Simón Sáenz era un español arrogante y autoritario que ocupó un cargo político en Quito. Tuvo una relación con Joaquina Aizpuru, con quien tuvo una hija llamada Manuela Sáenz. Simón despreciaba a los criollos y se enorgullecía de su poder. Su actitud autoritaria empeoró durante la rebelión en Quito, cuando encarceló a los líderes rebeldes y se ensañó con los vencidos. Aunque podía ser condescendiente, consideraba a su hija Manuela como necia