El documento analiza cómo la publicidad en el siglo XXI moldea la subjetividad infantil y promueve el consumo entre los niños. Define a los niños como clientes e ignora la diversidad de infancias. Presenta un mundo idealizado sin cronometro donde los niños solo deben divertirse y consumir, negando su complejidad como sujetos.

2. A partir de las tres últimas
décadas del siglo XX la
consolidación del
marketing, los cambios
sociales y el notable
retroceso del Estado
convirtieron a la sociedad en
un ámbito privilegiado para
el
CONSUMO, MOLDEANDO
al INDIVIDUO.

3. En el siglo XXI, los
medios y el mercado se
convierten en nuevos
agentes de socialización
y aportan una nueva
acepción:
“EL NIÑO COMO
CLIENTE”

6. Dan testimonios directos
de la vida infantil y una
idea de chicos
divirtiéndose en cualquier
momento y lugar.
El poder de seducción es
poder espiar a otros y
darle a la publicidad
carácter de verdad.

7. La publicidad no solo
proporciona productos
o accesorios, también
intentan definir el
juego a plantearse con
y a partir de él.

8. LA PUBLICIDAD
PERTENECE A UN
PROYECTO CULTURAL QUE
TIENE COMO FIN
LEGITIMAR UN
DETERMINADO TIPO DE
SUBJETIVIDAD.

10. Promocionan un mundo de nenes y nenas,
invitando a participar de él. La misma
experiencia y los procesos mentales de la
niñez hacen del pasado algo breve, débil y
difuso.

11. Se presenta un
tiempo sin
cronometro.
Se designan cuales
deben ser los
sentimientos o
problemas de la
niñez.
Se niega a los
niños como sujetos
completos.
Ignora la
diversidad de
infancias.

12. Se descalifica al
adulto en su rol y se
lo expulsa de la
pantalla.
Se apela al deseo
infantil de eliminar
toda norma impuesta
desde fuera.
Las publicidades
suelen ser
benevolentes con los
adultos cuando son
los que ofrecen la
oportunidad de
consumo.

14. LA INFANCIA CONSERVADORA.
La publicidad rehúye al
prototipo de familia
nuclear.
En la publicidad para
niñas predominan los
ciclos de la actividad
domestica.
En la publicidad para
niños prepondera la
valentía, las agallas, no
hay rutina.
Con los productos en
primer lugar, la
publicidad pondera la
autosuficiencia y la
instala como valor.