
	 Los jóvenes buscan y se acompañan con la música que les gusta. Con
las que se alegran, y en momentos que están más solos tienen necesidad de
compañía y lo hacen con la música y sus palabras, que reflejan las emociones y
sensaciones y los estados de ánimo que de otra manera no llegarían tan hondo.
Se ven comprendidos por la música y por sus palabras. Los adultos parececiera
que cambian la música por los negocios, por el deporte, los juegos de azar y so-
bre todo por la televisión… otros pasatiempos. A los niños, sin embargo, desde
que nacen podemos rodearlos de sonidos de música y hacerlos sensibles a ella.
En las escuelas debe haber educación musical, y todo esto quizá, pueda hacer de
los humanos seres sensibles, fuertes y no violentos.
		 Música
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		 Violencia y realidad
	 Amenudo se escucha hablar de los narcos, que han tomado la ciudad,
que tienen amenazados de muerte a todo el que salga de su casa, que viven o
tienen arsenales a pocas casas de donde nosotros vivimos, que en la escuela de
nuestros hijos hay hijos de narcos. Que en tal plantel educativo hubo balaceras,
que mataron estudiantes en el Campus del Tec, decimos y no acabamos de hab-
lar del real peligro en que estamos viviendo. Y además no vemos el fin de este
problema.
	
	 ¿Quiénes son esos seres infernales que han dispuesto del lugar en donde
vivimos?, ¿qué hace a una persona convertirse en narco?, ¿qué persigue?, ¿qué
busca? Pues hay muchísimos y variados motivos, pero el común denominador
es la ambición de dinero y poder. Es la falacia de estar convencido que el que
tiene dinero lo puede todo, hasta comprar su felicidad, ser el amo de bienes y
conciencias. El poseedor de la tierra, la ambición desmedida, el ansia de com-
prar, de tener aunque haya que robar y matar. Y quienes tienen esa ambición,
pues por desgracia hay demasiadas personas involucradas hipócritamente que
ayudan al narcotráfico en mil formas, encubriendo, lavando dinero, negociando,
hay muchos intereses creados, es demasiada la gente que ayuda directa o indi-
rectamente.
	 Me hago una pregunta ¿por qué no hemos legalizado algunas drogas?
Sabemos que al menos sería un golpe al narcotráfico, pero hay demasiados inte-
reses involucrados que no dejan que esto pase. Entonces sería bueno al referir-
nos a los narcos, distinguir bien, desenmascarar a los que no aparecen, pero que
en la realidad son narcos y que nos tienen en este estado ahora así, que con el
Jesús en la boca.
	 Ser narco es ser satánico, ayudar, cooperar por abajo con ellos, involu-
crarte en dinero del narcotráfico. Recibir limosnas, que está siendo pan de cada
día y que nos ha llevado a estar en guerra. Unos están focalizados, otros pasan
como fantasmas, pero todos tienen como común denominador la ambición.
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	 Recuerdo haber oído a mi mamá decir “qué difícil es la vejez” yo era
treinta y tres años menor, no comprendía lo que oía. Ahora yo estoy en sus za-
patos. Hay muchas cosas que se me hacen difíciles, me siento a veces insegura.
Hay momentos en los que pienso mucho para no arriesgarme, me da flojera salir
cuando hace mucho frío, o mucho calor, temo caerme y lastimarme y así pienso
que los muchos años limitan algo nuestros deseos y movimientos.
	 Pero en otro sentido estoy convencida que adentro de mí he acumulado
una fuerza espiritual que mueve montañas. Ya no sólo el cuerpo, sino que a veces
siento como si volara, en espíritu por supuesto. Esa fuerza es como una sabiduría
que me hace ver las cosas más claras. Ver hacia lo profundo, resolver los proble-
mas en forma distinta, no atorarme en la superficie, creer más en la humanidad,
ser más confiada en que las personas que me rodean son buenas, y también
tienen su parte débil y perversa.
	 Sí, la vejez es a veces dura y difícil, y el cuerpo va de picada, se va inca-
pacitando, y hay que ejercitarlo, cuidarlo, darle a atención, estar en contacto con
él, oírlo, entenderlo y hacer lo que nos pide y comunica. También prevenir en vez
de lamentar, y no dejar que se enferme por descuido.
	 Nosotros poseemos una sabiduría para ser sanos. Pero no le hacemos
caso, no escuchamos. Preferimos que el doctor nos de consejos y medicinas. El
espíritu con la edad crece al contrario del cuerpo, como si el espíritu fuera des-
tinado a no morir y a unirse a una conciencia universal que forma parte de algo
excelso.
	 Creo en la energía psíquica, creo en la vida del espíritu que sostiene al
cuerpo y le hace sobrepasar las dificultades. La naturaleza ayuda, el arte acom-
paña, todo está en que nosotros seamos fieles a nosotros mismos.
	 Sintamos el privilegio de estar vivos, no importan los años. Los contamos
en forma lineal, pero yo no, ya no. Mi vida es como en espiral, nunca vuelvo a
pasar por el mismo punto. Tengo la edad que creo tener, mis retos siguen siendo
grandes y difíciles, eso es vivir, pero si quiero, puedo llegar a lo máximo, que es la
sabiduría. Ser sabio para vivir.
		 La vejez
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	 ¿Por qué ya no escucho las noticias, ni las leo en periódico o en la com-
putadora?, ¿por qué no comienzo mi día enterándome de muertes violentas, de
crímenes, de actos de corrupción, abusos, secuestros y de la violencia que se vive
en mi ciudad?
	 ¿Por qué no me quiero llenar de lo negativo y de las exageraciones, los
amarillismos, el comercio que se hace del dolor y el sufrimiento humano?, ¿por
qué cambio o apago la televisión o la computadora cuando algo está violentando
mi ser, mi tranquilidad y mi paz?
	 ¿Por qué busco programas donde se informa de una manera respetuosa,
veraz, tomando en cuenta la dignidad del ser humano y sus derechos inaliena-
bles?
	 ¿Por qué elijo lo que creo que me da criterio para escoger y me permite
adelantar en mi crecimiento?, ¿por qué sigo en el radio y la televisión y en la
prensa escrita a personas que están avocadas a dar una información veraz, justa,
abierta, valiente para que la verdad sea conocida? y ¿por qué al escuchar y ver
algo busco que me haga bien, que me haga crecer, que me haga mejor persona?
	 ¿Por qué mi libertad está en escoger y en determinar lo que quiero para
ser mejor persona? Y está en mi mano y en mi dedo el poder cambiar de canal y
de apagar y de no comprar la prensa amarillista.
	 ¿Por qué México, mi país y por qué Nuevo León, mi estado está depen-
diendo de mi decisión de cambiar internamente, de manifestar mi descontento,
de apoyar lo bueno y valioso que hay y de ayudar a mejorar lo que está en mi
mano y en mis capacidades para cambiar el estado de cosas que nos está estran-
gulando a los que aquí vivimos?
	 No hay respuestas, solo más preguntas. Reflexionemos.
		 Evasión alienante
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	 Comienzo haciendome una pregunta, si fuimos un gran país en otros
tiempos ¿por qué no podemos volver a serlo?
	
	 El tener curiosidad por descubrir de dónde vengo y qué me antecedió,
me ha ayudado a saber cómo soy, y por qué soy así. Me he podido conocer más
sacando conclusiones de cómo y quiénes fueron mis antecesores. Mis ances-
tros. Por ejemplo, ¿por qué volví a Monterrey que fue fundado por Diego de
Montemayor, mi doce veces abuelo? Y si él fue valiente, arriesgado y osado, y
también ambicioso, algo de eso heredé.
	 También he aprendido que como ley de gravedad, lo que sube, cae. Y eso
nos ha pasado a los mexicanos, que en algún tiempo fueron poderosos y grandes
en sus logros. Esta misma tierra de donde nos alimentamos, esta región, esta luz,
este sol y estas estrellas les llevaron a alcanzar la sabiduría, a llegar a lo espiritual,
a adivinar, predecir, a lograr un desarrollo humano y también manifestaciones
artísticas, a la abstracción y a la simbolización.
	 Somos de esta tierra, aquí nacimos, aquí vivimos y morimos, es intere-
sante ver en qué estado de desorientación, de angustia, de miedo, de peligro
estamos.
	
	 ¿Cómo hemos llegado a imitar las costumbres, los vicios, las trampas
del mercado de consumo? ¿Cómo nos han podido seducir y convencer con fala-
cias? Podemos y quisiéramos sacar partido a nuestro Ser Mexicanos que tienen
un pasado glorioso y que han podido llegar a la espiritualidad, a la verdad, a la
belleza y a la bondad como bienes supremos.
	 ¿Y qué hay que hacer sobre los demás valores? Es cierto, encuentro en
mis antepasados errores, caídas, luchas, logros y decepciones, pero eso es lo
humano.
	 Todos somos impermanentes, dinámicos y siempre en cambio. Sería
provechoso pensar en nuestro México que fue grande, en su cultura, ¿y por qué
no podemos volver a serlo si así nos lo proponemos cada uno de los mexicanos?
Las palabras que escuché “que fuimos grandes en el pasado” ¿por qué no po-
demos volver a serlo?
		 México dinámico
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	 Deseamos convivir pacíficamente -ya la guerra nos cansó- tanto en las
familias como en las naciones y en la vida particular, pero no sabemos cómo lo-
grarlo.
	 En España tras la dominación y la invasión de los árabes en el Al-Andalus,
conviven moros, judíos y cristianos enriqueciéndose mutuamente. Eran amigos,
vecinos y no había mayor problema de estar unos con otros. Me pregunto ¿sería
posible de verdad ese paraíso?, ¿Podremos los mexicanos y los estadounidenses
vivir en paz?
Estoy por decir que en algún tiempo y en algún lugar se está dando este inter-
cambio. Los habitantes están buscando lo mejor para sí mismos y para la comu-
nidad, buscan vivir mejor. Cada quien trae su historia, sus experiencias y su forma
de matar moscas, pero nadie quiere destruir ni acabar con lo que ya está. Si
acaso solo mejorarlo, enriquecerlo. No revolucionan pero sí evolucionan. Se está
dando respeto, apertura y bastante tolerancia. Existen los que han vivido desde
siempre y desean conservar tradiciones, estilos de vidas, fiestas y costumbres
tradicionales. Hay quienes llegaron hace tiempo, se han adaptado pero no han
dejado de ser lo que son en esencia, sólo que más tranquilos, menos avorazados.
Siguen llegando buscadores de paz y felicidad, es especialmente notable cómo
se contagian del ambiente. Cómo se ponen a trabajar para educar, mejorar, para
hacer mucho por los que no tienen para que alcancen un nivel más digno y hu-
mano. Estoy hablando de varias nacionalidades de creencias distintas, de niveles
sociales, de razas, de diferentes pieles y edades. Para mí que en el ambiente
prevalece el arte, en todas sus manifestaciones, la estética, el orden dirigido, la
libertad de creencias y respeto por el diferente.
	 Con mucha libertad se puede ser confiado, no temer, sólo ser precavido.
Hay oportunidades para crecer y aprender en todos los campos y aspectos. Existe
una inercia y movimiento cultural social que arrastra sin presión o coacción. Algo
que tiene este lugar es que es una ciudad pequeña, nos da ejemplo de cómo era
el Al-Andalus de los siglos pasados. Y esta ciudad está en su mejor momento para
dar un ejemplo al mundo.
	 Este lugar es San Miguel de Allende, Guanajuato, edificado en subsuelo
de cuarzo –eso dicen- cuna de nuestra Independencia y de múltiples héroes que
dieron su vida por la libertad. Y que en nuestro convulsionado y confundido mun-
do es un lugar de magia y encuentro.
		 Convivencia pacífica
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	 Se ha dicho que la infancia es un periodo muy importante para que se
formen nuestros rasgos de personalidad, Freud apunta: “Infancia es Destino”. Se
inician los miedos, la angustia ante determinados estímulos y también la confi-
anza básica.
	 Poder tener una certeza de que el otro puede entendernos, responder
ante las necesidades que en la vida se van presentando, la confianza, la primera
fuerza que adquirimos para seguir evolucionando y creciendo internamente.
	 El bebé depende totalmente de su madre o sustituto, solo no puede sub-
sistir, sin otro se muere: si ese otro no lo cuida, no lo alimenta, no lo cambia. Y
más allá de eso: si no lo entiende, si no entiende qué quiere, si no sólo acaricia,
su crecimiento es deficiente, no se desarrolla normalmente, no madura.
	 Pero si se dan las condiciones, hay un camino abierto hacia la otra afir-
mación, que es “yo quiero” “yo puedo” y esto después traerá la iniciativa “Yo
soy”, “yo voy a hacer eso”, “yo voy a determinar esto”. Esto lo lleva a ser una
persona laboriosa, trabajadora, que se responsabiliza, que se compromete y se
entrega. Entonces está preparada para llegar a tener una identidad, saber quién
es, qué quiere, cómo lo puede lograr y hasta dónde puede no hacerse daño a sí
mismo, ni a los demás.
	
	 Este logro es signo de madurez, que lleva a poder ser fiel a uno mismo y
a los demás, para ya en el próximo periodo o etapa desprenderse, dar, ser gen-
erativo. Pasar las experiencias, verlas más claras, transmitirlas, lo que ha logrado
de serenidad, de amor, lo que podemos llamar sabiduría, sabiduría de vida que
es la que mayor paz, tranquilidad y la felicidad que esto nos da. Parececiera como
si esta teoría fuera una utopía, pero es tan real, que si queremos vamos viviendo
esas etapas que son verdaderos logros, esa fuerza interior que sentimos y logra-
mos.
	 Si es cierto que infancia es destino, un humano nos da el “imprinting”,
el sello, deja la huella de cómo poder desarrollarnos, deja la capacidad de amor.
Seremos cada uno de nosotros quienes trabajemos nuestras dependencias, y lo-
gremos ser creativos, innovadores, responsables de nosotros, de nuestros con-
géneres y del mundo y el universo que nos rodea. Les invito a investigar sobre la
teoría de Erik Erikson Ocho Etapas Evolutivas.
		 ¿Infancia es destino?
70
	 ¡Que importante es en la vida saber para qué somos buenos, qué nos
gusta y este es un conocimiento de nosotros mismos para buscar la felicidad
genuina, que es como un chispazo que cambia dejando una sensación de paz y
bienestar.
	 Qué gratificante es pasar la vida haciendo lo que te gusta, hacer lo que
te gratifica internamente, lo que te hace sentir a gusto, lo que te da la sensación
de que vales y ver los resultados. A medida que vas experimentando diferentes
estados, sensaciones, deseos, sabes qué es lo mejor para ti, esto si tomas la vida
con profundidad.
	 Si te das cuenta que es importante capitalizar lo aprendido de ti mismo,
que todo va cambiando, que todo es impermanente y que está en ti sacar una
lección de superar una etapa en donde te encuentras, para preparar la que sigue.
	 Claro que tienes que lograrlo, es un conocimiento que implica esfuerzo,
se va pagando un precio, el de aprender con esfuerzo, de superar las cosas que
se te presentan, que tú lo decides. Y que automáticamente se va a convertir en
logro, en un sentir, estar contenta contigo, con tu cuerpo, con tu mente y con tu
espíritu.
	 Es una corriente interna siempre cambiante, desaparece, se transforma,
trae nuevos logros y así vamos adquiriendo destrezas para vivir más conectados
por dentro. Hay veces que nos engañamos, cuando no hay contacto verdadero
con el ser que somos. Cuando vivimos alienados, tentaleando como ciegos, sin
dar en el blanco, podemos pasar así la vida entera. Y esto por supuesto, produce
vacío, un vacío de falta de contacto, de anestesia psíquica, y por la vida vamos
como fantasmas.
	 Es un camino de la existencia nuestra, y es una oportunidad de conocer-
nos mejor, por el exterior al interior. Y viceversa. Saber para qué somos buenos,
hacerlo y con ello lograr un sentimiento de bienestar para después transmitirlo a
los demás y lograr un mundo mejor.
		 Existir y caminar al	interior
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		 Arte que comunica al interior
	 Sabemos que existe arte en lo que nos rodea. La palabra la usamos
como meta a alcanzar: decimos también el arte de vivir, es decir, que la misma
vida se puede convertir en arte, cuando hay unión de cuerpo, mente y espíritu.
Creando, utilizando herramientas para lograr que el vivir de frutos. Se manifieste,
se contacte en forma consciente e inconsciente con la naturaleza, con los seres
humanos, con los animales, con las plantas, y trabajando en favor del cosmos
del planeta, y de nuestro microcosmos. Hay ciertos requisitos o condiciones para
que la vida resulte una obra de arte.
	 Hablando en sentido figurado, en lo individual, tener conciencia es saber
para qué vivimos, dar sentido al existir, otra es, qué queremos hacer de acuerdo
a lo que somos y podemos capitalizar y aprovechar de las experiencias, valorar
lo que somos, lo que queremos, y que las metas y lo que hacemos sean congru-
entes.
	 Hay quien cree que la verdadera obra de arte se logra con la muerte, y es
válido, otros piensan, que en la vida nunca vamos a lograr la perfección ya que
todo está en continuo cambio y evoluciona. Cuando estamos, ya no estamos,
pasamos a algo diferente.
	 El arte más que para entenderlo, es para sentirlo, pasarlo de lo externo
a lo interno, para simbolizar, lo concreto se eleva a lo abstracto y hay una cor-
respondencia adentro afuera, pero en forma simbólica, que es propia del ser
humano.
	
	 El arte de vivir es estar, ver, tocar, sentir, transformar, jugar, sentirse in-
merso, viviendo cada minuto y segundo de la existencia en el momento pre-
sente. Sentirse uno mismo.
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		 Aceptación
		 Cuando estamos con alguien más o en grupos surgen difer-
encias de opinión y distintos puntos de vista. Frente a las opiniones opuestas
tenemos dos caminos, resistirlos o abrazarlos. Si los resistimos provocaremos
un conflicto entre el yo y el otro, y si los aceptamos los podemos integrar como
agentes dinámicos y originaremos una transformación alquímica en el interior
del yo.
	 En todos mis juicios sobre ti, hay un juicio sobre mí mismo, si pienso que
tengo yo la verdad y tú no, crearé una separación, un sufrimiento que se instala
en mi vida. Y lo mismo sucede si te doy la verdad pero yo no la poseo. En la reali-
dad, los dos tenemos una parte de verdad y una parte de ilusión.
	 Si acepto tu experiencia como cierta, también veo desde dónde estoy yo,
tus percepciones y las mías son válidas desde donde las vemos. Si podemos esta-
blecer primero la igualdad, los dos tenemos validez entonces el conflicto, la com-
petencia, la rivalidad, no permanecerán entre nosotros. No necesito sentirme
igual, no necesito cambiarme, ni vivir según tus premisas, ni querer cambiarte
a mi criterio. Para amarte debo aceptarte tal como eres y esto es tan profundo
como aceptarme a mí misma tal como soy.
	 Esto lleva años de esfuerzo, de introspección, silencio, experiencias dolo-
rosas para aprender, y en deseo caminar en la vida hacia la aceptación de tí y del
género humano. Lo principal es permitir respetar lo que sientes, lo que piensas,
aún cuando no me guste o no esté de acuerdo. Cada quien debe aprender de su
propio dolor. No responsabilizarse del dolor ajeno, de las experiencias ajenas, de
los pensamientos y sentimientos. Yo me responsabilizo de lo mío y tú de lo tuyo.
Nos respetamos.
	 El acuerdo nunca es la única opción, sino respetar nuestras experiencias,
sentir que el otro nos acepta tal como somos. Esto nos motiva a adoptarnos el
uno al otro a no imponernos ni dejar que se nos impongan. Aceptar nuestras
diferencias es honrar a la humanidad y bendecir mutuamente la experiencia que
compartimos. Cuando se aceptan las partes, el todo empieza a tomar forma y re-
sulta más fácil comprender y apreciar el significado de las partes. Un mundo que
pretende conseguir un acuerdo encontrará conflicto y sectarismo. Un mundo
que proporciona un espacio seguro a la diversidad encontrará la unidad esencial.
73
74
	 Comenzaremos por considerar cómo sentirnos bien con nosotros mis-
mos, el doctor Jorge Carvajal dice “en la soledad, el silencio, estar con uno mismo
cada día”, es maravilloso pasar minutos con nosotros, este es el comienzo de la
meditación, es tender una puerta hacia la verdadera salud, es acceder al altar
interior, al ser de adentro.
	 Se recomienda poner el despertador veinte minutos antes de levantarse,
para no robarle el tiempo a las ocupaciones, si dedicas no el tiempo que te sobra,
sino los primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco, descansado, sin
preocupaciones. Ese tiempo o pausa te va a recargar porque en esta pausa habita
el potencial del alma.
	 ¿Cómo podemos vivir y sobrepasar la angustia? La angustia se vence o
domina cuando entras a tu interior, cuando te aceptas como eres y te reconcilias
contigo mismo. Cuando no somos lo que queremos ser, se produce angustia.
	 Vivimos a veces en el “debo ser”, “debería ser”, y no somos. Y esto pro-
duce estrés, que es el mal de la época en que estamos viviendo, ¿y qué produce
estrés? la competitividad, el querer ser perfecto, o mejor que los demás: imitar,
ser algo único y mejor.
	 Si quieres ser único, sé tú mismo, no copies. Se original, auténtico, no
seas fotocopia de nadie. El estrés perjudica el sistema inmunológico. Cuando el
estrés te permite estar alerta, despierto en las crisis y aprovecharlas como una
oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia, entonces podemos
decir que el estrés es una ayuda, es un detonante para crecer en todos sentidos.
Hay que dosificarlo y estar consciente, hasta dónde y qué tanto.
		 Diferentes conceptos de
		 enfermedad
75
	 Estábamos hablando sobre la salud: mental, física y espiritual. Ahora
vamos a hablar de ser y no aparentar, ser en vez de tener. Darle un tiempo de
cada día a nuestro cuerpo, ejercitarlo, dedicarle lo que éste te pide en favor de
tu salud. Darle tiempo a la mente, aprender algo de provecho para ti mismo. Al
espíritu contactarlo y entrar adentro, estar con nosotros mismos, y sacar nuestra
verdad y nuestra esencia, conocernos cada día.
	 Tenemos que aceptar la enfermedad porque somos humanos. El fracaso
y el éxito son dos maestros, cuando eres aprendiz debes aceptar la lección de la
enfermedad, e incorporarla en tu vida. La enfermedad es causa de que cada vez
más personas sufran de ansiedad.
	 La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se convierte en un
hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que
viene cuando buscamos con insistencia en los acontecimientos externos, cuando
necesitamos múltiples apoyos que son muletas, apoyos externos, cuando no in-
sistimos y persistimos en la búsqueda interior.
	 El no aceptar la soledad, el no convertirnos en nuestra propia compañía,
da por resultado el vacío que tendemos o buscamos llenar con cosas, con pose-
siones que no nos dejan más que un vacío que va en aumento.
	 Cuando aceptamos nuestras emociones positivas y negativas, cuando
conociéndolas las transformamos y las hacemos fluir para que no se estanquen
y podamos transformarlas, canalizarlas para que lleguen de nuestro corazón a la
cabeza.
	 Lo que existe es amor, pero éste toma forma de temor, y es destructivo.
El amor que por miedo se aferra, se apega, sobreprotege a otros, amor tóxico,
destructivo, o bien, un amor creador desprendido, libre, que produce salud,
bienestar en unos momentos y en otros, lucha, fuerza y logro.
		 Ser y no aparentar
76
	 En el conocimiento y la cultura no solo hay esfuerzo, sino también pla-
cer. Con el conocimiento y con la cultura sucede que puede llegarse al éxtasis.
Dónde investigar, estudiar y aprender ya no es un esfuerzo, sino es puro gozo.
	 ¡Qué bueno que estos manjares estuvieran a disposición de mucha
gente!, ¡Qué bueno sería si en la canasta de la calidad de vida que El Uruguay
puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectu-
ales! No porque sea elegante, sino porque es placentero, porque se disfruta con
la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.
	
	 No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices. Algunos
pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers, En
ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa
nueva, y de cajas de electrodomésticos. No tengo nada contra esa visión pero
no es la única posible, también podemos pensar en un país donde la gente elije
arreglar cosas en lugar de tirarlas, elije un auto chico en lugar de un auto grande,
elije abrigarse en lugar de subir la calefacción. Despilfarrar no es lo que hacen en
las sociedades maduras.
	 Vayamos a Holanda, se ven las ciudades repletas de bicicletas, ahí se van
a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia
de la humanidad. Es la elección de los que prefieren las novedades y son frívolos.
	 Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir al trabajo, pero tam-
bién para ir a los conciertos, a los parques. Porque han llegado a un nivel en el
que su felicidad cotidiana se alienta tanto de consumos materiales como intelec-
tuales. Hasta aquí José Mujica Presidente del Uruguay.
		 Palabras de José Mujica,
		 presidente del Uruguay
77
78
		 Momentos
	 Cada vez me convenzo más que no es el lugar, ni es el día, ni la hora, ni
lo que me rodea, sino que es lo que traigo adentro, lo que soy, y llevo conmigo
a donde voy lo que le da tono a mi vida. Antes el afuera me influía en forma au-
mentada o disminuida. Por ejemplo el domingo era mejor que el lunes. Porque
yo esperaba ese día cosas mejores, más novedosas, me hacía ilusiones, expecta-
tivas, que a veces se cumplían y otras no tanto. Y dependía mucho de eso.
	 También ha habido unas horas en las que sentía más influida por el am-
biente, por ejemplo el atardecer, cuando se acaba la luz, el sol se va, me hacían
sentir más la necesidad de buscar con quién empezar a pasar la oscuridad. Res-
pecto a las horas, las semanas, y a los años, pasaban a veces lentos y otras a
prisa. Eran fáciles o difíciles. Pienso que hubo un cambio en la percepción de este
tiempo y del espacio.
	 Creo que ha de influir que ahora, día y noche estoy conectada conmigo
misma, me llevo a donde voy, me siento acompañada por mí misma y así me
comunico y estoy más en contacto con todo lo que me rodea. No hay demasiada
distancia, ni demasiada cercanía, las cosas y las personas están a distancia más
conveniente y manejables.
	 Al estar en un lugar, que antes era el paraíso, lo nunca visto y que me
producía un placer exagerado, esto me sacaba de mí. Sí, era placer aumentado.
Las cosas que me daban problemas, por lo contrario, disminuían mi ser, mi au-
toestima y eran determinantes en el estado de ánimo por tiempo prolongado. Lo
que ahora es como entrar y salir de una ola que me sumerge pero me vuelve a
sacar con su mismo impulso.
	 El estar en contacto con mi interno, el llevarme como compañía insepa-
rable, el no perderme tan seguido, ha cambiado mi percepción.
	 Ahora hay belleza, más tranquila, más serena, más vivible, más fácil de
sentir y transmitir. Más natural.
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Libro Reflexionemos de Martha Rivero ExaUDEM LPS '76

  • 2.
  • 3. Créditos Martha Rivero Autora Martha Isabel Ferrara de Lozano Mariana Lozano Ferrara Idea original Claudia Lozano Editora Gabriela Faz Diseño Editorial
  • 4.
  • 5. El regalo más hermoso que una hija le puede regalar a su madre, es preservar su memoria. Este es el motivo del libro, es un regalo de Martha Isabel quien le regala al lector las palabras de su ma- dre en este libro de reflexiones y consejos de vida. Paul Ricoeur describe la necesidad del individuo por narrarse a sí mismo y esta es la razón de Martha Rivero, la necesidad de contar a otros sus experiencias de vida. Martha rompe el prototipo de las mujeres de su tiempo y de su clase: no solo se especializó en psicología desde joven, sino que además es una mujer sumamente culta. Es inquieta por naturaleza, jamás la he visto dejar pasar el tiempo, sino tomándolo en sus manos y modificando su vida constantemente. En este libro nos regala una serie de reflexiones que nacen de su programa de radio “Reflexionemos” que transmite la Univer- sidad de Monterrey (UDEM). Martha es una mujer preocupada por su memoria, por dejar parte de ella, lo que Susan Sontag denomina “contra la extinción” es decir que el pensamiento sobreviva al cuerpo. Martha se abre ante su radio escucha y lector para mostrar la intimidad de su pensamiento, como si hablara desde su jardín, el entorno íntimo en el que nacen estas reflexiones. En este libro Martha nos invita a reflexionar sobre el rumbo que tomamos, sobre las decisiones, sobre el dolor y la alegría, sobre la compañía y la soledad, sobre los cambios del cuerpo y sobre la vida misma. Su pensamiento nace a partir de diferentes manifestaciones artísticas y disciplinas, desde estas trincheras Martha nos comparte, nos narra, nos reta y deja siempre una puerta abierta para la reflexión personal. El jardín de Martha es la bella metáfora de su vida: en ambos transcurren las cuatro estaciones y hay tantas plantas en el jardín, como personas queridas en su recuerdo. Martha es una mujer de todos los tiempos, de todas las épocas y por ello sus reflexiones tienen el poder de cambiar vidas. Claudia Lozano La vida es un jardín
  • 6.
  • 7. Desde mi jardín Mi jardín es el espacio desde el que te hablo de las reflexiones de vida. Tu habitas en el transcurrir del tiempo. A ti me dirijo para depositar todo el dolor y la alegría de mis momentos. Vaya para ti este legado del transcurrir los días de mi existencia. Martha Rivero
  • 8.
  • 9. Índice 8 Hacer la tarea 10 Renacer 11 Movimiento 12 Hacer camino al andar 14 Valores 15 Dependencia 16 Tu vida interior 18 Lo que quieres lograr 19 Los tres cochinitos 20 El arte y tú 22 Huracán Alex 23 Abre tus sentidos, vive 25 Lo que buscas está adentro de ti 26 La envidia 27 Pensar, imponer o cambiar 29 Siglo XXI
  • 10. 30 Nuestros amigos 31 Recuento del Alex 33 El trabajo 34 Mi ciudad 35 La ciudad y el agua 37 Las fuerzas naturales y humanas 38 Literatura 40 Estado actual 42 El ocio 43 Caos vehicular 44 Apostarle a la vida 46 Paz interna 47 Contacto personal 48 Hacer lo mejor siempre 50 Existir: un proceso dinámico 51 Replantear valores
  • 11. 52 Navidad 54 Inicio y fin de año 55 Responsabilidad y vida 57 Mundo virtual 58 Impermanencia 59 La fiesta y el dolor 61 Música 62 Violencia y realidad 63 La vejez 65 Evasión alienante 66 México dinámico 67 Convivencia pacífica 69 ¿Infancia es destino? 70 Existir y caminar al interior 71 Arte que comunica al interior 72 Aceptación
  • 12. 74 Diferentes conceptos de enfermedad 75 Ser y no aparentar 76 Palabras de José Mujica, presidente del Uruguay 78 Momentos 79 Invierno 80 De la adversidad 82 La escuela y la violencia 83 Palabra escrita 84 El arca 86 Dar amor 87 Comunicación no violenta 89 Participación ciudadana 90 Cansancio y espera 91 Vivir es un acto de amor 93 Ser o no ser 94 El pájaro del alma
  • 13. 97 A cada día su propio afán 98 Morir 99 Ochenta años no es nada 101 Lo que natura da 102 Sueños 103 Bach y la enfermedad 104 El deber de ser feliz 106 Sálvese quien pueda 107 Ser fino 108 Alegría 110 Conócete a ti mismo 111 Obesidad y muerte 112 Violencia: lacra social 114 Mala alimentación 115 Lectura que cambia tu vida 116 Recibir y dar
  • 14. 118 Multiplicar 119 El mal y sus causas 121 El poder de conocerse 122 Un retrato hablado 123 Cambio 125 Está llegando la sangre al río 126 Mojarnos y disfrutar el agua 127 Ambivalencia 129 De la confianza a la sabiduría 130 La radio y el radio 133 Decidir un final 134 Facundo Cabral 135 Cantar la vida 136 Era del vacío 138 El cine 139 El día en que no nací
  • 15. 140 Cárceles 142 ¿qué puedo yo hacer? 143 Los buenos y los malos 144 Humano 146 ElTiempo 147 Congreso 148 A las universidades e institutos de Nuevo León
  • 16. 8 Mi camino ha sido el de aceptar que soy diferente en cada momento. Esto es muy difícil porque generalmente pertenecemos a un grupo, a una raza, al género humano. Entonces, ¿cómo estoy? ¿estoy libre o estoy atra- pada? Empecé de niña con la libertad que sentía en las barrancas ¿Qué quiere decir esto? ahí en las barrancas viendo los árboles, bajando por caminos de tierra. Pero, esa libertad no era lo único. Estaba también atrapada en una fa- milia. ¿por qué en una familia atrapada? Pues porque tenía que pensar, tenía que sentir, tenía que ser y tenía que creer en lo que ahí me decían. Pero además de familia, estaba en una sociedad, en una clase en la que e manejaban ideas racistas, cerradas y aunque en cierta manera las criticaba, no decía nada. Me hice otra me perdí a mí. Tengo unos antecedentes genéticos, un bagaje de células, de genes que viven en mí y que las tengo que seguir quiera o no quiera. Ahí sí, pues bueno, pero cuando me toco adentro pienso que no soy una mercancía, que me tengo que vender o que me tienen que hacer en un trueque: tú me das, he oído mucho en la sociedad en que vivo, frases que son tremendas que dicen “bueno, estoy en la UDEM mientras me caso” o “tener los hijos que Dios quiera” o “para nunca quedarme sola me caso” o algunas otras que me hacen ruido porque significan que tengo que inmolarme, que tengo que hacer el sacrificio, el deber. Yo he podido romper mucho con ellas, porque ante una sit- uación desesperada, me siento fuerte, siento que tengo que salvarme, que tengo que romper un muro, que me impide ver. Tengo que derrumbar catedrales, di- oses, uniones, vínculos mentales, fraternales, toda clase de vínculos. Ser o no ser es mi pregunta y es mi dilema. Y esta es la tarea. Hacer la tarea
  • 17. 9
  • 18. 10 Para renacer me apoyo en recuerdos, en personas significativas. Veo al padre, me concilio con la madre. Me voy al mar escribo y ordeno: meto, y saco en armarios, en cajones; limpio: pierdo y gano. Salgo a ver el jardín: las bugambilias. Viajo, estudio, conozco, me relaciono. Me apoyo en la poesía, en los recuerdos: las personas significativas ahí están. Después de esto, rompo. El psicoanálisis me enseña a abogar en el mar interior. Vivo en las primeras relaciones y todo lo de la primer infancia. Viajo por el mundo, conozco lo diferente. Rectifico caminos, necesito estar sola, necesito sentir, añorar, jugar: perder y ganar. Época de incertidumbre, como vivir en una piel nueva. La escritura, la lectura, la poesía, la música me alimentan y el arte me salva. (1) Esto para mí, es renacer. ¿Y para ti qué es? Renacer (1) Crear un programa abocado al Desarrollo Humano para niños y adolescentes que da sentido al hecho de estar viva.
  • 19. 11 Hago mía mi casa, cuido mi salud, pienso en mi propia muerte. Dolorosamente veo a las personas como son, sin manipular ni hacerlas a mi imagen. Y comienza el camino a la separatividad, que nunca va a acabar. Es decir, libro mi propia guerra, que nunca termina hasta morir. Tengo chispazos de felicidad, fugaces; quiero cambio, no más tragedia. Pero la comedia no llega fácil. Voy camino a reírme de mí y conmigo. Mi familia se desmueganiza: un hijo se va, una hija está por crecer y el otro, ya se encuentra bien solo. Ahora mis hijos crecieron, ya son adultos. Me rodeo entonces de agua, de tierra, y de aire. El fuego sólo es en tiempo de frío, y es el último porque hay que cortar para brotar en una forma nueva. Soledad con posibilidades de seguir donde quiero estar, fuerza y ánimo para seguir dentro de lo que se está viviendo, con el privilegio de tener libertad para decidir, escoger, pensar y cambiar. Esto es movimiento. Movimiento
  • 20. 12 De lo que me pasa o más bien de lo que he llegado a concluir después de mucho meditar, es que lo que permito y propicio de alguna manera. Yo hago acontecer lo que me pasa, en verdad. Y para poder decir y sentir esto, es que quiero vivir una vida feliz en lo posible y relativo. No sólo vegetando o siendo testigo, sino actuando, siendo parte de lo que me acontece. Nunca olvido a una amiga que vino de Brasil, ella tenía 75 años y sus palabras sabias me huellaron. Dijo “el peor enemigo del ser humano es la flojera”. Que sabia es esa frase. Cuando dejamos que otros piensen por nosotros, hagan por nosotros, decidan lo que nosotros hacemos y que nos traigan - ya es el colmo - cuando nosotros podemos levantarnos y tomar lo que queremos. Entonces ya perdimos la esperanza de ser… de ser personas. ¿Qué pasa? Pues vegetamos, somos parásitos viviendo “a través de”. Claro, que es más fácil, es más cómodo, no nos gastamos, pero ¿dónde queda el riesgo? ¿dónde queda la aventura? ¿la satisfacción de aprender? ¿de aprender de qué? de los errores de caminar y caerte. De ir por las veredas y hacer camino al andar. El depender a la larga lo pagamos muy caro, volvemos la cabeza y no hemos vivido lo peor que puede pasar a cualquiera. Hacer camino al andar
  • 21. 13
  • 22. 14 ¿Pueden ayudarnos los otros? Como compañía, comprensión, o sea poder meterme en los zapatos de otro y aprender de él para enriquecerme, y hacer mi vida cada día un poco más llevadera, más humana y más esperanzada. No perdamos tiempo, vivamos cara a nuestro interior, metámonos para conocer quiénes somos, qué queremos ser y qué queremos hacer con este tiem- po que se nos ha dado, veamos es nuestra conciencia la que nos indica cómo queremos vivir para hacer algo por nosotros y por los demás. Los valores están en tu interior y los haces brillar y manifestarse. ¿No se te hace atractivo trabajar sobre esto? Los valores se introyectan mediante el ejemplo. Valores
  • 23. 15 El ser humano es totalmente dependiente cuando es pequeño. Y se va desarrollando y va superando esta dependencia. Pero, nunca va a dejar de ser totalmente dependiente. Siempre va a tender hacia eso, pero no lo va a lograr completamente. Y he escuchado decir que toda dependencia se paga caro. Sí es cierto. Porque lo que yo quiero proponerme lograr, tengo que sacrificar y hacer una decisión personal. En el término que ahora se usa por estar en una sociedad de consumo: se dice que yo pago un precio y también en lo espiritual se utilizan estos términos económicos: yo también pago un precio. Si he logrado a través de una cierta independencia vivir conciliada con- migo misma, saber qué soy, quién soy y esto lo sé mediante un esfuerzo, un lo- gro, porque me lo propongo y no dependo de otros para sacar adelante mi vida, dentro, muy dentro de mí llevo esta sensación de haber logrado una fuerza, una confianza en mí misma y un valor. A medida que nos convencemos y que perdemos facultades cuando ya somos mayores, volvemos a necesitar de los demás, no por flojera sino simple- mente porque ya no podemos. Pero esa luz y esa fuerza de la que hablo ante- riormente, la no dependencia interna, el no claudicar, el no dejar nuestra inde- pendencia y nuestra libertad para hacernos responsables de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestro espíritu va a seguir ayudando. Son impresionantes los casos que estamos viendo de la pérdida de la memoria. No se puede dar la independencia, ni la toma de decisiones. Hay que depender totalmente. Y yo me hago la pregunta, si este estado de vida es pro- vocado para quitar responsabilidad o es más cómodo vivir sin memoria, o será una forma de evasión. No lo sé. Pero pienso que esas personas tienen mi respeto como seres humanos que han tomado una opción, una decisión. Dependencia
  • 24. 16 Esta semana estaba hablando con una amiga, me dijo “oye, yo no sé, yo no tengo vida interior, no tengo tampoco vida espiritual”. Y entonces yo pensé “si tiene, tiene que tenerla, todos tenemos”. Lo que ella me pide es que la oriente para saber exactamente qué es tener vida interior. Nacemos con ella, crecemos, vivimos pero a veces no la conocemos. No hay ningún ser que no tenga la característica ineludible de estar constituido por un espíritu interior. ¿Y cómo lo conocemos? ¿cómo lo oímos? Y más, ¿cómo lo contactamos y lo sentimos? Lo más importante es saber que existe y para qué sirve y qué lenguaje utiliza para comunicarse con cada persona. Vivimos en un mundo materialista, veinticuatro horas del día estamos conectados con lo material: lo que se ve, lo que se oye, lo que se siente. Por ejemplo la preocupación por tener dinero y más dinero para comprar, para gastar y así vivir bien y ser felices. Es probable que la vida interior te esté pidiendo que le hagas caso, que te sientas feliz de estar vivo, eso es vida interior. Que te sientas muy contento de tener salud, eso es vida interior, de ver la salida y la puesta del sol, de oír el canto de los pájaros, de oler el perfume de las flores, de tocar la pielecita o asir la manita de un bebé y escuchar la risa. Esto va a enriquecer la vida interna, es el alimento de tu espíritu. Entonces mi amiga me contesta, “si eso es vida interior, sí tengo vida interior y vida espiritual”. Tu vida interior
  • 25. 17
  • 26. 18 Donde está tu corazón, donde está tu pensamiento ahí estás tú. Y te pregunto ¿qué buscas? Pues eso es lo que vas a encontrar. La vida es dinámica, irremediablemente. Es impermanente, todo cambia y nada permanece. ¿Qué quieres lograr en tu vida? Bueno, pues ahí están tus deseos, tus necesidades, tu corazón, tus logros, que van a seguir cambiando y se van a esfu- mar. ¿qué es lo que tu pretendes tener? ¿en dónde crees que vas a permanecer? Parada, sostenida, sentada. Las alegrías pasan, las vemos desvanecerse. Los su- frimientos se esfuman o convierten en simple realidad o en algo que te deja una enseñanza positiva. ¿Qué buscas? ¿Buscas trascender, dejar algo bueno de ti mientras vivas? ¿Llegar a tu corazón y que se haga más flexible más compasivo, más compren- sivo, menos duro e inflexible para que no se truene? ¿o buscas encontrar un estado en el que te sientas bien, comprometido contigo mismo y con los otros, incluyendo el mundo que te circunda? Hoy es el día de empezar a cambiar, búscate a ti y encuentra al otro. Lo que quieres lograr
  • 27. 19 ¿A cuál de los tres nos queremos parecer? Esta fábula data del siglo XVIII y narra la vida de tres cochinitos se fueron por el mundo a buscar fortu- na, y que al final pensaron “ya es bueno que nos podamos establecer y edificar nuestra casa” y pusieron manos a la obra. El primer cochinito buscó un lugar blando y edificó con lo que estaba a su mano: paja, fácil de sujetar. Terminó pronto y se fue a jugar. El segundo encontró madera en un bosque, le resultó fácil edificar, al tarminar también se fue a jugar. El tercero pensó “yo quiero edificar con ladrillos”, poniéndole mayor dedicación, edificó su casa en un lugar resistente, con una chimenea muy grande. Los cerdi- tos se pusieron a cantar “¿Quién teme al lobo feroz? ¿Quién teme al lobo feroz?” y el lobo respondió “Soplaré, soplaré. ¡Y la casita derribaré!”. Y así fue, derribó la casita de paja y la de madera. Los cerditos corrieron a la casa de ladrillo, se pusieron a salvo. El lobo se fue a derribar la tercera casa, se subió muy enojado por las paredes y se tiró por la chimenea cayó en un caldero de sopa de nabos. No pudo derribar la tercera casa. En julio del 2010 con el paso del huracán Alex, muchos bulevares, cami- nos, carreteras, edificios y casas quedaron destruidos ¿sobre qué terreno esta- ban edificados?, ¿con qué materiales? Puentes, pasos a desnivel, vados ¿cómo fueron calculados?, ¿con qué resistencia y cuáles materiales usaron? ¿quién los autorizó? y ¿quién los supervisó? Los fraccionadores y constructores, ¿cómo ob- tuvieron los permisos para alterar el orden de la naturaleza? Los paisanos que compraron terrenos en busca de una ilusión, por la ambición, el espejismo ¿qué están pasando en este momento? Y los que se posesionan de cualquier tierra para edificar un tejaban, habiendo dejado el campo, que han venido con el sueño de mejorar, y que, de pronto se quedan sin nada. Y los gobiernos se hacen de la vista gorda. La avaricia no distingue clases sociales: las ilusiones vanas se vienen abajo, el engaño dura mientras aparece la verdad. La corrupción se da por la desmedida ambición por el dinero, por el espejismo de una vida mejor, más fácil, cómoda y sobre todo, “más feliz”... El agua arrastra, lodo, piedras, y además, desentierra muchas cosas oc- ultas. ¿Tú a quién de los tres cochinitos quieres o decides parecerte? Cito a Sara- mago en Ensayos sobre la lucidez “Permítame que le diga, en situación como esta, un Gobierno no gobierna, solo parece gobernar”. Los tres cochinitos
  • 28. 20 ¿Para qué es bueno el arte? Como por ejemplo la pintura, la escultura la arquitectura, la música y otras artes. Para mí vivir es un arte, pero eso ya sería otro apartado. Como lenguaje el arte nos comunica algo que está en otra dimen- sión. En nuestro interno están esas emociones, esas sensaciones, esas ideas que es necesario sacar, que es necesario manifestar y comunicar. Si no lo hacemos, nos vamos deteriorando, enfermando y muriendo en vida. Y a la inversa el arte nos alimenta, nos vitaliza y nos da felicidad, si así lo queremos. El arte está dentro de nosotros y las herramientas para expresarlo las adquirimos con vocación, con voluntad las hacemos vida. Algunas personas expresan el arte, saben ser activas. Se dice, que genéti- camente poseen un don, y lo manifiestan. Otros, somos muchas veces discípulos, y después, maestros, y unos más son pasivos, porque saben recibir, saben buscar, saben disfrutar las manifestaciones artísticas. Pero ellos no las producen o crean. Por estar en un nivel elevado el arte es alimento del espíritu y del cuer- po. Se dice vivir es un arte, es cierto, se trabaja y aprende. Y la vida del arte y del artista es un camino seguro que no traiciona, que no abandona, si así tú lo decides. El arte y tú
  • 29. 21
  • 30. 22 Un día después del Alex nos quedamos pasmados: la vida es imprede- cible, de repente tiene unos acontecimientos fuera de nuestro control que nos sacuden. De niña aprendí en latin SIC TRANSIT GLORIA MUNDI: “Así pasa la gloria del mundo”. Cuando la tormenta Alex nos dejó lodo, piedras, escombros, inunda- ciones, muertes, dolor, pérdidas materiales y de todas clases, me acordé de algo que antes no podía entender pero ahora he experimentado. Hablando también de frases célebres, en la clase de griego, después de dos años de estudio, lo único que podía decir yo era, como dice San Juan Crisóstomo “Vanidad de Vanidades, todo Vanidad”. Cuanto he sabido indistintamente el agua ha arrasado, ha seguido sus cauces naturales y se ha llevado de encuentro lo que edificaron en su camino. La naturaleza no es respetada, nos la hemos llevado de encuentro, creyendo que podíamos con ella. ¡Pero oh sorpresa! Enfurecida el agua, arrasa, arrastra, de- jando a su paso ruinas, escombros y pérdida de vidas. Y me pregunto ¿qué no va- mos a aprender de esta lección? Que rápido olvidamos lo que más nos conviene aprender. Vanidad de vanidades. ¡Que depresión ver la ciudad arrasada por lodo y piedras! ¡qué pena por la pérdida de vidas! ¡el hambre, el frío, la humedad, el miedo, el pánico y la his- teria! SIC TRANSIT GLORIA MUNDI, vanidad de vanidades, todo vanidad, palabras que cobran vigencia ¿qué perseguimos, qué queremos? y cómo lo vamos a lo- grar. Esto nos dará mucho que pensar. Nuestras acciones debemos tomarlas con conciencia, pensando en la naturaleza, tomando en cuenta la colectividad, no nada más nuestro deseo in- mediato y nuestro placer, nuestra comodidad. El éxito para poder ser, hacer, y construir nuestras casas en avenidas firmes, en lugares sin peligro, edifiquemos en donde sea legal, con materiales que no engañen. Nuestra ciudad lleva el peso de la seducción, del engaño, “compra aquí, yo te vendo barato, y aquí está muy bien, toma esta oportunidad…”. Está tam- bién la corrupción, y a ver cómo nosotros respondemos para lograr una vida mejor. Huracán Alex
  • 31. 23 Una montaña significa millones de millones de años. Está formada por el viento, la erosión, el agua, ¡y cuántas partículas de polvo la forman! Ahí están, ahí las tenemos como testimonio de infinitud. Los parajes desérticos tienen su encanto. Nosotros vivimos entre las montañas, las bellísimas, caprichosas, mon- taraces, escarpadas, icono entrantes y salientes montañas rocosas. Y con la ve- getación en una variedad prodigiosa. Los primeros habitantes buscaron veneros de agua y aquí hicieron la fun- dación de esta ciudad. Pero estoy segura que se enamoraron de las montañas. ¿Y qué nos queda de ellas para la vida? ¿cómo esas montañas hacen su efecto y su beneficio en nuestro espíritu? ¿cómo nos confortan? ¿cómo nos transmiten belleza y reciedumbre? O no sé, a cada quién una diferente sensación y emoción, si así lo queremos y si así lo proponemos. Acuérdate, tú eres parte de lo que ves y de lo que oyes. Creo que vivimos alienados, distraídos y medio dormidos. Las montañas se nos ponen delante, se nos interponen como muros y ni así “las pelamos” como dicen los jóvenes. No las contemplamos, no dejamos que su consistencia, su dureza, su resistencia y sus formas caprichosas bellísimas nos penetren. Pienso que podemos amanecer preguntándonos ¿cómo amanecieron hoy las montañas? ¿y los cerros?, en la tarde y en la noche preguntarnos y vol- tearlas a ver, y esto nos irá influyendo, alimentando y cambiando. Ah, pero yo pienso que nos tenemos que apurar, antes de que ellas sean convertidas en ce- mento o deforestadas o inundadas de fraccionamientos. O que pase que el que voltee para arriba sólo vea rascacielos de metal o vidrio, y que tengamos que ir en un avión para poder ver que hay montañas en Monterrey. Abre tus sentidos, vive
  • 32. 24
  • 33. 25 ¿Buscas a alguien que te sostenga? ¿buscas depender? Qué triste me parece buscar toda la vida con tenacidad y ahínco en el afuera, la verdad, la feli- cidad, el bienestar. Por ejemplo una madre que no existe, o un padre, o un hijo, o alguna otra persona que te va a “hacer feliz”. Esto fácilmente se puede convertir en una obsesión que puede llevarte años para venir a descubrir que lo que bus- cas lo tienes adentro de ti. La intensión de interiorizarte y de verte, de oírte, y de tocarte, en re- sumen: de conocerte, de conocer quién eres, cómo eres, y en aceptarte, con tus carencias, con tus aciertos y riquezas. O sea, valorarte, quererte a ti para poder querer a los otros. Yo creo que hemos errado la dirección, vamos por el camino equivocado que nos lleva al sufrimiento y a la muerte. ¿Qué tal si hoy mismo nos proponemos ser personas con vida interior? y dejar de buscar en el afuera lo que está adentro de nosotros. Ya que esta forma de vivir y de ver no nos ha dado resultado, ¿por qué no hacer un esfuerzo para rectificarla? ¿ por qué no cambiar la dirección de los objetivos que antes eran éxito, fama y poder? ¿Qué buscas y a dónde lo vas a encontrar? Reflexionemos. Lo que buscas está adentro de ti
  • 34. 26 La envidia Hay teorías que estudian la evolución psicológica en el infante, una de ellas es de Melanie Klein que postula que el bebé siente envidia y es a través de la confianza que va adquiriendo, de la seguridad en sí mismo y de experiencias gratificantes y va venciendo la envidia. Envidia es desear lo que el otro es, tener lo que él tiene, lo que él hace y piensa. En el fondo, es un ser inseguro y temeroso. Si examinamos la envidia ve- mos que es un pozo sin fondo, que nunca vamos a lograr ser y tener lo que el otro tiene. Es imposible, nunca se logra. El bebé va a vencer la envidia, mediante cui- dados, los que recibe de las personas que lo hacen ser amado, que lo confortan, que lo escuchan y que lo atienden. Estos cuidados le proporcionan la sensación de que él vale, de que es valioso, que no necesita desear lo que es imposible. Y se ayuda puede superar esta etapa evolutiva. Hay casos en los que el abandono, el descuido, la falta de apoyo u opor- tunidades hace que la persona se vuelva y se fije en estados primitivos, entonces ahí se queda estacionado, quiere ser lo que el otro es, lo que el otro piensa y lo que el otro tiene. Nunca es tarde para crecer, cambiar, madurar. Podemos hacer conciencia en lo que realmente somos, que es suficientemente bueno si así lo vemos y val- oremos lo que tenemos. Olvidemos la idea de que el otro es mejor, ¿mejor para quién? La envidia corroe, acaba con la persona, la entristece, además de ser algo que nunca vamos a obtener. Si no nos faltó atención, démosla a nosotros mismo ahora; si nos faltó cariño, nunca es tarde para querernos. Si nos faltó confianza, en este momento podemos empezar a confiar. Cuando pequeños nos dan estas bases los que están a nuestro cargo, cuando somos adolescentes y adultos tenemos nosotros mismos que buscar la forma de dárnoslo. Cambiar la forma de concebir el mundo externo. Me pregunto ¿cómo sería el mundo que vivimos con menos envidia?, con más personas que tienen confianza en sí mismas, que aman, que confían y esperan en sí y en los otros.
  • 35. 27 Me he puesto a pensar qué pienso, y eso trae sus propias consecuen- cias, que debo de poner a mi propia consideración. ¿Qué consecuencias trae el pensar? Pues que tengo opciones, varias. Que puedo cambiar de opinión cuando lo pienso. Lo que no me funciona, lo cambio. Que puedo estar equivocada y me doy cuenta. Y que como todo es im- permanente puede pasar, y venir y puede ser algo diferente y renovador. O sea, que me arriesgo al pensar. Que el pensar es dinámico, que se vale evolucionar, y también estar en la mentira y en el error. Meter patas para poder experimentar y buscar lo que a mí me va ayudando a vivir y a convivir con el otro y los otros. Muy seguido nos vemos cuestionados por la forma de pensar diferente a la de nuestros interlocutores. Lo más frecuente es tomar una postura a favor de lo que nosotros creemos y pensamos en ese momento. Eso puede estar muy correcto y ser congruente siempre y cuando no lo queramos imponer a la fuerza al otro, eso no se vale. Nos lleva a separarnos, a aislarnos, a la imposibilidad del diálogo y del amor. No todos pensamos igual, podemos ir cambiando, ir creciendo y mejo- rando, ojalá y así sea. Haciéndonos más abiertos a las ideas contrarias, más re- ceptivos. No es fácil por nuestras propias inseguridades, y por la terquedad, por la obstinación, y por querer imponer al otro, lo mío. Pensemos qué pensamos, este es un privilegio que debemos aprovechar, hacer conciencia del pensar controlarlo y poder vivir el presente en su plenitud. Pensar, imponer o cambiar
  • 36. 28
  • 37. 29 Hace tiempo me pregunto qué es lo que está pasando en mi colonia, en mi ciudad, en mi estado, en México y en el mundo en que habito? Por sola intuición sé que siempre que han existido hombres clave que se han puesto a examinar, a buscar los porqués de los comportamientos humanos y sus formas de pensar. Se han puesto a ver qué ha pasado en las crisis y cómo después de sufrir las consecuencias de ciertos criterios y formas de reaccionar, idiosincrasias, mitos, leyendas, creencias, la misma humanidad ha ido experimentando nuevos procesos, acciones comunitarias en favor del crecimiento y desarrollo humano. Pero esto, claro ha llevado su tiempo, ha tenido su precio, su aprendizaje, ha lle- vado consigo vidas y sufrimiento, ha tenido un cambio. Muchos no saben cuándo empezó la descomposición de la sociedad, y no quieren preguntarse por el ori- gen de la corrupción, de esta desigualdad, la injusticia y la pobreza. Yo digo que empezáramos por cambiarnos a nosotros mismos, adentro, nuestros deseos, ambiciones, ilusiones y apegos. Estar viviendo en el pasado, en los deseos para el porvenir, nos saca de la realidad del momento presente que es lo único que tenemos. Si vamos a vivir cierto tiempo, el que sea, es importante darnos cuenta que estamos con las oportunidades de hacer algo para cambiar nosotros. Vivir haciendo algo por los demás; viviendo el minuto y el segundo sin echarle la culpa al otro. Dicen algunos “esto no nos deja vivir”, nos sentimos impotentes, no sabemos qué hacer ni por dónde empezar. Si empiezas decidiendo lo que tú vas a hacer, qué vas a cambiar para sentirte en paz contigo, ya estás comenzando el cambio del mundo. Gilles Lipovetsky sociólogo fracés, hace una reflexión: “en el Siglo XX nos tocó una era de obediencia y disentimiento, de expansión y de revolución. Ahora hay nuevas actitudes: indiferencia, deserción, seducción a todos niveles para una sociedad de consumo y generalización de la actitud humanística. Hay nuevas organiza- ciones de la personalidad, nuevas relaciones sociales marcadas por la violencia y sus manifestaciones. Derrumbe y agotamiento de lo que fue La Vanguardia en el Siglo XX, todo debido al individualismo. “Estamos dice Lipovetsky, en la era del vacío”. Siglo XXI
  • 38. 30 ¿Quiénes son nuestros amigos? Si buscamos tener amigos ¿quiénes son nuestros amigos? ¿los que piensan como nosotros en igualdad y semejanza? ¿los que tienen los mismos valores y los que tienen la misma concepción del bien? Que se asemeje y coincida con nosotros, que sea mi espejo, que me de- vuelva mi propia imagen. Montaigne decía que la amistad es la fusión de dos voluntades en una misma unidad: moral y espiritual. Y yo digo, y en este caso, ¿quién debe aseme- jarse a quién? ¿yo a mi ó yo a él? Y ya fusionados ¿qué nos va a diferenciar? ¿Quiénes son nuestros amigos? Los que piensan como nosotros, los que se imponen a nuestro pensamiento y a nuestra vida. ¿Para qué quiero tener amigos de ese modo? ¿para someterlos? ¿para tranquilizarme y sentirme bien? ¿para que me tengan? Me siento mucho mejor si nada me resulta extraño. Mi miedo a lo desconocido se apacigua. Yo construyo, hago cognoscible todo lo que se me pre- senta. Mi sentirme dividida se acaba, se hace pedacitos. Yo eso lo uno, y enton- ces ya logrado esto, hago una fotocopia de mí mismo. Quiero tener amigos para justificar mi fanatismo, los fanáticos se reúnen para compartir el modo de pensar del semejante. Vuelvo a preguntar ¿quiénes son nuestros amigos? Los amigos a lo mejor son los extraños. A los que no frecuentamos, pero que extrañamos. Amigos son los muertos, que no entendían cuando se morían. Mis amigos son los pobres, los soldados del ejército, los indígenas, los de distinta manera de pensar, ser y actuar, los que me hacen que piense y vea y sea diferente. A lo mejor, mis amigos son los hombres, sin países ni banderas. Los que pertenecen a la raza humana, la amistad es amor. Habrá paz y amistad cuando dejemos de ver al otro, como un enemigo, extraño y empecemos a amarnos para poder amar. Nuestros amigos
  • 39. 31 Que quedó del Alex en nuestra vida psicológicamente hablando. Pasó el momento del golpe, del espanto, de la emergencia y ahora nos estamos en- frentando a una realidad, quizá llevará tanto tiempo, sobre todo mucho esfuerzo y mucha cooperación para seguir adelante. Para sacar las cosas de nuestra vida y de nuestros semejantes, para que en algo cambie y mejore, es la hora de la ver- dad. Una oportunidad para superar o para quedarnos simbólicamente en el lodo. Desde el punto de vista psicológico lo tenemos que ver como una pér- dida. Sí, hemos perdido algo, sentimos extrañeza. Algo ha cambiado para cada quien en una diferente forma, probablemente no sabemos realizar y expresar. Lo que podría ayudar es hablar con alguien que nos escuche para desahogarnos, simbólicamente es como si hubiéramos tragado mucha agua y la echáramos para afuera. Hay muchos sentimientos, temores, que hay que canalizar hacia el ex- terior para nosotros verlo de otra manera. Estamos vivos, y ya no estamos con el impacto de la naturaleza amenazante, ahora, tenemos que aprovechar que pensamos y sentimos lo que nosotros mismos decidimos pensar y sentir. Así de fácil, pero así de difícil. Si nunca antes lo hicimos, ahora es el momento, es la oportunidad. No podemos quedarnos pasivos esperando que nos caiga del cielo la bonanza, o a que papá Gobierno nos vuelva a cambiar todo. Hay muchas cosas que mover, que limpiar, que arreglar, que reubicar y que cambiar. La depresión se vuelve un coraje interno y es una agresividad pasiva. Recuento del Alex
  • 40. 32
  • 41. 33 He pensado mucho qué nos pueda ayudar a sacar la decepción, la desilusión, el descontento, el miedo, la incertidumbre, y hasta la envidia y el de- seo de venganza que podamos tener. Lo primero es estar seguro de que todo pasa, todo es impermanente. Esto que ahora siento y veo de lo que me enfrento como realidad es pasajero, hasta yo soy impermanente, mi existencia es pasa- jera, nadie se ha quedado de muestra, pero mientras esté viva voy a tener que decidir, tomar opciones. ¿Cómo salir de esta situación de pérdida? ¿Cómo moverme positiva- mente pensando que yo soy quien va a hacer que mi problema mejore? Trabajar, eso sí,el trabajo es lo que me va a ayudar a mover y es bueno para el cuerpo y para el espíritu, y distrae a la mente. ¿Qué trabajo? yo escojo, lo más inmediato a mis necesidades, para después seguir con la necesidades de los otros. De mis vecinos, de mis amigos, de los necesitados. Y los que como yo han tenido una pérdida, darnos tiempo para escuchar, para acompañar, para animar. Dando lo máximo que se pueda dar, que es el ejemplo de actos de amor. Decía mi amiga brasileña, “la peor cosa del mundo es la flojera”. Y mi abuela decía “la gente trabajadora sale adelante”. Y yo digo, por experiencia, ayudar a los demás es lo máximo que puedes hacer para lograr ser feliz y estar en paz. El trabajo
  • 42. 34 ¿Qué es para mí la ciudad? Para mí es un ente, un alguien, es más que una cosa. La ciudad y yo nos llevamos, ella me contiene y yo me dejo sustentar por ella: Vivo, duermo, como y descomo; nazco y muero en la ciudad: me paseo, me alegro. Me preocupo, me ocupo, la gozo, la temo, la amo; la rechazo, me divierte, me proporciona espectáculos de música, de cine, de teatro, de revistas. Cuando me alejo de ella, la llevo en mi recuerdo. En ella está mi casa, la habito, me da seguridad y alegría y me propor- ciona bienestar. Cuando hay algún suceso triste o de inseguridad, de accidentes, de asesinatos, de secuestros y de atentados. Siento dolor, me da pena y me pre- gunto ¿por qué suceden y cómo podemos cambiar ese intenso dolor de insegu- ridad?, ¿cómo participar con un granito de arena y mejorar? Mi ciudad acaba de ser impactada por un huracán que viene a decir algo. Agua que abrió caminos y veredas, arroyos, cascadas y ríos. Viene a decir quizá que nuestra ciudad se está edificando sobre arena, sobre montañas, sobre cauces, y que los materiales usados no son firmes ni se- guros, están edificados con dolo y mentira. Viene a pedirnos que meditemos, que pensemos y que cambiemos. Lo oculto fue mostrado, está en nosotros entenderlo, leerlo e interpretarlo, en otras palabras hacer conciencia. Mi ciudad y yo somos amigos, lo que le pasa a ella, me pasa a mí. Así está la cosa. Mi ciudad
  • 43. 35 Yo creo que por mucho tiempo vamos a estar unidos al elemento agua en nuestros pensamientos porque nuestra ciudad ha sido impactada. Y porque no es para menos, hemos tenido una experiencia única, aunque no irrepetible: oír, sentir y ver el impacto de la lluvia que cayó sin parar durante más de treinta horas. Avenidas de agua bajando a grandes velocidades, arrastrando piedras y lodo, llevándose lo que encontraba a su paso, y un río revuelto, enojado, gran- dioso, manifestándose en plenitud. Cuando niña, mi papá hablaba del agua en Nuevo León y lo decía con tan- to orgullo porque él veía una red de ríos, de arroyos, de cascadas, de acequias. En sus márgenes grandes sabinos soberbios, maravillosos, como podemos imaginar el paraíso. Yo vine a vivir en 1950 y hubo 11 años de sequía increíble, había que rezar en ese tiempo para tenerla. Qué paradoja, mucha agua y después . En las civilizaciones del México antiguo el agua era considerada sagrada, el dios Tláloc presidía a la ciudad, en el lugar más importante, dando así un espacio único para este líquido, necesario para cosechar y para la vida. Nuestro cuerpo está formado por un alto porcentaje de agua, nos gesta- mos en ella porque es vida. Qué importante haber tenido el contacto con el agua durante el Alex, haberla sentido, temido, amado, rechazado y añorado por días y semanas. Creo que debe quedar en nuestro pensamiento para que podamos cambiar nuestro concepto sobre ella. Para dejar nuestra indiferencia y nuestro descuido. Tenemos una gran oportunidad de cambiar la forma de relacionarnos con el agua, pensemos que toda la que cayó está en el subsuelo y se puede aprovechar. La tierra ahora puede producir, está preparada. Los veneros están esperando, cauces y aprovechamiento. Podemos aprender a respetar los cauces ya que la fuerza de la naturaleza es insondeable. Tenemos que pensar en dónde construimos, es la oportunidad de hacer nuestro mundo autosustentable, favorecer y aprender de la ecología, para vivir con la conciencia de que estamos cooperando, que formamos parte de los que ahora respetamos, amamos y somos los que recién convertidos hacia la conservación y buen uso del agua. Los que por el Alex hemos aprendido a ser sus amigos. Nuestra querida ciudad lo merece y lo está pidiendo. La ciudad y el agua
  • 44. 36
  • 45. 37 Las fuerzas naturales y humanas Podemos, si así lo queremos, hacer una reflexión de los fuertes impac- tos que experimentamos y que nos están haciendo vivir, pensar y sacar enseñan- zas. La ciudad y el país libran una batalla contra la inseguridad, por un lado, y la naturaleza se ha manifestado con toda su fuerza y poder por el otro. Lo primero, la inseguridad es causada por fuerzas humanas que chocan buscando el poder, el dinero, la comodidad. Son fuerzas debidas a la ambición, las pasiones y a la búsqueda de lo fácil. Están en una sociedad de la cual for- mamos parte todos, los que la hacemos y la sufrimos. Hace mucho tiempo que se viene gestando, porque no es de generación espontánea, se siembra ahora para cosechar mañana. Es una manera de ver la vida, de actuar y de pasarla, y nuestra sociedad se ha ido configurando con determinadas ideas, con prejuicios, con valores. Y es ver cada quien sólo para sí mismo, como quiera que sea nos está afectando, la estamos sufriendo. Con el Alex la naturaleza también está dando una batalla para manifes- tarse y también hemos sentido la inseguridad en forma de fuerzas que chocan y el caso en las dos situaciones es no morir, salvarnos. Que no nos lleve la insegu- ridad y que no nos lleve el agua y que no muramos, en el lodo. Esa fuerza se va gestando sin avisarnos y se manifiesta de repente, en el caso de la naturaleza no depende de nosotros, pero sí podemos prevenir, planear, prever. Ser honrados en cuanto al respeto que le debemos a la naturaleza. Aunque no podemos cambiar su fuerza, su manifestación, sí podemos como humanos guardar la distancia, entenderla, prevenir y aprender de sus en- señanzas. Depende de nuestra responsabilidad y de nuestro compromiso, de es- tar dispuestos a hacer conciencia. Que tanto la inseguridad en nuestra sociedad como la inseguridad en los fenómenos naturales pueda causar menos muertes, menos destrozos y dolor, que son pérdidas innecesarias. Cambiemos nosotros in- ternamente, para enseñar a los niños, para educarlos, para darles ejemplo, para hacer actos de amor con el mundo y con las personas que nos rodean. ¿Tú qué piensas? estamos bajo dos impactos: cultura y naturaleza, ¿qué podemos y que debemos aprender? Te dejo la pregunta.
  • 46. 38 Recién regrese de un llamado Retiro Literario. En donde además de escribir tenías que poner a prueba tu ser completo: la paciencia, el respeto, tu dejar a otro ser, y lo más importante, el dejarte ser a tu mismo. Es muy entendible, cuando eres capaz de acercarte a un grupo de conoc- idos y desconocidos sacar tus caretas protectoras y usar otros que escojas como en el carnaval. Llevas deseos y miles de expectativas. Todas las ilusiones, los mie- dos y prejuicios que vas a ir sacando a medida que se van dando las convivencias. Calculando el terreno, sacando el dedito para que no te vaya a machucar toda la mano. Y como este conjunto con personas que vamos a trabajar con la palabra escrita a querer o no, nos tuvimos que ver unos a otros tales como so- mos. Se acabó en determinado momento el defendernos y llegamos a la verdad, pelona o como si dijéramos o no nos dejan decir desnuda. La palabra escrita, es creo yo es lo más excelso a lo que podemos llegar. Porque ahí sale el espíritu, por la palabra. Se conecta el adentro y el afuera, y es además la forma de que el cerebro donde se gestan todas las percepciones y se reflejan todos los sentimientos y por el que podemos conocer cómo somos. ¿Qué sentimientos podemos conocer?, ¿Cómo podemos hacer decisiones?, ¿Cómo contradecirlas o cómo tomar diferentes derroteros?... Literatura
  • 47. 39 En la escritura comunicamos lo que somos, cómo somos, qué queremos, por eso es lo más importante para llegar a ti mismo. Es tu propio espejo, verte, conocer, y ver al que te comunica lo que es y siente. Hay indudablemente más bella de escribir, hay reglas que aprender, hay computadoras para trabajar en forma mejor y más rápida. Hasta llegar al dominio de la técnica, que te lleva muy lejos si así lo quieres. También, la literatura como contenedora de la palabra puede hacerte sentir como me lo hizo sentir a mí: que es un camino para mejorar tu ser. Y exponerte a un grupo a lo desconocido, a un lugar nuevo, a medir tus fuerzas. Ejercitar tu comprensión, tu capacidad de manejar tus impulsos. Y todo esto te hace crecer, es cierto, pero considero más provechoso es permanecer honesta conmigo misma. Poder exponer mi verdad y dejar que los otros hagan otro tanto. Para lograr confianza y un ambiente sincero. Mis deseos, y expectativas, ilusiones, miedos, todo lo que me acompaña quedó ahí escrito. Y tú que me escuchas, piensas que todo lo que vives debe ser escrito. Puedes comenzar a hacerlo hoy.
  • 48. 40 Casi con cada persona que entablo una conversación, me pregunta ¿qué piensas de lo que estás sucediendo? De la inseguridad, de los secuestros, en que en la calle puedas encontrarte entre balazos, o que directamente a ti te quiten el automóvil o la cartera, o te golpeen. Lo que yo pienso es lo mismo que los otros, pero a la vez es diferente. Si me preguntan qué pienso del origen de este estado de violencia, después de pensarlo mucho, y de serias reflexiones, digo que lo que padecemos en este momento tienen que ser las consecuencias de algo que se hizo o no desde hace mucho tiempo. Esto viene de muy atrás, de no querer pensar, de no interiorizarnos, de no cooperar ni ponernos de acuerdo para buscar lo mejor para nosotros, sí, pero también para los demás. Para los que formamos la sociedad en un país que llamamos México, hemos creado una sociedad enferma, desigual, injusta, mentirosa, no interesada en el bienestar de todos. Muy interesada, eso sí, en todo lo que es bienestar ma- terial: por el dinero, para comprar comodidad y confort; para tomar parte por lo fácil, lo que no implica compromiso, ni responsabilidad, ni actos de amor. Por si fuera poco, estamos presos en el consumo tanto de mercancías como de sustancias que nos hagan no sentir, o sentir menos u olvidar. Los narcos las están vendiendo y a veces las consumen, y son los representantes de un es- tado de confusión, de evasión, de mentira y sobre todo de muerte. Entonces, ¿por qué están sucediendo estos desmanes y atentados? ¿Por qué el dolor, el miedo, la inseguridad? y esta falta de claridad en lo que queremos ser y hacer en nuestras vidas. Es mejor que tú y yo hagamos el esfuerzo de con- testar y ahí comenzar un nuevo camino, pero no olvidar que el humano comete desmanes todos los días y siempre. ¡Dejaría de ser humano! Estado actual
  • 49. 41
  • 50. 42 Todos nos cuestionamos si hay un antídoto a la violencia, si sobrevi- viremos a ella, y la respuesta puede ser que sí ¿pero cómo? ¿qué nos puede salvar de esta amenaza? Yo contesto, sí, está adentro de cada uno de nosotros y en nuestro interior la solución. Pensar que si yo cambio mi forma de pensar de mí mismo, si me veo capaz de entrar en mí, en mi parte limpia y positiva. Si me acepto y me quiero y confío seré capaz de ver así a los humanos. Todos tenemos la capacidad de rescatarnos, de superar las experiencias traumáticas, si yo empiezo a creer y a confiar y a vivir cerca de mis hermanos, todo cambiará. Esto estamos tratando de hacer con los niños, que van creciendo, que sigan unos patrones como los que nosotros nos estamos proponiendo. Les decimos, la naturaleza es la fuente de todo bien, comprendámosla, vivamos cer- ca de ella, ayudémosla a rescatarse. Por otro lado, el arte, puro, sin corrupción, sin manipulación es otra vía de salvación. Aprendamos de la literatura, ahí hay tesoros de vida, ella es una magnífica amiga y compañera; aprendamos del buen cine, del cine de arte, y crezcamos con él. Cambiemos y contactemos nuestro interior con la buena música, no im- porta cuál sea la que nosotros consideremos como buena música. Hagamos una catarsis aliviándonos con el buen teatro. Pintemos, expresemos lo que somos y pensemos con las artes gráficas formales, usemos las computadoras para hacer- nos sabios, con lo que nos hace bien. Bailemos, cantemos, hagamos una sola y verdadera poesía de nuestra única e irrepetible vida. Aunque no es conveniente dar recetas, me voy a per- mitir decirles, si ocuparnos nuestro tiempo libre, nuestro tiempo de ocio, en el descansar, cambiar de actividad, divertirnos creativamente, desarrollarnos en lo físico, lo mental y lo espiritual, la vida va a ser menos violenta. Vamos a hacer del mundo convulsionado y confundido en el que vivimos, un lugar de paz. El ocio
  • 51. 43 Como se dice comúnmente, por razones del destino o porque yo me lo he propuesto así, he tenido mucho tiempo para pensar y encontrarle cuatro pies al gato: la sociedad en que vivo, como todos sabemos, está en crisis. Cuando transito por las calles, me encuentro entre demasiados vehícu- los, tratando de circular o llegar a un punto determinado. Aunque no lo queramos sentir, pues tenemos mucha presión, tenemos que agudizar los sentidos para no pegarle al otro, se necesita destreza para hacer un viraje. Y a veces pensamos que el otro es un inepto porque hace lo que puede, no lo que nosotros espera- mos. Sale la agresión, las palabras altisonantes, sube la adrenalina y de cualquier forma es una odisea circular después de ejercitar mucha paciencia. Llegamos a donde nos propusimos disminuidos habiendo invertido mucho esfuerzo. ¿Qué hace que estemos así? Podemos pensar que fue el huracán pero eso ya pasó. Creo que hay más mar de fondo. Desde hace muchos años, vengo oyendo que lo más deseable para cualquier persona de cualquier nivel social es poseer un automóvil y manejarlo. Eso es alcanzar un grado de independencia y libertad, es ir a donde quieres en el momento que así lo deseas. Es tener estatus, es poder y además es lo máximo. Las agencias automotrices se han hinchado de dinero: son muy importantes para la economía de cualquier país. Bendito Henry Ford por lo que dejó a la humanidad, pensamos también la estamos sufriendo. Esta ciudad como tantas está sobrecargada de vehículos que contaminan, que causan embotellamientos, que consumen energía, y esta se está acabando. Ya las calles y avenidas no son suficientes. Carecemos de transporte colectivo no nos hemos ocupado de tenerlo. No es demasiado bueno, no es su- ficiente, no tenemos metro suficiente, no tenemos otro tipo de vehículos. Hay ciudades que tienen resuelto este problema con buen transporte colectivo y no- sotros estamos muy lejos de tenerlo en cuenta y verlo resuelto. Nos está reba- sando este problemática, así lo hemos permitido sin pensar en el futuro. En un garaje hay tantos coches o autos como personas, y en las calles, ¿qué pasa? Caos vehicular
  • 52. 44 ¿Qué pasto de cultivo se necesita para que una sociedad vaya en un proceso de descomposición? Y que un número considerable de sus miembros entre en la dinámica de atentar o procurar destruir su salud, su vida ¿y cuánto tiempo puede llevar este proceso? La sociedad mexicana tiene bastante tiempo de presentar síntomas de autodestrucción por el uso indiscriminado de sustancias y alimentos, y también por conductas que llevan poco a poco a la muerte prematura, dolorosa para los familiares. Hay factores que lo han facilitado, como son la pérdida del sentido de la vida y como puede ser poner en primer lugar el poder y el dinero, como valores máximos. Los medios radio, televisión, internet, que son voceros de la sociedad de consumo que entran a los hogares, y quieren convencer a las familias de ser con- sumidores de alcohol, de comida chatarra, de sexo sin control y promiscuidad. Y sobre todo confort antes que fuerza de voluntad. Esa fuerza interna para crecer y resolver los problemas como seres humanos maduros y pensantes. El mexicano está amenazado en dos sentidos: externamente por el peli- gro de morir violentamente, -tanto los que han colaborado con lo ilícito- e inter- namente porque estamos anestesiados, dormidos, sin tener contacto con lo que nuestra voz interna nos pide y nos señala. Esto nos ha llevado a usar sustancias para no sentir, para no deprimirnos, y para estar contentos, para poder decir lo que llevamos adentro, para despertar en la mañana, para sentirnos mejor en el día. Sustancias, bebidas, pastillas, o comida. Lo que está pasando viene gestán- dose hace tiempo y está llegando la muerte, entonces nos damos cuenta de lo que hemos hecho, aunque no podemos saber cuándo se dé un cambio interno con el que los mexicanos apostemos a la vida. Antes de haber vivido plenamente, de habernos comprometido, de hab- er sentido que la vida de adentro se contacta con la vida de fuera y que las dos, aunque difíciles nos pueden hacer ver un México mejor. Para ello tenemos las mejores oportunidades a nuestro alcance: la tecnología, la ciencia, y una con- ciencia que puede hacer que optemos por la verdad, el bien y la belleza. Despertemos, la vida es siempre un reto. Este es nuestro tiempo. Este es nuestro reto. Apostarle a la vida
  • 53. 45
  • 54. 46 Dicen que después de la tempestad viene la calma. Pienso que no siempre es así, estoy experimentando no sólo la tempestad afuera a veces de agua, a veces de viento, sino confundida con los medios de comunicación. Adentro de mi ser hay cierto temor de acabar mis días en forma violenta. No sabemos qué esperar, ni qué nos depara el futuro, por lo pronto hay llanto y crujir de dientes, según reza la Biblia. No soy una persona que se contente y no haga nada, quiero hacer algo por mi mundo y por tratar de cambiarme internamente aunque sea un poco, para poder sentir que por mí no queda. Sí es cierto que la guerra y la violencia la sacamos de adentro de nuestro ser, pues nos iremos a oír y ver el espíritu ¿qué nos pide para que hagamos para tener algo de paz y de no violencia? Paz interna
  • 55. 47 Un mundo, un planeta cada vez más poblado por seres humanos, que se multiplican sin ningún propósito, ni planeación, ni amor. Un usar el cuerpo para la reproducción pero sin querer ese cuerpo, sin planear, sin desear, sin com- promiso ni responsabilidad de transmitir directamente y enseñar lo que es el Ser Humano. Sin guiar los primeros pasos a través del cuidado, de la supervisión, del cariño, de una relación estrecha y con respeto, conocimiento de que este ser va a estar a nuestro cargo mientras puede individualizarse física y emocionalmente. Hacernos cargo hasta que ellos mismos asuman su individualidad. Claro, esto que pienso es un ideal, es una utopía, pero creo por mi ex- periencia saber que hay personas que están en otro nivel y que supuestamente han puesto todo para lograr educar. Los que están trabajando por humanizar el sistema y la cultura y de los que dicen que se puede aprender de los errores y se puede cambiar si uno así quiere. Los que estamos vivos, los que tenemos un nivel de conciencia para captar las necesidades más apremiantes de nuestra cultura, de nuestra sociedad, podemos hacer algo, poner un granito de arena para humanizar el planeta. Las necesidades actuales que vivimos así nos lo piden: hacernos más compasivos, cooperativos, solidarios, participando en lo que la vida nos presenta como oportunidad para que se empiece a gestar una raza humana que utilice su cerebro, su corazón y todo su ser para salir del atolladero en el que estamos. No hay excusa, no hay edad, no hay un “yo ya hice” y me zafo de la res- ponsabilidad. Los de más edad podemos seguir trabajando de mil maneras con la experiencia y el ejemplo, los que estamos en la madurez con la energía y la fuerza; los niños aprendiendo su responsabilidad en la medida de sus alcances y posibilidades. No hay que soltar la toalla sino hasta que completemos el círculo de la vida, o sea, hasta el último suspiro. Contacto personal
  • 56. 48 La ciudad, nuestra ciudad está teniendo eventos culturales conti- nuamente , ¿qué implica que nuestra ciudad nos esté llamando? pues muchas cosas habría que analizar, entre ellas, podemos pensar que es un intento de ele- var nuestro nivel cultural y que disfrutemos de espectáculos mejores. Nosotros casi nunca queremos aprovechar lo bueno: ser actores o participantes nos da algo para comentar, para sentir, para ver y mejorar el nivel cultural. La ciudad sigue viva, acogiendo visitantes con propósito de traer men- sajes del mundo exterior. Un comentarista decía que lo habían prevenido y habían tratado de advertirle que cómo era posible que lo invitaran a venir a Monterrey si era correr un peligro, y él decía que no le había sucedido nada malo. Que se olvidaba del peligro para disfrutar de lo bello y de lo bueno que esta ciudad le podía ofrecer, sorpresas gratas y que eran muchas, por cierto. Desde que nacemos estamos en peligro de morir, pero hay posibilidad de aprovechar mientras estemos vivos. Las ciudades tienen que pasar por crisis, tienen que enfermarse y llegan a ser violentas, está en nosotros decir que sí, que queremos aprovechar lo bueno, escogiendo lo que nos hace crecer y mejorar en algún sentido. ¿Estamos conscientes de aprovechar bien las oportunidades que esta ciudad nos brinda? ¿o tenemos miedo? ¿o tenemos ese pavor de morir antes de que nos venga la muerte? Hay que abrir bien los ojos, los oídos y todos nuestros sentidos y estar en contacto con nuestra interioridad. Con seguridad nos sentiremos más solidarios, más decididos a vivir en vez de morir antes de tiempo. El premio gordo consiste no en dinero, sino en riqueza, en osadía, en conciencia de hacer lo mejor para que la actual situación mejore. Hacer lo mejor siempre
  • 57. 49
  • 58. 50 En mi larga vida, casi ochenta años, me doy cuenta ahora más que antes, que he vivido cambios constantes. Antes, más que en esta etapa que estoy viviendo, podía creer que lograr algo era llegar a un propósito, acabar algo, cerrar un círculo y era quedarme en el logro, en el propósito, y en la meta. Ahora veo lo dinámico del existir, estoy plenamente convencida que todo pasa, nada queda. No permanece, no se queda igual, sino que sufre un cambio aunque no estamos entrenados para ello, en cierta manera, y visto con cierta filosofía ese cambio es maravilloso porque nos da un por qué seguir, por qué vivir. Nos presenta retos interesantes, nos vigoriza, y hace que tengamos un propósito por cumplir. Es tan vertiginoso el cambio, que si no nos despabilamos no alcanzamos a subirnos en el tren de la vida o en el avión del amor. No cabe en esta dinámica quedarnos dormidos, cómodos, estáticos y mucho menos con desinterés y flojera. Se nos puede pasar la felicidad, hacer algo a favor de nosotros mismos y cambiar nuestro mundo. Existir: un proceso dinámico
  • 59. 51 Entre otros males de nuestra sociedad podríamos tener la idea de que idealizamos, o devaluamos o condenamos a las personas a priori, según el rango que les hemos atribuido, y por supuesto, con prejuicios. De niña me enseñé a poder hablar de esto y de esto no, por ejemplo, lo que se refería a la sexualidad no se podía decir, aunque me vinieran dudas, eso lo tenía que reprimir o negar. Reprimir es tapar, vetar, y mandar al inconsciente su fuerza, no es solu- cionar o sentir el dolor que causa la verdad y la solución de una duda o la igno- rancia, es recurrir a otro mecanismo de defensa, el de la negación “no existe esto porque a mí no me conviene que exista”, o solamente lo borro y lo niego, porque ahí queda, haciendo estragos en mi psique, y esto me va haciendo una segunda naturaleza que es en el engaño y apariencia. También van influyendo en que acepte conceptos falsos. Me atribuyo características que no tengo, las aumento o disminuyo a mi conveniencia y tam- bién caigo en ir inventando ideas y cosas que me convienen aunque a la larga no sea así, son patrones de comportamiento que se transmiten de padres a hijos. Ayer que vi un programa sobre personas que abusan sexualmente de niños y adolescentes, y me puse a pensar cómo los adultos hemos permitido este crimen, que sucede por no creerle a los hijos, y que no se denuncia ¿qué nos dicen estas violaciones en su cuerpo y en su mente?, ¿por qué tenemos el temor al escándalo?, ¿por qué no nos importa más la verdad que conlleva la dignidad y el respeto, y el derecho de los que están a nuestro cargo y a nuestra responsa- bilidad? El adulto que comete este crimen seguirá haciéndolo mientras nuestra sociedad no se lo impida, o bien, mientras vivamos la impunidad. Tenemos que tener una escala de valores clara, repensar cuáles valores están vigentes y cuáles no funcionan, ver las cosas tal como son, dolorosas y también ver el precio que tenemos que pagar por la verdad. Esto para mejorar nuestra sociedad, nuestra comunidad enferma. Si seguimos viendo a las personas envestidas de poder como superiores e impunes; si no nos avocamos a fondo de la vida y de las cosas, o si permanece- mos en la ignorancia y entonces asumamos que los niños a nuestro alrededor crecerán resentidos, enojados, violentos, desorientados, como sucede ahora. Replantear valores
  • 60. 52 Se supone que para el mundo cristiano es un símbolo y un ejemplo de cómo ser humildes, sencillos, amorosos, generosos ¿y qué hacemos en nuestra comunidad de esto? ¿cómo lo estamos interpretando? Pues yo diría botellita de jerez “todo lo que me digas será al revés”. Nos domina la competencia, la rivalidad, la sociedad de consumo. Nos vuelve locos el exceso de comida y bebida que nos enferma, que nos lleva hasta el hartazgo. Estamos de compras, de regalos, las idas al “otro lado”, las desa- venencias que se suscitan por el dilema de estar dónde y con quién, en dónde la vamos a pasar, qué vamos a arreglar, qué vamos a dar de cena, el tráfico, los amontonamientos, las deudas que contraemos, en fin, la superficialidad en toda su potencia. Y si profundizamos un poco vemos que sí hay una explicación de toda esta locura, pues estamos al final de algo que nunca va a volver: un tiempo que cambia. Hay que gastar energía para no pensar mucho o para pasarla bien como sonámbulos, hay que cansarnos, agotarnos, exprimirnos porque si pensamos es peligroso, es amenazante, hay que meternos en la sociedad de consumo, en el placer, en el bienestar y en el hedonismo. Entonces ¿dónde quedó el símbolo de la Navidad? Humildad, sen- cillez, ternura, amor, generosidad, austeridad, pues quedó en el pesebre, en el nacimiento, en los borregos, el buey, la mula, en los pastorcitos, en los reyes ma- gos, y en el ángel que anuncia paz a los hombres de buena voluntad. Ahí queda, y ahí está muy bien. Muy requete bien. Navidad
  • 61. 53
  • 62. 54 Inicio y fin de año Si ponemos atención a los ciclos marcados por la naturaleza, vamos a entender un poco más de nosotros mismos. De cómo lo externo influye en los pensamientos en lo que hacemos, y también al revés; el pensar se hace vida. En este momento en el jardín hay flores, como que todo ha brotado por última vez en otoño y esto antes de morir con el frío del invierno, para renacer en la primavera nuevamente. El ser humano ha marcado periodos bien definidos, el nuevo año comienza en enero y termina en diciembre, así está establecido. Ese ritmo que seguimos se acaba, decimos “este año se me fue, pasó” las fiestas que ya se anuncian, Navidad y Año Nuevo, son para poner fin a algo y comenzar de nuevo. ¿Qué significa que te desprendas de un año? pues para cada quién es distinto según su interpretación y percepción. Pero es verdad que en cierta forma es un cambio. Así lo hemos condicionado, aunque en realidad es nada más una convención para que nos entendamos unos a otros. Cada persona sin embargo les da su propia interpretación y son muy di-ferentes unas de otras. Hay quien dice “se acaba un año de mala suerte, de tragedia y el que entra me va a cambiar esta mala racha”, “me va a ir mejor y voy a poner más atención para no volver a cometer los errores que he cometido este año”, o dice “he aprendido y voy a sacar partido de esta enseñanza”, o dice, “ha sido un buen año, me siento dichosa, contenta, afortunada”, “voy a procurar conocer más lo que quiero, hacia dónde me encamino ¿cómo voy a hacerle y echarle ganas para lograrlo?”. El fin de año nos puede ayudar a tener propósitos alcanzables, más ape- gados a nuestras posibilidades y nuestra realidad. Hagamos lo que la naturaleza, florezcamos ahora, para concentrarnos en el interior de nosotros, para pensar, para meditar, y estar como los árboles, con la sabia en su interior para que el año que entra demos hojas sanas, nuevas y brillantes. Y frutos dulces y en su punto.
  • 63. 55 Un camino que ya sabemos recorrer, ya lo hemos hecho algunas veces. Que lleva a conectarnos con nuestro mundo interior y a ser nosotros los que nos damos seguridad. Al menos creemos que mientras el mundo exterior se debate, compite, roba, extorsiona, amenaza, mata, en el mundo interior nosotros podemos deter- minar ser compasivos, primero con nosotros mismos y con todos los seres que compartimos este lugar llamado tierra. Hacernos responsables, tomar el compromiso de vivir lo que vayamos a vivir lo mejor posible y lograr una paz que implica un esfuerzo, sí, un logro in- terno, que nos puede dar esa seguridad que buscamos. Al menos nos da la sen- sación de que estamos haciendo lo mejor que podamos, y eso lo vamos a sentir adentro como felicidad, como paz, como bienestar. El proceso de búsqueda y de transición es muy importante. Hay muchas personas entre nosotros que nos dan ejemplo, observé- moslas, cómo silenciosamente trabajan en su interior para adquirir fuerza, ale- gría, buen humor a pesar de todo. Responsabilidad y vida
  • 64. 56
  • 65. 57 Creo vivir en un mundo que cada día se vuelve virtual. Así es y hacia allá vamos aceleradamente ¿y cómo manejar esta nueva forma de relación con nosotros y con los otros? Pues como lo venimos haciendo, aceptando lo nuevo, por la forma en que se nos vende y promueve, sin pensar en las consecuencias que esto nos va a traer. Yo por ejemplo digo que vivo en lo virtual, en lo digital, pero la verdad no entiendo muy muy bien de qué se trata. Es una modificación que llega a mi ser y a mi pensamiento. Pero, por otro lado, quiero seguir apegada a lo conocido, a las formas de contacto a las que estaba acostumbrada, no es que me moleste lo otro, lo acepto, pero indudablemente parte de mi cerebro está cambiando ya que es el centro de toda la vida de relación. Mi cerebro es mecánico, físico, químico y muchas otras cosas más a las que no llego, me rebasan. Y estoy en un continuo desaparecer, aparecer, destrucción, construcción. Todo se está convirtiendo en realidad virtual, numérica, informática, digital, puedo claro, tratar de informarme para no seguir en la ignorancia o en caricaturizar todo lo que pasa. Vivir como en una farsa, como en Disney World, para poder ver la realidad en color rosa. Hay la opción de vivir en un carnaval, todos con máscaras, y persiguiendo la felicidad entre comillas. Y puedo también entrar al canibalismo en donde to- dos nos acabamos hasta la consumación de unos por otros, en forma virtual, claro. Mundo virtual
  • 66. 58 Así como las estaciones del año cambian, lo estamos viendo ahorita en el invierno, el paisaje y las temperaturas cambian. Nosotros vamos cambiando externamente nuestro cuerpo, que va siendo impermanente, va evolucionando, nunca está igual. Es una ley evidente, todo cambia y nosotros también. Si vivimos el pre- sente nos podemos dar cuenta cómo pasa, todo pasa, el tiempo también cambia, nada permaneces igual aunque nos empeñemos en verlo así. El pasado, el ayer, ya no existe como tal, sólo el recuerdo y las experien- cias que dejaron huella y que podemos aprovechar para saber ahora qué nos hizo bien, si algo es bueno para nosotros o no, y esto nos hace conocernos mejor. El futuro no lo sabemos, no podemos contar con él porque no existe. Nos podríamos equivocar al predecir o esperar algo que no podemos manejar. Sólo el presente, el hoy, el momento que estamos viviendo. Pero tenemos que darnos cuenta con todos nuestros sentidos, con todo nuestro ser interno, y estar alertas, no dormidos o anestesiados. Usar la intuición que todos tenemos, de- sarrollarla al máximo. Creer que adentro de nuestro ser está la fuerza, la verdad nuestra. Que la podemos sacar en forma de creatividad, innovar, atrevernos, ser osados y valientes, sentir la vida hasta sus últimas consecuencias, cambiar lo que ya no funciona, sacar la casta, la alegría, dejar morir lo que debe morir para que pueda renacer. Basta observar las estaciones del año. Vivir el tiempo que vivi- mos, sacar provecho de él. La naturaleza es sabia, nos da lo que necesitamos, nos cambia. Aprovechemos esa inercia, metámosla al torrente sanguíneo, al corazón, a las venas y a nuestra mente, que es la rectora de nuestra vida. Como pensamos, así vivimos. Darle al presente su lugar preeminente. Impermanencia
  • 67. 59 Lo que nosotros llamamos el Fin de Año o el Año Nuevo y la Navidad ya pasaron ¡que agigolón, qué locura, cuántas ilusiones! Algunas, muy pocas cumpl- idas, y otras sólo acabaron como las envolturas de los regalos en la basura. No todo lo que pensamos que pasaría sucedió. Los acercamientos se dieron, tam- bién en algunos casos pleitos, corajes y decepciones ¿y qué aprendimos? ¿qué vamos a cambiar para no cometer los mismos errores de creer y esperar lo que no es? ¿cuándo vamos a ser más sencillos, menos exigentes con nosotros y con los demás? ¿cuándo vamos a no aumentar y disminuir la realidad y estar conten- tos con lo que somos y lo que tenemos? Este tiempo de Navidad y Año Nuevo, las “fiestas” pueden dejar una es- pecie de resaca, de dolor, de pesadez, de mal sabor de boca. O pensar en un cambio, en ver los errores de percepción, y en pensar en un año nuevo con todas sus significaciones. Con toda la resignificación que un año nuevo puede tener. La fiesta y el dolor
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  • 69. 61 La música es lenguaje que se comunica por sonidos y está escrita en signos. Escuchada y transmitida por el oído hacia el cerebro, que la decodifica y manda por todo el ser y hace vibrar sentimientos, o sea, se interioriza hasta llegar al espíritu. Se necesita un lenguaje, unas notas para escribir una compos- ición, y además saber un sinnúmero de formas y reglas utilizadas para componer, para tocar y para dirigirla. Por lo tanto, no es fácil interpretar o saber qué quería decir el autor y en qué estado de ánimo se encontraba cuando la compuso. Sin embargo, una de las personas nos dice y transmite algo si así permitimos. De lo contratio, el toque del espíritu a espíritu no se lleva a cabo y escuchamos “esta música no la entiendo” como si se tratara de algo intelectual “me he negado a escucharla y a conocerla” hasta que libremente, sin hacer esfuerzo llegue a nuestra sensibilidad, nos despierte emociones de todas clases: tristes, alegres, tremendas, tiernas. Así los músicos de la actualidad por fuerza transmiten el mundo acele- rado, ruidoso, estridente, violento y al mismo tiempo lo que el excelso y maravi- lloso se contempla y vive, la verdad, la bondad y la belleza son atributos de la música y esto es lo que hace que vaya a nuestro mundo espiritual. Todo está en que la procuremos. Hay que vivir con ella, hacerla la parte más importante de nuestra vida, hay mucha, para todos los estados de ánimo, y para todas las oca- siones y gustos. Cuando estamos atormentados en el tráfico, una buena música nos ayuda a calmarnos. Es una medicina maravillosa. Un buen autor es amigo en cualquier momento que lo necesitemos. Ahí está para nosotros. Los jóvenes buscan y se acompañan con la música que les gusta. Con las que se alegran, y en momentos que están más solos tienen necesidad de compañía y lo hacen con la música y sus palabras, que reflejan las emociones y sensaciones y los estados de ánimo que de otra manera no llegarían tan hondo. Se ven comprendidos por la música y por sus palabras. Los adultos parececiera que cambian la música por los negocios, por el deporte, los juegos de azar y so- bre todo por la televisión… otros pasatiempos. A los niños, sin embargo, desde que nacen podemos rodearlos de sonidos de música y hacerlos sensibles a ella. En las escuelas debe haber educación musical, y todo esto quizá, pueda hacer de los humanos seres sensibles, fuertes y no violentos. Música
  • 70. 62 Violencia y realidad Amenudo se escucha hablar de los narcos, que han tomado la ciudad, que tienen amenazados de muerte a todo el que salga de su casa, que viven o tienen arsenales a pocas casas de donde nosotros vivimos, que en la escuela de nuestros hijos hay hijos de narcos. Que en tal plantel educativo hubo balaceras, que mataron estudiantes en el Campus del Tec, decimos y no acabamos de hab- lar del real peligro en que estamos viviendo. Y además no vemos el fin de este problema. ¿Quiénes son esos seres infernales que han dispuesto del lugar en donde vivimos?, ¿qué hace a una persona convertirse en narco?, ¿qué persigue?, ¿qué busca? Pues hay muchísimos y variados motivos, pero el común denominador es la ambición de dinero y poder. Es la falacia de estar convencido que el que tiene dinero lo puede todo, hasta comprar su felicidad, ser el amo de bienes y conciencias. El poseedor de la tierra, la ambición desmedida, el ansia de com- prar, de tener aunque haya que robar y matar. Y quienes tienen esa ambición, pues por desgracia hay demasiadas personas involucradas hipócritamente que ayudan al narcotráfico en mil formas, encubriendo, lavando dinero, negociando, hay muchos intereses creados, es demasiada la gente que ayuda directa o indi- rectamente. Me hago una pregunta ¿por qué no hemos legalizado algunas drogas? Sabemos que al menos sería un golpe al narcotráfico, pero hay demasiados inte- reses involucrados que no dejan que esto pase. Entonces sería bueno al referir- nos a los narcos, distinguir bien, desenmascarar a los que no aparecen, pero que en la realidad son narcos y que nos tienen en este estado ahora así, que con el Jesús en la boca. Ser narco es ser satánico, ayudar, cooperar por abajo con ellos, involu- crarte en dinero del narcotráfico. Recibir limosnas, que está siendo pan de cada día y que nos ha llevado a estar en guerra. Unos están focalizados, otros pasan como fantasmas, pero todos tienen como común denominador la ambición.
  • 71. 63 Recuerdo haber oído a mi mamá decir “qué difícil es la vejez” yo era treinta y tres años menor, no comprendía lo que oía. Ahora yo estoy en sus za- patos. Hay muchas cosas que se me hacen difíciles, me siento a veces insegura. Hay momentos en los que pienso mucho para no arriesgarme, me da flojera salir cuando hace mucho frío, o mucho calor, temo caerme y lastimarme y así pienso que los muchos años limitan algo nuestros deseos y movimientos. Pero en otro sentido estoy convencida que adentro de mí he acumulado una fuerza espiritual que mueve montañas. Ya no sólo el cuerpo, sino que a veces siento como si volara, en espíritu por supuesto. Esa fuerza es como una sabiduría que me hace ver las cosas más claras. Ver hacia lo profundo, resolver los proble- mas en forma distinta, no atorarme en la superficie, creer más en la humanidad, ser más confiada en que las personas que me rodean son buenas, y también tienen su parte débil y perversa. Sí, la vejez es a veces dura y difícil, y el cuerpo va de picada, se va inca- pacitando, y hay que ejercitarlo, cuidarlo, darle a atención, estar en contacto con él, oírlo, entenderlo y hacer lo que nos pide y comunica. También prevenir en vez de lamentar, y no dejar que se enferme por descuido. Nosotros poseemos una sabiduría para ser sanos. Pero no le hacemos caso, no escuchamos. Preferimos que el doctor nos de consejos y medicinas. El espíritu con la edad crece al contrario del cuerpo, como si el espíritu fuera des- tinado a no morir y a unirse a una conciencia universal que forma parte de algo excelso. Creo en la energía psíquica, creo en la vida del espíritu que sostiene al cuerpo y le hace sobrepasar las dificultades. La naturaleza ayuda, el arte acom- paña, todo está en que nosotros seamos fieles a nosotros mismos. Sintamos el privilegio de estar vivos, no importan los años. Los contamos en forma lineal, pero yo no, ya no. Mi vida es como en espiral, nunca vuelvo a pasar por el mismo punto. Tengo la edad que creo tener, mis retos siguen siendo grandes y difíciles, eso es vivir, pero si quiero, puedo llegar a lo máximo, que es la sabiduría. Ser sabio para vivir. La vejez
  • 72. 64
  • 73. 65 ¿Por qué ya no escucho las noticias, ni las leo en periódico o en la com- putadora?, ¿por qué no comienzo mi día enterándome de muertes violentas, de crímenes, de actos de corrupción, abusos, secuestros y de la violencia que se vive en mi ciudad? ¿Por qué no me quiero llenar de lo negativo y de las exageraciones, los amarillismos, el comercio que se hace del dolor y el sufrimiento humano?, ¿por qué cambio o apago la televisión o la computadora cuando algo está violentando mi ser, mi tranquilidad y mi paz? ¿Por qué busco programas donde se informa de una manera respetuosa, veraz, tomando en cuenta la dignidad del ser humano y sus derechos inaliena- bles? ¿Por qué elijo lo que creo que me da criterio para escoger y me permite adelantar en mi crecimiento?, ¿por qué sigo en el radio y la televisión y en la prensa escrita a personas que están avocadas a dar una información veraz, justa, abierta, valiente para que la verdad sea conocida? y ¿por qué al escuchar y ver algo busco que me haga bien, que me haga crecer, que me haga mejor persona? ¿Por qué mi libertad está en escoger y en determinar lo que quiero para ser mejor persona? Y está en mi mano y en mi dedo el poder cambiar de canal y de apagar y de no comprar la prensa amarillista. ¿Por qué México, mi país y por qué Nuevo León, mi estado está depen- diendo de mi decisión de cambiar internamente, de manifestar mi descontento, de apoyar lo bueno y valioso que hay y de ayudar a mejorar lo que está en mi mano y en mis capacidades para cambiar el estado de cosas que nos está estran- gulando a los que aquí vivimos? No hay respuestas, solo más preguntas. Reflexionemos. Evasión alienante
  • 74. 66 Comienzo haciendome una pregunta, si fuimos un gran país en otros tiempos ¿por qué no podemos volver a serlo? El tener curiosidad por descubrir de dónde vengo y qué me antecedió, me ha ayudado a saber cómo soy, y por qué soy así. Me he podido conocer más sacando conclusiones de cómo y quiénes fueron mis antecesores. Mis ances- tros. Por ejemplo, ¿por qué volví a Monterrey que fue fundado por Diego de Montemayor, mi doce veces abuelo? Y si él fue valiente, arriesgado y osado, y también ambicioso, algo de eso heredé. También he aprendido que como ley de gravedad, lo que sube, cae. Y eso nos ha pasado a los mexicanos, que en algún tiempo fueron poderosos y grandes en sus logros. Esta misma tierra de donde nos alimentamos, esta región, esta luz, este sol y estas estrellas les llevaron a alcanzar la sabiduría, a llegar a lo espiritual, a adivinar, predecir, a lograr un desarrollo humano y también manifestaciones artísticas, a la abstracción y a la simbolización. Somos de esta tierra, aquí nacimos, aquí vivimos y morimos, es intere- sante ver en qué estado de desorientación, de angustia, de miedo, de peligro estamos. ¿Cómo hemos llegado a imitar las costumbres, los vicios, las trampas del mercado de consumo? ¿Cómo nos han podido seducir y convencer con fala- cias? Podemos y quisiéramos sacar partido a nuestro Ser Mexicanos que tienen un pasado glorioso y que han podido llegar a la espiritualidad, a la verdad, a la belleza y a la bondad como bienes supremos. ¿Y qué hay que hacer sobre los demás valores? Es cierto, encuentro en mis antepasados errores, caídas, luchas, logros y decepciones, pero eso es lo humano. Todos somos impermanentes, dinámicos y siempre en cambio. Sería provechoso pensar en nuestro México que fue grande, en su cultura, ¿y por qué no podemos volver a serlo si así nos lo proponemos cada uno de los mexicanos? Las palabras que escuché “que fuimos grandes en el pasado” ¿por qué no po- demos volver a serlo? México dinámico
  • 75. 67 Deseamos convivir pacíficamente -ya la guerra nos cansó- tanto en las familias como en las naciones y en la vida particular, pero no sabemos cómo lo- grarlo. En España tras la dominación y la invasión de los árabes en el Al-Andalus, conviven moros, judíos y cristianos enriqueciéndose mutuamente. Eran amigos, vecinos y no había mayor problema de estar unos con otros. Me pregunto ¿sería posible de verdad ese paraíso?, ¿Podremos los mexicanos y los estadounidenses vivir en paz? Estoy por decir que en algún tiempo y en algún lugar se está dando este inter- cambio. Los habitantes están buscando lo mejor para sí mismos y para la comu- nidad, buscan vivir mejor. Cada quien trae su historia, sus experiencias y su forma de matar moscas, pero nadie quiere destruir ni acabar con lo que ya está. Si acaso solo mejorarlo, enriquecerlo. No revolucionan pero sí evolucionan. Se está dando respeto, apertura y bastante tolerancia. Existen los que han vivido desde siempre y desean conservar tradiciones, estilos de vidas, fiestas y costumbres tradicionales. Hay quienes llegaron hace tiempo, se han adaptado pero no han dejado de ser lo que son en esencia, sólo que más tranquilos, menos avorazados. Siguen llegando buscadores de paz y felicidad, es especialmente notable cómo se contagian del ambiente. Cómo se ponen a trabajar para educar, mejorar, para hacer mucho por los que no tienen para que alcancen un nivel más digno y hu- mano. Estoy hablando de varias nacionalidades de creencias distintas, de niveles sociales, de razas, de diferentes pieles y edades. Para mí que en el ambiente prevalece el arte, en todas sus manifestaciones, la estética, el orden dirigido, la libertad de creencias y respeto por el diferente. Con mucha libertad se puede ser confiado, no temer, sólo ser precavido. Hay oportunidades para crecer y aprender en todos los campos y aspectos. Existe una inercia y movimiento cultural social que arrastra sin presión o coacción. Algo que tiene este lugar es que es una ciudad pequeña, nos da ejemplo de cómo era el Al-Andalus de los siglos pasados. Y esta ciudad está en su mejor momento para dar un ejemplo al mundo. Este lugar es San Miguel de Allende, Guanajuato, edificado en subsuelo de cuarzo –eso dicen- cuna de nuestra Independencia y de múltiples héroes que dieron su vida por la libertad. Y que en nuestro convulsionado y confundido mun- do es un lugar de magia y encuentro. Convivencia pacífica
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  • 77. 69 Se ha dicho que la infancia es un periodo muy importante para que se formen nuestros rasgos de personalidad, Freud apunta: “Infancia es Destino”. Se inician los miedos, la angustia ante determinados estímulos y también la confi- anza básica. Poder tener una certeza de que el otro puede entendernos, responder ante las necesidades que en la vida se van presentando, la confianza, la primera fuerza que adquirimos para seguir evolucionando y creciendo internamente. El bebé depende totalmente de su madre o sustituto, solo no puede sub- sistir, sin otro se muere: si ese otro no lo cuida, no lo alimenta, no lo cambia. Y más allá de eso: si no lo entiende, si no entiende qué quiere, si no sólo acaricia, su crecimiento es deficiente, no se desarrolla normalmente, no madura. Pero si se dan las condiciones, hay un camino abierto hacia la otra afir- mación, que es “yo quiero” “yo puedo” y esto después traerá la iniciativa “Yo soy”, “yo voy a hacer eso”, “yo voy a determinar esto”. Esto lo lleva a ser una persona laboriosa, trabajadora, que se responsabiliza, que se compromete y se entrega. Entonces está preparada para llegar a tener una identidad, saber quién es, qué quiere, cómo lo puede lograr y hasta dónde puede no hacerse daño a sí mismo, ni a los demás. Este logro es signo de madurez, que lleva a poder ser fiel a uno mismo y a los demás, para ya en el próximo periodo o etapa desprenderse, dar, ser gen- erativo. Pasar las experiencias, verlas más claras, transmitirlas, lo que ha logrado de serenidad, de amor, lo que podemos llamar sabiduría, sabiduría de vida que es la que mayor paz, tranquilidad y la felicidad que esto nos da. Parececiera como si esta teoría fuera una utopía, pero es tan real, que si queremos vamos viviendo esas etapas que son verdaderos logros, esa fuerza interior que sentimos y logra- mos. Si es cierto que infancia es destino, un humano nos da el “imprinting”, el sello, deja la huella de cómo poder desarrollarnos, deja la capacidad de amor. Seremos cada uno de nosotros quienes trabajemos nuestras dependencias, y lo- gremos ser creativos, innovadores, responsables de nosotros, de nuestros con- géneres y del mundo y el universo que nos rodea. Les invito a investigar sobre la teoría de Erik Erikson Ocho Etapas Evolutivas. ¿Infancia es destino?
  • 78. 70 ¡Que importante es en la vida saber para qué somos buenos, qué nos gusta y este es un conocimiento de nosotros mismos para buscar la felicidad genuina, que es como un chispazo que cambia dejando una sensación de paz y bienestar. Qué gratificante es pasar la vida haciendo lo que te gusta, hacer lo que te gratifica internamente, lo que te hace sentir a gusto, lo que te da la sensación de que vales y ver los resultados. A medida que vas experimentando diferentes estados, sensaciones, deseos, sabes qué es lo mejor para ti, esto si tomas la vida con profundidad. Si te das cuenta que es importante capitalizar lo aprendido de ti mismo, que todo va cambiando, que todo es impermanente y que está en ti sacar una lección de superar una etapa en donde te encuentras, para preparar la que sigue. Claro que tienes que lograrlo, es un conocimiento que implica esfuerzo, se va pagando un precio, el de aprender con esfuerzo, de superar las cosas que se te presentan, que tú lo decides. Y que automáticamente se va a convertir en logro, en un sentir, estar contenta contigo, con tu cuerpo, con tu mente y con tu espíritu. Es una corriente interna siempre cambiante, desaparece, se transforma, trae nuevos logros y así vamos adquiriendo destrezas para vivir más conectados por dentro. Hay veces que nos engañamos, cuando no hay contacto verdadero con el ser que somos. Cuando vivimos alienados, tentaleando como ciegos, sin dar en el blanco, podemos pasar así la vida entera. Y esto por supuesto, produce vacío, un vacío de falta de contacto, de anestesia psíquica, y por la vida vamos como fantasmas. Es un camino de la existencia nuestra, y es una oportunidad de conocer- nos mejor, por el exterior al interior. Y viceversa. Saber para qué somos buenos, hacerlo y con ello lograr un sentimiento de bienestar para después transmitirlo a los demás y lograr un mundo mejor. Existir y caminar al interior
  • 79. 71 Arte que comunica al interior Sabemos que existe arte en lo que nos rodea. La palabra la usamos como meta a alcanzar: decimos también el arte de vivir, es decir, que la misma vida se puede convertir en arte, cuando hay unión de cuerpo, mente y espíritu. Creando, utilizando herramientas para lograr que el vivir de frutos. Se manifieste, se contacte en forma consciente e inconsciente con la naturaleza, con los seres humanos, con los animales, con las plantas, y trabajando en favor del cosmos del planeta, y de nuestro microcosmos. Hay ciertos requisitos o condiciones para que la vida resulte una obra de arte. Hablando en sentido figurado, en lo individual, tener conciencia es saber para qué vivimos, dar sentido al existir, otra es, qué queremos hacer de acuerdo a lo que somos y podemos capitalizar y aprovechar de las experiencias, valorar lo que somos, lo que queremos, y que las metas y lo que hacemos sean congru- entes. Hay quien cree que la verdadera obra de arte se logra con la muerte, y es válido, otros piensan, que en la vida nunca vamos a lograr la perfección ya que todo está en continuo cambio y evoluciona. Cuando estamos, ya no estamos, pasamos a algo diferente. El arte más que para entenderlo, es para sentirlo, pasarlo de lo externo a lo interno, para simbolizar, lo concreto se eleva a lo abstracto y hay una cor- respondencia adentro afuera, pero en forma simbólica, que es propia del ser humano. El arte de vivir es estar, ver, tocar, sentir, transformar, jugar, sentirse in- merso, viviendo cada minuto y segundo de la existencia en el momento pre- sente. Sentirse uno mismo.
  • 80. 72 Aceptación Cuando estamos con alguien más o en grupos surgen difer- encias de opinión y distintos puntos de vista. Frente a las opiniones opuestas tenemos dos caminos, resistirlos o abrazarlos. Si los resistimos provocaremos un conflicto entre el yo y el otro, y si los aceptamos los podemos integrar como agentes dinámicos y originaremos una transformación alquímica en el interior del yo. En todos mis juicios sobre ti, hay un juicio sobre mí mismo, si pienso que tengo yo la verdad y tú no, crearé una separación, un sufrimiento que se instala en mi vida. Y lo mismo sucede si te doy la verdad pero yo no la poseo. En la reali- dad, los dos tenemos una parte de verdad y una parte de ilusión. Si acepto tu experiencia como cierta, también veo desde dónde estoy yo, tus percepciones y las mías son válidas desde donde las vemos. Si podemos esta- blecer primero la igualdad, los dos tenemos validez entonces el conflicto, la com- petencia, la rivalidad, no permanecerán entre nosotros. No necesito sentirme igual, no necesito cambiarme, ni vivir según tus premisas, ni querer cambiarte a mi criterio. Para amarte debo aceptarte tal como eres y esto es tan profundo como aceptarme a mí misma tal como soy. Esto lleva años de esfuerzo, de introspección, silencio, experiencias dolo- rosas para aprender, y en deseo caminar en la vida hacia la aceptación de tí y del género humano. Lo principal es permitir respetar lo que sientes, lo que piensas, aún cuando no me guste o no esté de acuerdo. Cada quien debe aprender de su propio dolor. No responsabilizarse del dolor ajeno, de las experiencias ajenas, de los pensamientos y sentimientos. Yo me responsabilizo de lo mío y tú de lo tuyo. Nos respetamos. El acuerdo nunca es la única opción, sino respetar nuestras experiencias, sentir que el otro nos acepta tal como somos. Esto nos motiva a adoptarnos el uno al otro a no imponernos ni dejar que se nos impongan. Aceptar nuestras diferencias es honrar a la humanidad y bendecir mutuamente la experiencia que compartimos. Cuando se aceptan las partes, el todo empieza a tomar forma y re- sulta más fácil comprender y apreciar el significado de las partes. Un mundo que pretende conseguir un acuerdo encontrará conflicto y sectarismo. Un mundo que proporciona un espacio seguro a la diversidad encontrará la unidad esencial.
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  • 82. 74 Comenzaremos por considerar cómo sentirnos bien con nosotros mis- mos, el doctor Jorge Carvajal dice “en la soledad, el silencio, estar con uno mismo cada día”, es maravilloso pasar minutos con nosotros, este es el comienzo de la meditación, es tender una puerta hacia la verdadera salud, es acceder al altar interior, al ser de adentro. Se recomienda poner el despertador veinte minutos antes de levantarse, para no robarle el tiempo a las ocupaciones, si dedicas no el tiempo que te sobra, sino los primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco, descansado, sin preocupaciones. Ese tiempo o pausa te va a recargar porque en esta pausa habita el potencial del alma. ¿Cómo podemos vivir y sobrepasar la angustia? La angustia se vence o domina cuando entras a tu interior, cuando te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. Cuando no somos lo que queremos ser, se produce angustia. Vivimos a veces en el “debo ser”, “debería ser”, y no somos. Y esto pro- duce estrés, que es el mal de la época en que estamos viviendo, ¿y qué produce estrés? la competitividad, el querer ser perfecto, o mejor que los demás: imitar, ser algo único y mejor. Si quieres ser único, sé tú mismo, no copies. Se original, auténtico, no seas fotocopia de nadie. El estrés perjudica el sistema inmunológico. Cuando el estrés te permite estar alerta, despierto en las crisis y aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia, entonces podemos decir que el estrés es una ayuda, es un detonante para crecer en todos sentidos. Hay que dosificarlo y estar consciente, hasta dónde y qué tanto. Diferentes conceptos de enfermedad
  • 83. 75 Estábamos hablando sobre la salud: mental, física y espiritual. Ahora vamos a hablar de ser y no aparentar, ser en vez de tener. Darle un tiempo de cada día a nuestro cuerpo, ejercitarlo, dedicarle lo que éste te pide en favor de tu salud. Darle tiempo a la mente, aprender algo de provecho para ti mismo. Al espíritu contactarlo y entrar adentro, estar con nosotros mismos, y sacar nuestra verdad y nuestra esencia, conocernos cada día. Tenemos que aceptar la enfermedad porque somos humanos. El fracaso y el éxito son dos maestros, cuando eres aprendiz debes aceptar la lección de la enfermedad, e incorporarla en tu vida. La enfermedad es causa de que cada vez más personas sufran de ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se convierte en un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que viene cuando buscamos con insistencia en los acontecimientos externos, cuando necesitamos múltiples apoyos que son muletas, apoyos externos, cuando no in- sistimos y persistimos en la búsqueda interior. El no aceptar la soledad, el no convertirnos en nuestra propia compañía, da por resultado el vacío que tendemos o buscamos llenar con cosas, con pose- siones que no nos dejan más que un vacío que va en aumento. Cuando aceptamos nuestras emociones positivas y negativas, cuando conociéndolas las transformamos y las hacemos fluir para que no se estanquen y podamos transformarlas, canalizarlas para que lleguen de nuestro corazón a la cabeza. Lo que existe es amor, pero éste toma forma de temor, y es destructivo. El amor que por miedo se aferra, se apega, sobreprotege a otros, amor tóxico, destructivo, o bien, un amor creador desprendido, libre, que produce salud, bienestar en unos momentos y en otros, lucha, fuerza y logro. Ser y no aparentar
  • 84. 76 En el conocimiento y la cultura no solo hay esfuerzo, sino también pla- cer. Con el conocimiento y con la cultura sucede que puede llegarse al éxtasis. Dónde investigar, estudiar y aprender ya no es un esfuerzo, sino es puro gozo. ¡Qué bueno que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!, ¡Qué bueno sería si en la canasta de la calidad de vida que El Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectu- ales! No porque sea elegante, sino porque es placentero, porque se disfruta con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines. No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices. Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers, En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva, y de cajas de electrodomésticos. No tengo nada contra esa visión pero no es la única posible, también podemos pensar en un país donde la gente elije arreglar cosas en lugar de tirarlas, elije un auto chico en lugar de un auto grande, elije abrigarse en lugar de subir la calefacción. Despilfarrar no es lo que hacen en las sociedades maduras. Vayamos a Holanda, se ven las ciudades repletas de bicicletas, ahí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los que prefieren las novedades y son frívolos. Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir al trabajo, pero tam- bién para ir a los conciertos, a los parques. Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alienta tanto de consumos materiales como intelec- tuales. Hasta aquí José Mujica Presidente del Uruguay. Palabras de José Mujica, presidente del Uruguay
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  • 86. 78 Momentos Cada vez me convenzo más que no es el lugar, ni es el día, ni la hora, ni lo que me rodea, sino que es lo que traigo adentro, lo que soy, y llevo conmigo a donde voy lo que le da tono a mi vida. Antes el afuera me influía en forma au- mentada o disminuida. Por ejemplo el domingo era mejor que el lunes. Porque yo esperaba ese día cosas mejores, más novedosas, me hacía ilusiones, expecta- tivas, que a veces se cumplían y otras no tanto. Y dependía mucho de eso. También ha habido unas horas en las que sentía más influida por el am- biente, por ejemplo el atardecer, cuando se acaba la luz, el sol se va, me hacían sentir más la necesidad de buscar con quién empezar a pasar la oscuridad. Res- pecto a las horas, las semanas, y a los años, pasaban a veces lentos y otras a prisa. Eran fáciles o difíciles. Pienso que hubo un cambio en la percepción de este tiempo y del espacio. Creo que ha de influir que ahora, día y noche estoy conectada conmigo misma, me llevo a donde voy, me siento acompañada por mí misma y así me comunico y estoy más en contacto con todo lo que me rodea. No hay demasiada distancia, ni demasiada cercanía, las cosas y las personas están a distancia más conveniente y manejables. Al estar en un lugar, que antes era el paraíso, lo nunca visto y que me producía un placer exagerado, esto me sacaba de mí. Sí, era placer aumentado. Las cosas que me daban problemas, por lo contrario, disminuían mi ser, mi au- toestima y eran determinantes en el estado de ánimo por tiempo prolongado. Lo que ahora es como entrar y salir de una ola que me sumerge pero me vuelve a sacar con su mismo impulso. El estar en contacto con mi interno, el llevarme como compañía insepa- rable, el no perderme tan seguido, ha cambiado mi percepción. Ahora hay belleza, más tranquila, más serena, más vivible, más fácil de sentir y transmitir. Más natural.