El positivismo surgió en la mitad del siglo XIX en Francia de la mano de Auguste Comte, quien propuso establecer leyes invariantes para explicar tanto el mundo natural como social. Comte clasificó las ciencias en una jerarquía que iba de las más abstractas a las más concretas, colocando a la sociología, como ciencia social, al final de la escala. En su obra Curso de Filosofía Positiva expuso la ley de los tres estados que describe la evolución de las sociedades desde la teología hasta la ciencia