La dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983 implementó una censura a la literatura infantil prohibiendo y sacando de circulación libros que consideraba promovían actitudes "subversivas". Tres ejemplos fueron "La torre de cubos" de Laura Devetach, acusado de fomentar la desobediencia, "Un elefante ocupa mucho espacio" de Elsa Bornemann, por relatar una huelga animal, y "El pueblo que no quería ser gris" de Beatriz Doumerc y Ayax Barnes, por oponerse