El documento presenta una línea de tiempo de la Iglesia Anglicana, comenzando con José de Arimatea lavando el cuerpo de Jesús después de su crucifixión y enterrándolo, luego llevando el cristianismo a Gran Bretaña. La línea de tiempo continúa a través de los siglos XI-XIII y culmina con Enrique VIII separando a la Iglesia de Inglaterra de Roma en el siglo XVI y confiscando tierras y conventos de la Iglesia Católica.